El proyecto de Ley de Presupuesto generó reparos desde diferentes actores sociales e institucionales. Para el rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arim, el proyecto "atenta contra la eficiente gestión financiera de proyectos universitarios sostenidos en recursos no provenientes del presupuesto nacional". Entrevistado por Montevideo Portal, Arim explicó cómo se vería afectada la universidad con este proyecto, habló sobre su reunión con el presidente Luis Lacalle Pou y su encuentro con la intendenta electa de Montevideo, Carolina Cosse, entre otros temas,
¿Cuáles son las principales preocupaciones de la universidad en relación a la Ley de Presupuesto?
Una preocupación tiene que ver con componentes estrictamente financieros, es decir, la disponibilidad de presupuesto para los próximos cinco años y en todo caso la ausencia de estos recursos, dado que el mensaje del Poder Ejecutivo es de un incremento presupuestal cero para todo el período. Implica un retroceso presupuestal porque no hay ni siquiera ajuste por inflación incorporado en las partidas de la UdelaR. La otra preocupación tiene que ver con un conjunto de disposiciones nuevas, que no son financieras, pero generan problemas serios al conjunto de la institución, entre otras cosas porque construye un conjunto de capaz que dificulta la gestión universitaria. La UdelaR comenzó a elaborar un presupuesto en mayo de 2019, en una discusión interna, rica y compleja. La UdelaR es una institución compleja, porque combina la generación de conocimiento, creación cultural, enseñanza de nivel avanzado, extensión universitaria, entre otras áreas. Venimos de un período de cierto crecimiento en presupuesto universitario, donde hubo un enlentecimiento importante en el último quinquenio. Simultáneamente de un período, que trae buenas noticias para el país, que es de avance de la universidad en el plano de la cantidad de estudiantes que acceden y egresan de la institución. También de la diversificación de las líneas de investigación y de docentes dedicados a la creación de conocimiento cultural y científico en la institución.
En la UdelaR pasamos de tener hace más de 10 años atrás 89 mil estudiantes a tener hoy 140 mil. Vamos a culminar el período con 147 mil estudiantes en 2024. Teníamos un egreso promedio muy estancado del año 1986 al 2005, en torno a 4 mil estudiantes por año. Ese egreso aumentó a 6.500 estudiantes por año de estudiantes. Eso coincide con los aumentos presupuestales, que en los últimos tiempos sostuvieron algunas políticas institucionales muy relevantes para potenciar el egreso. Cambios de planes de estudio, diversificación de las carreras, casi que duplicamos la cantidad de carreras que tenemos en los últimos 15 años. Eso abrió nuevos campos profesionales para la formación en el país.
¿Qué impacto puede tener el incremento cero de presupuesto en el interior?
La descentralización hacia el interior también es parte de esa construcción institucional. Pasamos de tener en 2005 un 4% de estudiantes que ingresaron a la universidad en el interior del país a un 14 o 15% en la actualidad (cerca de 20 mil inscripciones y están egresando). Eso se hizo bajo una construcción que tenía tres pilares. Por un lado, generar incentivos para que docentes altamente calificados se radicaran en el país. En segundo lugar, construir capacidad académica y científica en el interior del país. Hicimos enormes inversiones, entre ellas la inauguración de un laboratorio de virología en Salto, que es el único de esas características en el país. En tercer lugar, la creación de nuevos centros universitarios regionales, que son servicios universitarios y combinan distintas áreas profesionales y universitarias. Otro cambio fue el de la cantidad de docentes en régimen de alta dedicación en la UdelaR. Pasamos de tener 300 docentes en este régimen a 1.408 y además mucho más diversificados entre todas las facultades e institutos y en todas las áreas del conocimiento. Ese es un núcleo duro del sistema científico nacional. El régimen de dedicación total es el principal instrumento que tiene el Uruguay para permitir que los docentes jóvenes, con nivel de formación de doctorado, se puedan dedicar a la investigación en el país. Tenemos un problema como país en esto, no es lo ideal. Lo cierto es que ni el resto del sector público ni el resto del sector privado tienen instrumentos razonables donde un joven que se haya formado en alto nivel esté en condiciones de desarrollar su creatividad y sus capacidades de forma plena.
