Dos mujeres han sido rescatadas este martes tras haber pasado 204 y 205 horas, respectivamente, atrapadas entre los restos de edificios derruidos por los terremotos que hace ocho días devastaron el sureste de Turquía, dejando casi 36.000 muertos en este país y en Siria.
Ysegul Bayir, una mujer de 35 años, fue localizada con vida tras pasar 205 horas entre los escombros de un edificio en Kahramanmaras, donde tuvo su epicentro el primer seísmo, de magnitud 7,7, y trasladada con vida a un hospital, según han mostrado en directo varias emisoras de televisión.
En la ciudad de Hatay, otra de las zonas más afectadas por los temblores, una refugiada siria fue rescatada 204 horas después de que se derrumbara el edificio en el que se encontraba.
Ya en la mañana de este martes, dos jóvenes han sido rescatados tras 198 horas atrapados bajo los escombros en Kahramanmarash.
Según datos oficiales, más de 11.000 edificios se vinieron abajo durante los terremotos, muchos de ellos eran bloques de apartamentos de varios pisos en los que los esfuerzos de rescate son muy complicados —se necesita maquinara pesada— y las víctimas son numerosas.
Risklayer, una empresa alemana de análisis de riesgos, ha advertido de que el número final de muertos podría ser de entre 75.000 y 90.000, con expertos turcos que elevan ese balance a hasta 155.000.
Una oleada de damnificados sale de la zona más castigada por el terremoto
Muchos de los supervivientes del terremoto que devastó una amplia zona del sureste de Turquía han emigrado a otras provincias, lo que supone un desafío para un país abrumado por el desastre.
La región golpeada por el sismo, de unos 100.000 kilómetros cuadrados y con ello mayor que un país como Portugal, estaba habitada por unos 13 millones de personas, de los cuales un millón ha perdido sus viviendas, según datos oficiales.
A los desplazados internos se puede sumar la llegada de sirios de la zona al otro lado de la frontera también arrasada por el temblor, algo que el ministro de Exteriores turco, Mevlut Çavusoglu, ha negado que, por ahora, esté sucediendo.
Helga Rittersberger-Tilic, presidenta de la Asociación de Ciencias de la Población de Turquía, considera que en el país ya hay una nueva ola migratoria solo con los desplazados internos causados por el sismo.
La experta señala que la agencia de gestión de emergencias AFAD informó que evacuó a 160.000 personas, mientras que más de 400.000 salieron en avión desde algunos de los aeropuertos de la zona afectada.
“Muchos más supervivientes se marcharon por sus propios medios y empezaron a residir en casas de parientes y amigos. Además de los esfuerzos organizados por el gobierno, hay muchas redes establecidas para asentar a los supervivientes en otras ciudades”, indica la experta.
“Dentro de unas semanas nos enfrentaremos a las consecuencias de una gran oleada migratoria”, agregó.
Rittersberger-Tilic indica que tal desplazamiento de población crea de forma inevitable problemas socioeconómicos, desde el encarecimiento de la vivienda hasta el empleo, y además es posible que muchos abandonen de forma definitiva su región de origen y nunca vuelvan.
“Más de 13 millones de personas se han visto afectadas en la región y es difícil saber por el momento cuántas de ellas volverán. Pero veremos un aumento de los alquileres, una escasez de viviendas en la primera etapa, luego encontrar trabajo a toda esa gente será el principal problema”, señaló la experta.
Aunque las autoridades han establecido dispositivos de acogida en algunas ciudades cercanas a la zona del terremoto, los damnificados llegan a lugares más lejanos, como Ankara, Estambul, Esmirna e incluso Edirne, en la zona europea de Turquía.
Vahap Seçer, el alcalde de la ciudad de Mersin, donde se encuentra uno de esos puntos de acogida para los supervivientes del terremoto que salen de la región, dijo a EFE que “Mersin no puede soportar esta carga”.
Mersin, que tiene un millón de habitantes, es una de las ciudades que ya tenía problemas por la escasez de viviendas antes del terremoto.
Los alquileres se han dispararon por la demanda debido a que a la ya amplia comunidad siria en la ciudad mediterránea se han unido también emigrados rusos que salieron del país tras la invasión de Ucrania.
Además, la construcción de la cercana central nuclear de Akkuyu ha aumentado la demanda de viviendas para trabajadores y técnicos.
“Ya tenemos más de 4.000 ciudadanos acogidos por el municipio, además de por otras instituciones públicas y también hay quienes se refugiaron junto a sus familiares”, relata el alcalde.
EFE
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