Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti
Horacio Rubino celebró su cumpleaños número 60 el 24 y el 25 de febrero. No fue un festejo de dos días seguidos de puro parrandero. No, qué va, ya no está para esos trotes. Fue porque a su padre se le pasó anotarlo un 24 de febrero, el día que nació, y fue a hacerlo al otro día. Como debía pagar una multa por el atraso, optó por anotarlo el 25 de febrero, y santo remedio, multa evitada. Entonces, los 24 de febrero lo saluda toda su familia y sus amigos lo saludan al otro día.
La vida de Horacio Rubino comienza con un chiste, un chiste rubinesco.
El muchacho que tenía inclinaciones científicas y una gran vocación por la física nuclear, terminó arriba de un tablado, con la cara pintada, bailando y haciendo reír. Y le gustó. Tanto que estuvo 40 años en carnaval, hasta esta edición de 2022, la última. Decidió bajarse porque “la biología” y la salud le estaban pasando demasiadas facturas, y la familia le reclamaba un verano tranquilo en la playa. Recién el verano próximo bajará a la arena con sus seres queridos.
En su último carnaval como líder de parodistas Momosapiens arriba y abajo del escenario (ahora en la Liguilla de su categoría), Rubino se tomó una tarde en la sede de Daecpu para conversar sobre su mejor carnaval o el más logrado, el recuerdo a “Pinocho” Sosa, por qué no adhiere a militar políticamente, pero sí usar la política como excusa para hacer reír, la importancia de ganar y los límites en el humor.
"Lo mío estaba en una línea y me pude haber volcado a la murga. Visto desde hoy, el parodismo es más completo para los que nos gusta cantar, bailar, y actuar. Creo que la categoría Parodistas fue la correcta para seguir"
-En el anterior Curioso, de febrero de 2016, no te pregunté a qué querías ser de grande cuando eras niño...
-Quería ser físico nuclear. Me apasioné de la física en la escuela, con las cosas que encontré y leí. Y en el liceo realmente me encantaba. Quería hacer esa carrera, pero en ese momento, para seguir el camino de la física nuclear, tenía que irme a Argentina, a Bariloche. Acá no había posibilidad. Mientras que fui estudiante, esa era la meta. Hasta que de casualidad caí en lo artístico, hice teatro, después carnaval. Y arranqué para otro lado, que no tiene nada que ver. Pero hasta el día de hoy me compro libros de física.
-¿Cuándo te enamoraste del carnaval? ¿Recordás el momento?
-Yo fui espectador de carnaval, como cualquiera, y lo disfrutaba, pero siempre del lado del espectador. Nunca pensé en estar arriba del escenario. Iba a ver Los Klapers, Los Gabys, pero como un espectador. Y Carlos Viana, quien me había invitado a hacer teatro en la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ), me dio la posibilidad de ir a Los Klapers, y me termina incorporando nada más y nada menos que para sustituir al “Banana” González, que se había ido ese año. Yo caí en un paracaídas. Me aprendí el guion del “Banana” de un tirón, porque había una función en el Palacio Peñarol. Eso fue a mediados del 81, para debutar oficialmente en el 82. Y caí en ese mundo que conocía desde el asiento del público, y ahí creo que me enamoré del carnaval, porque hasa hoy no pude salir.
-¿Y por qué la parodia? ¿Qué tiene la categoría Parodistas que te puede, más allá de un coro de murga?
-Yo podría haber ido a Murgas, porque en la ACJ se estaba gestando Falta y Resto, y la afinidad en la ACJ era con las dos partas, con Viana, que estaba con Los Klapers, y con el “Piruja” Brocos que estaba ahí y fue uno de los fundadores de La Falta. Y los que estábamos ahí en la asociación, algunos terminamos yendo a Los Klapers y otros a Falta y Resto. Lo mío estaba en una línea y me pude haber volcado a la murga. Visto desde hoy, el parodismo es más completo para los que nos gusta cantar, bailar, y actuar. El murguista, si bien canta y se mueve en el escenario, no se actúa de la misma manera. Creo que para lo que a mí me gusta, que es hacer reír, bailar y actuar a través del humor y el drama, creo que la categoría Parodistas fue la correcta para seguir.
