Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Juan Manuel López
Diego Ruete dice -alerta spoiler- que es feliz porque hace lo que le gusta, y lo que quiere, y no lo que quieren otros. Por eso mismo, por esa convicción, rechazó a varias marcas importantes de la industria alimenticia, de las que marcan tendencias mundiales. Porque, claro, no comulgaban con su consigna de la educocina. Ante todo, pues, coherencia y valores. La educocina es algo así como educar desde una vía menos convencional hacia la promoción de la alimentación saludable. "Buscamos educar a través de la huerta y la cocina, no sólo en aspectos de salud física, sino también de salud mental. Y utilizando una cantidad de temas que rondan la educación como todo lo que se trabaja académicamente en las escuelas: las matemáticas, la geografía, la historia. Todo eso se puede aprender de una manera más práctica y concreta, con las manos en la masa y los pies en la tierra".
Ruete habla con pasión de su taller Petit Gourmet para que los niños puedan aprender valores como el compañerismo y el respeto, el trabajo en equipo y la tolerancia a la frustración. Y que además de todo eso -como yapa- los niños aprendan a cocinar platos repletos de vegetales. Porque no es lo mismo, advierte, un "alimento" que "comida". Pero su marca -la educocina- no es un guiño a ningún pariente que se llame Eduardo. Es el híbrido entre la educación y la cocina, esa mezcla que lo conquistó y lo ha llevado a practicar el magisterio en varios colegios privados, así como en escuelas y liceos públicos, proyecto recientemente auspiciado por un banco.
Con el nombre de su marketinera consigna a cuestas (aunque más marketinero que un zapallito relleno sea una Big Mac con papas), Ruete primero publicó un libro, luego saltó a la TV con Todos contra mí en canal 12, y ahora dio el paso que nadie esperaba: se convirtió en candidato a vicepresidente por el Partido Digital, un partido cuya única ideología es la transparencia.
-¿En qué momento te decidiste a vivir de la cocina?-
De la cocina exclusivamente no. Yo como educador, en principio, y como cocinero después, me dediqué a resolver un problema que veía primero en los niños y después en las familias: la desconexión que tienen con los alimentos de verdad, con la producción de alimentos, con el origen de los alimentos de verdad. Yo siempre distingo alimentos de comida. Y eso es parte de este problema: la falta de educación alimentaria.
-¿Sos chef o cocinero?
-(Piensa) Yo me defino como educocinero, que es lo que soy. Un educador cocinero. El término chef es jefe, yo acá (en Petit Gourmet) soy el jefe, pero no me hago llamar jefe, ni chef, soy Diego, uno más del equipo, trato de que en esta empresa que tengo todos hagamos todo.
-Pero, ¿qué dice tu pasaporte? ¿Educador o cocinero?
-No me acuerdo... Últimamente estoy poniendo educador, porque más allá de si uso la educación formal o no formal, creo que en definitiva soy un educador, usando herramientas no convencionales como la huerta y la cocina como armas para luchar contra esta falta de educación alimentaria.
"Inventamos el eslogan 'Mucho más que una receta' porque muchos padres nos llamaban y nos decían: 'A mi hijo le encanta cocinar. ¿Cuándo puede ir a cocinar mi hijo?' ¿ o '¿Qué van a hacer?', como si fuera importante qué fuéramos a preparar"
-Chef y educador preescolar, entonces. ¿Cuál es tu vocación?
-Mi vocación es educar. Es comunicar y transformar instancias cotidianas en oportunidades de aprendizaje. Yo tengo un don natural de comunicación, sobre todo con los niños. Desde los 18 años trabajo con niños. En el año 94 empecé a hacerlo. Estudié educador inicial, luego hice la prueba para educación física, quedé en el puesto 27 y me podía ir a Paysandú a hacer la carrera, pero ahí opté por hacer otra cosa. Estudié un año de comunicación en la ORT y me filtró la teoría. Dije: "Esto no es para mí". Yo soy muy de acción, de hacer, me gusta mucho lo audiovisual y por eso estaba ahí, para ser productor audiovisual. Hoy me pasa que veo que generamos acciones audiovisuales muy ricas, que no estamos aprovechando, y ahí tengo un debe.
-Tras ese frustrado comunicador social, ¿nace el cocinero?
