Eran nueve esquiadores rusos que en febrero de 1959 montaron campamento junto a la Montaña de la Muerte, en la ruta de los Montes Urales. Nunca más fueron vistos vivos. Los cuerpos fueron encontrados una semana después, distantes unos de otros, fuera de las tiendas. Tres de ellos podrían haber muerto por golpiza y los demás de hipotermia. Una de las mujeres del grupo estaba sin lengua y la ropa de varios de los jóvenes presentaba niveles de radiación dos veces más altas de lo habitual.
El incidente se conoció como Paso Dyatlov, en referencia al nombre del líder del grupo, Igor Dyatlov, y nunca fue aclarado. Ahora Rusia ha decidido volver a investigar el caso, que es considerado uno de los grandes misterios de la historia reciente del país.
Muchas teorías surgieron a lo largo de los años: que los excursionistas fueron asesinados por reclusos en fuga, que los mató el KGB y también que se cruzaron con alienígenas hostiles. La historia inspiró series televisivas, películas y libros de todo tipo. Después de 60 años, las autoridades decidieron volver a moverse en los archivos del caso e investigar nuevamente las muertes de los nueve viajeros, todos experimentados esquiadores:
Igor Dyatlov, líder del grupo. Estudiante de Ingeniería de Radio. 23 años.
Zinaida Kolmogorova. Estudiante de Ingeniería de Radio, 22 años. Una de las dos mujeres de la expedición.
Liudmila Dubinina. Estudiante de Economía Industrial de la Construcción, 20 años. La otra mujer componente de la expedición.
Alexander Kolevatov. Estudiante de Física Nuclear, 24 años.
Rustem Slobodin. Graduado en Ingeniería Mecánica, 23 años.
Yuri Krivonischenko. Estudiante de Ingeniería de Construcción e Hidráulica, 23 años.
Yuri Doroshenko. Estudiante de ingeniería de Radio, 21 años.
Nicolas Thibeaux-Brignolles. Graduado en Ingeniería de Construcción Civil, 23 años.
Alexander Zolotarev. Estudiante de Ingeniería Militar, guía e instructor de travesía, 37 años. Veterano de la II Guerra Mundial.
El grupo original también incluía a Yuri Yudin, de 21 años, quien a causas de una lumbalgia causada por una lesión preexistente debió abandonar el viaje antes de la tragedia. Falleció el 27 de abril de 2013.
La fiscalía de la región de Sverdlovsk reabrió el caso la semana pasada. Alexander Kurennoy, portavoz del gabinete del Fiscal General, informó que si bien la investigación criminal se ha cerrado, hay que querer saber lo que pasó. "Cualquier posibilidad de una pista criminal fue excluida", dijo, según la agencia de noticias rusa Tass. Sin embargo, prosiguen las investigaciones para determinar lo que sucedió con los nueve esquiadores.
El caso se había cerrado en junio de 1959. "Una fuerza elemental irresistible" fue la causa de muerte de los esquiadores bajo la que las autoridades archivaron el asunto, algo que, obviamente, no satisfizo para nada a los familiares de los fallecidos, quienes nuca dejaron de luchar para que el caso se reabriera. Kurennoy dijo también que la decisión de iniciar una nueva investigación se justifica como un intento de evitar que algo similar vuelva a ocurrir. "Si los colegas en la región de Sverdlovsk con la ayuda de expertos no pudieran determinar qué fenómenos naturales causaron la muerte de ese grupo, una tragedia similar podría ocurrir de nuevo", dijo.
La investigación efectuada en su momento tuvo varias lagunas. Eran los últimos días de enero de 1959, cuando el grupo de nueve esquiadores, todos estudiantes y graduados del Instituto Politécnico de los Urales (ahora Universidad Técnica de Yekaterinburg), iniciaron una excursión para esquiar en la montaña Kholat Syakhl, conocida como la Montaña de la Muerte o la Montaña de los muertos. Durante el recorrido, el mal tiempo los hizo desviarse algunos grados de sus rumbo y decidieron montar el campamento para pasar la noche, pese a que sólo les faltaba recorrer diez kilómetros para alcanzar su punto de destino.