"Yo he hecho chistes en mi historia en carnaval y en Momosapiens, para todos los partidos políticos. En situaciones que generen humor, no panfletos. Y lo he hecho con todos: para buscar la risa"
-¿En qué te inspirás para escribir los textos?
-En cualquier cosa. Uno a veces lo busca desde el lado de la competencia, porque esta categoría, como todas, se define por rubros, entonces elegís un tema que pueda ser bien defendido con el vestuario, con la puesta (en escena), con la música, con el mensaje a transmitirle a la gente, entonces a veces los rubros te condicionan un poco la elección. Pero yo me puedo inspirar en cualquier cosa: en una película que me gustó, en una obra de teatro que me gustó, en un libro, algo que leí, o en algún personaje que me impactó por algo. Por ejemplo, dada mi vocación científica yo hice las parodias de Galileo (Galilei), de (Thomas) Edison, de (Albert) Einstein. Me puedo inspirar por un hecho puntual. Una vez con Enrique Vidal pensamos en hacer una parodia sobre “La caída de los zares” que fue un momento específico, antes de la Revolución Rusa, cuando el final de la época zarista, y agarramos ese momento específico. Y terminó siendo la mejor parodia del carnaval.
-¿Cuánto te importa la política, las noticias políticas, a la hora de pensar tu espectáculo?
-En realidad, la política nos importa a todos, porque es parte de la vida. Por más que alguien diga “a mí la política no me interesa”, cuando opinás de algo que pasa, estás haciendo política. En lo que no estoy de acuerdo es en hacer política partidaria en el carnaval. Yo, cuando he usado la política en alguna parte del espectáculo, lo hice porque había una situación que podía generar humor, pero no como un discurso político, para beneficiar a alguien o pegarle a alguien. A mí me gusta hacer los chistes, no me importa para qué lado vayan, siempre cuando generen humor. Y de hecho, yo he hecho chistes en mi historia en carnaval y en Momosapiens, para todos los partidos políticos. En situaciones que generen humor, no panfletos. Y lo he hecho con todos: para buscar la risa. He hecho caricaturas de personajes del Frente Amplio, del Partido Nacional, el Colorado, todos…
-Pero sos un iluso si pensás que no se usa el carnaval como herramienta política…
-Por supuesto que lo sé, y de hecho, hay grupos que lo usan como una forma de militancia. Y bueno, cada cual hace lo que quiere. Yo no me quiero involucrar directamente. A veces le dedicás dos o tres chistes al gobierno, y te colocan inmediatamente en la oposición. Me ha pasado con todos. Hago chistes de política, pero no por política partidaria, sino por el humor, que en la política también está.
-Hoy decir humor "rubinesco" es porque impusiste un sello: el chiste pavo pero efectivo, que roba una risa, te define. Si vos apelás a hacer reír con ese tipo de humor es porque primero te hace reír a vos, ¿no?
-Un buen humorista primero tiene que saber reírse de sí mismo, y para vos contagiar al público con algo para hacer reír, vos también te tenés que reír de eso y disfrutarlo. Si a vos no te causa gracia, no vas a lograr que le haga gracia al otro. Me pasa con algún componente que de repente no entiende un chiste, o no le hace gracia a él, y ya no te lo hace con ganas. Y se da ese círculo vicioso: un chiste que no está bien hecho y con ganas, no funciona, y el componente entonces, cree que tiene razón: “¿Viste? No andaba”. Pero vos, cuando hacés un chiste, tenés que estar convencido de lo que estás haciendo. Y empiezo por quien lo escribe, yo mismo. Primero tenés que convencerte vos de aquello con lo cual vas a tratar de hacer reír a la gente. Si no estás convencido, no se va a reír nadie.
"En mi caso, mi cuerpo y la biología no están acompañando a las ganas y a lo que yo sé que puedo hacer. Y se me está haciendo cuesta arriba… Me ha pasado en los últimos carnavales que siempre me pasa algo a nivel de salud"
-Este año conmemorás 40 años en el carnaval. Y casualmente, ese número redondo, es coincidente con tu decisión de alejarte del concurso. ¿Por qué? ¿Por qué te retirás, cuando todavía tenés mucho para dar?
