Por César Bianchi
@Chechobianchi
Érase una vez un niño de un barrio obrero que no vivía en un hogar pobre, o por lo menos era menos pobre que el de muchos compañeritos. En la casa le dieron valores, le enseñaron la diferencia entre el bien y el mal, pero así y todo, se descarrió. Él prefería estar en la calle juntándose con gurises traviesos antes de estar con sus juguetes en su casa del barrio Cadorna. Hasta que un día, ese niño, el mejor educado (y el más chico) de la banda, pidió un arma prestada y asaltó una barraca. Se llevó 8.000 pesos, le dio 1.200 al que le había prestado el revólver y se lo quedó. Con ese acto delictivo, el chico de 13 años hizo dos cosas: se ganó el respeto de todos y fue tomado como ejemplo por los otros adolescentes, más grandes, que desde ese día del año 2000 empezaron a robar.
Anthony Martín Rodríguez Silvera hoy tiene 34 años y cuenta por teléfono, desde el Penal de Libertad, su peripecia vital. Por momentos parece jactarse de su carrera delictiva y su osadía, pero por otros demuestra arrepentimiento y jura haber dejado el camino del delito. Aunque luego aclara: hoy dice eso, mañana será otro día.
A Anthony lo bautizaron "Pato Feo" cuando tenía 11. Como sabían que lo hacía enojar, más se lo decían los chicos que paraban a la vuelta de su casa. Él primero les tiraba piedras, después se apropió del apodo que luego lo haría famoso entre la Policía y la prensa nacional.
En esta extensa entrevista, que duró más de dos horas entre varias llamadas telefónicas y tras una frustrada visita al penal hace unos meses, "El Pato Feo" repasa su carrera delictiva, con fechas precisas, porque a él le encanta recordar con precisión los momentos épicos de su vida. El 22 de junio de 2004 fue la primera vez que lo detuvieron siendo mayor de edad y fue a parar a Libertad; el 6 de octubre de 2010 mató a otro preso en una pelea a cuchillo en el Comcar; el 13 de octubre de 2017 asaltó al Banco República de Sauce vestido de camisa y corbata y a cara descubierta, y esa misma noche fue recapturado.
En la charla, por momentos coloquial e intimista, en otros más formal, Anthony Rodríguez reconoce haber sido un delincuente, pero hoy se considera un escritor y cantante de reggaetón. Ahora está dando clases de zumba a otros presos (en grupos de tres por la pandemia). En todo momento se muestra plenamente consciente del daño que hizo y se hace cargo. Tanto, que pide que no lo dejan salir antes de terminar todo el liceo y la facultad que algún día piensa cursar estando en prisión. Sueña con llegar a ser -algún día- médico pediatra.
Tiene para 22 años tras las rejas -pena incrementada por el homicidio en el Comcar-, pero se puso el objetivo de seguir componiendo canciones de rap que dicen "uruguaio" y "chamuio". "Me sale así... y aparte me encantaría estar en una isla en Puerto Rico. Yo cuando grabo me olvido que estoy adentro de una cárcel", dice. En breve quiere grabar un disco y publicar su libro Diario íntimo de un delincuente, que empezó en 2005 y terminó en 2017.
Como el respetado Dr. Jekyll y el malévolo Mr. Hyde de Stevenson, Anthony muestra sus dos caras ("mis dos versiones", dice él), esperando que la gente lo "apoye" en su camino artístico y anhelando con todas sus fuerzas la redención.
-¿Qué querías ser cuando eras chico?
-Bombero. Mi madre me llevaba al destacamento y me sacaba fotos con los bomberos... Hasta los 13 años tuve ese sueño.
-¿Y qué pasó a los 13?
-Me alejé de mi familia... porque en mi casa había reglas y yo era inquieto. Hablo de reglas de convivencia, y formas de pensar distintas. A pesar de que nosotros vivíamos en un barrio muy pobre (el Cadorna), no éramos pobres. Y ta, yo me sentía muy identificado con los gurises más necesitados, y en mi casa no querían que me juntara con ellos. Querían cuidarme. Había horarios para salir a la calle, y yo quería estar más en la calle con los chiquilines que salían a cazar pájaros con la onda que estar jugando con juguetes de control remoto que tenía en casa.
