La leve subida de las tasas de interés por parte del Banco de Japón y los miedos a que EE. UU. esté abocado a una recesión tras un repunte del desempleo han bastado para empujar a las bolsas mundiales a una espiral de pérdidas, mientras las expectativas sobre el precio del dinero se ajustan en todo el mundo.
La subida de un cuarto de punto de las tasas de interés en Japón, que suelen estar entre el 0% y el 0,1%, ha sido suficiente para desencadenar una tormenta perfecta que ha llevado al índice de volatilidad VIX, conocido como “el indicador del miedo”, a los niveles de 2020, al comienzo de la pandemia de la covid-19, y cerca de los niveles de la crisis de 2008.
El fin del yen ‘gratis’, que era usado para apalancar inversiones en mercados en dólares u otras divisas con mayores retornos debido a los más altos tipos de interés, ha provocado una reacción en cadena que ha coincidido con la publicación, el viernes pasado, de un informe laboral en Estados Unidos peor de lo esperado y que hace temer una posible recesión.
La subida del desempleo en julio al 4,3% hizo que los analistas se percataran de que se cumplían los parámetros de la ‘regla Sahm’, creada por la economista Claudia Sahm, que señala que si la media de desempleo de los último tres meses excede en más de medio punto el valor más bajo de los últimos 12 meses el país está entrando en recesión.
Dos días antes, además, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (Fed) decidió irse de vacaciones sin abordar la esperada primera bajada de tasas de interés desde su máximo en más de dos décadas y por tanto esperar hasta, al menos, septiembre, con lo que el precio de dinero se mantiene en el 5,25-5,5%.
La disparidad entre el coste de la financiación del Banco de Japón y la Reserva Federal había hecho que el conocido como ‘yen carry trade’ haya alimentado un gran sistema de apalancamiento en el yen y el cambio histórico de la política monetaria nipona frente a las bajadas que se esperan en Washington hayan desatado el caos en ese sistema.
El desplome del Nikkei de hoy, de más del 12%, histórico, y los miedos a la recesión que señala la ‘regla Sahm’, se han sumado a los malos resultados en el sector tecnológico que se está resintiendo por la política de sanciones a China y que según un reciente estudio de la Reserva Federal de Nueva York “ha destruido 130.000 millones de dólares en capitalización de mercado”.
El selectivo tecnológico Nasdaq se llegó a dejar el 3,4% este lunes, mientras que el Dow Jones perdió más de 1.000 puntos o el 2,6%.
Según indicó la propia Claudia Sahm el pasado viernes a CNBC, la economía de EE. UU., que hasta ahora había sido responsable de gran parte de la recuperación mundial de la pandemia, está entrando en “dinámicas de recesión, pero no es algo inevitable” y “hay espacio suficiente para reducir los tipos de interés”.
Pese a que hay algunos datos que permiten a la Fed calma, como la inflación en tendencia descendente y el crecimiento económico en el segundo trimestre del 2,8% en tasa anualizada, el déficit fiscal estadounidense sigue siendo del 7% y las posibilidades de que la política monetaria restrictiva se hayan alargado demasiado planearán sobre la reunión del banco central de septiembre, donde poco espacio queda ya para ignorar una bajada de las tasas de interés.
EFE