-Se compone de varios factores. Dijiste recién que tengo “mucho para dar”. Yo creo que siempre es mejor retirarse dejando a la gente con gusto a que podía haber algo más, que seguir en el escenario y que la gente diga: “Uy, ¡cuándo se va a retirar este! Ya está de vuelta”. Pasa en el fútbol. Cuando se retiró Francescoli, nadie lo podía creer, tenía cuerda para rato, todavía. Pero él decidió, en un momento alto de su carrera, colgar los botines. Y ves casos en el fútbol de tipos que le han dado mucho al fútbol y como no se retiran a tiempo, la gente empieza a decir: “Pah, que se retire ya este tipo, no puede con la vida”. Yo quería hacer lo mismo en carnaval: retirarme antes que la gente me pidiera que me retire.
-Pero hay otro detonante, de salud.
-Sí, hay. También en política está de moda hablar de “la biología”. Bueno, en mi caso, mi cuerpo y la biología no están acompañando a las ganas y a lo que yo sé que puedo hacer. Y se me está haciendo cuesta arriba… (Tose) Esta tos es secuela del Covid -ya estoy de alta-, y me ha pasado en los últimos carnavales que siempre me pasa algo a nivel de salud: o me agarro infecciones, a las que soy recurrente, he actuado fracturado arriba del escenario, he actuado con una vía puesta, este año sin saberlo, yo tenía todos los síntomas de una infección (no tenía fiebre ni dolor de garganta ni de cabeza, aunque sí estaba decaído), pensé que tenía una infección más y no dejé de ir en la primera rueda del concurso, en el Teatro de Verano. Y cuando bajé del escenario, me dicen que los acompañe para hacerme un test. Me hicieron un hisopado, y me dio positivo. Actué con ese decaimiento y siendo positivo Covid en el escenario. Por suerte, antes y después de subir estuve siempre de tapabocas, y ningún compañero se contagió.
-Tu salud ha sufrido mucho en los últimos años, y eso incide en tu retiro…
-Claro, tienen que ver, y cuando sufro algo, no disfruto el carnaval. Hay diabetes, que influye en mi peso, además. Yo de ser diabético tipo 2 pasé a ser insulino-dependiente, así que también me tengo que administrar insulina. Los compañeros me veían llegar a ensayar con una heladerita con insulina, dejarla en la heladera, poner alarma, y todas esas complicaciones. Cuando yo no estoy 100% en carnaval por algún tema de salud, no me hace bien a mí, no le hace bien a mi familia, y creo que no le hace bien al grupo tampoco. Los carnavales en los que he tenido nanas, que en los últimos años fue frecuente, yo no puedo salir esos días a los tablados. Me parece que cuando la cosa se empieza a hacer cuesta arriba, es preferible dar un paso al costado. Voy a seguir escribiendo, pero ya no estar en la misa y la procesión.
-Esto ya te lo pregunté, pero el público se renueva: ¿Cómo es eso de que usás modelos matemáticos para hacer reír?
-En realidad, son cosas que fui descubriendo accidentalmente. Tengo vocación científica, eso ya lo hablamos, y un día viendo unos mecanismos del humor y de cómo funcionaban, yo lo relacioné a la matemática. Te pongo un ejemplo: yo le llamo “la regla de tres”. Vi que determina situación humorística se genera en tres acciones. Surge una primera, una segunda, y en la tercera va el remate. Me pasó probar que en dos no andaba, en una menos, y si lo hacía en cuatro se pasaba el tiempo y tampoco funcionaba. Era con tres. Y lo llamé “la regla de tres”, para asociarlo a algo matemático. Sería levantar un centro, cabecear, y el tercero es el gol, que hace reír.
En Argentina allá me representaba Ruben Scarone, que a mí me conoce de muy chico acá en Uruguay, que fue durante 25 años representante de Les Luthiers. Un día me llevó a conocerlos, fue un orgullo para mí conocer a esos monstruos del humor. Y ellos habían llegado a la misma conclusión que yo, no le llamaban regla de tres, pero era un mecanismo humorístico que se desarrollaba en tres partes, y solo así funciona. Incluso está en uno de sus libros. Y yo pensaba: “Mirá cómo otra gente, que también es muy estudiosa del humor, llega a la misma conclusión, llamándole de manera distinta”. No estaba errado yo. Pero lo advertí experimentando.
