Después de seis años, el pasado 8 de junio Richard Read volvió a pisar la sede del Pit-Cnt tras apartarse de su cargo como dirigente de la bebida. “Fue un orgullo bárbaro estar de vuelta ahí adentro”, dijo el histórico dirigente sindical a Montevideo Portal.
La excusa para volver fue una invitación que le hizo el propio presidente del Pit-Cnt, Marcelo Abdala, para analizar y fijar posición desde la central obrera sobre el proyecto remitido por el Poder Ejecutivo que propone cambios en la negociación colectiva, iniciativa que Read ya criticó públicamente.
A casi 40 años de subir al estrado para hablarles a miles de trabajadores en el primer acto masivo que hubo en el país durante la dictadura, el 1° de mayo 1983, Read conversó con Montevideo Portal sobre los artículos que le preocupan del proyecto y los “que no le quitan el sueño”.
También se refirió a la desconfianza entre empresarios y sindicatos, la productividad, el rol actual de un compañero de muchos años como Fernando Pereira, la necesidad de aggiornamiento que tienen tanto el Pit-Cnt como el Frente Amplio, y sobre el balance que hace del gobierno después de más de dos años de gestión.
En las últimas semanas, salió públicamente a criticar el nuevo proyecto de negociación colectiva que el gobierno remitió al Parlamento e incluso volvió a la sede del Pit-Cnt después de seis años. ¿Cómo se dio y qué significó ese regreso?
Fue un orgullo bárbaro estar de vuelta ahí adentro, se me dio uso de la palabra, hablamos de este tema y Marcelo (Abdala) me parece que la tiene muy clara. Cuando aparece la noticia de que el Poder Ejecutivo elevaba este mamotreto –que no es nuevo, porque ya lo subió el exministro Ernesto Murro en 2019 y el Frente Amplio no lo abordó ni compartió–, salí en radio Sarandí y Marcelo escuchó la entrevista y me llamó. Estuvimos charlando un rato, intercambiamos opiniones, le sugerí algunas cosas y a los tres, cuatro días me dice: “Mirá, convoqué a la instancia de presidentes y secretarios”, que es una instancia muy importante. Se convocó tres o cuatro veces desde 1985. Me invitó a ir y fui. Ahora hay una política a seguir: la del convencimiento. Hay algunos artículos que no me quitan el sueño, pero tenemos que convencer sobre otras iniciativas de este proyecto (para que no avancen).
¿Cuál es el tema que más le preocupa del proyecto?
Hay que hacer énfasis en el tema de la ultraactividad. La ultraactividad es una variable que la OIT (Organización Internacional del Trabajo) ha sugerido y solo un tercio de los países miembros ha adoptado, dos tercios no. La inmensa mayoría no le dio pelota. La ultraactividad implica que los beneficios sociales en la rama caducan cuando vence el convenio colectivo. Tira por tierra los derechos adquiridos. Es empezar de cero al final de cada convenio y te van a quebrar las patas a la primera de cambio. He escuchado con mucho respeto al sector empleador aduciendo que es un tema económico; no, no es un tema económico. Es un tema ideológico.
¿Es legítimo? Sí, claro que es legítimo que tengan un planteo ideológico, totalmente. Tan legítimo como que yo me oponga. Pero además el argumento económico no es válido ¿Cuánto puede significar la canasta de fin de año en la paramétrica de una empresa? $ 0,002, no existe. Y si hay alguna empresa a la que realmente dar la canasta le hace trastabillar, yo le sugeriría a ese empresario revisar el rubro en el cual está en el mercado. Además, si fuera un tema económico, el actual Consejo de Salarios contempla a aquellas empresas que hacen descuelgue si justifican su situación de paramétrica financiera. En la bebida tengo infinidad de descuelgues hechos con laudos que se resuelven a nivel nacional, mientras que hay empresas chicas del interior que no pueden pagar. Se llega a un acuerdo. No voy a ser tan pelotudo de apretarle las bolas a la fábrica para que cierre: sindicato abierto con fábrica cerrada no es negocio. Por lo tanto, si fuera económico, la herramienta ya está vigente.
