El “Catargate”, como ya se conoce a la investigación que envuelve al Parlamento Europeo (PE) y que busca descubrir si diputados de ese hemiciclo cobraron sobornos de Catar para “hablar bien” del emirato, tuvo un nuevo episodio.
Luego de que la política socialista griega, Eva Kaili fuera destituida de su cargo como una de los 14 vicepresidentes del PE por ser la primera figura investigada por la Justicia, su pareja, el italiano Francesco Giorgi —también detenido por las autoridades— se autoincriminó, dijo que el dinero en efectivo encontrado por la policía era suyo y que su novia no sabía nada, según informó hoy El Mundo, citando a los medios Le Soir (Bélgica) y La Repubblica (Italia).
El italiano declaró ante la Cámara del Consejo de Bruselas —Bélgica investiga el caso dado que se centra en la sede del PE, que se ubica en la capital del país— y confesó su responsabilidad en la trama de sobornos, diciendo que era el encargado de mover el dinero.
A su vez, acusó a dos eurodiputados que hasta ahora no fueron indagados, el socialista belga Marc Tarabella y el italiano Andrea Cozzolino, buscando además quitar la culpa a Kaili.
Sin embargo el principal objetivo de sus acusaciones fue el exeurodiputado italiano Pier-Antonio Panzeri, otro de los detenidos por el Catargate y su antiguo jefe, para el cual trabajó como asistente.
Según informa El Mundo, cuando Panzeri no fue reelecto para su escaño, Giorgi trabajó con él en la ONG Combatir la Impunidad y también con el diputado Cozzolino, al tiempo que comenzó a gestionar el dinero proveniente de presuntos sobornos por parte de los gobiernos de Catar y Marruecos.
Giorgi admitió que él y Panzeri se repartían los montos, pero expresó que el dinero encontrado por las autoridades belgas era suyo y no de Kaili, de la cual dijo que es inocente y debe ser liberada. La defensa de la exdiputada sostiene un argumento similar.
El rol marroquí
El Mundo, citando a Le Soir y a La Repubblica, apunta que la investigación dejó de poner el foco únicamente en Catar y que figura Marruecos como un nuevo país implicado en la trama.
El embajador de Marruecos en Polonia, Abderrahim Atmoun y Yassine Mansouri, responsable de los servicios de la inteligencia del país africano son identificados como responsables de los presuntos pagos a la red de sobornos.
El objetivo, según se indica, sería influir en los debates que ocurriesen en la Eurocámara y afectaran directamente a Marruecos, como el acuerdo de pesca de la Unión Europea y la cuestión migratoria.