"Cuando lo fue a ver Carballo a Pinocho, él le dijo: 'Ahora cuando yo me muera, vos dame color, dame color' y le daba instrucciones sobre lo que tenía que hacer el otro en el programa cuando él ya no estuviera"
-¿Te jode que algunos digan "humor rubinesco" como crítica, como palo, y no como elogio?
-No, para nada. Es lógico, ¿no? Debe haber gente que escucha este tipo de humor y pensará que es bárbaro, y gente que escucha este tipo de humor y dirá que algo es “rubinesco” despectivamente. Cuando estás expuesto, no todo el mundo te va a aplaudir y te va a alabar. Son las reglas. Sí me ofendo si te dicen algo ofensivamente.
-Capaz que te mato, pero elegime un carnaval, un año. ¿Cuál sería?
-¡Pah, 40 años! Yo fui componente, salí en Los Klapers y Los Gabys, los dos conjuntos de parodistas más grandes de ese entonces, pero tener un grupo propio y ganar por primera vez le da un sabor especial a ese año 1998, cuando Momosapiens por primera vez gana el primer premio. Y fue como un mojón dentro de la historia que tengo en el carnaval, porque fue la primera vez que dirigiendo un grupo propio obtengo el primer premio. Ese año hicimos “Los caballeros de la mesa redonda” y “Sacco y Vanzetti” que salió mejor parodia del carnaval, y uno de sus protagonistas era Ariel “Pinocho” Sosa, ya fallecido.
-¿Cómo te afectó la noticia de su fallecimiento?
-Me cayó mal porque nosotros tuvimos diferencias artísticas -nosotros siempre nos llevamos muy bien-, de hecho, Pinocho que siempre fue muy loco y estaba peleado con todo el mundo, conmigo siempre estaba bien. Cuatro días antes de su muerte estuve charlando dos horas con él en el sanatorio, y me pegó mucho las cosas que me dijo, porque él tenía muy clara la situación. Pero te decía: me dolió mucho porque era un tipo joven, con todas sus locuras era un personaje del carnaval al que le dio mucho también (sacaba uno de los grupos más importantes del carnaval, con una hinchada enorme), y me parece injusto que una persona tan joven y con tanto para dar se haya ido así, tan temprano.
Estuve cuatro días antes con él, y él tenía muy clara su situación, me decía: “Yo de esta no salgo”, yo trataba de alentarlo, de darle ánimo, y él incluso me hablaba de cosas que tenían que suceder una vez que él ya no estuviera. Yo no sabía cómo reaccionar. Él tenía decidido todo lo que tenía que pasar después. Yo pasé esta enfermedad de miércoles (NdeR: se refiere al cáncer), lo viví con mi hermana, lo viví con mi prima hace unos años, hay cierta medicación que se les da sobre el final, que parece que levantan y da la impresión que no tuvieran nada. Con mi prima nos dijeron: “Vengan a visitarla mañana, va a estar bárbara, para ustedes va a ser como una despedida”. Y Pinocho estuvo en ese momento, pero la tenía clara. Cuando lo fue a ver Luis Alberto Carballo, él le dijo: “Ahora cuando yo me muera, vos dame color, dame color” y le daba instrucciones sobre lo que tenía que hacer el otro en el programa (Algo Contigo) cuando él ya no estuviera. Hay que tener huevo para hablar así… Otros estarían re asustados, y llorando.
"Ahora no me quita el sueño ganar. Si viene, bárbaro. Sí me quita el sueño dar un espectáculo que no colme las expectativas de la gente. Eso sí me molesta"
-Te cambio de tema… ¿Ves a las murgas más encendidas, más críticas y ácidas, con este gobierno de coalición de centroderecha?
-Creo que sí, pero me parece que se da porque estamos cerca de una instancia electoral. Coincide que en poco tiempo se da un referéndum, y eso le da un material para todos los que lo toman como una militancia. Sienten que tienen que estar pegando. Si en marzo hubiera elecciones departamentales o nacionales (no va a pasar nunca) también sería un carnaval muy combativo. Y claro que al haber un cambio de gobierno hace dos años, también suma. Hablemos a calzón quitado: hay muchas murgas que son de izquierda y obviamente van a criticar mucho más en un gobierno de derecha que en uno de izquierda.