¿Por qué entonces se considera la iniciativa?
Es un planteo empresarial de la derecha en el gobierno, ideológico, para quebrarles las patas a los sindicatos. Estoy recontra convencido y es así como lo estoy diciendo. Me gustaría que el que no esté de acuerdo, me desafíe a debatirlo.
¿Cuáles son los artículos que “no te quitan el sueño”?
En 1983 estuvimos dos días discutiendo en el Pit si sacábamos personería jurídica o no. Néstor Bolentini (ministro de Trabajo entre 1983 y 1984) había sacado un comunicado de que éramos ilegales. Estuvimos discutiendo dos días si lo hacíamos o no lo hacíamos; aparecieron algunos viejos, hubo algunas conversaciones desde el exterior explicándonos por qué no había personería jurídica en la CNT. ¿Qué pasó? Un sector, yo supongo que el anarco, dijo: “Está todo bien. Yo estoy de acuerdo con el estatuto, pero nada de personería jurídica, el Estado no se puede meter”. Y ahí quedó. Hoy el 95%, por darte un porcentaje, tiene personería jurídica. Por lo tanto, no me parece mal, pero además creo que está bien porque posibilita agendar en las negociaciones colectivas la productividad.
“Es un planteo empresarial de la derecha en el gobierno, ideológico, para quebrarles las patas a los sindicatos”.
Insiste desde hace tiempo con la productividad, pero es un tema que en Uruguay se menciona poco a la hora de las negociaciones.
¿Poco? No se menciona nada. Yo la puteé muchos años. Después un día la vi pasar y me di cuenta de que estaba muy rica. Le dije: “Vení, vení, te pido disculpas; vení que tengo que hablar contigo”. Cuando me di cuenta de que realmente estaba equivocado, totalmente equivocado, que me había comido todos los billiken y toda la perorata que todavía siguen vendiendo…Tampoco el empresariado habla de productividad. Casi no habla.
¿Sólo los economistas hablan de productividad?
Claro porque, total, no pierden nada. Queda lindo, además. No discutir productividad en Uruguay es no exigirle a un cuadro de fútbol que se entrene. Es apostar a que vaya y juegue el domingo. Hay que entrenarse; la productividad es parte de la sobrevivencia de Uruguay, un país que no tiene energía propia, que es dependiente, que el mercado es chico, que lo que tiene es una gran logística de salida al océano; que tiene muchas buenas cabezas pensantes, lo vimos en la pandemia, lo vemos con el tema del software, pero para cooptar capitales se necesita algo más que retribución tributaria.
También mano de obra calificada. Uruguay debe discutir productividad; productividad de verdad, no el discurso que yo me fumé 20 años de que era “más producción, a destajo”. Eso no tiene nada que ver con productividad. Productividad es más eficiencia con los mismos insumos: con los mismos costos operativos, la misma mano de obra, cómo mejoro el producto final sin que nadie muera abrazado a la máquina. Los resultados están a la vista; en la bebida lo tenemos así hace 12, 13 años.
¿Hay un problema de desconfianza entre sindicatos y gremios empresariales a la hora de negociar en Uruguay?
Claro y es totalmente legítimo. A ver, si yo tengo que negociar y tengo que mostrar mis números, no le puedes contar nada a nadie de que tengo un problema. Me tenés que dar garantía de que no vas a contar nada. Si no, jurídicamente, ¿cómo lo ataco? “Te muestro los números, tengo un problema acá, acá y acá”. Si vos esos números los hacés luz, la competencia aprovecha. Hay un laudo de confidencialidad que debe tener un sustento de aval jurídico. Eso es la personería jurídica. Los Consejos de Salarios tendrían que ser una herramienta dinámica, permanente.
