Contenido creado por Pablo Méndez
Locales

Mucha agua bajo el puente

Recorrida por la Laguna Garzón

Montevideo Portal recorrió la zona de la Laguna Garzón para conocer la posición de los vecinos sobre la construcción de un puente que comunique esa parte de departamento de Rocha con Maldonado y el proceso de urbanización que está previsto para los balnearios ubicados sobre la ruta 10. Propietarios, pescadores, operadores turísticos y ambientalistas opinaron sobre el tema.

28.02.2012 02:16

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2012-02-28T02:16:00-03:00
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Montevideo Portal | Pablo Méndez
@pablomendezmvd

Durante el verano, el cruce por la Laguna Garzón se realiza con dos balsas que funcionan de seis a dos de la mañana. El pasaje es gratuito y está en manos de cuatro funcionarios del Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Se estima que por día cruzan entre 800 y 900 vehículos. Por lo general no es necesario esperar para pasar, aunque en horas pico la espera para cruzar puede llegar a demorar entre 15 y 20 minutos.

En invierno los horarios cambian, pasando a funcionar de 8 a 12 y de 14 a 18hs con una sola balsa que a veces sufre desperfectos o no puede pasar por las condiciones climáticas y los vecinos quedan aislados.“Yo creo que el puente va a matar el encanto de la laguna. Progreso tiene que haber, pero habría que buscar otra forma de no molestar esto que tiene la Laguna”. Señala Mario Peña que hace tres años que trabaja en la balsa.

Lo mismo opinan “Juan Carlos” y “Anahit” pescadores del lugar, ubicados en un asentamiento sobre la orilla de la Laguna Garzón en el que están instaladas unas 12 familias. Hace 28 años que viven allí: “Desde que estamos acá, no ha cambiado nada. Estábamos incluso cuando llegó la balsa, pero no ha cambiado nada. Nosotros pensamos que el puente es útil, pero como quien dice no se precisa, tendría que mejorar un poco el horario de la balsa nomás, por lo menos un par de horas más de tarde”.

Lo dicen pensando en los vecinos porque ellos embarcan y cruzan: “A veces hay viento fuerte y la balsa no puede pasar o está muy crecido. Nosotros no precisamos, pero hay gente que la precisa. Para el que labura es necesario. Yo no sé como funcionan las balsas eléctricas pero dicen que en Canadá hay muchas”.

“Hace dos años que están hablando de la balsa eléctrica, pero ¿dónde está? Dicen que la van a traer, pero la realidad es que hoy no tenemos el horario necesario. Decimos que el puente no, pero a la balsa eléctrica no se la ve. Hay dos ricos: uno es Constantini, que es el que hace el complejo y que quiere el puente y el otro es Soldati que no lo quiere, pero nosotros necesitamos un horario, esa es la parte que no entienden”, agregó Anahit.

Lo que pescan lo venden a los restaurantes de la zona, la vida en el lugar es cara para ellos, compran los víveres a un camión que llega desde Rocha y del otro lado de la laguna hay un pequeño almacén que está abierto todo el año.

Al lado de su vivienda funciona el hotel flotante Lodge, que logró que la electricidad pasara por el lugar, pero los vecinos no se pusieron de acuerdo para llevarla al vecindario, pese a que tenían una oferta de financiación en 60 cuotas de 500 pesos.

El Lodge tiene 12 habitaciones que flotan sobre la laguna, servicio de restaurante especializado en gastronomía ecológica, gourmet en base a frutos del mar y productos naturales locales y una impronta estética que se camufla con el lugar. Cobran 600 dólares la noche en enero, 350 en febrero y 200 dólares el resto del año.

Uno de los dueños del Lodge, Pablo Sosa, señaló que están tratando de impulsar la Laguna Garzón como un centro ecoturístico internacional, tomando en cuenta la riqueza natural del lugar y las capacidades que tiene para ser integrada a las propuestas turísticas.

