Los hechos ocurrieron el pasado sábado en una estación de servicio en el barrio Pilarzinho de la ciudad brasileña de Curitiba.
Allí, Caio Murilo Lopes do Santos llegó para repostar combustible y mantuvo un altercado con Paulo Sérgio Esperançeta, pistero del lugar.
Tal como se aprecia en las imágenes, el trabajador usó la manguera de un surtidor para mojar con combustible a su oponente, y luego lo prendió fuego. Pese a la rápida intervención de terceros, Murilo no se libró de sufrir quemaduras de consideración.
Según informa el portal noticioso G1, la discusión comenzó cuando el cliente acusó al empleado de romper la llave de su coche. El hombre dijo recordar haberle dado la llave en buenas condiciones y luego recibirla dañada.
“Nunca lo insulté, en ningún momento lo ofendí o lo destraté. Solo le dije lo que había ocurrido y que se tendría que hacer cargo. Él me dijo que no lo haría y yo le repetí que sí. Luego me mojó con la manguera, se me vino encima y me prendió fuego”, contó al citado medio.
Durante el ataque, sufrió quemaduras severas en los brazos, el pecho y el abdomen, y otras más leves en las piernas. Su estado de salud se considera estable, aunque todavía no se sabe si deberá hacérsele algún tipo de cirugía.
También contó que, al verse en llamas, atinó por instinto a quitarse la camiseta, para evitar que la prenda que ardía le quemara el rostro. También sostiene que si todavía está vivo fue por la rápida intervención de otro trabajador, quien lo apagó con un extintor.
“Fue un ángel que estaba allí en ese momento, que me pudo ayudar y salvar mi vida... me salvó la vida. Si él no hubiera estado allí, si no hubiera apagado el fuego, yo quizá no estaría aquí contando la historia”, agregó.
Tras el ataque, Esperançeta huyó del lugar y permanece prófugo.
El abogado de la gasolinera, Marcel Bento Amaral, dijo en un comunicado que el agresor está, obviamente, despedido, y que la empresa brindó asistencia a la familia y a las autoridades en la investigación de los hechos.
Pese a las lesiones sufridas, Murilo asegura que perdona los actos de su atacante.
“Lo que me corresponde como ser humano y como persona que cree en Dios es perdonarlo. Yo perdono, ¿quién soy para no perdonar? […] La gente no es mala, simplemente está perdida, pero el alma puede encontrar la luz", sostuvo.
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