-Después de ese "fracaso" como estudiante de comunicación, me fui a estudiar cocina. Estudié dos años de cocina -técnico en gastronomía- y en el 99, recién recibido, me fui a trabajar a un restorán a Punta del Este. Ese mismo año renuncié y me fui a trabajar al Conrad por un enero. En febrero me fui a Los Negros, el restorán de Francis Mallmann en José Ignacio. Pasé dos años allá trabajando, y el restorán cerraba en invierno de lunes a jueves. Entonces de lunes a jueves me iba a trabajar a un colegio como educador, y de jueves a domingo en el restorán.
En el 2002 el restorán cerró, por la crisis económico-financiera, dado que no venían los argentinos que eran el principal público. Y me fui a vivir a Irlanda, después de unas vacaciones en Brasil y Estados Unidos. Viví y trabajé en Irlanda, sobre todo trabajando en la cocina, pero también haciendo otras cosas...
"Los niños van con la receta a la casa -que es nuestro objetivo-, para que cocinen con sus padres, y después me llama el padre y dice: 'Che, hice la tortilla voladora y no la comió'. Y yo le pregunto: '¿Pero le pusiste onda?'"
-¿Qué otras cosas hiciste en Irlanda?
-Yo fui como estudiante de inglés, porque eso te da el permiso para trabajar. Por eso muchísima gente se va a estudiar inglés a ese país. Y el trabajo que me dieron -porque no sólo te dan el permiso para trabajar, sino que te consiguen empleo- fue como botones de un hotel en pleno centro de Dublín. Ahí estuve viviendo en diferentes lugares... llegué a vivir con seis chinos, compartía el living de la casa con ellos. Todo muy loco. De ahí me fui a España, hice temporada en Menorca, y volví a Uruguay porque se casaba mi hermano. En el casamiento de mi hermano conocí a mi mujer, ese verano lo trabajamos en Playa Verde juntos, levantamos el club social de Playa Verde, ahí dí mi primer taller de cocina para niños... Ahí nació Petit Gourmet y la educocina, sin saberlo. Todavía no lo veía como un modo de vida.
Pero me fui con Inés (su esposa) un año a Europa, trabajamos un año en la cocina, a full. Trabajamos mucho tiempo en Islas Canarias y temporada en Ibiza, después recorrimos un poco más de Europa, y volvimos a Uruguay.
-Para trabajar en la cocina, me imagino...
-No. Volví a la educación, no a la cocina. Eso era el 2005. No existía un proyecto gastronómico que me sedujera. Estuve trabajando un par de años en un colegio privado, y me sale una oferta más interesante de otro colegio privado, y allá fui. Y nos mudamos a este espacio, que era nuestra casa, y acá le dedicamos un espacio fuera para hacer un taller de cocina para niños. Una vez por semana venían los niños a cocinar acá, y en un momento yo renuncié a ese colegio donde trabajaba. No quería trabajar en un colegio, quería llevar mi idea a varios colegios. Entonces invité a las instituciones educativas a participar de lo que hacíamos acá. Invitamos a las instituciones educativas a hacer esto, como una salida didáctica. Lo primero que hice fue invitar al colegio al que yo había renunciado, los invité para que vinieran gratis. Marketing, fotos, y como es una institución importante, eso contagió a otros. Y empezaron a gustar de esto. Algunos ya hace seis o siete años que sostienen esa visita.
Empezaron a aparecer empresas que querían utilizar la cocina como una herramienta con diferentes objetivos: desde el team-building, la formación de equipos, la comunicación interna, la recreación meramente... Entonces varias consultoras nos contrataron para utilizar la cocina como una herramienta con estos objetivos, y ahí aparecen los adultos, y los colegios que querían que nosotros trabajáramos dentro de las instituciones. Ya son dos o tres colegios donde trabajamos dentro de las instituciones, en horario curricular. Ahora vengo de uno.
-Impusiste la marca educocina. ¿Qué significa? Porque si me agarrás desprevenido, pienso que te llamás Eduardo...