Cuando no se discute salario tiene que convocarse para discutir otras cosas. Por ejemplo, empleo, capacitación, productividad e inserción en el mercado. Esos cuatro rubros se tienen que discutir siempre. ¿Llegás a acuerdos en alguno de los cuatro puntos? Capaz que en ninguno. ¿Pero qué lograste? Confianza, papá, confianza. No tenés por qué estar de acuerdo para tener confianza. En las negociaciones el “no” es parte de la negociación.
Porque si fuera siempre “sí”, no hay negociación, es imposición. Negociar es conocer de qué estás hablando y saber que todo tiene un tire y afloje, y todo tiene un “hasta acá llegué”. Si no, se corrompe. No es negocio sindicato abierto con la empresa cerrada, tenés que cuidar porque de ahí morfás. Al crear un buen clima en los Consejos de Salarios se genera algo muy importante en las relaciones laborales, que es la confianza, que repito: no es estar de acuerdo, no es coincidir. Es confianza; (saber que) el “no” que vos me das tiene un sustento argumental, que me gustará poco o nada, pero sé que es verdad.
En el libro Espalda con Espalda se mencionan varios emprendimientos empresariales que tuvo a lo largo de los años. ¿Sirvieron esas experiencias para cambiar la perspectiva y ampliarla hacia un punto de vista más desde el empresario?
Al revés, ahí apliqué toda la experiencia laboral que tenía. Por supuesto, te da una perspectiva, te da una visión más grande. Es obvio que te la da. Ojalá muchos empresarios tuvieran vida sindical para aprender un poco.
¿Cómo está viendo el rol del Pit-Cnt actualmente?
Hablar del Pit-Cnt sin hablar del contexto en el que está inserto es un error. Esta sociedad es una sociedad distinta a la de hace 10 años, no solo a la de cuando yo era chico. (En Argentina) se hizo una encuesta que dio que el 78% de la gente que está en teletrabajo elegiría seguir en teletrabajo y no de forma presencial. Hace la opción individual ante el colectivo, por lo tanto, menudo problema para el sindicalismo del futuro cómo organiza a gente que está metida dentro de su casa.
Se tomó un grupo grande de gente de 20 a 35 años, de distintas áreas (servicio, industria). Se les puso 10 palabras y (se les pidió) priorizarlas del uno al 10, siendo uno la mejor. El noveno y el décimo lugar fueron horas extra y jubilación; tiempo libre fue la primera. Hay un 60% de gente a la que si le planteas trabajar lunes, martes, miércoles y jueves 10 horas, y le franqueas viernes, sábado y domingo, agarran volando. Esa propuesta nos la hicieron a nosotros en la década de los 1990 en Coca-Cola y le dimos con un caño. Hay una mentalidad distinta; hoy se prioriza mucho en un sector de la sociedad el tiempo libre, la recreación. No estoy juzgando, estoy diciendo que la fotografía hoy es esta, antes era otra.
Se acentuó la pérdida de la cultura del trabajo. Se profundizó. Cuando yo entré a la fábrica, si cumplías y no faltabas, te jubilabas. Hoy, las personas que ingresan a un trabajo no hablan de jubilación y mucho menos de jubilarse donde entraron porque esa empresa dentro de tres o seis años capaz no está más. Perdiste estabilidad laboral y emocional con referencia al trabajo. Por lo tanto, no es fácil organizar sindicalmente. El rol del movimiento sindical hoy, como decían los viejos batllistas, es el escudo de los débiles. Sigue estando vigente más que nunca porque la contienda, la lucha de clases, o como quieras llamarle, existe. La herramienta hay que fortificarla. Ahora, cómo es el rol y el papel… creo y apuesto que Marcelo Abdala le va a dar una vuelta para posicionar al momento sindical en las grandes ligas. No puede ser que hace 15 años aparezcamos entre los peores vistos en las encuestas.
"No puede ser que hace 15 años aparezcamos entre los peores vistos en las encuestas".
¿Qué le falta al movimiento sindical? ¿Una mayor adaptación a los tiempos que corren?
