Con la identificación de los restos óseos informada este martes, Amalia Sanjurjo Casal se convirtió en la sexta persona desaparecida durante la dictadura cívico-militar que tuvo lugar en Uruguay entre 1973 y 1985.
Las excavaciones para encontrar los restos de los desaparecidos habían comenzado en 2005, por orden del entonces presidente de la República, Tabaré Vázquez, a cargo del Grupo de Investigación de Antropología Forense (GIAF).
En el mismo sitio que aparecieron los restos de Sanjurjo, habían aparecido los cuerpos de Julio Castro en 2011 y de Ricardo Blanco Valiente en 2012.
Castro era un reconocido maestro de profesión y periodista. Estaba casado y tenía dos hijas. Fue detenido el 1° de agosto de 1977, cuando salía de la casa de un amigo, en avenida Rivera y Llambí.
Blanco, en tanto, era de Mercedes, pero vivía en Montevideo. Tenía dos hijos y estaba casado. Luego de ser destituido de UTE, trabajaba como comerciante y era militante del Partido Comunista Revolucionario (PCR). Fue secuestrado el 15 de enero de 1978 y trasladado al Centro Clandestino de Detención y torturas conocido como “La Casona de Millán” y a “La Tablada”, según información del Sitios Memoria Uruguay. El 15 de marzo de 2012 sus restos fueron ubicados en terrenos del Batallón de Infantería Paracaidistas Nº 14, Toledo (Canelones), por el trabajo del GIAF.
Por su parte, según recuerda Sitios de Memoria Uruguay, los primeros restos encontrados fueron los de Ubagésner Chaves Sosa, que fue hallado a fines de noviembre de 2005 en el predio conocido como la “Chacra de Pando”. Chaves Sosa, al igual que Sanjurjo, era militante del Partido Comunista del Uruguay (PCU). Además, era obrero metalúrgico y fue detenido el 28 de mayo de 1976.
“El informe final de la Comisión para la Paz estableció que fue asesinado bajo torturas en esa base, la noche del 10 al 11 de julio de 1976. Las autoridades niegan el hecho y circulan la versión de que se habría fugado el 8 de junio de ese año”, señala el portal mencionado. El 14 de marzo de 2006 tuvo lugar su entierro en el Cementerio del Buceo, fue el primer cuerpo de un detenido-desaparecido en ser recobrado.
Pocos días después del hallazgo de Chaves Sosa, apareció el cuerpo de Fernando Miranda, padre del expresidente del Frente Amplio Javier Miranda. Según consigna el Sitios Memoria Uruguay, Miranda era escribano y docente universitario y tenía dos hijos. También fue militante del PCU y fue secuestrado el 30 de noviembre de 1975. Permaneció desaparecido hasta que sus restos fueron hallados e identificados a principios del año 2006 en el predio del Batallón de Infantería N° 13 de Montevideo.
Por último, fueron encontrados los restos de Eduardo Bleier, de profesión odontólogo, casado y con cuatro hijos. También militante del PCU.
El cuerpo de Bleier, que fue secuestrado en octubre de 1975 cuando vivía en la clandestinidad, fue hallado el 27 de agosto de 2019 en el Batallón N° 13 de Infantería y fue identificado el 7 de octubre de ese año.
Luego de que aparecieran los restos humanos de Bleier, una multitud de personas se juntó en la explanada de la Universidad de la República para despedirlo.
Antes de las excavaciones
Por su parte, otra de las personas desaparecidas durante la década de 1970 fue Roberto Gomensoro. En su caso, su cuerpo fue encontrado el 18 de marzo de 1973 (antes del golpe de Estado de junio) semiflotando en el lago del Rincón del Bonete, pero fue identificado recién en setiembre de 2002.
Así, Gomensoro sería el séptimo desaparecido cuyos restos fueron encontrados.