Desde las ventanas de un estudio de abogados en el Centro de Montevideo se ven hojas verdes que se mueven con el rugir del viento primaveral. En una biblioteca de madera, libros de derecho procesal. Sobre un escritorio, apretadas por un vidrio, fotos de dos niñas, Manuela y Agustina. Debajo de un mouse, una alfombrilla con la cara del expresidente Jorge Batlle y una frase.
“Mi padre nos enseñó a todos nosotros que del gobierno se sale caminando o en el ataúd”, se lee sobre el rostro del histórico líder de la lista 15, que viste una corbata colorada.
Esa no es la única presencia de Batlle. Martín Pérez Banchero, candidato por Avanzar Republicano, también tiene un cuadro con una foto del día de la asunción del expresidente el primer día de marzo de un nuevo milenio.
Es que para Pérez Banchero, Batlle es uno de sus máximos referentes dentro del Partido Colorado que abandonó tiempo después de denunciar al exministro de Turismo Germán Cardoso por corrupción. El partido que “le dio la espalda”, y el partido del que se alejó.
El candidato palmirense
En la casa de los Pérez Banchero “siempre hubo discusión política pasional”. Será por eso que desde el día en el que nació, hace 48 años, lo atravesó. A pesar de que se crio en Nueva Palmira, el exjerarca del Ministerio de Turismo nació en Carmelo, Colonia. El encargado de intervenir en el parto de su madre fue un médico que estaba casado con una prima de su padre que, en 1999, sería también diputado del Frente Amplio (FA).
Su bisabuelo era comunista. Su abuelo materno, colorado. Su padre, wilsonista. Siguió al padre de su madre, aunque alguna vez tuvo que ir a algún acto de los blancos a celebrar a Wilson Ferreira Aldunate. Dice que se escondía, que su bicicleta Ondina era chiquita y estaba “llena de calcomanías coloradas”; que, a pesar de tener 5 años, prefería a Ítalo Lauder antes que a Raúl Alfonsín —aunque después lo consideraría el mejor presidente del país vecino—.
Pérez Banchero recuerda que en su casa siempre discutieron “con pasión”, y que al haberse criado tan cerca de Argentina, la mayoría de la televisión era de ahí. “Había discusiones acaloradas de política en un mundo distinto. No había celulares, obviamente. Los martes a las 10 nos sentábamos a mirar Tiempo nuevo, con Bernardo Neustadt y Mariano Grondona; los jueves, Hora clave de Mariano Grondona. Había una discusión y un interés político importante”, dice a Montevideo Portal.
El abogado dice ser hijo de otra época, una más similar a la de su abuelo y su padre que a la de la nueva generación de jóvenes uruguayos. De todos modos, a pesar de que vive en la capital, es un defensor del interior, donde la “calidad de vida es mejor”.
A esa vida, la del pueblo, la dejó a los 18 años cuando, a pesar de ser bueno en matemáticas, se forjó para el lado del derecho y se mudó a Montevideo para cursar en la Universidad de la República.
Para Pérez Banchero, irse de Nueva Palmira “fue horrible” porque extrañaba —muchísimo, insiste—. Hablaba por teléfono con su familia una vez por semana, por alguna cosa concreta. Nada más. Pero volvía todos los fines de semana a su casa en el auto de un tío político que era comisionista.
El tedio de la capital se ablandó cuando le agarró “cariño” a la abogacía. Fue en tercero, cuando el profesor Víctor Bermúdez se cruzó en su camino académico con sus saberes sobre el derecho procesal, y lo marcó. Entonces, entendió: el derecho “seguía siendo una formación humanista de una cantidad de cosas”.
En la facultad no fue militante gremial, pero ya había activado su instinto colorado.
Pasional
A los 8 años se sintió colorado. De todos modos, no niega que para que un niño de esa edad se identificara con un partido político pudo haber implicado lo emocional. Se acercó por la historia del país, por la figura de José Batlle y Ordóñez, por el Uruguay moderno, y apoyó a Jorge Batlle.
Su primera elección fue en 1994. Militó con amigos de su abuelo materno, que había muerto, y trabajó por la candidatura de Batlle que no fue. “Nos demolió [Julio María] Sanguinetti. Los que éramos de la 15 no queríamos nada al Foro [Batllista], eso lo mantengo todavía”, dice.
Es que Pérez Banchero encontró algo en su candidato. Quizá “desorganizado”, pero también “más honesto y claro”. Y “pasional”, de la misma manera que se describe a sí mismo.
Con Batlle forjó un vínculo de grande. En 2014, por ejemplo, Pérez Banchero no votó la reforma de la baja de imputabilidad, a pesar de que el expresidente lo llamaba e intentaba convencerlo. “Usted no sabe nada de política, Pérez”, le dijo el colorado y le cortó el teléfono. Así, pasional.
Un camino colorado y cruzado
Antes de dejar el Partido Colorado en 2023, Pérez Banchero protagonizó varios cruces. El más popular y mediático fue el que tuvo con el exministro de Turismo Germán Cardoso, a quien denunció por irregularidades. La Fiscalía General de la Nación archivó el caso. El Partido Colorado no trató el tema, y él dice que le dieron la espalda.
