El Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) elaboró un nuevo boletín macroeconómico que incluye un informe con el análisis de lo que será la economía uruguaya en 2023. En este sentido, la institución plantea que son muchas las preguntas para contestar sobre cómo será el próximo año económicamente hablando porque implica un análisis del contexto nacional, pero también internacional.
En este sentido, señalan que el contexto mundial se tornó desfavorable en el segundo trimestre del año pasado con una desaceleración en el crecimiento de las principales economías, sorpresas inflacionarias y condiciones financieras más restrictivas. Sin embargo, entienden que esta situación tendió a estabilizarse en los últimos meses, incluso con “riesgos atenuados”, según lo expresa el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Por un lado, 2023 mostraría perspectivas más positivas para la economía china. La reapertura tras la política de covid-cero favorecería cierto impulso a la demanda externa en comparación con el escenario de hace algunos meses. Lo anterior se ve plasmado tanto en el rebote del precio del cobre, así como en la variación del Índice Líder de la Actividad de Gestores de Compras, que muestra en el margen un mayor optimismo del sector privado sobre la economía del gigante asiático”, señala el documento.
En tanto, Estados Unidos también estaría presentando proyecciones positivas ya que están presentándose escenarios más sólidos que en pronósticos anteriores.
“La inflación se moderaría paulatinamente a lo largo del año, conforme a una suba de tasas que no cedería antes del segundo semestre. Aunque probablemente esta se sitúe por encima de los niveles fijados como meta. De hecho, es posible que la inflación converja hacia un nuevo de equilibrio en entorno de 4%-5%”, informa.
“Respecto a las condiciones financieras, parecerían ser más favorables en relación a lo augurado meses atrás. Esto configura un nuevo escenario, donde la orientación restrictiva de las mismas parecería haber cedido. Lo anterior se puede apreciar en el Índice de Condiciones Financieras (NFCI) elaborado por la Reserva Federal de Chicago que muestra una inclinación más laxa de los mercados financieros, tendencia a la baja que podría continuar durante parte de 2023”, agregó.
¿Qué pasa con la economía uruguaya?
En el caso de nuestro país se observan diferentes situaciones. Si se hace la analogía con un semáforo, el color rojo está asociado a la sequía; el amarillo con el sector externo, la inversión y el mercado laboral, y el verde con la recuperación salarial.
En cuanto al déficit hídrico, el CED dice que se afectará “fuertemente” la actividad del sector agropecuario y la contribución al PIB que tiene la la generación de energía. De hecho, aseguran que se espera que esta tenga bajos rendimientos de los diferentes cultivos como dificultades en la producción ganadera y lechera, con un impacto aproximado de 1,7% del PIB, según la propia estimación del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.
“No obstante, el repunte de la economía china significaría para Uruguay un cierto reimpulso en la demanda externa, que se vería reflejado a partir del segundo semestre del año”, sostiene el informe.
Asimismo, agregan que hay factores de gran relevancia a tener en cuenta, por ejemplo, el comienzo de la producción de celulosa en la planta de UPM2, que a su entender impulsaría las exportaciones a partir del segundo trimestre. Otro punto destacado por el CED es el rebote de la actividad turística respecto a los años anteriores (2021 y 2022) ya que se registró una temporada turística que estaría cercana a las de prepandemia.
Finalmente, dicen que es esperable que las exportaciones de servicio no tradicionales (software o servicios profesionales) continúen siendo una “fuente dinamizante del crecimiento”, tal como lo mostró en el 2022.
Por último, el CED refiere a la política monetaria que, según dicen, se centrará en los movimientos de las expectativas de los agentes que hasta el momento han sido “rígidas a la baja, pese a la instancia contractivada desarrollada”.
“La recuperación del poder de compra del salario, la mejora del ingreso de los hogares, así como las eventuales rebajas tributarias contribuirán a un mayor dinamismo del consumo respecto a lo observado en los años previos”, señalan, y agregan que, en esa misma línea, la debilidad del tipo de cambio “continuaría estimulando la compra de bienes inmuebles”.