Aggiornarse. A mí no me atan los términos: para mí la revolución puede ser en cualquier época, no en octubre y con nieve. Debería haber un cambio, pero para que el movimiento sindical tenga un rol más decisivo, todos deberíamos revisar si lo que estamos haciendo acumula o no en la sociedad. Vos tenés que generar empatía. ¿Por qué en las encuestas la gente ve mejor a la Policía, al Ejército, a los bancos, a la Iglesia? Cuando sos el escudo de los débiles, cuando peleás y luchás por el bien los trabajadores, ¿por qué te ven mal? Algo estás haciendo que hay un rechazo colectivo de la sociedad. ¿No será que a reivindicaciones legítimas les ponés medidas de paro que, en vez de acercar, alejan? ¿No es hora de revisar? Lo vengo diciendo hace 22 años. Me putean en todos los idiomas, pero no me interesa. Hay que revisar metodologías, que eso no va en desmedro de la legitimidad del reclamo.
Una revisión en las formas.
Nosotros también casi la cagamos. Una vez en la cervecería nos fuimos a un conflicto a mitad de diciembre y nos enteramos el 19 que Cambadu estaba que volaba porque el desabastecimiento en los boliches chicos era tremendo. Ahí hicimos click. Estábamos felices y gozosos porque los teníamos contra las cuerdas, pero para el pequeño comerciante la bebida es el aguinaldo. Íbamos a ganar, pero el 26, ¿quién iba a ir a dejarle un cajón de cerveza al tipo te va a recibir a puteadas y con razón? ¿Qué hicimos? El 20 levantamos todas las medidas y le garanticé a Cambadu que en un día y medio tendría abastecido Montevideo. Trabajamos como hasta las 8 de la noche, llenamos los boliches y la salvamos.
Después de enero retomamos el conflicto y lo ganamos 7 a 0. Ahora, si yo no hubiera hecho eso, si hubiéramos festejado la victoria del conflicto a costa de un sector de la sociedad, cuando le preguntaran qué opina de los sindicatos de la bebida iba a putear en todos los idiomas. Siempre se lo dije al Negro (Aníbal) Varela: “Levanten la basura, dejen de hinchar las bolas. Tápale el David de basura o metésela adentro a los intendentes. Me importa un huevo si llenás el Palacio de basura, pero a mí llévamela porque tengo chiquilines chicos, se me llena de ratas la vereda”. Ganate la empatía. El año del famoso conflicto de Adeom, después salieron en Navidad con la campana. Ni un sope [sic] hicieron. Hay que mejorar el relacionamiento con la sociedad, sin perder contenido y sin perder concepción. En algunas cosas todavía estamos en debe.
¿Se acercó más el Pit-Cnt al Frente Amplio después de que la actual oposición perdiera el gobierno?
No estuve de acuerdo con el homenaje que se le hizo a Tabaré Vázquez, a quien yo quería mucho en lo personal y con quien teníamos una relación muy buena. No me gustó el homenaje, no me gustó. Y además dije: ¿le van a hacer un homenaje a Lacalle Pou cuando se vaya? Porque hay que mantener la independencia. Ahora, a mí me divierte mucho cuando la derecha dice que es “el brazo sindical”. Me cago de risa porque son unos hipócritas. Es una hipocresía hacer esa chanza. Yo tengo una lista así (de grande) del 1985 para acá de ministros blancos y colorados que eran presidentes de las cámaras empresariales. Hoy hay un ministro de Ganadería que fue presidente de la ARU (Asociación Rural del Uruguay). Nadie mea agua bendita. Santo acá no existe ninguno.
Por lo tanto, ¿hay una identificación del movimiento sindical y del movimiento social con el Frente Amplio? Sí, hay, ¿cómo no va a haber? Si tienen similitudes en los programas y en un sistema democrático el que viabiliza las reivindicaciones es el sistema político. El Pit-Cnt no está para los cambios, los cambios los hacen los partidos políticos. De la misma manera, las cámaras empresariales se identifican con los partidos tradicionales. Aunque cuando gobernó el FA les fue muy bien a los empresarios desde el punto de vista económico. Creo que son chanzas y tironeos, bastardeo político. El Frente Amplio es policlasista, el movimiento sindical es clasista. En el FA hay tonos mucho más pronunciados. Para muchos en el FA Nicaragua es una democracia de la izquierda. Para mí es una dictadura que habría que tirarla abajo mañana.