-Me sucede, me sucede... En redes sociales me dicen Eduardo dos por tres: "Che Eduardo, ¿dónde es el próximo taller?" Ahí nace también un claim que tiene Petit Gourmet, que es: "Mucho más que una receta". Nace ese eslogan porque muchos padres nos llamaban y nos decían: "A mi hijo le encanta cocinar. ¿Cuándo puede ir a cocinar mi hijo?" o "¿Qué van a hacer?", como si fuera importante qué vamos a preparar. Lo que nosotros proponemos, además de fomentar el consumo de vegetales, es la manipulación, la experimentación, la motricidad, el vínculo con el alimento y con el resto de los niños, lo social. Es mucho más que una receta.
La educocina es una actividad lúdico, recreativa, educativa, que busca reconectar a los niños con los alimentos de verdad. A los niños era en un principio. Después nos dimos cuenta que son los padres los que nunca tuvieron educación alimentaria, y están alejados de los conceptos que llevan a una forma de vida saludable. No sólo fomentamos el consumo de vegetales, sino el sentarse a la mesa, mirarse a los ojos, a través de una actividad vital, que hacemos los que tenemos suerte cuatro veces al día. Nosotros proponemos esto en familia, en las instituciones educativas. ¿Por qué este mediodía que tercerizamos a empresas para sacarnos este trámite de arriba, no lo transformamos en un momento valioso de aprendizaje? ¿Por qué no usar ese momento, ese espacio y ese tiempo como un tiempo también educativo? Yo les digo a los directores de los centros educativos: saquen a los niños de la clase 20 minutos antes, llévenlos al comedor, que no se usa, saquen a la cocinera y que les reparta hojas de espinaca, que las toquen, que las huelan, que las corten con los dedos... Y esa pascualina ese mediodía, ellos la van a comer empoderados porque fueron parte de ese proyecto. Ni qué hablar si en la institución educativa tienen una huerta y ellos plantaron, cosecharon y cocinaron lo que una vez fue una semilla.
"Vienen niños y yo les reparto vegetales, tablas y cuchillos. Y salta uno y dice: 'Mi mamá no me deja cortar con cuchillo'. Yo miro para los dos lados y le digo: 'Pero yo acá no veo a tu mamá'. Más peligroso que un cuchillo es no saber manipularlo, y desconocer los riesgos que lleva"
-La idea de conectar a los niños con la naturaleza y con una conducta alimentaria saludable, ¿fue lo que te llevó a inventar este lugar, Petit Gourmet?
-Es nuestro estilo de vida, y en principio era nuestra casa también. Este espacio era nuestra casa hasta hace tres años. Pero creció tanto que tuvimos que irnos. Inicialmente, teníamos el taller en un espacio separado de la casa, que fue creciendo, y nos terminó echando... Acá teníamos tres hijos, dos perros, y venían de pronto, 30 chicos a un taller.
-Tarea complicada hacer que a los niños les gusten los vegetales, y los pidan en la casa...
-Sí, sí... y muchas veces los padres creen que una vez que los mandan acá es automático el cambio y esa misma noche están comiendo espinaca o bróccoli. Nos pasa con la tortilla voladora (que es espinaca, zanahoria y huevo) que cuando la hacemos, el 95% de los niños la prueban, la comen y les gusta. Después van con la receta a la casa -que es nuestro objetivo-, para que cocinen con sus padres, y después me llama el padre y dice: "Che, hice la tortilla voladora y no la comió". Y yo le pregunto: "¿Pero le pusiste onda?"
-O te dirán que cocinar así de saludable es caro, o que no tienen tiempo para cocinar...
-El no tener tiempo es un clásico. Y caro es, sí. Pero, ¿más caro cuándo? Más caro ahora. Porque somos los que comemos. Entonces, eso que es más caro hoy, mañana es más barato... por los índices de obesidad, sobrepeso, y las enfermedades que causa comer mal. Eso es caro. No sólo caro para vos y tu familia; es caro para el país.
-Y ese click, ¿se da en una huerta? ¿O la huerta es un espacio más lúdico?
-La huerta es un espacio tan importante como empoderarnos en la cocina, y darles la oportunidad de manejar un cuchillo. Pero mostrarles la magia que sucede en la huerta a partir de una semilla y las formas de vida que conviven en ese ecosistema que es la huerta es un ecosistema mágico... es biología, así como en la cocina después es física, química y matemáticas. La huerta es biología, es geografía (¿por qué esto crece acá y no crece allá?), son oportunidades en torno a esta actividad, que es sana, física y emocionalmente. El que empieza a plantar, no vuelve.