“Si no hablaba, me iban a dar otro cargo, y es una muestra de eso. Yo salí, fue un hecho de corrupción, porque yo no iba a participar de un hecho de corrupción. Viví muy angustiado esa etapa de mi vida. Tuve en su momento el respaldo de la lista 15, lo cual valoro. Tuve respaldo político emocional, no en los hechos, porque a la prueba está que no pasó más nada. Salí del ministerio, pero estoy convencido de que si pasase de vuelta haría exactamente lo mismo. Yo no creo en los políticos profesionales, no creo que una persona viva de la política. A mí me repugna el concepto de políticos profesionales”, dice.
Así, criticó al Uruguay político, al Foro Batllista, a Carlos Moreira —chocó más con los blancos que con los frenteamplistas durante su paso como edil de Colonia—. Porque ha defendido sus ideas con “pasión”, no “camisetas”, dice. A pesar de que eso, ha tenido “costos políticos y familiares”. Esa es, dice, su forma de ser.
“En mis casos, en mi profesión, en las cosas, cuando estoy convencido de algo, defiendo fuertemente lo que estoy convencido”, dice Pérez Banchero. De todos modos, reconoce que hay cosas en las que se equivocó. Sin embargo, de otras sigue convencido: de su “visión oscura y crítica del Foro Batllista”, del manejo de las intendencias blancas y del Partido Nacional.
El abogado insiste en que expone cosas, temas, conversaciones, que son “incómodas”, como decir que es más unitario que federal, que no cree que los gobiernos departamentales “sirvan para defender al interior”. Y es tajante: “Las diferencias de los gobiernos departamentales han transformado en feudos a los gobiernos departamentales y han logrado darles un poder de politiquería de cuarta; pasó en Artigas, pasa en Colonia, pasa en Maldonado”.
Quizá, entonces, esa forma de ser, de actuar, de decir, se resuma en lo que el candidato de Avanzar Republicano define como ser pasional: “Defender con pasión algunas ideas”.
“Yo no soy antisistémico, no soy revolucionario —algunas revoluciones están bien, pero hoy hablar de eso es ridículo—; creo en un sistema para reformar las cosas: que cuando uno tiene una convicción muy fuerte en algo la tiene que defender con pasión, pese a todo”, afirma, y critica al Partido Colorado y su falta de “identidad” que, según el abogado, comenzó a perderse en la reforma del 96, y que ahora, en 2024, quedó marcada con la coalición republicana en contra del Frente Amplio.
Adiós, colorados
Después de la polémica con Cardoso, Pérez Banchero se alejó un año de la política. Se dedicó al derecho, volvió a una cátedra de Procesal de la que era parte en la Universidad de la República.
Pero duró un año. Volvió para fundar la agrupación Rebeldes dentro del Partido Colorado, porque era “rebelde” a la interna colorada”: “a la “actitud” de un partido que cree que “va desaparecer como tal”.
Dice, entonces, que hasta hace un año se imaginaba colorado. Que no pensaba en formar Avanzar Republicano, aunque se lo habían sugerido. Sin embargo, su forma de ser, la de “actuar en la vida de acuerdo a lo que uno cree y asumir riesgos”, lo llevó escuchar a Daniel Isi, su candidato a vice, e irse del Partido Colorado para crear otro nuevo.
“Puede ser que tengamos una parte de bobos, de locura, pero era lo que había que hacer. Era mucho más fácil meterse a un partido, a un bloque grande, pero no lo podíamos hacer. No sentíamos que ese fuera el camino”, explica. A los colorados los veía “consecuentes” de los blancos; al Frente Amplio, con ideologías “en las antípodas” de las suyas.
Entonces, hizo su camino. “Si nos va bien es una historia, y si nos va mal, uno sigue su vida, porque a mí me encanta la política, me lleva tiempo y demás, pero uno tiene que ser coherente en su vida”, considera.
Y, aunque “lo partidario es emocional”, Pérez Banchero se convenció de que el Partido Colorado no “existiría más”, que se limitaría a ser un bloque movido por “el antifrentismo”. Y fue un quiebre.
Así surgió Avanzar Republicano, que defiende una ideología liberal y batllista. Creen en “la libertad del individuo”, pero “también en que el Estado tiene que estar en los temas sociales”. El nuevo partido busca “ser una herramienta para trabajar por los valores” que sus integrantes entienden. Por ejemplo, reformar el Estado desde la política, bajar los sueldos desmedidos del sistema político, incluso eliminar la Cámara de Senadores del Parlamento.
“No hay relación entre lo que gana un cargo político y un emprendedor. Entonces, uno no puede entrar a la política para ganar plata, sino para dedicarle cinco, 10, 15 años de su vida con vocación de servicio”, explica.
De todos modos, el panorama de cara al próximo 27 de octubre es borroso. “Primero, trabajamos con alegría”, dice. Es que ninguno de los integrantes de Avanzar Republicano tiene un cargo político ni vive de la política. “A nadie le cambia la vida el votar bien o mal. Estamos trabajando de acuerdo con lo que creemos”, dice, una vez más.