La policía brasileña liberó este martes "por cuestiones humanitarias" a casi 600 personas detenidas tras el asalto a sedes oficiales el domingo en Brasilia, con el que esperaban provocar la caída del presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
"Fueron liberados 599 detenidos, por lo general ancianos, personas con problemas de salud, en situación de calle y madres acompañadas de niños", indicó la Policía Federal en un comunicado.
Las autoridades detuvieron a más de 1.500 personas tras las invasiones a los edificios de la Presidencia, la Corte Suprema y el Congreso, protagonizadas por seguidores del expresidente de ultraderecha Jair Bolsonaro.
Los simpatizantes del exmandatario, hospitalizado en Estados Unidos desde el domingo por un problema abdominal, buscaban precipitar una salida de Lula, que asumió el poder el 1 de enero por tercera vez.
“Firmeza”
Las liberaciones ocurrieron casi en simultáneo con el anuncio del juez del Supremo Tribunal Federal Alexandre de Moraes de que las instituciones brasileñas lucharán "con firmeza contra el terrorismo".
"La prisión no será un campamento de verano", advirtió en una ceremonia en Brasilia.
Según la prensa local, el magistrado ordenó más tarde la detención del exministro de Justicia de Bolsonaro y exsecretario de Seguridad del Distrito Federal (DF) Anderson Torres, responsable de la seguridad de Brasilia el domingo y despedido tras la violencia.
Agentes policiales estuvieron el martes en una residencia de Torres, quien está de vacaciones fuera del país y negó el lunes "cualquier tipo de connivencia con las barbaries" ocurridas en la capital.
Moraes ya había suspendido de sus funciones por 90 días el domingo por la noche al gobernador del DF, Ibaneis Rocha, quien se había disculpado con Lula por "las fallas" de seguridad.
Las fuerzas de seguridad y las autoridades de Brasilia son objeto de críticas por su actuación durante los desmanes. Videos publicados en redes sociales muestran a policías filmando los ataques en lugar de intervenir.
“Una nueva lucha”
Unas 527 personas permanecían presas este martes y otras aún eran "sometidas a procedimientos de la policía judicial" para determinar su destino, agregó la Policía Federal.
Los individuos liberados habían estado confinados en un gimnasio de la Academia Nacional de la Policía Federal en la capital brasileña. Algunos fueron transportados en autobuses hacia una estación desde donde pudieron regresar a sus domicilios.
Quienes seguirán detenidos fueron llevados a comisarías para luego ser trasladados al complejo penitenciario capitalino de Papuda, constató un periodista de la AFP.
Desde uno de los vehículos los pasajeros gritaron "¡La victoria es nuestra!". Algunos sacaron los brazos por las ventanillas, cantaron apretando los puños o haciendo el gesto de la "V" de victoria.
"Ahora vamos a descansar y prepararnos para una nueva lucha, porque si ellos creen que nos van a intimidar, están muy equivocados", dijo a la AFP Augustinho Ribeiro, uno de los bolsonaristas liberados y quien se quejó del trato "humillante" en el gimnasio donde estuvo retenido.
Ribeiro afirmó que cuando llegó a los edificios oficiales ya había daños y aseguró que concurrió el domingo porque quiere un Brasil "libre de comunismo".
La Policía Federal desmintió versiones de que una anciana había muerto el lunes en la sede de su academia.
"Todos fueron tratados bien, nadie murió allí", contó a la AFP una mujer que estuvo detenida en el lugar y habló bajo condición de anonimato.
Órdenes de arresto
Los 1.500 detenidos fueron participantes del asalto o estaban en un campamento instalado hace dos meses al frente de una sede del ejército desde donde pedían una intervención militar contra Lula.
La invasión y el saqueo de los edificios de los tres poderes del Estado brasileño, que recordaron a los episodios del Capitolio en Washington hace dos años, causaron considerables daños materiales, en particular a obras de arte de valor incalculable.
El ministro de Justicia de Lula, Flavio Dino, sostuvo el martes que pronto se emitirán alrededor de 50 nuevas órdenes de arresto por lo que el gobierno calificó de "actos de terrorismo".
"Algunos tendrán como objetivo a personas que participaron en los saqueos y no fueron detenidos en flagrancia. Otros tendrán como objetivo a personas que no estuvieron en Brasilia (...), pero sospechosas de estar involucradas en la organización o el financiamiento de los disturbios", explicó en una entrevista con la cadena Globonews.
Influenciadores crearon una cuenta en Instagram que permite a los internautas denunciar a los usuarios que publicaron selfies en la red durante los disturbios. La cuenta era seguida por más de un millón de suscriptores el martes al final del día.
AFP