“La Laguna Garzón es un área protegida, una reserva nacional de biosfera y patrimonio de la humanidad Unesco. Tiene un valor ecológico enorme, de avistamiento de aves y de flora y fauna autóctona. Pocos compatriotas sabemos el valor que tiene y si lo sabemos nunca hemos ido a recorrerla y esa es la propuesta que estamos armando”, agregó.

Consultado sobre el punto específico de la construcción del puente, Sosa respondió: “La balsa es un paseo fantástico y de alguna manera es un ícono turístico de la zona. Nosotros estuvimos un año y medio en obras, operando con la balsa, y nunca tuvimos ningún problema. Ahora, geopolíticamente, con el desarrollo económico que tuvo Maldonado, considerando que hay un potencial de desarrollo muy importante hacia el lado de Rocha, la interconexión entre los dos departamentos parece lógica, el asunto es cómo hacerla”.

Una de las posibilidades es la realización de un puente diferente al que se planteó, con más espacio en las cabeceras y pasarelas peatonales: “Un puente de alta velocidad impacta visualmente hay una serie de impactos negativos, pero dada la necesidad de interconexión y considerando que tanto Maldonado como Rocha tienen dos ordenanzas municipales de ordenamiento territorial nuevas y bastante bien hechas (…) y si este nuevo proyecto sale con las condiciones que se ha manejado, con una estructura liviana, con grandes pasarelas peatonales, tal vez una ciclovía, y si se va a recategorizar la ruta 10 en ese tramo sería municipal, con un tránsito más lento, parece razonable la propuesta nueva que se hizo”.

 

Geovana y Luciano llegaron desde Paysandú, hace 5 años. Luciano trabajaba en la estancia del argentino Jorge Etchepare que le ofreció ser casero del lugar que había adquirido a unos 20 kilómetros de la Laguna Garzón.

Todos los días hace 45 kilómetors para llevar a su hijo a la escuela rural Nº41. Si la ruta 10 estuviera en buen estado y el puente construido podría ir y volver. Ahora se queda a esperar a su hijo en José Ignacio y después espera con él el inicio de horario vespertino de la balsa.

“Yo el puente lo veo como un progreso. En el invierno salgo a las ocho para estar a las nueve y a veces la lancha no anda, porque hay tormenta o porque se rompió el motor. Ahora en el verano nunca se rompe el motor ¿por qué nunca se rompe el motor en verano? Igual a mí no me interesa tanto si hacen el puente o no, me interesa que arreglen el camino”, señaló.

En varios kilómetros a la redonda no hay más de tres o cuatro vecinos, pero están bien comunicados y coinciden en que es necesario ponerle límites al proceso de urbanización: “Nosotros tenemos miedo que sea como José Ignacio ahora, que hay una casa pegada a la otra, eso no lo queremos, queremos el puente y que haya progreso, pero eso no”.

La ruta 10 está en pésimo estado y obliga a los vehículos a transitar muy lento. Pese a que las playas no son aptas para el baño -por su profundidad y violencia- algunos lugareños se las ingenian para disfrutar el mar, atados a una cuerda. La mayoría de los vehículos se detienen en cualquier parte de la ruta, bajan un rato a contemplar y recorrer las playas.

No hay mucha evidencia de actividad humana en ellas aunque de tanto en tanto aparece alguna botella o bolsa. Lo que da cuenta del futuro del lugar son los carteles que se ven desde la ruta, las inmobiliarias Terramar, Antonio Díaz, Sader, Perazzo Sotheby, Santo Dumont y Studio 31, entre otras venden terrenos y próximas construcciones por toda la zona.

Alfredo dispuso 700 mil dólares para comprar un terreno de 55 mil metros cuadrados sobre la playa,a pocos kilómetros de la Laguna Garzón. Se lo compró a la familia Techera hace unos cinco años. El predio está en manos privadas desde 1810. “Tengo todos mis ahorros puestos ahí”, advirtió.