La universidad se transformó en los últimos tiempos, tiene características distintas a las que tenía hace 10, 15 años. Hoy los estudiantes provienen de contextos muy distintos de los que provenían hace 20 años atrás. Al interior acceden a la universidad personas de estratos sociales que antes no accedían porque no podían viajar a Montevideo y eso está sucediendo hoy. Es una universidad pujante, pero con una lista larga de problemas que somos conscientes que tenemos. Un presupuesto cero por cinco años condiciona el proceso. Congelar el presupuesto no es congelar la universidad, no vamos a encontrar una universidad en la misma situación en cinco años que la que tenemos ahora, vamos a retroceder varios casilleros. En la comparación internacional sin duda, pero también vamos a perder algunas capacidades que hoy tenemos y que fuimos construyendo a lo largo de la década, pero que todavía son frágiles internamente. Un presupuesto cero presupone que no va a entrar ningún joven formado en el extranjero o en Uruguay, a nivel de doctorado, a la UdelaR en el régimen de dedicación total en los próximos cinco años. Es un régimen que tiene una demanda de entre 80 y 100 por año. Es un régimen que permite un nivel de remuneración austero, pero para la cual en este momento hay uruguayos que están dispuestos a vivir con ese ingreso para poder dedicarse a lo que es su pasión y vocación, que es la investigación en la dedicación superior. Si no hay ingresos a ese régimen vamos a debilitar el sistema científico uruguayo.
¿Cómo repercutiría lo anunciado en el sistema científico?
La UdelaR hace al 80% de la generación de conocimiento del Uruguay. El 100% son egresados de la UdelaR o han tenido un vínculo con la institución. De ese 80% un 60% de quienes no son profesionales clínicos, son docentes de dedicación total de la UdelaR. De los cuales, una muy buena parte ingresaron en los últimos diez años, si no dejamos entrar a nadie en los próximos años estamos condicionando la posibilidad de que en el próximo lustro o década Uruguay tenga una masa crítica preparada para afrontar otras contingencias, esperemos que menos serias como la que estamos afrontando hoy, pero puede ser en otras áreas. Aún en contextos que no sean negativos corremos el riesgo de socavar las bases para el desarrollo de un Uruguay denso en términos del conocimiento avanzado. Es central que Uruguay siga avanzando en la cantidad de personas que crean y acceden al conocimiento avanzado. Tenemos un problema serio, el país va a perder músculo y a atrofiar algunas de sus capacidades en cuanto a un sistema científico que demostró ser competente, pero sigue siendo frágil y pequeño en el contexto internacional. Uruguay tiene un atraso importante en cuanto a cantidad de investigadores cada mil habitantes. Eso es parte de lo que vamos a perder para las generaciones futuras y vamos a condicionar nuestro futuro en ese plano.
Hoy tenemos una tasa bruta de matriculación de educación terciaria alrededor de un 44%. Mejor que la mayor parte de países de América Latina y el Caribe, peor que algunos vecinos que tienen niveles de desarrollo parecidos a nosotros como Chile, Argentina. Ni hablar con respecto al mundo desarrollado, que está en 75%. Tenemos una brecha que debemos lograr superar, no solo en la UdelaR, esperemos que educación Secundaria logre mejorar sus niveles de egreso. No podemos dejar pasar un tren y esperar que se arregle el problema en Secundaria para avanzar en educación terciaria porque eso no es funcional a una senda de desarrollo inclusivo y crecimiento económico que nos permita ubicarnos en el concierto internacional como un país dinámico.
¿Qué políticas públicas de la UdelaR se ven afectadas?