-Tenés rivales duros a la hora de "venderle" vegetales a un niño: por internet y televisión lo bombardean con publicidad de productos de dudoso valor nutricional y más adictivos, como los snacks o una hamburguesa con papas agrandadas, por poner un ejemplo. ¿Cómo se lidia con esas tentaciones que tienen más marketing que un bróccoli?
-Exacto... Nuestro principal enemigo es la desinformación. Somos nosotros los que le estamos haciendo el marketing a todos estos productos sanos, saludables, que crecen en una tierra sana, con agua sana. Parte de lo que hacemos es enseñarle a los niños a respetar la tierra y a respetar el agua, que son los que generan nuestro alimento. Los niños que aprenden inglés, coding, programación, todo eso suma, pero si esos niños están desconectados y no tienen la menor idea de donde crece o cómo crecen, o por qué crecen los alimentos de la forma que crecen, creo que estamos equivocándonos en las prioridades. Así como también hay padres que priorizan su tiempo en otra cosa que no es en cocinar, creo que están perdiendo una oportunidad única de comunicarse y vincularse con sus hijos en una actividad que, como te decía hoy, los que tenemos suerte la hacemos cuatro veces al día.
Los ultraprocesados son un rival difícil, sí, la publicidad engañosa, el no etiquetado o el etiquetado tramposo. Esos son nuestros rivales. Y cuántas veces les dijimos que no a esas empresas que querían que nosotros fuéramos la cara de todo eso. Rechazamos ofertas económicas interesantes de estas empresas. Te hablo de empresas que dominan la industria alimentaria, no es el campesino, el agricultor que planta lo que vos comés. Te hablo del que domina el mundo...
-Dijiste, en nota con El Observador, que más allá de enseñarles una receta, los niños "aprenden habilidades y valores como la responsabilidad, y el desarrollo de la autoestima y la autonomía". ¿Cómo es eso? Porque es bravo hablar de autonomía cuando en la casa deciden los padres...
-Hay un ejemplo clarísimo. A veces vienen niños acá y yo les reparto vegetales, tablas y cuchillos. Y salta uno y dice: "Mi mamá no me deja cortar con cuchillo". Y ahí yo miro para los dos lados y le digo: "Pero yo acá no veo a tu mamá, acá estoy yo y yo te dejo usar un cuchillo". Mucho más peligroso que un cuchillo es un niño que no lo sabe usar, que lo va a querer o lo va a tener que usar en algún momento. Eso es más peligroso que un niño de 2, 3 o 4 años que ya sabe manipularlo, y sabe los riesgos que conlleva. La cocina es un lugar peligroso, es un lugar que conlleva responsabilidad y si nosotros los empoderamos a ellos mostrándoles el peligro, aprenderán.
Cuando empiezo con un grupo que no conozco, siempre les pregunto: ¿Qué es lo más peligroso cuando vamos a cocinar? Entonces tiran: el cuchillo, el horno, el fuego, el horno, la licuadora, la batidora. Y yo les contesto: "Ninguno lo dijo. Lo más peligroso cuando vamos a cocinar es no lavarse las manos". Y por ahí empezamos: la higiene, el cuidado personal, el cuidado del compañero, y la autonomía, la seguridad, la confianza. Llegan niños con 8 o 9 años acá que nunca rompieron un huevo. Me pasó con unos niños que les llevé mandarinas... y no sabían pelarlas. Yo había pelado una, y me dice un niño: "Diego, ¿me hacés una así, como la tenés vos?" Eso es desconexión. Ni que hablar de cómo se llaman los vegetales o qué parte nos comemos de cada uno. Pocas instituciones tienen huertas y les muestran una remolacha, y le dicen: "esta es la raíz, este es el tallo, esta es la hoja". No es común eso. Nosotros acá les mostramos las diferencias entre una hoja de remolacha, una de acelga y una de espinaca. Y les pido que me digan ellos cuáles son las diferencias.
-¿Y los valores dónde están?