¿Cómo ve a Fernando Pereira en el rol de presidente del FA?
Un crack, un crack. Que se cuide, que haga gimnasia, que se alimente bien.
¿No se está exponiendo demasiado?
Ese laburo no es para jugar a las escondidas, es para estar todo el día en la arenga chica. Menudo laburo tiene. Creo que el FA necesita hombres como él, que le den un empuje. Al igual que al movimiento sindical, que hay que aggiornarlo al siglo XXI, también al FA por lo menos en algunos temas. Por ejemplo, la estructura organizativa. Su estructura es pensada para otra época, que funcionó y funciona muy bien, pero para mí debería modificarse. Hoy están las redes, hay un montón de cosas más. Creo también que debería tener una apertura, una amplitud de techo, como lo tuvo en el 1994 cuando ingresa (Rodolfo) Nin Novoa con toda una barra. El FA abre una lona y hace el Encuentro Progresista. Son tareas que Fernando tiene por delante 24/7, sin ninguna duda.
Mencionó las redes. ¿Cómo ve el nivel de discusión del sistema político en general?
Discusión no hay. Lo ves en el propio Parlamento. Es vergonzoso ver algunos videítos que circulan. Algunos dicen que tengo nostalgia del pasado, los debates en Sorocabana, las usinas ideológicas. Pero más que del pasado tengo nostalgia del futuro. Que se pierda la esencia del debate ideológico político, de la confrontación de ideas, que no importa si somos amigos o no nos conocemos, ¿no? El otro día yo hablé de Pedro Bordaberry (disertó en el Parlamento sobre cárceles). Tengo ocho millones de diferencias con algunas formas de pensar de él, pero en algunas cosas tengo coincidencias.
¿Me voy a prohibir abonar en la coincidencia porque tengo 8 millones diferencias? Si no, la verdad es solo mía. Y cuando alguien se adjudica la verdad cien por cien, yo me rajo. Me rajo porque este tipo puede hacer cualquier cagada, si se cree supremo. Yo creo en el debate y la usina de ideas, en la confrontación. Hoy hay una ausencia de propuestas; lo que llaman debate es el descalificativo a la propuesta del otro. En vez de elevar la mira y la propuesta mejorándola, es el descalificativo. Tenés todos los días un humo distinto. Cinco días para ver si un futbolista se agachó o no se agachó. La agenda política la marcan las redes. Es muy difícil. ¿Y quién se daña?
¿Quién es el que está más dolorido y sangrando y con tajos por todos lados? No es el partido tal o el partido tal, es la democracia. (Ignacio) Zuasnabar dice que hay 25% de gente indecisa. Si vos te metés dentro de ese mar de 600.000 personas, te vas a encontrar que la inmensa mayoría no cree en el sistema, no cree en los partidos políticos. El circo mediático hace que la gente se retraiga. Cuando vos dejás de creer en la política aparecen los Milei, los Bolsonaro. (Los votantes) no son pro Milei o pro Bolsonaro, son antisistema o antipolítica.
De cara a una reforma de la seguridad social, ¿hay que subir la edad jubilatoria?
No tengo la más pálida idea, lo que sí sé es que esto colapsa. No tiene retorno. No se va a triplicar la mano de obra activa y cada vez vivimos más. Hay que bancar con US$ 500 millones al año el privilegio de unos miles de uruguayos que porque eligieron la carrera militar tienen un privilegio que no tenemos el resto. La guita sale del mismo bolsillo. Los números del Banco de Previsión Social y de la Caja (Militar) son complicados. Y después tenés la Caja Profesional fundida. Algo fracasó.
