Pese a que se especulaba con una extensión horaria en las clases tras las vacaciones de julio, las autoridades decidieron seguir con el mismo horario restringido que se aplicaba hasta el momento.
Así lo confirmó el presidente del Codicen, Robert Silva, en una nota de Tomer Urwicz para el diario El País.
La prensa había consultado ayer al respecto al ministro de Cultura, Pablo Da Silveira, que afirmó que "la parte de agregar días es lo más fácil, porque se puede hacer sin cambiar los protocolos".
"La parte de aumentar la cantidad de horas de clase por día va a requerir alguna decisión más precisa, pero vamos yendo en esa dirección", dijo.
Según narra el artículo del matutino, fue el Grupo Asesor Científico Honorario el que recomendó al Gobierno no extender las horas, en vistas de los brotes de Covid-19 que han surgido en las últimas semanas (coincidentes con la reapertura de varias actividades)
Tal cual había afirmado Da Silveira, sí se ganará un día presencial. Hasta ahora, los miércoles eran un día dedicado a la desinfección de los locales, sin clases.
A partir de ahora, las escuelas y jardines rotarán a sus alumnos: la mitad irá tres días a la semana y la otra mitad los otros dos, y a la semana siguiente se hará a la inversa. Eso significa que de diez días, tendrán cinco con clases presenciales (hasta ahora eran cuatro).
La situación es distinta en las escuelas de tiempo completo, donde los niños irán los cinco días de la semana. La mitad del grupo irá en la mañana y la otra en la tarde.
En los centros de tiempo extendido -talleres de mañana y clases de tarde- también habrá clases presenciales los cinco días, solo que la mitad de los alumnos irá a talleres tres días a la semana y dos días a la semana irá a clases de tarde. La otra mitad hará lo opuesto y se irán turnando en las semanas.
Laica, gratuita y ¿obligatoria?
Tampoco se hizo lugar al pedido de que la asistencia a clases sea obligatoria, como pretende el Consejo de Primaria, por ejemplo.
Pablo Caggiani, consejero de Primaria, dijo a Montevideo Portal que se había pedido rever la asistencia voluntaria porque si están dadas las condiciones para abrir escuelas, "una de las maneras de garantizar el derecho a la educación es que sea obligatoria, preservando siempre a los niños que conviven con grupos de riesgo".
"La asistencia voluntaria, en esta modalidad de menos días y menos horas, hace que los arreglos de cuidados de la familia provoquen que los gurises más vulnerables sean los que menos asisten", dijo.
De hecho, explicó que si se analizan los datos de la asistencia, las escuelas de quintil 1 (de contexto más vulnerable) asisten 15 % menos que las de quintil 5, y que con la pandemia se aumenta una brecha importante ya existente.
Para Caggiani, el motivo de no decretar la obligatoriedad no es sanitario sino ideológico. "Si quieren ir todos los alumnos, la escuela debe aplicar el protocolo, manteniendo la distancia de metro y medio para organizar la presencialidad", afirmó.
Pero la razón no es esa, agregó, sino la de no obligar a las familias en un contexto de pandemia, en caso de que tengan temor de llevar a sus hijos. "Es en el ejercicio de la libertad que se resuelve privar a los gurises de la asistencia a la escuela; es una libertad rara", opinó.
Con respecto a la extensión horaria, Caggiani cree que ahí sí hay una razón sanitaria, que está desde el comienzo en las recomendaciones de la salud, que es la de la cantidad de horas de convivencia en la escuela. "Esa discusión sí tiene un origen sanitario, pero tampoco hay muchos antecedentes en el mundo de cómo se ha retomado", concluyó.