Por Federico Pereira
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Julio María Sanguinetti inició la última quincena del año con el anuncio de que dejará de ser el secretario general del Partido Colorado a partir del 1° de marzo del año que viene.
Al proclamar que ahí empezará “el ciclo de la renovación”, de cuya necesidad ha hablado en varias ocasiones, el expresidente comunicó su decisión de no ocupar más el cargo al cual llegó tras un pacto político con Ernesto Talvi en 2019, luego de que el excanciller lo derrotara en las internas de ese año.
Tras el anuncio de Sanguinetti, el diputado y dirigente de Ciudadanos Ope Pasquet dijo que “no tiene sentido” que el expresidente deje la conducción antes de las elecciones internas, luego de las cuales los órganos partidarios definirían un nuevo nombre para el cargo. “Hoy por hoy lo deseable es que Sanguinetti permanezca como secretario general hasta que se elijan nuevas autoridades”, comentó este miércoles el legislador a La Diaria, agregando que será un tema a hablar “con él, más adelante”, debido al receso del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
En conversación con Montevideo Portal, el expresidente dijo que recibe “muy bien” lo dicho por Pasquet, tomándolo como un halago personal, pero ratificó su idea de dejar el cargo antes de las internas. Explicó que “lo correcto” es hacerlo en marzo, porque “los ciclos del país” se miden “de 1° de marzo a 1° de marzo”.
Al hablar de cómo accedió al cargo, recordó que era esperable que él fuese el nombre para la vicepresidencia dentro de la fórmula que pasó a encabezar Talvi y que incluso hubiese estado dispuesto a aceptarlo, pero que como el candidato de Ciudadanos “no quería”, le ofreció que él ocupase el cargo de secretario general, puesto que, por votos, hubiese correspondido a un integrante del grupo que hoy encabezan Adrián Peña y Pasquet.
No dio nombres de a quién puede ver como posible sucesor. Señala que eso estará en manos del CEN y que responderá a la fragmentada interna que tiene hoy el Partido Colorado, muy distinta a la que arrojó el escenario de 2019.
Varios tonos de colorado
Sanguinetti explicó que en el Partido Colorado siempre hubo dos tendencias fuertes, hegemónicas, con el ocasional surgimiento de una tercera, y reitera lo señalado a este medio a inicios de diciembre, cuando dijo que nunca hubo “una dispersión” como la que hoy existe en el partido.
“Yo di mis primeros pasos en la política en la época que estaba la Lista 15, con don Luis Batlle Berres y la Lista 14, que eran Óscar Gestido y Jorge Pacheco Areco. Bueno, y el Batllismo Independiente, claro”, comentó, al remarcar que ahora es un tiempo “notoriamente distinto” con “mayor fragmentación”.
Para Sanguinetti, lo más positivo de esa dispersión en bloques y candidaturas es que “trae mucha gente a trabajar que hace unos meses no estaba”. Sin embargo, señaló que también responde a la “mala suerte” que ha tenido su partido en la para él necesaria “renovación” a la que deben apuntar los colorados.
Sobre los seis candidatos que ya oficializaron sus candidaturas dijo pocas palabras, pero afirmó que son todos “excelentes” y “grandes opciones” para los votantes, además de que a la mayoría los conoce “desde siempre”.
Con nombre y apellido mencionó a dos. El primero de ellos ese el candidato de su sector —Batllistas—, el actual ministro de Turismo, Tabaré Viera, de quien destacó su rol al frente de Antel, empresa de la que fue presidente entre 1998 y 2000, y su “gran” gestión como intendente de Rivera (2000-2005 / 2005-2009), que marcó una fuerte “continuidad” en la administración de ese departamento —histórico bastión electoral colorado— gracias al “mismo equipo que se ha mantenido”.
A Robert Silva, candidato que impulsa Ciudadanos, lo elogió como uno de los comandantes de la reforma educativa en este período, que para Sanguinetti fue uno de los puntales del rol de los colorados en este período. Además, destacó como activo positivo su “ambición política”, pero dijo que aún “le falta ampliarse”.
El expresidente de 87 años, que habló de los variados “ciclos” propios de una “carrera política tan extensa” como la suya, apuntó a las fallas en ese proceso de renovación como causantes de que él ocupe el cargo que en marzo dejará. “Yo tendría que estar dedicándome a mis libros y a mis artículos, para que sean un poco mejores; a preparar las charlas que doy, para que me salgan mejor”, manifestó.
Las últimas promesas de esa renovación fueron, para Sanguinetti, las cruzadas electorales de Talvi y de Pedro Bordaberry —quien, a pesar del pedido de varios dirigentes, no se ha pronunciado oficialmente sobre si se presentará a las internas en 2024—. Sin embargo, Sanguinetti opinó que, tras el fallo de ambas, no hay “nombres definidos” para liderar esa renovación.
