Una persona puede pensar en apagar o prender una luz, usar un celular, o incluso manejar un auto y, solo a través de su cerebro, hacerlo realidad.
No es magia, es tecnología. Y un joven uruguayo acaba de desarrollar una serie de algoritmos para hacerlo posible.
Se trata de Emiliano Álvarez, de 23 años, quien a mediados de junio se convirtió en el primero en recibirse de la carrera de Ingeniería Biomédica que imparte la Universidad Tecnológica (UTEC) desde 2019 en la ciudad de Fray Bentos, Río Negro.
El proyecto final de grado del mercedario consistió en la implementación, el entrenamiento y la evaluación de las conexiones cerebrales que permiten que las señales se traduzcan en movimientos.
Estas señales pueden ser interpretadas por las computadoras para comandar un dispositivo directo desde la mente sin la necesidad de que el cuerpo medie, a través de un proceso denominado imaginería motora.
Por ejemplo, se puede entrenar la mente para hacer funcionar una silla de ruedas sin tener que accionar un botón. Esto se conoce como interfaces cerebro-computadora, ya que conectan al sistema nervioso central con la máquina mediante un código en un software específico.
De la tierra al internet
A 500 kilómetros de allí, y con unos días de diferencia, otra joven uruguaya fue la primera en el país en recibir el título de ingeniera en Control y Automática.
Se llama Pamela Barboza y tiene 24 años. La sede de la UTEC de Rivera es la alma mater de esta profesional, quien se graduó gracias a una tesis en la que logró medir el perfil térmico del suelo a la altura del kilómetro 496 de la ruta 5, donde se enclava este centro educativo.
Allí, en verano, la máxima temperatura en la superficie es de 38 °C. Solo dos metros bajo tierra la máxima desciende 13 grados y se ubica en 25 °C. En invierno, en tanto, la temperatura mínima registrada es de 15 °C.
Estos datos, y muchos otros, fueron obtenidos gracias al llamado internet de las cosas (IOT, por su sigla en inglés), es decir, un proceso mediante el que se conectan objetos físicos con internet para recabar, procesar y sistematizar datos.
En su caso, utilizó sensores de temperatura instalados en el suelo y conectados con un servicio de almacenamiento de datos en la nube para obtener información en tiempo real, y que fue recopilada y analizada con otros datos en línea.
Así, la ingeniera, que tiene la doble nacionalidad brasileño-uruguaya por ser oriunda de la frontera entre Rivera y Livramento, comenzó creando un hardware (la parte física de la tecnología) que funciona para medir la temperatura del suelo.
La información obtenida, que se recabó durante casi un año, es el puntapié de una investigación que buscará analizar la viabilidad de la instalación de intercambiadores de calor tierra-aire para calefaccionar algunos espacios de la UTEC Rivera.
Además, dos de sus docentes emplearán el sistema para caracterizar el suelo mediante un modelado matemático y, así, proyectar detalladamente la temperatura en esa región del Uruguay.
En el caso de Álvarez, su investigación surgió de la Segunda Hackaton de Interfaces Cerebro Computadora organizada por la carrera de Ingeniería Biomédica del Instituto Regional Suroeste de la UTEC. Barboza, por su parte, obtuvo una beca de Investigación y Desarrollo de UTEC que marcó el inicio de su trabajo posterior.
Desde la institución destacaron a Montevideo Portal que la UTEC cuenta con carreras nuevas que no compiten con la Universidad de la República ni con las universidades privadas. Barboza y Álvarez son parte de la primera camada de egresados de estas novedosas titulaciones.
Barboza, además, es la primera persona en cursar una carrera universitaria en su familia, algo que, según la UTEC, es la realidad del 84% de los estudiantes de dicha institución.