-A los 13 años te fuiste de tu casa. ¿Y dónde te quedabas?
-Empecé a salir y me quedaba en la casa de amigas más grandes. Hasta que a los 14 no volví más a casa. Ya había empezado a robar, a escondidas de mi madre.
-¿A qué edad robaste por primera vez y qué asaltaste?
-Una barraca, a los 13. Me prestaron un arma, y con la plata que robé, la pagué.
-¿Y por qué a un niño, que no pasaba hambre ni grandes necesidades en su casa, se le ocurre robar una barraca?
-Yo paraba con gente más grande que yo que, si bien no robaban, hablaban constantemente de robar. Y ta, indirectamente me incitaban... Había un arma ahí, y ta... estaba como cansado de que hablaran de robar pero nunca robaban nada. Ellos tenían años de calle y yo recién la estaba pisando, era el pituquito. A mí me habían criado diferente, con otros valores, con otra educación y nunca me había faltado nada.
-No entiendo. Me decís que a vos te criaron con valores, que no te había faltado nada, pero el que agarró el arma y fue a robar una barraca fuiste vos...
"¿Quiere que le diga la verdad de por qué empecé a robar? Porque fui un gil. Robar solo a esa fue como.... guau! Me sentí Superman. No me hacía sentir poderoso, me hacía sentir seguro. Siempre me gustaron las armas"
-Ni yo lo entiendo. No siempre es tan lineal. A veces no alcanza con darle todo a los niños y tenerlos encerrados en la casa, porque nadie está libre de nada.
-¿Quién te bautizó El Pato Feo y por qué?
-Un compañero, a los 11. Mi madre me mandaba a hacer los mandados y tenía que pasar por la esquina donde paraban todos los gurises, y siempre me decían algo para hacerme enojar, porque yo pasaba por ahí y saludaba a todos uno por uno. Un día me dijeron "patito feo" y me enojé. Entonces después cada vez que pasaba, me gritaban con voz finita: "¡Pato Feo!", yo me frenaba y le tiraba piedras. Como vieron que me enojaba, me empezaron a decir, a decir, hasta que me quedó. Pero en la escuela me decían Anthony. Terminé la escuela y no seguí, me sentía grande para seguir estudiando. Alejarme de mi casa fue el peor error que cometí.
Le digo a Anthony que nadie nace delincuente. Y le pido que me recree cómo fue el primer episodio que lo tuvo como protagonista empuñando un arma frente a un trabajador. Me contó aquel primer robo, cómo pagó el revólver y el comienzo con las drogas, aquí, en este audio:
-Insisto: explícame por qué un gurí de 13 o 14 años andaba rapiñando, cuando en su casa no pasaba necesidades...
-¿Quiere que le diga la verdad de lo que pienso? Porque era un gil.
-¿Te sentías poderoso andando "de caño"?
-Y bueno, robar solo a esa edad fue como... guau, me sentí Súperman.
-Y era plata fácil, además. No tenías que estudiar, trabajar ni esforzarte...
-Nada.
-Caíste internado en el Inau a los 14 por rapiñas y después por lesiones.
-Sí, fui al hogar Desafío, estuve un mes y medio y quedé en libertad. Me pusieron unas medidas como preventivas. Me hicieron ir a una ONG. Fui un mes y no fui más.
Anthony dice que siendo menor fue llevado al Inau por haber rapiñado. Y se escapó, una y otra vez. En total se escapó ocho veces. "Siempre que me lo propuse, lo logré", se jacta. Le digo que si se pudo fugar con tanta frecuencia es porque algún vigilante hizo la vista gorda. "Todos los sistemas tienen vulnerabilidades. Pero no todos los presos se ponen a fijarse en eso, como lo hacía yo", dice.
-Tu prontuario incluye: atentado, lesiones personales y ocho delitos de rapiña especialmente agravado, incendio, porte de armas reincidente y un delito de homicidio muy especialmente agravado en grado de tentativa en régimen de reiteración real (durante el robo de un coche a un policía, en el que te tiroteaste con ese agente)... Y tenés un antecedente por homicidio.
-Sí, maté a una persona, lamentablemente. Fue cuando tenía 25, en una pelea en el Comcar. Él tenía una especie de espada enorme, y yo un cuchillo un poco más grande que un tramontina de esos.