-¿Hay murgas de derecha?
-Creo que en algún momento hubo. No quiero nombrarlas, pero las hubo. En algún momento las murgas de La Unión eran más asociadas a la derecha que a las de La Teja, de izquierda. Sin dudas que la diferencia es abismal: por cada murga de derecha hay 14 de izquierda.
-¿Faltaron palos durante los 15 años del FA en el poder?
-Si yo hubiera escrito, para mí sí. Yo no hago política partidaria, pero podría haber hecho humor con situaciones que nadie tocó, y sucedieron. Yo creo que se podría haber dado algún palo más, por supuesto. Algunos quizás se frenaron y no dieron algún palo porque no les convenía o no querían. Debe haber sido una situación que frenó un poco la crítica.
-¿Cuánto te importa ganar?
-Cuando empecé me importaba mucho, y a lo largo del tiempo me di cuenta que no es lo realmente importante. Sí es importante ganar alguna vez, si no te quedás con un debe importante en el carnaval. Vuelvo al caso de Pinocho (conmigo era con el único que podía hablar, después se peleaba con todos). Yo le decía: “Pinocho, no te ensimismes tanto con el problema este que tenés. ¿Vos qué tenés que demostrar? Ya ganaste todo: ganaste como componente, como director, primeros premios de lo que se te ocurra, figura del carnaval, figura de oro. Vos estás más allá del bien y del mal, yo también. No tenés que demostrar nada, no te hagas mala sangre”.
Vuelvo a mí: ganar no es lo más importante. Esta bueno alguna vez ganar, claro. Ahora no me quita el sueño ganar. Si viene, bárbaro. Sí me quita el sueño dar un espectáculo que no colme las expectativas de la gente. Eso sí me molesta.
-¿Cuánto dinero invertís por año en Momosapiens?
-Este año todavía no pasé raya. En un año normal -este no lo es y ha bajado todo-, pero en un año normal, se puede gastar, si querés competir en esta categoría, entre 600.000 pesos y un millón de pesos.
-¿Y cuánto recuperás?
-A veces nada, a veces utilizás toda la publicidad, todo el premio, y capaz te queda alguna cuenta. A veces lográs un sponsor más alto o ganás, y por ahí te podés quedar con algo… Pero si esto lo manejara un contador como si fuera una empresa te diría: “Esta empresa no es viable. No haga esto porque no sabemos si te va a dar resultado”. Hay años que me fue un poquito mejor, años en que me fue un poquito peor, años en que perdí fortunas. Nunca lo sabés, eh.
-¿El humor tiene límites? ¿Debería tenerlos?
-Te hablo de mi caso, no me pongo en juez de los demás. Yo me pongo límites. Cuando vos hacés humor y por ahí tomándole el pelo a alguien, hasta esa persona debe decir: “Estuvieron bien, el chiste está bien”. Si hay una persona que se ofende, porque hiciste un humor que le resultó ofensivo a alguien, entonces ya pasaste el límite. El humor hay que hacerlo sin ofender ni agredir. Por eso nunca me gustaron las cámaras ocultas de Tinelli, porque el objeto del humor estaba sufriendo…
-¿Seguro que no hay vuelta atrás en esta decisión de dejar el concurso? ¿O dejás una puertita abierta?
-Por ahora estoy muy firme en no volver, y es 100% seguro que el año que viene no voy a estar arriba del escenario. Soy realista, por todo lo que te dije, que no van a darse vuelta, porque no voy a rejuvenecer, ni se encontrará una cura a la diabetes de acá a 10 años, es difícil volver a subirme… Pero bueno, quizás a una entrega de premios, algo así, quizás. Para subirme a tablados o desfile de carnaval, no sé si podré hacerlo…
-¿Sos feliz?
-Sí, soy feliz. También me entristezco con muchas situaciones, pero en el balance puedo decir que soy feliz. He conseguido cosas importantes a nivel familiar, sobre todo. Tengo una familia numerosa y con buena gente, y eso ya me hace feliz. Lo artístico también: hacer reír a la gente. Lo voy a seguir haciendo, detrás de bambalinas.
Por César Bianchi
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