Unas 24 horas antes del paro general que organizó el Pit-Cnt el pasado 25 de abril, un grupo de trabajadores de la empresa de transporte Coect se reunió —como lo hace previo a cada paralización— para organizar la jornada laboral. Tenían claro que al día siguiente su deber era dejar a la menor cantidad de gente posible sin transporte y por eso se enfocaron en juntar, al menos, 10 choferes que estuvieran dispuestos a trabajar.
La normativa del Ministerio de Transporte establece que para que las empresas de transporte puedan funcionar necesitan como mínimo 10% de la plantilla, lo cual les permite cumplir con los turnos ya estipulados. Según dijo a Montevideo Portal uno de los participantes de la reunión, los empleados se organizaron y lograron superar esa cifra, llegando casi al 20% de personal disponible para manejar los coches.
La Asociación Sindical de Cooperativas y Obreros del Transporte (Ascot) fue uno de los gremios que adhirieron a la movilización que organizó la central sindical en rechazo al proyecto de la reforma de la seguridad social. Asimismo, el gremio de Coect es parte de Ascot, por lo que muchos de sus afiliados decidieron parar con motivo de la reivindicación.
El mismo día 25, Ascot emitió un comunicado en el que advertía que los trabajadores que no acataran el paro, serían desafiliados o sancionados. Esto último también fue de recibo en el gremio de Coect y así lo comunicó a todos sus integrantes. Sin embargo, ninguno de estos avisos representó un freno para los empleados que sí querían cumplir con la jornada laboral.
En los hechos, el 25 de abril comenzó con tensión en el terreno de Coect donde se guardan los ómnibus. Aquellos que habían acatado el paro decidieron poner ómnibus en las puertas para impedir la salida de otros vehículos y también escondieron las llaves para retrasar el inicio de los turnos, según reveló a Montevideo Portal uno de los que pretendía trabajar.
Una vez que los empleados encontraron las llaves de los coches y los pusieron en marcha, algunos de sus compañeros decidieron pararse en frente con el fin de impedir que pudieran avanzar. “Hubo un trabajador que amenazó a otro con un termo; no se llegaron a pegar, pero fue complicado”, agregó la fuente.
Finalmente, después de más de una hora de idas y vueltas, los coches pudieron salir a las calles de Montevideo a levantar pasajeros en las paradas. No obstante, el clima de tensión y enfrentamiento verbal continuó en la vía pública porque los trabajadores que hicieron paro se llevaron 39 ómnibus con el fin de poder movilizarse en las inmediaciones del Palacio Legislativo.
La fuente contó que uno de los choferes que estaba cumpliendo funciones debió parar en la Terminal de Río Branco y tomarse “dos calmantes”, porque cuando transitaba por la calle Agraciada varios de sus colegas lo persiguieron con el fin de que dejara de trabajar.
Otro conductor también vivió algo similar en el Cerro, por la calle Grecia, cuando iba con pasajeros y se encontró con un ómnibus de la propia empresa Coect que le impedía el paso sobre una de las esquinas. El hombre decidió bajarse y se dispuso a hablar con su compañero, pero ante la falta de resultados el chofer subió el ómnibus a la vereda con el fin de zafar del otro vehículo que le impedía seguir su camino.
Estos casos ya fueron elevados al directorio de la empresa y los trabajadores esperan que en los próximos días los citen para contar su versión. Hasta el momento, la patronal de Coect no se ha pronunciado al respecto.
Desafiliados
Pese a los anuncios realizados por su dirigente Miguel Marrero, el sindicato de Coect aún no ha comunicado formalmente la desafiliación de quienes trabajaron el 25 de abril. Según pudo saber Montevideo Portal con fuentes del gremio, el tema está en la comisión de ética a la espera de una resolución.
Los informantes especificaron que los afiliados pueden ser excluidos del sindicato, así como también sancionados, de acuerdo con la normativa interna de Ascot, que fue la que se implementó el día del paro. Tampoco tienen claro cuántos casos van a ser, dado que al comienzo se manejó una cifra de 10 pero luego bajó a tres.
Los trabajadores que suelen cumplir con la jornada laboral durante los días de paro dicen que quieren permanecer en el sindicato porque entienden “conveniente” ampararse bajo “ese paraguas” cuando hay un conflicto con la empresa. Sin embargo, argumentan que lo “ideal” sería “poseer la libertad de trabajar” cuando quieran.
“Nosotros a ellos no les decimos cuándo tienen que parar o qué medida tienen que tomar. Si nosotros queremos trabajar y no acatar una medida gremial, no estamos incumpliendo ninguna ley”, consideró el informante.