-O sea que él estaba mejor armado que vos, pero "ganaste" vos...
-Sí... y lamento mucho haber "ganado" esa pelea. Hoy, a 10 años de eso que pasó, prefería haber perdido. Le hubiese cambiado el lugar, con mucho gusto.
-¿Estás diciendo que preferirías estar muerto?
-Hoy no. Ese día sí. Nunca quise matar a nadie.
-Tu madre ha dicho que evitaste que compañeros y policías murieran. Dice que has impedido violaciones y rescataste compañeros de incendios. "Una vez, durante una visita, mataron a un pibe delante de su madre, él salió corriendo a ayudar a su compañero y a la mujer", le dijo tu madre a El País. ¿Cómo es eso?
-Muchas veces. Le hablo de ver violencia, tratar de evitarla y meterme en el medio, no solo entre presos, sino también entre presos y policías. De todas las veces que me metí, solo dos o tres veces habré sido parte del problema. Y cuando me metí entre presos y policías fue para parar la mano. Un día arranqué una puerta, y le pedí a los policías que se fueran, porque sabía lo que iba a pasar.
-El 3 de setiembre de 2017 te llevaron del Penal de Libertad al Instituto Nacional de Ortopedia y Traumatología (INOT) por dos dedos lesionados. ¿Te lesionaste a propósito?
-Sí.
-Y ahí, al llegar al INOT te rescataron tus cómplices, compañeros de tu banda. Habías salido del Penal de Libertad para ser atendido, y compañeros de tu pandilla interceptaron la ambulancia en la que ibas. Según dijo el Ministerio del Interior en ese momento, hubo irregularidades porque fuiste trasladado a ese centro asistencial por una lesión de poca entidad. Y la llegada parecía coordinada. ¿Fue algo entregado? ¿Esos policías sabían lo que iba a pasar o fueron sorprendidos por tus pares?
-Por la lesión que yo tenía, cualquier médico tenía que mandarme al INOT, porque tenía casi fractura expuesta. No era un rasguñito. La irregularidad, a mi entender, estuvo en el procedimiento que se ordenó desde la cárcel. El procedimiento estuvo bien, pero yo necesitaba un procedimiento especial porque ya tenía dos antecedentes de fuga anteriores. Ellos necesitaban haberme hecho un operativo especial para sacarme, y en ese momento no lo consideraron así, y me trasladaron como trasladan a cualquier preso. Ahí estuvo el error de ellos. Pero no fue entregado, no.
"Ellos necesitaban haberme hecho un operativo especial para sacarme (del penal al Traumatología), y no lo consideraron así, y me trasladaron como trasladan a cualquier preso. Ahí estuvo el error de ellos. Pero no fue entregado"
-Venías asaltando bancos y redes de cobranza hasta que caíste preso el 13 de octubre de 2017, tras asaltar el Banco República de Sauce. ¿Por qué asaltar un banco?
-Uy, tengo un montón de motivos... Primero porque necesitaba la plata. Y quería llevarme toda la plata del banco, no la de la caja, pero no llegamos a la bóveda. Pero la necesitaba... para irme (al exterior), para tratar de dejar bien a mi familia y sobre todo a mis compañeros que estaban presos por sacarme a mí del INOT. Ese día me rescataron, me escapé, como quien dice. Y a partir de ahí empezaron todos los robos.
-Precisamente, después que tus compañeros te rescataran estuviste 40 días fugado. Y cometiste cuatro rapiñas a locales de cobranzas, todas con armas largas y chalecos antibalas. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por hambre? ¿Para pagar deudas? ¿Para darte una mejor vida? Ya no eras un gurí de 13 años que siguió el mal camino "por gil", como dijiste vos... Esto fue hace tres años.
-No, acá yo fui consciente de lo que hacía. Me preparé y traté de mejorar sobre cada hecho que iba haciendo, porque a medida que iba robando iba comprando armas, iba planificando otras cosas, iba montando una logística diferente y reclutando otra gente. En realidad, mi idea era hacer una rapiña sola e irme del país. Quería irme al exterior... lejos. Porque mis compañeros me sacaron para ser libre, no para robar.
