Dirigentes de los países occidentales afirmaron este martes ver "señales positivas" tras la retirada parcial de las tropas rusas desplegadas cerca de la frontera con Ucrania, cuya presencia hacía temer una invasión.
El ministerio ruso de Defensa anunció, poco antes de un encuentro en Moscú entre el canciller alemán Olaf Scholz y el presidente Vladimir Putin, que una parte de los 100.000 soldados desplegados regresaba a sus cuarteles el martes. Difundió varias imágenes con tanques cargados en un tren.
El presidente ruso confirmó esta "retirada parcial", pero ni el Kremlin ni el ejército detallaron la envergadura del repliegue. Paralelamente, Rusia sigue realizando maniobras militares en Bielorrusia, vecino de Ucrania, que durarán hasta el 20 de febrero.
Los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y de Estados Unidos, Joe Biden, calificaron el anuncio de "primer signo alentador", en una conversación telefónica, aunque insistieron en la necesidad de "verificar" el inicio del repliegue.
"El hecho que sepamos ahora que algunas tropas están siendo retiradas es una buena señal. Esperamos que otras seguirán", declaró Scholz en una rueda de prensa junto a Putin.
Para el canciller alemán, "hay suficientes bases de discusión" con Rusia "para que las cosas evolucionen positivamente".
Poco antes, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, había manifestado su "optimismo prudente", aunque dijo que esperaba una "señal de desescalada".
"Las palabras, están bien. Pero esperamos acciones", dijo por su parte el jefe de la diplomacia francesa, Jean-Yves Le Drian.
El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, instó a su homólogo estadounidense, Antony Blinken, a un "diálogo pragmático", en una llamada telefónica este martes.
La retirada de algunas tropas fue bien recibida en Ucrania, cuyo ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, aseguró que su país, junto a sus aliados occidentales había "logrado impedir una nueva escalada rusa".
"El camino de la negociación"
Putin aseguró que "por supuesto" no quiere una guerra, pero reiteró que la expansión de la OTAN y la aspiración de Ucrania de formar parte de la alianza eran una amenaza para Rusia.
Putin y Scholz insistieron en querer un proceso de negociaciones sobre las cuestiones de seguridad en Europa.
Los países occidentales y Moscú tienen que llegar a un compromiso "sin abandonar sus principios", dijo el canciller alemán.
"Estamos dispuestos a seguir el camino de la negociación", respondió Putin, aunque criticó el rechazo a sus principales exigencias, sobre las que no recibió "lamentablemente una respuesta constructiva".
Estas reivindicaciones son el fin de la política expansionista de la Alianza Atlántica, el compromiso de no desplegar armas ofensivas cerca de las fronteras rusas y la retirada de infraestructuras de la OTAN en las fronteras de 1997, antes de que la organización no recibiera a exmiembros del bloque soviético.
Los occidentales han calificado las demandas rusas de inaceptables, pero han propuesto un diálogo en otras cuestiones como la limitación de armamento.
Por la noche, Ucrania anunció que las webs del ministerio de Defensa y de dos importantes bancos estatales fueron objeto de un ciberataque que, según las autoridades ucranianas, fue obra del "agresor", en alusión a Rusia.
El anuncio del repliegue parcial se produce en un contexto de intensos esfuerzos diplomáticos, y cuando Washington había alertado de que la invasión rusa "podría ocurrir en cualquier momento".
Decenas de países han pedido a sus ciudadanos que abandonen Ucrania, haciendo oídos sordos a los llamados del presidente ucraniano Volodimir Zelenski, que pidió no dejarse llevar por el pánico.
"Histeria"
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, denunció el martes una campaña occidental "absolutamente sin precedentes orientada a provocar tensiones" y que la "histeria no tiene ninguna base".
Rusia anexionó la península de Crimea en 2014 y respalda desde entonces a los separatistas prorrusos que combaten en el este de Ucrania.
El Parlamento ruso pidió a Putin reconocer la independencia de los territorios secesionistas, una iniciativa que fue inmediatamente condenada por la Unión Europea.
Algunos medios de prensa evocaron que la supuesta invasión rusa de Ucrania podría comenzar el miércoles. Una vez más, Zelenski zanjó las especulaciones con una dosis de sarcasmo. "Nos dicen que el 16 de febrero será el día del ataque. Lo convertiremos en un día de unidad", dijo, pidiendo a los ucranianos que cuelguen la bandera nacional azul y amarilla ese día.
Por Antoine Lambroschini, con Olga Nedbaeva, en Kiev, para AFP
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