“Mi idea es hacer una posada con escuela de hotelería y manteniendo el libre acceso a la playa de común acuerdo con las autoridades municipales y nacionales para un proyecto turístico que sea amable con el entorno (…)Yo consulté primero al intendente de Rocha, le mostré un estudio para hacer un proyecto ecosustentable, ocupando un 4% del terreno con plantas de tratamiento de las aguas residuales, energías renovables y con el estudio ambiental correspondiente, me entusiasmaron y ahora la Intendencia de Rocha tiene todos los proyectos trancados en la costa. Ahora estoy pagando impuestos y no tengo derecho a hacer nada”.

Alfredo señaló que las balsas que actualmente funcionan en la Laguna Garzón son de motor dos tiempos y están afectando la Laguna porque tiran el aceite al agua: “Ese aceite también es quemado hacia el aire. En los países civilizados los motores de dos tiempos están prohibidos.

En cuanto a los grandes proyectos de la zona, el empresario cree que es posible realizar grandes proyectos respetando el entorno: “A mí me parece que es beneficioso si hay un control de los impactos, de las aguas residuales, del tránsito. El ser humano es parte del medio ambiente, siempre hay que crear las posibilidades de que la gente pueda tener trabajo en su lugar (…)siempre es beneficioso que se desarrolle y es importante que cada cosa se haga en equilibrio, con los procesos que corresponden. El problema es que a veces esos procesos tienen decisiones políticas y no técnicas”.

Para Amparo Lavagna- de Nana Lavagna Propiedades- lo importante a la hora de tomar decisiones sobre proyectos de este tipo es que los intereses colectivos prevalezcan sobre los individuales: “Desde el punto de inmobiliario es obvio que me interesa porque puedo vender más y ganar más, pero dicen que es la mayor reserva del mundo de pájaros y de especies subacuáticas, entonces te hace pensar”

Otro de los puntos en que Lavagna hizo hincapié es en la necesidad de que el desarrollo de la zona sea acompañado de la infraestructura necesaria para soportar los servicios: “No podes seguir creciendo si el Estado no apoya y el Estado no apoya porque no tiene policías, no tiene Bomberos, no podés crecer por un lado y por el otro lado no. José Ignacio no tiene una policlínica mínima. Si no se hace paralelamente otras cosas, es un disparate.

Lavagna criticó la creación de barrios privados en la zona, que se están vendiendo a buen ritmo directamente desde Buenos Aires: “Son gregarios, se apartan de los nuevos emergentes y se encierran en barrios privados, es superexcluyente”.

María Clara Urioste, integrante dela Fundación Amigos de las Lagunas sostiene que el hecho de mantener el sistema de balsas también implica proponerle al viajero una pausa en su camino: “Es decirle, ´deténgase está llegando a Rocha, hay otros paisajes para contemplar´. Y vas observando el paisaje durante esos minutos en la balsa. “Es otra forma de desarrollo más acorde al entorno, lo que no quiere decir que no se quiera el desarrollo”.

Urioste señaló que la construcción del puente afecta paisajísticamente la zona, a la vez que no resuelve la conexión entre Maldonado y Rocha porque “ya está hecha” dado que se puede acceder al lugar por el empalme con la ruta 9.

Daniel de Álava, vecino de la zona y vinculado a la Fundación, opinó que lo más adecuado sería mejorar el sistema de balsas como plan piloto: “Se puede usar la balsa y ver si la gente la acepta o no. Para mí la balsa constituye un atractivo más y el puente no”.

“La calidad de vida de la gente no se mide en minutos de circulación en auto. Uno con un puente está del otro lado enseguida, si uno cruza en balsa tiene que pensar un poco más a dónde va y siente un poco más lo que va a ver, hay un cambio modal importante y ese cambio es importante en la cabeza de las personas donde no todo es rápido y a veces hay que tomarse un tiempo para disfrutar las cosas”, agregó.

Para el grupo Guayubira el puente sobre la Laguna Garzón es “innecesario” y “desaconsejable”, dado que comunica a dos zonas que se encuentran en proceso de integración al Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Uruguay: La laguna Garzón y la Laguna de Rocha.