-En la paciencia, en la tolerancia a las frustraciones ("¿por qué a él le sale mejor que a mí"?), trabajo de equipo, compartir... Y se fomenta la salud a través de una actividad educativa. ¿Cuánto dinero se ahorraría el Estado si en las escuelas les enseñamos a los niños a plantar y a cocinar? O si les enseñamos la diferencia entre alimentarnos y comer. Los padres no conocen esa diferencia, porque no hay educación alimentaria.
-No sólo trabajás -con el concepto de educocina- en colegios privados que te contratan, sino que también recorrés escuelas públicas, de forma totalmente honoraria...
- Así es. Desde hace ocho años yo organicé un colectivo civil que no tiene figura jurídica, que se llama "Educocina para todos", que es un grupo de voluntarios con los cuales hacemos lo mismo que hace Petit Gourmet, para escuelas, jardines y liceos públicos. Me gano la vida en colegios privados, o con la empresa que quiere festejar el Día del Niño con nosotros. A esos les cobro, yo vivo de eso. Pero además, como creo que es una actividad que creo merece llegar a todos, cedemos nuestro tiempo, nuestro conocimiento y muchas veces nuestro dinero, para ir a escuelas públicas en Montevideo y el interior del país, llevando esto que es la educocina.
Desde hace dos años soy fellow de Ashoka Change Makers y nos ha ayudado mucho con esto. También formo parte de otro colectivo (ahora un poco alejado) que se llama Huertas Colectivo Montevideo, con el que trabajamos también en los barrios y estuvimos en la cárcel de Canelones, con los huerteros de ahí. Ashoka nos apoyó económicamente para tratar de hacer sustentable esto que hacemos, gratis, honorariamente. Este año apareció el (banco) BBVA, y Educocina para todos es apoyado por el BBVA. Nos financia la ida a escuelas públicas en Montevideo y el interior del país, les regalamos delantales a los niños, llevamos las recetas, podemos pagar las macetas, la tierra, los utensilios y los ingredientes. Después de ocho años apareció una empresa que vio el potencial educativo y de salud que tiene esto.
"El Partido Digital no propone una democracia directa, sino una democracia digital. Y es la posibilidad de que todas las personas habilitadas para votar puedan informarse, opinar y llegado el momento votar un tema que les interese".
-Recorrés escuelas y colegios de Montevideo y el interior del país para llevar el concepto "educocina" y educar a los niños a tener mejores hábitos alimenticios. ¿Cuántos centros educativos has recorrido ya y qué lugares te quedan por recorrer?
-Mirá, entre privados y públicos, calculo que nos relacionamos con 10.000 niños por año. Nos falta llegar a algunos departamentos: Artigas, Rivera, Paysandú y Salto, no hemos llegado. Este año estuvimos en Lascano, en Cerro Colorado, en Minas, ahora nos vamos a Nuevo Berlín, Maldonado, hemos estado en Tacuarembó, San José, Colonia, en Cerro Largo...
-En Uruguay, el 40% de los niños padece obesidad, así como el 65% de los adultos. Parece ser un problema grave y que deberíamos atender de forma urgente el de la obesidad infantil... ¿El Estado no se da cuenta o se han hecho cosas para combatir este flagelo?
-La Ley de Alimentación Saludable fue como un puntapié inicial para empezar a transformar eso. Yo fui invitado para ser parte de eso y de la vía alimentaria, pero yo veo todo eso, a los políticos y las organizaciones que se juntan para deliberar, y... yo soy de acción. Es hoy que tenemos que trabajar con los niños en las escuelas. Porque esos niños van a elegir luego meterse en ultraprocesados o comer algo que les hace bien, conociendo las consecuencias.
Las buenas intenciones no alcanzan. Yo soy más de acción y me gusta llevar a la práctica todo este discurso. Estamos atrasados, pero no sólo en Uruguay, en el mundo. Esas estadísticas que vos dabas no son sólo acá, se repiten en todo el mundo. No es un tema de hambre, sino de malnutrición. Las bebidas azucaradas salen más baratas que el agua envasada... Yo estuve reunido algún tiempo con gente del MSP para ver cómo concretar algunas medidas, pero a mí la burocracia me aleja. No estoy para reunirme, y después otra reunión, y otra... No estoy para eso. A mí dame el terreno.
-¿Cómo podrías definir tu participación en Todos contra mí (Teledoce)? ¿Tenías ganas de hacer TV en un rol completamente diferente al cotidiano?
