El Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) alertó que la sequía y sus consecuencias emergen como una luz roja de alerta para la economía uruguaya en este 2023, según un boletín realizado por el think thank donde presentaron sus perspectivas para este año, y en el que asociaron distintos aspectos de la coyuntura con los colores de un semáforo.
El estudio señaló que las consecuencias de la sequía, con el mes de enero más seco en 43 años, afectarán “fuertemente la actividad del sector agropecuario y la contribución al Producto Interno Bruto (PIB) de la generación de energía”. En particular, habrá menor rendimiento de la producción sojera y dificultades en el sector lechero y ganadero. El CED citó estimaciones preliminares del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, que dieron cuenta de una afectación del 1,7% del PIB.
Así las cosas, sobre todo en el primer semestre del año, habrá incidencias negativas tanto a nivel de las exportaciones como de las dinámicas de los precios internos.
Las luces amarillas
Dentro de las luces amarillas, el CED ubicó al sector exportador, la inversión y el mercado laboral.
En cuanto a las exportaciones, que en 2022 fueron récord incluso superando la marca anterior de 2021, los cierres en China por la política de Covid Cero y la caída de diversos precios, sumado a la disminución del tipo de cambio real, generó una situación de peor desempeño relativo en los últimos meses que, según el CED, “podría extenderse por rezago hasta la primera mitad del año”.
Por su parte, también se espera que un aumento de la demanda por parte de China pueda empujar un reimpulso de las exportaciones en el correr del segundo semestre.
Además el comienzo de la producción de celulosa en la planta de UPM en Pueblo Centenario “impulsaría las exportaciones a partir del segundo trimestre”, así como también se espera un rebote en el sector turístico por el cese de la emergencia sanitaria, y que continúe el dinamismo por parte de las industrias tecnológicas.
“El plano de la inversión estará marcado este año por la finalización de la construcción de la planta UPM 2 y sus obras conexas, las cuales venían apuntalando este componente del PIB desde 2020. Si bien el punto anterior significará un desimpulso de la inversión en términos agregados, se espera que la misma continúe dinámica”, sostuvo el informe.
Pese a eso, el informe sostuvo que Uruguay sigue siendo una plaza atractiva para la inversión extranjera y destacó la posibilidad de llevar adelante proyectos que impliquen cooperación entre el sector público y el privado, aunque la inversión estatal “no repetirá la dinámica creciente mostrada a fines de 2022”, señaló el documento.
El CED también advirtió que “la recuperación cíclica del mercado de trabajo parece estar llegando a su fin, en línea con el menor dinamismo esperado de la actividad”, por lo que “el nivel de ocupación actual podría constituir un nuevo equilibrio en el mercado de trabajo de difícil reversión”.
Recuperación salarial y baja de la inflación
El boletín macroeconómico del CED apuntó a la recuperación salarial como la luz verde del semáforo de la economía uruguaya en 2023. El informe sostuvo que este año “se consolidaría” lo iniciado en el segundo semestre de 2022, junto con una caída de la inflación, que la organización prevé “cercana al techo del rango meta del BCU a mediados del año”, lo que implicaría un Índice de Precios al Consumo en el entorno del 6%.
“La recuperación del poder de compra del salario, la mejora del ingreso de los hogares, así como las eventuales rebajas tributarias contribuirán a un mayor dinamismo del consumo respecto a lo observado en los años previos. En la misma línea, la debilidad del tipo de cambio continuaría estimulando la compra de bienes inmuebles”, concluyó el CED.