El presidente de la gigante aeronáutica estadounidense Boeing reconoció el miércoles la “gravedad” del incidente ocurrido a inicios de enero con un avión 737 MAX 9 de Alaska Airlines, cuando una puerta ciega se desprendió en pleno vuelo.
La situación llevó a que esos aparatos quedaran en tierra para inspecciones.
“Volamos aviones seguros. No enviamos aviones al cielo si no tenemos 100% de confianza”, declaró el presidente de Boeing, Dave Calhoun, a reporteros al llegar al Capitolio para una reunión a puertas cerradas con el Comité de Comercio del Senado. “Estoy aquí hoy con espíritu de transparencia para, número uno, reconocer la gravedad” de lo que ocurrió, y también para “contestar todas las preguntas” de los legisladores, “porque tienen muchas”, declaró.
El 5 de enero una puerta ciega del fuselaje de un Boeing 737 MAX 9 de Alaska Airlines que iba de Portland (estado de Oregón) a Ontario (California) se desprendió en pleno vuelo.
Desde entonces, la reguladora Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) ordenó que 171 de los 218 aparatos en circulación del Max 9 permanezcan en tierra hasta finalizar su inspección.
Estos aviones recién volverán a volar cuando ya no haya dudas sobre su seguridad, resaltó la agencia.
Boeing propone a sus clientes bloquear determinadas puertas en el MAX 9 cuando el número de salidas de emergencia existentes ya es suficiente en relación con el número de asientos del avión.
Esta semana, la FAA recomendó a las aerolíneas inspeccionar también las puertas de sus aviones Boeing 737-900ER, tras los incidentes observados en los modelos 737 MAX 9 de la empresa estadounidense, que tienen diseño muy similar.
AFP