Julio César Grassi, cura argentino condenado por abuso sexual infantil, pidió este jueves a la Justicia que aprobaran su pedido de libertad condicional y esta le fue denegada, según informaron medios argentinos.
El padre, que cumple una sentencia de 15 años de prisión desde 2013, se recibió de abogado durante su encarcelamiento y se representó a sí mismo en la audiencia de este jueves.
En su alegato, Grassi proclamó su inocencia, y se mostró preparado para reinsertarse y “ser útil” en la sociedad.
“Tengo un sentimiento genuino de ser inocente. Soy inocente, y estoy respetando lo que la ley me está pidiendo. Como tantas otras instancias que yo fui pasando y me declararon culpable, fui manifestando mi inocencia. Ese es un derecho insoslayable”, dijo.
El condenado se refirió a un informe psicológico que se le hizo para determinar si, en efecto, podría reintegrarse a la sociedad: “No dice que tengo una actitud donde considere que los delitos [de abuso] están bien. Todo lo contrario, yo he militado en mi acción como sacerdote contra todo tipo de maltrato frente a los niños y los adolescentes y las personas mayores”.
“No es mi actitud decir que esos delitos están bien, para mí son aberrantes y los repudio. Y lo he demostrado con las acciones pastorales y educativas que he realizado”, agregó.
“Estoy preparando un proyecto de vida distinto. Sé que las cosas que no pueden seguir como antes, y siendo inocente, tendré que buscar otras actividades dentro de la pastoral. Yo ya manifesté que quería hacer algo en beneficio de los presos”, sostuvo.
La sentencia de Grassi, de 68 años, había sido dictada en 2009, pero fue apelada hasta llegar a la decisión del máximo tribunal; se hizo efectiva la pena de cárcel cuatro años después.
El proceso legal previo a 2009 duró cerca de nueve meses y contó con el testimonio de 130 personas. Si bien fue acusado de 17 delitos, solo fue condenado por dos.
La Justicia lo encontró “autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual agravado por resultar sacerdote, encargado de la educación y de la guarda del menor víctima, reiterado en dos hechos, en concurso real entre sí, que a su vez concurren formalmente con corrupción de menores agravada por su condición de encargado de la educación y de la guarda”.
Grassi fue un cura mediático en los años 90, y eran frecuentes sus apariciones en radio y televisión. En los centros de la Fundación Felices los Niños llegó a albergar a más de 6.000 menores. Manejaba un presupuesto de 4,6 millones de dólares.