Un presupuesto cero implica que no vamos a tener instrumentos para cubrir la demanda creciente de becas que tenemos. Este es un tema preocupante que no veíamos como un área de preocupación hace un año atrás. Ahora hay un crecimiento muy importante de porcentaje de estudiantes que piden becas, y eso es un síntoma de la crisis. Los estudiantes de 18 o 19 años que tienen dificultades para generar algún ingreso o sus padres pudieron haber perdido el trabajo, y requieren apoyo para permanecer en el sistema educativo. ¿Vamos a debilitar la política pública de lo que significa un sistema de becas sólido cuando más se necesita?
La UdelaR ha hecho un esfuerzo enorme. La cantidad de estudiantes universitarios en el interior ha crecido mucho, casi se triplicó en 10 años. De ese crecimiento más de un 80% se debe al esfuerzo de la UdelaR. Hay un 15% que es de la Universidad Tecnológica del Uruguay (Utec) y un porcentaje menor refiere a educación privada. Es muy contrastante que el Poder Ejecutivo haga una propuesta de asignación cero para la UdelaR, que fomenta las políticas de descentralización. Si uno va a los departamentos del interior donde tiene presencia la universidad (Salto, Rivera, Paysandú, Maldonado, Tacuarembó, Rocha), espacios donde la universidad tiene lugares de formación e investigación importantes, hay una enorme valoración de la comunidad local por lo hecho por la universidad en la última década. Hemos venido dado incentivos para que los docentes se radiquen en el interior, eso implica cambiar o definir planes de vida de las personas en función de decisiones que son fuertes. Muchos de esos docentes ni siquiera vinieron de Montevideo, sino del extranjero. Estaban haciendo sus estudios de doctorado, ganaron un concurso y decidieron radicarse en el interior. Las personas que tienen vocación académica les interesa trabajar en comunidad, por lo que es necesario generar una comunidad universitaria para que se atractivo un espacio de desarrollo. Una perspectiva de que no va a haber posibilidad alguna de ascenso de grado, de contratar más docentes para integrar nuevos equipos es bastante frustrante para un docente que está en pleno desarrollo de su carrera. Que son la mayoría de los que tenemos en el interior, los que están comenzando o en el medio de su carrera. La vida universitaria exige poder tener cambios, tenemos el riesgo de que ante la ausencia de perspectivas claras algunas personas vuelvan a Montevideo o migren al exterior. En el interior la universidad ha montado estructuras que en su mayor parte están consolidadas, son presupuestos que se asignaron en y para el interior. La universidad no puede mantener una oferta educativa si no tiene la certeza de que lo pueda sostener de manera permanente, por lo que hay carreras que están en riesgo. Otras carreras están aprobadas, el país las necesita y no las vamos a poder implementar ni en el interior ni en Montevideo. No vamos a tener ninguna oportunidad de instrumentar ni dialogar con los actores locales e institucionales la posibilidad de tener desarrollos universitarios en las dos grandes zonas que aún tenemos descubiertas del país, que son el suroeste y el centro-sur. El eje Durazno, Flores, Florida y el eje San José, Colonia y Soriano. No estamos en condiciones de poner esa posibilidad en agenda, perder cinco años es perder muchas oportunidades para los jóvenes de todos los departamentos y de ampliar las ofertas que podemos dar en todo el país. Eso lo vamos a enfrentar sin duda en el futuro inmediato. Hay que ser cuidadosos en no condicionar el desarrollo a largo plazo por no tener capacidad de mirar más allá de la coyuntura inmediata. En lo que es la vida universitaria las decisiones que tomemos hoy no van a afectar mañana, van a afectar el futuro mediato y la posibilidad de tener recursos disponibles a futuro.
¿Cómo pueden afectar esas decisiones a futuro?