El tema es que yo nunca me imaginé que ellos no se iban a tapar la cara, y a los dos días, dos de los tres iban a estar presos. Ellos me sacaron porque son mis hermanos, amigos desde niños. No daba para que yo fuera a la casa, les diera 10.000 pesos y decirle: "Nos vemos, me voy". En esos robos no ligué ni un poquito... Gastaba más para robar que lo que robaba, porque para ir a robar necesitás mínimo dos vehículos, y los tenés que comprar, y hay que comprar armas, chalecos, municiones... Yo quería irme a otro país, con plata (para no ir a robar a otro país), entonces no quise ir a lo de mis amigos, dejarle plata para cuando salieran e irme.
-El 7 de setiembre de 2017, en el penúltimo atraco a una red de cobranzas en el Parque Posadas se robaron dos millones de pesos. ¿Qué hiciste con ese dinero? ¿Dónde está?
-Lo repartí en partes iguales con los que fuimos, y compré más armas, más chalecos, más pistolas. Es lo que le decía hoy César, una cosa es cuando sos gurí y no tenés consciencia de que te pueden pegar un tiro y dejar tirado a cuando sos consciente de todo. Sabés que podés lastimar gente, que te pueden matar, que te está buscando toda la Policía del país. Todo fue planificado, calculado, y (yo era) totalmente consciente. Yo nunca me voy a victimizar por las cosas que hice.
-En febrero de 2018 allegados tuyos amenazaron a la Policía: "Si no sacan a Anthony Rodríguez del lugar en donde lo tienen, vamos a tomar represalias con fuertes armamentos explosivos", dijeron en un mensaje acompañado de un video que publicó Montevideo Portal. "Bonomi, sacá al Pato Feo de ese lugar y ponelo en una celda de ladrones", agregaron. Después de esa amenaza, ¿te trasladaron o te dejaron donde estabas?
-Quedé ahí (en el celdario 5 del Penal). Yo me enteré a los días de eso, no sabía nada que iban a amenazar al Ministerio del Interior si no me trasladaban. Yo no los mandaté, aparte yo no me amenazaría. Si quiero hacer algo, lo hago, no amenazo. Si tuviera que volar un ente del Estado, lo haría.
-¿En aquel momento, u hoy también?
-Hoy me siento retirado de la delincuencia. Pero hoy le digo esto... mañana no sé.
-¿Y por qué pedían tu traslado a otra celda? ¿Eras víctima de malos tratos?
-Estaba totalmente aislado, como estuve años. Estuve como cuatro años aislado del resto, solo. Fue muy difícil todo ese tiempo.
-Un mes antes de la amenaza de tus compañeros al ministro del Interior (en enero de 2018) te habían trasladado a donde estás ahora... ¿Te intentaste fugar de nuevo?
-Sí. Me sacaron del módulo 12 del Comcar, donde me tenían aislado, y me pasaron para el celdario 5 del Penal, donde estoy ahora. El 7 de enero me agarraron en la puerta del Comcar, a unos pasos, casi yéndome. Eso fue a tres meses de la última fuga, recién me habían capturado.
"El libro lo empecé a escribir en 2004 y lo terminé a principios de 2017. Tengo las 700 páginas arriba de mi escritorio, de puño y letra. Hace más de un mes que no me comunico con la editorial, pero en los próximos días me dirán si lo publican o no"
-El 13 de octubre de 2017, el día que te agarraron horas después de haber robado el Banco República de Sauce, el portal Ecos publicó unas fotos que estaban en tu celular. En todas estabas armado hasta los dientes. ¿Te hacen sentirte poderoso?
-No: seguro. Esas fotos vieron la luz porque las publicó la Policía, no por mí. Yo me las saqué para mí.
-Pero si decidís sacarte fotos armado es porque...
-...porque me encantan las armas. Me veía re lindo... armado.
-Dijo tu madre en El País que el robo fue para hacerte famoso y publicar un libro contando tu vida... ¿Es cierto?
-Yo estoy seguro que mi madre no dijo esas palabras. Una persona que sea un poquito normal y tuviera el 15% de inteligencia en el cerebro no saldría a arriesgar su vida, arriesgarse a que lo acribillen a tiros o sea capaz de matar a alguien, solo por publicar un libro.