Comienza el enigma
Al no recibirse más comunicaciones del grupo, comenzaron las búsquedas. Los equipos de rescate hallaron los cadáveres de cinco de ellos a finales de febrero, a unos 500 metros de una de las tiendas. Los otros cuatro fueron encontrados en mayo. La mayoría de los jóvenes estaban semi desnudos, algunos sin zapatos, otros con ropa que no eran de ellos sino de sus compañeros. Como si hubieran salido apresuradamente a mitad de la noche.
La tienda estaba muy dañada, con cortes pequeños y grandes que se hicieron desde adentro. Un rastro de huellas descendía hacia el borde de los bosques cercanos, pero después de 500 metros estaban cubiertas de nieve. En el borde del bosque, bajo un voluminoso y viejo pino, los buscadores encontraron los restos de una hoguera junto con los dos primeros cadáveres, los de Yuri Krivonischenko y Yuri Doroshenko, descalzos, vestidos sólo con su ropa interior y tumbados boca arriba. El examen ocular previo muestra que las ramas bajas del árbol donde fueron localizados estaban rotas. En el dorso de sus antebrazos y cara se observaron abrasiones presumiblemente provocadas en el intento de estos de trepar al árbol. Este extremo fue confirmado al hallarse sangre y trozos de piel en el tronco del árbol. Entre los pinos y el campamento los equipos encontraron tres cadáveres más, los de Igor Dyatlov, Zinaida Kolmogorova y Rustem Slobodin. Fueron localizados a intervalos separados de 300, 480 y 630 metros desde el árbol.
Igor Dyatlov, también tendido de espaldas, ambos brazos sobre el pecho, de acuerdo a las fotografías de la autopsia. Otras versiones afirman que Dyatlov tenía una rama agarrada en una mano a modo de defensa. A 480 metros del pino fue localizado Rustem Slobodin, caído boca abajo, tenía abrasiones en la cara y entumecimiento en la región frontal. El cuerpo más cercano a la tienda fue el de Zinaida Kolmogorova, tumbado en posición lateral y mostraba abrasiones en la cara y manos y evidencias de congelación. Según sus posturas, los tres estaban tratando de regresar al campamento cuando la muerte les sorprendió. A diferencia de los dos primeros, los fallecidos de este grupo estaban más vestidos pero igualmente descalzos.
La búsqueda de los otros cuatro expedicionarios se prolongó durante más de dos meses. Fueron encontrados por fin el 4 de mayo, bajo cuatro metros de nieve, junto a un arroyo que discurría por un barranco en el interior del bosque y cerca de un refugio improvisado a unos 75 metros del árbol donde fueron localizados los dos primeros excursionistas.
Lyudmila Dubinina estaba de rodillas y con el pecho apoyado en la roca. El agua corría por su cara y las cuencas de los ojos estaban vacías y la lengua ausente. Semyon Zolotaryov fue encontrado en el barranco también con las cuencas vacías. Los cuerpos de Alexander Kolevator y Nikolai Thibeaux-Brignolle se encontraron juntos y abrazados. Los cuatro se hallaban mejor vestidos que el resto de sus compañeros, e incluso algunos llevaban calzado.
Las causas de muerte nunca fueron determinadas por investigadores de la antigua Unión Soviética. Tal como se señala líneas arriba, apuntaron a una misteriosa "fuerza elemental irresistible". Además, los archivos del caso sólo estuvieron disponibles para consulta a partir de los años 1990, cuando la antigua URSS colapsó. Algunos investigadores independientes del caso sospecharon inicialmente que los caminantes fueron víctimas de los Mansi, el grupo étnico que habitaba la región, aunque el lugar donde se encontraron estaba lejos del área considerada 'sagrada' por esos nativos.
Otros consideraron que fueron muertos por reclusos de una prisión cercana, aunque en aquellos días no había ocurrido ninguna fuga. Anatoli Guschin, un periodista local que investigó la historia durante años y publicó un libro sobre el caso, apuntaba a un escenario de víctimas de una experiencia soviética para elaborar una nueva arma, de ahí la radiación encontrada en algunas de las víctimas.
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