Kroshik es un gato pelirrojo de 14 años residente en la ciudad rusa de Perm. Alguna vez fue un felino veloz y ágil, pero —al igual que tantos humanos— adoptó un estilo de vida sedentario y con exceso de comida.
Con el tiempo, engordó tanto que perdió la capacidad de caminar. Al momento de su rescate, pesaba nada menos que 17 kilos, cifra excesiva para un gato doméstico.
Las fotos del obeso Kroshik se volvieron virales luego de que los voluntarios del refugio de animales Matroskin las compartieran en la red social VKontakte.
En las imágenes se ve cómo una mujer joven lucha por sostener al animal en brazos, esfuerzo considerable si se tiene en cuenta que el minino pesa tres veces más de lo que debería.
Según el personal de Matroskin, Kroshik fue rescatado de un hospital local cuyo personal se puso en contacto con ellos después de que el felino de 14 años perdiera su capacidad de caminar debido a su peso y su avanzada edad.
Kroshik vivió en el sótano del hospital durante años, cazando roedores y disfrutando del afecto de los humanos, pero en los últimos años aumentó de peso debido a la sobrealimentación. Cuando su obesidad llegó al punto de impedirle literalmente sostenerse sobre sus patas, las enfermeras del hospital llamaron al refugio de animales.
Los cuidadores del albergue presentaron el caso de Kroshik como un claro ejemplo de “exceso de amor”. Como mascota no oficial del hospital, era querido por casi todos allí, y la mayoría de los trabajadores le llevaban comida y golosinas constantemente. Dado que el lugar estaba abierto las 24 horas y se trabajaba por turnos, siempre había alguien allí para llenar el plato de Kroshik o darle una golosina. Así, paulatinamente el gato dejó de cazar ratones y pasó a depender completamente del alimento que le daban las personas.
Después de examinar al felino, los veterinarios decidieron que lo ideal sería que pesara entre cinco y siete kilos. Pero dado que pesaba 17, lo declararon mórbido.
Para lograr que perdiera peso, los cuidadores pusieron al gato a dieta y le improvisaron una cinta de correr acuática en una pequeña bañera. Los encargados dicen que Kroshik es un auténtico gruñón y aborrece el ejercicio, pero no tienen más remedio que obligarlo a moverse.
Sus “nutricionistas” estiman que el riguroso plan hará que el gato glotón baje entre 85 y 170 gramos a la semana, y que en algunos meses muestre una notoria mejoría.