Un ejemplo claro es que hace muchos años pensamos en desarrollar infraestructura en el interior, jamás pensamos que íbamos a convivir con una pandemia como la que hay ahora. Los tres laboratorios que hay en el interior para detectar COVID-19 dependen de la capacidad de la UdelaR, no de ASSE. El de Salto, que fue el primero, el de Tacuarembó y el de Rocha. Entre los tres laboratorios llevamos más de 10.000 determinaciones de COVID-19, otras 10 mil hizo el Hospital de Clínicas. Lo pudimos hacer porque tenemos personas con capacitación y formación de alto nivel requerida para poder hacerlo. También porque habíamos construido un equipamiento científico muy sólido. Eso nos da fortalezas como país, no solo como universidad, para poder responder ante estas circunstancias. Algo parecido nos pasa con el desarrollo de algunos aportes que ha hecho UdelaR en este período y se han apoyado en el régimen de dedicación total. Por ejemplo, el desarrollo de kit de diagnóstico de parte de investigadores jóvenes a comienzo de marzo. También el desarrollo de test serológicos que permiten analizar quién tuvo la enfermedad y pasando por aportes que hace la Facultad de Ciencias, el Instituto Pasteur, la Facultad de Ingeniería, Química o Arquitectura. Fabricamos hisopos cuando el país no tenía capacidad de importarlos ya que no estaban disponibles por la pandemia. Lo mismo con el material de protección para trabajadores de la salud, tecnologías para desinfección de mascarillas que protejan al personal médico, reparación de respiradores en hospitales. Todo eso se basa en oportunidades que la UdelaR dio hace 10 o 15 años atrás de ingresar al régimen de dedicación total y tengan capacidad de dialogar con el mundo.
Otra preocupación tiene que ver con un conjunto de restricciones que aparecen en el proyecto de ley del Poder Ejecutivo que lo que determinan es que la calidad de la ejecución presupuestal y de las políticas universitarias va a disminuir. Lo cual es un contrasentido, porque el Ejecutivo dice que uno de los objetivo del presupuesto es mejorar la eficiencia del Estado. Hay un conjunto de medidas que hacen que la UdelaR sea más ineficiente y no eficiente y la alejan de las mejores prácticas internacionales.
¿Qué sensaciones le dejó la reunión con el presidente Luis Lacalle Pou?
Vi un presidente abierto y receptivo, más que nada pensando en los grandes riesgos que esto implica. Hubo un diálogo ameno con un feedback. Vi mucha receptividad sobre el tema en todo el espectro político con respecto a que esto efectivamente es un problema. Estamos esperando cómo evoluciona la discusión en Cámara de Diputados. Tengo esperanzas de que mínimamente puedan ser atendidos estos planteos de la UdelaR para evitar algunas pérdidas que son muy importantes para el país.
¿Cómo fue su reunión con la intendenta electa de Montevideo, Carolina Cosse? ¿Planea reunirse con los otros intendentes electos donde tiene presencia UdelaR?
Luego de las elecciones departamentales llamé a todos los intendentes electos donde tenemos sedes importantes. Me comuniqué con Nicolás Olivera (Paysandú), Richard Sanders (Rivera), Wilson Ezquerra (Tacuarembó), Alejo Umpiérrez (Rocha) y aún no pude comunicarme con Andrés Lima (Salto) y Enrique Antía (Maldonado). Pero con todos quedamos en tener encuentros y generar grupos de trabajo que nos permitan seguir avanzando en lo que la UdelaR puede hacer para fomentar el desarrollo local y cómo las intendencias pueden apoyar ese proceso. Con Cosse nos juntamos con el fin de llevar a cabo un grupo de trabajo con algunos objetivos ambiciosos que ella planteó y nosotros compartimos. Esos objetivos tienen que ver con la posibilidad de interactuar en el territorio de Montevideo. Tenemos plataformas de extensión universitaria importantes como en el Cerro o Casavalle, donde hay varias facultades de UdelaR operando en territorio. También hablamos de la operativa de la nueva Facultad de Veterinaria, que es la inversión más importante que ha hecho la universidad en los últimos años o lo que tiene que ver con la movilidad de los estudiantes para que lleguen de forma adecuada. Se habló también de la posibilidad de darle más vida social y cultural a los estudiantes universitarios. Fue una reunión con agenda abierta y esperemos seguir avanzando y encontrar espacios de interacción positivos para la ciudad y la universidad.