-Vos en 2017, según tu madre, ya tenías un libro escrito que ibas redactando en papeles sueltos, hojillas, servilletas...
-Sí, lo empecé a escribir en 2004 y lo terminé a principios de 2017. Tengo las 700 páginas arriba de mi escritorio, escritas de puño y letra.
-Pero tiempo después se interesó editorial Planeta y empezaste a trabajar con el narrador Néstor Ganduglia. ¿Qué pasó con ese libro, que nunca salió a la venta? ¿De qué se trata y cuándo va a salir?
-Todavía estoy a la espera... Con esto de la pandemia hace más de un mes que no me comunico con ellos, pero en los próximos días me dirán si lo publican o no. Néstor lo corrigió y escribió un prólogo (yo escribí el otro).
-Supongo que es tu relato, pero escrito por un profesional...
-Yo soy un profesional escribiendo, César. Yo escribo desde los 14 años; es más, es a lo que me tenía que haber dedicado.
"El Pato Feo" dice que en el atraco al Banco República sauceño, el 13 de octubre de 2017, se llevó poco dinero: 23.000 dólares. Se salía de la vaina por explicar por qué robó vestido como un oficinista.
-Cuando entraste al banco tus cómplices llevaban pasamontañas, pero vos no. Ibas a cara descubierta, vestido de camisa y corbata. Así se pudo ver por las cámaras de videovigilancia, y esa imagen se vio en todos los noticieros. ¿Por qué robar vestido así?
-Primero, yo desde los 13 años hasta ahora, hice cientos de rapiñas, y si me tapé la cara dos veces es mucho. Esos ocho asaltos que hice en esa época fueron todos a cara descubierta. No me tapé la cara porque yo no quería que otra banda de encapuchados cometieran otros delitos y me los adjudicaran a mí. Yo me quise hacer cargo de lo que hice yo, porque después vienen cuatro loquitos a un kiosco, lastiman a un niño o a una persona mayor innecesariamente, y me lo metían a mí.
¿Y por qué de camisa y corbata? Porque los mayores ladrones del país se visten así. Es más, en ese momento era mejor hablar del Pato Feo que de Raúl Sendic. Al mismo tiempo que yo estaba robando, el vicepresidente de la República estaba renunciando a su cargo por el faltante de millones de dólares en un ente del Estado y sin embargo, era más importante hablar de un simple chorro que andaba asaltando por un par de monedas que un tipo que nos robó a todos con una birome, y se fue para la casa.
-¿Qué mensaje quisiste dar robando de camisa y corbata?
-Que los verdaderos ladrones, los mejores ladrones en la historia del país, los que se "chorearon" más plata, andan vestidos así.
Volví sobre algo que ya le había preguntado antes, buscando una nueva respuesta. "Recién te pregunté: ¿por qué robar vestido así? Ahora te pregunto: ¿Y por qué robar? Me dijo que él quiso reformarse y a los 22 años decidió dejar la delincuencia, pero "el sistema lo fue obligando" a seguir. Que él le pidió al ex director de cárceles Enrique Navas poder estudiar y trabajar en prisión y su madre insistió en que lo dejaran estudiar. "Eso fue hasta 2004. Cuando ganó Tabaré Vázquez mis esperanzas se fueron más pa' arriba por ser un gobierno de izquierda, pero fue todo lo contrario", dice él. "Las cárceles fueron un lugar donde guardar a los presos, y ta. No había oportunidades". Insisto preguntándole qué lo hizo seguir en la delincuencia, si había decidido dejarla. La respuesta está en este audio:
-Estuviste preso en el Comcar y el Penal de Libertad. ¿Cuál es peor ambiente para rehabilitarse? ¿En cuál la pasaste peor?
-Llevo 13 en el Penal y tres años en el Comcar. Lo peor fue acá en el penal. Lo peor fue en los módulos de acero, el módulo 12 (del Comcar), y "las latas". La pasé mal porque siempre me sentí ignorado por el sistema. Me cansé de pedir pa' estudiar. Hasta el día de hoy sigo pidiendo para estudiar. Y me dicen que no se puede, que no da para todos. Les dije: "Por favor, tengo para más de 20 años acá adentro. Dejame hacer el liceo y después facultad, entonces el día que salga, me dedico los últimos años de mi vida a algo productivo, algo que me guste hacer". Me gustaría estudiar 16 años y que no me dejen salir hasta que no me reciba. Me gustaría ser médico.