¿Es un problema de Uruguay? No, es un problema mundial. Lo que pasa es que otros países tienen espalda económica. Es un auto que va camino a un precipicio que está a unas cuadras, va para ahí, no hay alternativa. Hay que meterle el diente y creo que tiene que ser política de Estado. Porque no me gusta que ahora te subas a pegarle a este gobierno por algo que vos no hiciste. No lo hiciste con mayorías parlamentarias y crecimiento económico. No quisiste pagar el precio político en las urnas. ¿Y quién se jodió? Se jodió la sociedad.
Son de las reformas que han quedado postergadas en el viru viru, en el discurso, en el engaña voto. La sociedad te reclama reforma del Estado, que no significa despedir gente sino redistribuirla y hacerla más efectiva. Y bajar los costos del Estado hay que bajarlos; decir que no es una pelotudez. La reforma educativa, propuesta en 2014 y no realizada, propuesta por este gobierno y no realizada; la reforma de la seguridad social; y ahora aparece una nueva reforma, que es la de cárceles. Serían cuatro elementos que ayudarían a generar un Uruguay para las generaciones que vienen.
“El Frente Amplio es policlasista, el movimiento sindical es clasista”.
¿Qué balance hace del gobierno después de más de dos años de gestión?
Hay unos pibes en Bulevar Artigas y General Flores. Se suben arriba de una escalera de una hoja con cuatro platillos y una pelota. Unos malabares fantásticos hacen y no se les caen. Me parece increíble. ¿Cómo a este gobierno no se le cae decir que hay crecimiento económico, pero no hay derrame? Crecimiento, y resulta que las pasividades, las jubilaciones y el poder adquisitivo cayeron. Entonces, avísame dónde está, quién se la llevó. Porque si creció y no se derramó, en algún lado está. Si te retrotraes 15 meses, está dentro del “festejen, uruguayos, ahorramos 600 palos (US$ 600 millones)”.
¿En plena crisis ahorraste? En la crisis se gasta, no se ahorra. ¿Es porque no gastaron? No, gastar, gastaron. Pero es insuficiente. A este gobierno la pandemia le vino bien. De alguna manera, surfeó la ola. Tuvo un año de mucha popularidad. Me incluyo entre los que estaba -estoy- (de acuerdo con que) fue bien conducida. Pero creo que en materia económica hay una situación real. Andá al boliche de la esquina y preguntá: del 16 al 30 entran tres por día. Hay falta de guita en la gente. Se nota, se nota en la calle, se nota en la tristeza. En la bebida hay una comisión que se llama “La Solidaria” y cada noche reparte 700 y pico de platos. Nosotros tenemos los centros educativos de la FOEB donde damos desayuno y merienda, y ahora tenemos a los liceales y tenemos que dar merienda, porque los botijas en un día toman seis, siete tazas de leche. Por lo tanto, está mal distribuida. Hay situaciones que hay que mejorar. Y a mí no me pueden decir: “Bueno, ¿por qué no se lo pediste al otro?”. Yo también se lo pedía al otro. Al otro le decía: “No gastes en el Antel Arena, esa guita me vale más en otro lado”.
Hay un agujero grande desde el punto económico, un bache importante. Es un gobierno que tiene una definición ideológica distinta y concibe otra sociedad donde el pívot es el capital por sí y ante sí. Creo que es una coalición que ganó, que aprovechó la sensación térmica de que era tiempo de cambios y los cambios se dieron. Después están los que creyeron que esto era perpetuo; como aquellos vampiros que piensan que la noche es interminable y sale el sol y no queda ninguno.
¿Le interesa hacer política partidaria?
Me veo siendo parte de un grupo de gente que trata de reivindicar la política, los partidos, construyendo sociedad a partir de la diversidad. No tenemos por qué pensar igual, sí debemos tener objetivos comunes. Con tolerancia al que piensa distinto, con respeto y con ideas hacia un Uruguay 2030-2050. Me veo tejiendo, sumando ideas y propuestas.