-Yo tuve muchas propuestas, de casi todos los canales, para hacer algo en televisión. Básicamente eran programas de cocina, pero los formatos que me presentaron no me interesaron o no me redituaban en lo económico. A mí me gusta cocinar con los niños, y yo entiendo que si agarraba cualquiera de esos programas -como lo hicieron muchos cocineros- mi visibilidad iba a ser mucho mayor y podía hacerlo un año como una inversión. No lo hice, seguí haciendo lo que hago que es lo que me gusta. Y cuando me invitaron de Todos contra mí me pareció una propuesta diferente. El equipo me parecía simpático, la idea también, y era salir de la zona de confort, pero tampoco de incomodidad. Era una idea original, y me divirtió mucho hacerlo.
-¿Y cómo se da el salto a la política, con el anuncio de que serías el candidato a vicepresidente del Partido Digital?
-Yo soy bastante activo en redes sociales, y en más de una oportunidad manifesté mi simpatía por el Partido Digital (PD). A Justin (Graside) lo conocí hace tres años cuando él me llevó a hacer el TedX, incluso llevó a Daniel Goldman también y nos conocimos ahí. Yo no tenía idea de la existencia del PD en ese momento. Y sin conocerla a fondo, ya me parecía una herramienta disruptiva y necesaria para cambiar en algo nuestra participación y dejarnos de quejar en redes sociales... Dejar de leer tantas quejas y cambiar esas quejas por propuestas. "Ah, ¿no te gusta? Proponé otra cosa".
-¿Qué te sedujo del Partido Digital? ¿La búsqueda de una democracia directa?
-No es una democracia directa, es una democracia digital. Y es la posibilidad de que todas las personas habilitadas para votar puedan informarse, opinar y llegado el momento votar un tema que les interese. No es obligatorio votar sobre todos los temas que se proponen, ni votar sobre cosas que no se conocen.
-Justin Graside, fundador del Partido Digital, me dijo que el que logre la banca en el Parlamento ejecutará lo que decida la mayoría que vota en la plataforma del PD, a contrapelo de su propio sentir o parecer. O sea que es probable que quien vaya a ocupar la banca termine alzando la mano para votar proyectos de ley que él realmente no acompaña...
-Si es lo que quiere la mayoría, es así. Esa es la idea del partido. Y si moralmente va contra sus principios (lo que se está votando), dejo lugar al suplente y que lo haga él. El que está ahí es un mero ejecutor de lo que decida la mayoría. Y que el representante haga lo que la mayoría dice, lo que los representados mandatan, es el valor principal del partido. Al primer caso que no se dé así, se cae todo el PD y se cae todo por lo que muchos de nosotros estamos comprometidos: esta posibilidad de darle voz a la gente y de ser parte de un programa de gobierno.
-El 17 de agosto no se había llegado al quórum para proclamar la fórmula presidencial, al no llegar a 251 convencionales. Hubo revancha el sábado 24 y ahí sí, con 280 convencionales, fue proclamada la fórmula. ¿Y ahora? ¿Por qué van?
-Por una banca, un representante en el Parlamento. ¡Si fueran dos ya es un éxito! Un diputado es el objetivo, y ninguno no sería un fracaso. Sería una semilla que se sembró y...
-Jaja... ¡Metés los conceptos de la educocina en la política también!
-Yo ya propuse en la plataforma: educación alimentaria. Porque todos podemos proponer. Yo ya propuse que en las escuelas se plante y se cocine. ¿Es constitucional? No veo por qué no, y es viable.
-Mucha gente no sabe ni que existe el Partido Digital, o apenas lo escuchó nombrar, pero esas personas no sabe que ellos mismos podrán decidir lo que el candidato del PD decida en el Parlamento y ejecutará lo que decida la mayoría de adherentes, que se pronuncien en una plataforma digital. ¿Por qué sería importante que los uruguayos conozcan al partido?
-Ahora leía en redes sociales que veían a los convencionales del PD levantando la mano, y muchos decían: "¿Son el Partido Digital y tienen que levantar la mano? ¿Por qué no hacen un click?" Porque eso es un trámite burocrático que obliga la Corte Electoral. Ese prejuicio o preconcepto de gente que no sabe, que no conoce ni lo procedimientos de la Corte ni cómo funciona el PD es un tema de educación, de comunicación, de que la gente no lee, y opina sin saber.