Según un comunicado del grupo emitido en abril de 2011, “el puente promueve una vía de tránsito rápido paralela a la costa que trunca un desarrollo que resalte y conserve los valores naturales y rurales de la zona. Esto viola los principios básicos del Manejo Costero Integrado, ampliamente aceptados a nivel mundial, que recomiendan vías de circulación en peine (perpendiculares a la costa) como las ya existentes. Existen otras vías alternativas de ingreso al lugar y el sistema de balsas actual es efectivo, no genera retrasos y constituye un distintivo y un modo atractivo y singular de ingresar a un área diferente, un área con especial riqueza y sensibilidad natural”.

Por otra parte, sostiene que existen propuestas concretas para modernizar el sistema de balsas con embarcaciones eléctricas y la demolición del puente incluso que está construido sobre la laguna y advierte que al construir un nuevo puente “se perderá definitivamente la experiencia de cruzar en balsa. Una modalidad que constituye una característica auténtica del lugar y que le da identidad propia”.

Pero lo que más le preocupa al grupo es el proceso de urbanización que entiende podría generar el puente. “Sobre estos ambientes se han autorizado fraccionamientos en solares, igual que en el resto de la costa uruguaya urbanizada. El Plan de Ordenamiento Territorial entre las lagunas costerasrecientemente aprobado por la Intendencia Municipal de Rocha (2011) no prevé los impactos territoriales ni ambientales del puente, por lo que no se toman medidas para su mitigación. Realiza un ordenamiento básicamente territorial sin contemplar los aspectos ambientales, no considera al área protegida, autoriza fraccionamientos sobre áreas prioritarias para la conservación o inundables”.

“El modelo de desarrollo urbanístico e inmobiliario impulsada por el Plan de Ordenamiento Territorial aprobado por la Intendencia de Rocha y la construcción del puente es similar al de la costa de Maldonado,el cual ha eliminado la biodiversidad local y generando inaccesibilidad. La repetición o prolongación de este modelo provocará la destrucción e inaccesibilidad de una de las zonas más hermosas y naturales que quedan en la costa uruguaya. De este modo se planifica en función del impulso de los grandes inversores inmobiliarios extranjeros, en perjuicio de una planificación estratégica, de emprendimientos que mantengan la naturaleza, los paisajes naturales y el acceso y disfrute público, criterios imperantes en los países desarrollados. El puente solo servirá para darle mayor valor a los nuevos emprendimientos que tienen solamente un interés inmobiliario en el área y favorecerá un mayor ingreso de servicios desde Maldonado sin generar un desarrollo genuino para la población de Rocha”, agregan.

Recientemente, el empresario argentino Eduardo Constantini negó que haya sido él quien propuso realizar el puente sobre la Laguna Garzón y le atribuyó la iniciativa al gobierno, particularmente a las intendencias de Maldonado y Rocha.

Constantini dijo señaló a canal 12 que sí ofreció financiar la construcción del puente, dado que considera que el sistema de balsas no es suficiente para acompañar el desarrollo de la zona, que incluye el complejo Las Garzas Blancas, de unas 240 hectáreas.

En diciembre de 2008 se firmó un convenio entre la empresa del argentino, Consultatio, y las intendencias de Maldonado y Rocha para la construcción del puente, que contó también con la participación del Ministerio de Transporte y Obras Públicas.

La Dirección Nacional de Medio Ambiente realizó varios pedidos de informes y en febrero de 2011 hizo una evaluación del proyecto considerando tres escenarios posibles, según su nivel de urbanización, señalando que el puente necesario en un escenario de "desarrollo en alta naturalidad" o "urbanización intensiva" e inconveniente en un escenario de "máxima conservación". La DINAMA evalúa ahora una nueva propuesta-un puente de estructura más liviana y con áreas de esparcimiento en su entorno que podría tener una aprobación definitiva.

Montevideo Portal | Pablo Méndez
@pablomendezmvd

Documentos asociados:

iar_puente_sobre_laguna_garzón.pdf - Informe de la DINAMA sobre puente en la Laguna Garzón