"Les dije: 'Por favor, tengo para más de 20 años acá adentro. Dejame hacer el liceo y después facultad, entonces el día que salga, me dedico los últimos años de mi vida a algo productivo, algo que me guste hacer'".
-¿Podés dar fe de malos tratos, mala comida, golpes?
-No, en mi caso no. Siempre hubieron (sic) de esos casos, pero hoy son menos que antes. No puedo hablar de malos tratos. Hoy no. Sí lo sufrí en el pasado, entre el 2004 y el 2010, y en 2015, en el módulo 12 y el quinto piso de Cárcel Central, cuando el Pepe (Mujica) tuvo la idea de implementar el régimen de Guantánamo acá.
-¿A qué te referís con eso?
-Visita cada 21 días, una hora por atrás de una mampara sin contacto. Ropa tuya, cero: uniforme (como en Guantánamo). Comida, nada, tabaco, yerba, nada; solo comías lo que te daba el establecimiento y podía entrar una carta, si les gustaba lo que decía la carta, porque los funcionarios la leían antes. Ahí me perfeccionaron como delincuente, en el módulo 12 del Comcar. Ahí estuve desde que me fugué del Hospital de Clínicas (en 2015) hasta el 8 de marzo de 2017.
En junio de 2019 se supo que como parte de su proceso de reformación, en el celdario 5 del Penal de Libertad Anthony Rodríguez se había volcado a la música y como cantante de rap componía y cantaba con un alter ego: Teylor Lenny. "¿Cómo nace lo de la música?", le pregunté.
-¿Por qué Teylor Lenny, "El Imperial"?
-Teylor Lenny es un nombre que siempre me gustó. Le puse Teylor con e, porque no quería que fuera igual a los demás Taylor. Y Lenny lo leí en un libro que creo que se llama Las calles del terror. El nombre me gustó cuando lo leí. Y me puse "El Imperial" por el imperio del reggaetón. Es un género que se impuso cuando nadie apostaba a él, y se terminaron haciendo millonarios. Yo me considero el reggaetonero más pobre; soy el Patito Feo, el último de la fila, desde Daddy Yankee hasta acá.
-¿De qué hablan tus canciones? Hay una dedicada a la selección ("Tierra de campeones", sobre música de Don Omar), otra se llama "La Oportunidad" que habla de los falsos amigos, "No me venga con nada lento", "Asumir el error", "A mi fan, la criticona", "Gata" o "Ya no tengo corazón" que habla de sexo y amor...
-La realidad, cosas que me pasan a mí o que veo que le pasa a otros. Le hablo de cómo se vive acá, cómo hay presos que están tirados al tema de la droga, y no valoran nada, no pueden proyectar un futuro... La falta de oportunidades que hay acá. Y en el tema amoroso, cosas que uno ha vivido, o le pasan a los demás. Trato de buscarle el lado positivo, porque los que estamos acá también sentimos.
-Hay una canción que me llamó la atención: "Qué rica pero qué rata". Ahí vos imitás la voz de un locutor de Telenoche, hasta le das paso a Leo Pedrouza, y después narrás tu robo al Brou de Sauce. En el videoclip estás armado y apuntando hacia la cámara... ¿Con qué finalidad? ¿Qué buscás con eso?
-Esa canción la compuse cuando estaba cansado de escribir sobre la realidad, entonces quise hacer algo más bailable, para atraer a los jóvenes. Cuando terminé de escribir ese tema me pareció genial poner la parte del noticiero (con la música de apertura y todo), porque era una manera de decir que Anthony Rodríguez no es sólo el muchacho que fue y robó; todos tenemos muchas versiones de nosotros mismos. Esta es la versión que yo elegí vivir ahora, y con la que intentó escaparme de mi pasado. Yo necesito que la gente y la sociedad me apoye.
-Querés que la gente te apoye y en el clip de esa canción estás armado apuntando a la cámara...