¿Por qué sería importante que lo conozcan? Porque se van a dar cuenta que está en sus manos no sólo ser parte de un programa de gobierno con una idea original, viable, sino que también van a poder decidir en el Parlamento cuestiones tan importantes como si quieren que UPM2 esté en Uruguay o no.
"Está en sus manos no sólo ser parte de un programa de gobierno con una idea original, viable, sino poder decidir en el Parlamento cuestiones tan importantes como si quieren que UPM2 esté en Uruguay o no"
-Hoy es una rareza, algo marginal, pero ¿crees que en el futuro el PD irá ganando terreno y se codeará con los partidos tradicionales (incluyo al FA en este concepto)?
-Yo creo que sí. El uso de la tecnología marca ese camino. El 95% de las personas tiene un celular con acceso a internet. Ahora, que ese 95% con acceso a internet le dedique tiempo a decidir el destino del país, eso es un cambio cultural que nos va a llevar mucho tiempo. Pero es una cuestión de educación. La plataforma Mivoz es una plataforma con un lenguaje no técnico, sino accesible para todos, donde vas a poder entender de qué se trata esta ley, con la opinión A y la opinión B. Y no hay que pagar para opinar y votar. Sí hay que pagar una cuota para pertenecer al partido. Pero el PD es transparente con sus cuentas como ningún otro.
-¿Cuál es la ideología del Partido Digital? ¿Es de izquierda o de derecha? ¿O de centro? ¿Comulga con este oficialismo o tiene más sintonía con blancos, colorados, el Partido Independiente o Manini Ríos?
-La ideología del PD es la transparencia. No interesa lo que piense yo, no interesa lo que piense Justin (Graside, fundador y mentor) o Daniel (Goldman, presidenciable). Lo que piense la mayoría, se hace, día a día a través de la plataforma Mivoz y se decide por mayoría.
-Entonces, un día el PD puede acompañar un proyecto netamente de izquierda, y al otro día acompañar una ley que está en las antípodas...
-Sí. Lo decide la mayoría. La ideología es la transparencia y la participación. No figuramos en esa esquema de derecha, izquierda o centro. Estamos más allá de ese plano.
-En un eventual balotaje, ¿a quién votarías vos?
-Yo voy por el cambio. Esto no implica que el PD quiera el cambio. Lo que piense la mayoría lo va a manifestar en la plataforma. Yo personalmente voy por el cambio.
-¿Blanco o colorado te dan lo mismo?
-Blanco o colorado me da lo mismo. Acá hay mucha gente que, como yo, viene votando al menos peor hace tiempo. Hay mucho desencantado. Nosotros no sólo aceptamos con mucho cariño a los desencantados, sino que estamos tratando de encantar a otros también.
-Tenés hijos chicos (Lola de 11, Juana de 10 y León de 2 añitos). ¿Todos comen de forma saludable, o en casa de herrero, cuchillo de palo?
-Con altibajos, todos comen muy bien. Ahora la más grande está media jeringa con alguna cosa, pero son etapas, eh... Y esto se lo digo a los padres también.
-Y si te piden un combo de hamburguesa o en el súper van derecho a una bolsa de papas chips, ¿se los comprás?
-Mirá... ellos son muy conscientes de qué es alimento y qué es comida. Y lo que les trato de inculcar, como a los padres y familias que trabajan con nosotros, es que lo que mata no es el veneno, lo que mata es la dosis. Si eso es tu estilo de vida, estamos mal. Si es una excepción, no es grave.
-Este lugar, Petit Gourmet, lo fundaste hace 15 años con tu pareja, Inés Marracos. ¿Cómo es abrir un emprendimiento y trabajar con tu esposa cotidianamente, negociar todo el tiempo -supongo- y evitar los roces y las peleas?
-No es fácil, no es fácil. Tenemos choques, por supuesto, pero llevamos adelante un estilo de vida que compartimos, entonces tenemos mucha coincidencia y somos muy complementarios. Por ahora la venimos llevando.
-¿Sos feliz?
-Seee, muy feliz... Hago lo que me gusta, hago lo que quiero aparte, no lo que quiere otro.
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]