Espera que surjan tras la contienda de junio y se afirmen en la de octubre, para cimentar la nueva era de la divisa colorada. “Soy optimista”, expresó Sanguinetti, que, a pesar de eso, enfatizó: “No estoy pensando en temas de facción, en lo partidista”.
El foco del dos veces presidente está, según deja ver, en la supervivencia de la coalición y en la victoria electoral del gobierno que su partido integra. “Si al Partido Colorado le va mal, a la coalición le irá mal”, dice, y apunta que lo mismo puede suceder con Cabildo Abierto.
El ineludible camino coalicionista
Sanguinetti recordó esas primeras reuniones con Jorge Larrañaga y con Luis Lacalle Pou en 2018, cuando les planteó la imperiosa necesidad de apuntar a una coalición electoral para alcanzar el gobierno en las siguientes elecciones.
Cinco años después, el dirigente colorado señaló que es tiempo de reafirmar esa alianza de cara a 2024, ahora con la experiencia de la gestión de la administración encabezada por Lacalle.
“El camino es que la coalición se consolide”, dijo, y lo comparó con el proceso que hace décadas emprendieron los partidos que conformaron el Frente Amplio. Ante la repregunta de si el camino debe ser similar al de la coalición opositora, apuntando a una mayor integración de los socios de la coalición, respondió: “El tiempo lo irá diciendo”.
A su vez, consultado sobre si ve un escenario futuro con un lema único a nivel nacional, Sanguinetti afirmó: “No lo veo ni lo dejo de ver”.
Sobre el presidente y su postura ideológica, dijo que no es un “herrerista clásico”, sino que es “un liberal pragmático con conciencia social”. Ahí radica, según Sanguinetti, la cohesión lograda entre ambos socios de gobierno.
“Con el Partido Nacional no tuvimos choques; con Cabildo Abierto sí”, señaló sobre el partido liderado por Guido Manini Ríos. Acerca del Partido Independiente, al que categoriza como un socio “muy importante”, le auguró un buen resultado en las próximas elecciones, que radica entre otras cosas en la “muy buena gestión de [Pablo] Mieres” al frente del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
El líder batllista remarcó que es claro que este gobierno siguió los rieles que marca el perenne “estado socialdemócrata” que es Uruguay.
“El estado batllista sigue ahí”, sostuvo, y añadió que las bases ideológicas de su partido y su derrame en esta administración se ven en la política y la transformación educativa, las empresas públicas en régimen de competencia —que condicen con lo que aboga el “batllismo modernizado” del que Sanguinetti se llama miembro—, así como en la postura internacionalista que tomó el Poder Ejecutivo en este período, que “sigue los pasos” de lo marcado por José Batlle y Ordóñez.
Enfrente, el “Fapit”
“El Pit-Cnt es la fuerza más movilizada del Frente Amplio”, dispara Sanguinetti, al hablar del poder que ejerce la central sindical a la interna de la oposición, cuyo indicio más claro para él fue el nombramiento de Fernando Pereira como presidente de la fuerza política.
“Pereira era un dirigente sindical sensato; [ahora] está hecho un líder iracundo”, dijo el colorado sobre Pereira, del que agregó que continuó la tendencia que tuvieron otros presidentes del Frente Amplio que, asumieron con cautela y luego “se radicalizaron”.
Sanguinetti dice que, en épocas que Tabaré Vázquez o Danilo Astori, comandaban el barco del frenteamplismo, lograban frenar al “sindicalismo de los años 50 y 60” al que continúa aferrándose la central gremial, impulsora de una reforma en la seguridad social que puede “trae peligros al país” de aprobarse. Sin embargo, Sanguinetti confía en que, si bien conseguirán las firmas para el plebiscito, la ciudadanía les dirá que no en las urnas, dado que hasta miembros relevantes del Frente Amplio tienen claro lo que conllevaría la aprobación de la iniciativa.
A Vázquez y Astori los recuerda también cuando habla de que la fuerza opositora sufre el mismo problema que su partido. “El Frente no tiene líderes para la renovación”, expresó, añadiendo que, si bien tiene candidatos con definiciones propias, estos “no son tan distintos” entre sí, en referencia a Carolina Cosse y Yamandú Orsi. De ellos dijo además que no son “líderes” de los sectores que los impulsan.
Escéptico de lo que marcan las encuestas de intención de voto —cita las sorpresas del Brexit, de Trump y de Milei como ejemplo de lo “falibles” que ve que son—, dice que hoy son una muestra más de que “el Frente Amplio está eufórico”, pero que los datos que muestran las demoscópicas —que le dan alrededor de 40% a la oposición— son su “techo”, porque “es todo voto cantado”.
“Estamos en un escenario de empate técnico”, zanjó el saliente secretario general del Partido Colorado.
Por Federico Pereira
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