-Bueno, ahí están mis dos versiones. Yo cuando hago de conductor de Telenoche, yo no narro el robo, narro la entrada al banco y cuando entramos -en mi relato- yo no robo, nos ponemos a cantar y a poner a bailar a la gente que está trabajando ahí. Este es el que quiero ser yo ahora. Eso me gustaría hacer... Me gustaría volver a ese banco, pedirle disculpas a la gente, porque la gente que estaba trabajando no tiene nada que ver con las cosas que me estaban pasando a mí. La gente era inocente, y gracias a Dios en la mayoría de los hechos no resultó nadie lastimado.
En "A mi fan, la criticona" también hay fotos mías armado, pero también muestro mi carné de socio de Agadu y mi diploma de la Biblioteca Nacional, y sí, también muestro armas y escena de tiroteos. Cuando yo saqué mi primer tema, decían: "¿Ese chorro sacó un tema?". "Bueno, señor, señora, yo me estoy queriendo rehabilitar, estoy componiendo y cantando, quiero estudiar y trabajar. ¿Qué quieren? ¿Que salga y vuelva a delinquir, arriesgándome a mí y a los demás?".
-Tu madre en algún momento dijo que quería comunicarse con José Mujica y Lucía Topolansky. "Mi Pepe tiene que saber lo que está pasando", había dicho tu madre, Mary Silvera, en 2017. ¿Qué estaba pasando?
-Sí; yo no se lo permití. Ella varias veces me planteó ir a hablar con Mujica y yo no estuve de acuerdo. Mi mamá, lejos de la política (yo estoy más empapado que ella) pensaba que él ignoraba las condiciones en que nos tuvieron seis meses en el quinto piso de Cárcel Central... Ahí nos violaron los derechos humanos, al nivel de la dictadura, así se lo digo. Y después en el módulo 12 (del Comcar).
Rodríguez dice que en esos dos sitios le aplicaron "el régimen Filadelfia" o del encierro en solitario, que explica en su libro, aún inédito. Y lee del manuscrito:
-¿De qué habla tu libro? ¿Qué cuenta?
-De mi vida en la cárcel, de lo que pasamos acá, las situaciones sociales que a veces uno pasa por al lado y no las ve. El libro cuenta las cosas que los presos nunca dicen, cuenta las situaciones de mierda que pasan al lado de las personas. La gente se da cuenta que hay gente pasando mal cuando roban, cuando matan o cuando se drogan, pero esas personas primero fueron niños, primeros pasaron por un montón de cosas y a la mayoría los llevó la situación a ser como son. No es mi caso.
"Cuando saqué mi primer tema, decían: '¿Ese chorro sacó un tema?'. 'Bueno, yo me estoy queriendo rehabilitar, estoy componiendo y cantando, quiero estudiar ¿Quieren que salga y vuelva a delinquir, arriesgándome a mí y a los demás?'"
Este libro es un pedacito de la vida de cada uno de los que están acá. También hablo de política, del tema social, de la educación, hasta de la dictadura hablo. Yo no la viví, pero tuve amigos acá que la sufrieron y hablé mucho de la dictadura, y de política.
-¿Te considerás reformado, rehabilitado o en proceso de rehabilitación?
-Es una pregunta difícil, espero que me entienda... Yo hace muchísimos años que me siento rehabilitado. Yo hace mucho que ya renuncié a todo, pero es como que el sistema me obliga a hacer cosas que no quiero.
-Anthony, hace tres años cometiste el raid de rapiñas en redes de cobranza...
-Sí. Yo creo que ya estoy rehabilitado, pero no listo para salir, porque tengo una pena por cumplir y la quiero pagar. Igual, ahora no me puedo quejar, porque en 16 años que llevo preso, es la primera vez que me empezaron a dar oportunidades. Puedo estar tranquilo para escribir, me dejaron ingresar equipos para grabar (canciones), poder dar clases de zumba. Y desde la última vez que me escapé, no tengo ni una sola sanción, ni una sola discusión con un policía, nada.
-Hace unos años tu madre te definió como "futuro escritor y cantante de reggaeton". ¿Vos cómo te definís?
-Le quitaría el "futuro". Soy escritor y cantante de reggaetón.
-Pero sos un delincuente.
