El camino del narco está adoquinado con lápidas cuyas fechas de comienzo y fin suelen ser demasiado próximas. La romántica frase de Bogart “vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver” adopta un trágico sentido en las calles copadas por el hampa, donde son pocos quienes llegan a viejos o mueren —como pedía García Lorca— decentemente en su cama.
Luis Alberto Suárez Correa, conocido como “el Betito”, tiene 41 años. No es precisamente un anciano, pero ya supera la expectativa de vida en su profesión. De momento, ha logrado darle el esquinazo a la parca al menos tres veces, para desazón de quienes preferirían verlo con un sobretodo de madera.
Suárez se inició en el crimen a fines de los 90, cuando era apenas un adolescente. Por ese entonces trabajaba para Gustavo de Armas, un jefe criminal del Cerro que a la postre fuera asesinado por adversarios.
Luego integró una banda conocida como Los Profesionales, que asaltaba locales bancarios, estaciones de servicio y todo lugar que prometiera un botín sustancioso. Pronto cayó y fue condenado por rapiña, pero en el año 2002 escapó de la cárcel. Organizó entonces la denominada “superbanda”, con la que cometió atracos todavía más audaces, hasta que el 22 de enero de 2006 fue recapturado por casualidad.
Esa madrugada, Suárez salió con dos amigos de una whiskería en Las Brujas, Canelones, y el auto en el que viajaban sufrió un terrible accidente en el que murieron cuatro personas. En el coche se encontraron tres armas y una fuerte suma en pesos.
Desde entonces entró y salió de presidios en varias ocasiones. Desde la prisión se las arregló para seguir al frente de sus asuntos ilegales, y cuando esto no era posible el “negocio” quedaba en manos de su gente de confianza: su hermanastro Ricardito Cáceres y su hermana Loly Suárez. Con el tiempo, también su hijo Luisito se incorporaría al mundo del crimen.
En octubre de 2019, Betito Suárez volvió a estar cerca de la muerte, y una vez más se escabulló. En aquella ocasión, tripulaba una motocicleta por las calles de su “patria chica” del Cerro cuando un automóvil giró en U y provocó una violenta colisión. Las graves heridas que sufrió lo obligaron a pasar 12 días en CTI con respiración asistida. Sin embargo, se sobrepuso al siniestro y logró recuperarse sin secuelas.
En 2021, Suárez intentó suicidarse en su celda de la cárcel de Santiago Vázquez. Sin embargo, también en esa ocasión la parca le fue esquiva, y los guardias lo descolgaron antes de que exhalara su último aliento.
En los últimos años, la guerra de Los Suárez y Los Colo —otra banda familiar— por el control del narcotráfico en la zona del Cerro ha provocado bajas en ambos bandos. Así las cosas, Betito vio caer a algunos de los suyos, tanto a manos de sus adversarios como de la policía, pero las balas no lo habían tocado. Hasta ahora.
Anoche, y en el marco de un recrudecimiento del mencionado conflicto ente bandas, Betito fue atacado por tiradores en la esquina de Egipto y Berna, donde funciona un supermercado propiedad de su pareja. Los agresores pasaron en moto por el lugar y efectuaron cerca de cuarenta disparos. Cuatro de ellos dieron en el blanco, y Suárez fue a parar al Hospital del Cerro, donde lo operaron de urgencia. Luego fue derivado al Hospital Maciel, centro de salud del que temprano en la mañana se ausentó por sus propios medios y sin recibir el alta médica.
El ataque de anoche se supone obra de Los Colo, en represalia por la agresión que miembros de su grupo sufrieran el pasado domingo en la zona del Buceo. Allí, una mujer resultó con graves heridas y un niño fue rozado por una bala.
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