Seis oligarcas rusos, muy cercanos al presidente Vladimir Putin, murieron en circunstancias un tanto misteriosas desde el comienzo de la Guerra de Ucrania, según informa el diario francés Le Figaro.
Estas muertes en algunos casos fueron atribuidas a suicidios, en otros hay sospechas de asesinatos encubiertos, según fuentes que dijeron tener conocimiento de los métodos de venganza llevados a cabo por el Kremlin.
Todas estas víctimas tenían en común el hecho de que eran ejecutivos de grandes empresas energéticas rusas, como Gazprom. Según el periódico galo, existe la posibilidad, de hecho, de que algunos de ellos se hayan suicidado por miedo a la quiebra a causa de las sanciones aplicadas por Occidente, tras la invasión de Ucrania. Algunos de ellos, sin embargo, podrían ser asesinatos, cometidos como “castigo a los traidores” al gobernante.
Le Figaro destaca a seis millonarios rusos que fueron encontrados muertos junto a sus familias en circunstancias que la investigación policial no pudo esclarecer por completo, en todas las cuales se insinúa un suicidio o un crimen familiar. Sin embargo, el misterio se profundiza dado el perfil de las víctimas y su proximidad al Kremlin.
Sergey Protosenya, de 55 años, director ejecutivo de la segunda compañía de gas más grande de Rusia, Novatek, fue encontrado muerto el 20 de abril. Apareció en el jardín de su mansión en Lloret del Mar, España. Había muerto por ahorcamiento y, junto a él, estaban los cadáveres de su esposa Natalya (53 años) y su hija María (16), quienes fueron apuñaladas. La policía española investiga la hipótesis de un doble homicidio, seguido del suicidio de Protosenya, un oligarca que tenía una fortuna valorada en más de 400 millones de euros.
El día anterior, el 19 de abril, los cuerpos de Vladislav Avaev, quien había sido vicepresidente de Gazprombank y ministro del Kremlin, y su esposa e hija, fueron descubiertos en un apartamento de Moscú. Los cadáveres habían sido baleados con un arma encontrada junto al cuerpo del hombre, y el apartamento estaba cerrado por dentro, por lo que la teoría del suicidio cobra fuerza.
Los casos de Protosenya y Avaev son los más emblemáticos, pero a finales de enero llamaron la atención cuatro muertes. Leonid Schulman, el director de Gazprom, de 60 años, fue encontrado muerto en el baño de su casa en San Petersburgo. Junto al cuerpo había una nota que sugería suicidio.
Curiosamente, el subdirector de Gazprom, Alexander Tyulyakov, de 61 años, también fue encontrado ahorcado en su casa, también en la región de San Petersburgo. Similar suerte corrió el magnate petrolero Mikhail Watford, de 66 años, encontrado ahorcado en el garaje de su mansión en las afueras de Londres.
Más extraño fue el caso de Vasily Melnikov, quien había sido empleado de la empresa de equipos médicos MedStom. Melnikov fue encontrado muerto junto a su esposa y sus dos hijos (de 4 y 10 años) en un apartamento de la ciudad rusa de Nizhny Novgorod. En el lugar no se encontraron señales de copamiento o lucha.