-Fui un delincuente. Hace un año que como que... Mire, Néstor Ganduglia, con el equipo de Salud Mental y mi madre, que siempre estuvo, hicieron mucha fuerza en el último año para que hubiera un clic dentro mío. Y yo hace un año que me siento retirado, me cansé de esto. Vengo delinquiendo desde que tengo 13 años, llevo más de la mitad de mi vida preso, no tengo un peso, si me escapo otra vez lo más seguro es que termine muerto o lastimando a otra persona. Yo mismo me quiero dar una oportunidad ahora que tengo 34 años, porque si no me la doy ahora, ¿cuándo?
-¿Sabés por qué te lo decía? Porque vos mismos habías escrito: "Si te asusta estar cerca de un delincuente, no leas este libro" en el comienzo del que iba a ser originalmente tu libro, según una vez contó tu hermana. Es más, en octubre de 2017 ella dijo que se llamaría "Diario íntimo de un delincuente"...
-Y así se va a llamar. Pero el libro lo terminé en enero de 2017, antes de escaparme. El libro se va a publicar dentro de poco, pero está terminado de antes de que yo me escapara. Era delincuente, pero hoy no. Espero que el sistema me ayude a no caer de nuevo en eso. Como le dije: mi madre y yo siempre le pedimos al INR (antes Dirección Nacional de Cárceles) que me dejaran estudiar, cosa que nunca pasó.
Yo antes de las fugas que tuve, tuve años completos de buena conducta. Ahora es la primera vez que me están dando oportunidades: para grabar, escribir tranquilo, las clases de zumba. Quiero que me dejen hacer el liceo, y no me junten con el resto de los demás presos que se drogan, pasan en líos, muertes...
-¿Qué está mal en el sistema carcelario?
-Ufff... es larga la lista. Le voy a hablar del Penal de Libertad, donde llevo 13 años. Para empezar, las horas de encierro. Son demasiadas. En una semana son seis horas de patio, divididas en dos días. Se debería construir una escuela o un liceo acá adentro. Ahí mataríamos dos pájaros de un tiro: le estaríamos dando trabajo a mucha gente, los propios reclusos levantaríamos el centro educativo, para que después los docentes tengan ganas de venir a enseñar acá. Otra cosa: la droga.
Y también puedo agregar: que no haya un sector aislado para la gente que esté medicada con psicofármacos. Eso genera un gran problema acá en el Penal de Libertad. Pasa que el médico se los receta a una persona que los necesita, pero esa persona en lugar de tomarlos cuando los tiene que tomar, vende esas pastillas, esos psicofármacos. Eso genera que otras personas que no tienen que estar medicados, se automediquen, y las pastillas pasan a ser como dinero acá adentro.
-Con la llegada del coronavirus, ¿cambió algo ahí adentro? ¿Te sentís más seguro? ¿Se respetan las recomendaciones para evitar el contagio?
-Yo me cuido y sigo todas las precauciones: la distancia, lavarme las manos. Tengo que felicitar a los funcionarios de acá y a los reclusos con los que convivo, porque nos estamos cuidando entre todos. En otros módulos claro que hay hacinamiento, pero si hay un caso sospechoso, ellos lo aíslan y lo ponen en cuarentena.
Acá hay jabón y Jane; alcohol en gel no porque en vez de ponérselo en las manos, se lo toman en escabio. Las distancias se mantienen, y el comando tomó una decisión acertada: a cualquier síntoma, lo aíslan. Acá es así, pero en otros lados, si usted está trancado con otros presos en una celda de 3x2, difícil mantener la distancia...
-Si ahora recuperaras la libertad, ¿a qué te dedicarías al salir?
-Primero que nada, a ser un buen padre, un buen hijo y un buen hermano. Y laboralmente haría cualquier cosa, menos robar y traficar.
-Más temprano me dijiste que hoy decís eso, pero mañana no sabés.
-Sí, pero eso no depende de mí, depende del sistema. Si me firman que no me van a juntar con gente problemática, que me van a dejar hacer el liceo y la facultad acá, yo le firmo ahora. Hoy las autoridades del INR me están escuchando, pero hoy o mañana cambian las autoridades y me mandan para donde estuve siempre (en el celdario 1, en "las piedras"). No quiero estar con abundantes presos, drogándose y haciendo lío.
-¿Sos feliz?
-A pesar de todo, sí. (Piensa). Tengo momentos felices, no soy feliz.
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