Ayer de mañana se llevó a cabo un importante operativo policial en los balnearios de Punta Rubia y Santa Isabel en Rocha.
Participaron más de ochenta efectivos, un helicóptero de Policía Nacional, personal de Fuerza Aérea , Prefectura, Migración, Guardia Republicana y todas las unidades de Jefatura.
El operativo se hizo por aire y por tierra, con patrullaje en motos, autos y caballos. Según las fuentes policiales, el objetivo era "identificar a todas las personas que se instalaron en la zona" en los últimos tiempos.
Según detalla el Ministerio del Interior, en total se identificaron 173 personas y 35 vehículos.
Se incautaron dos de esos vehículos, 88 plantas de marihuana, varios recipientes con cogollos, $23.000, US$301 y una balanza de precisión. Por los delitos relacionados con drogas se detuvo a diez personas que fueron puestas a disposición de la Justicia.
Además, se dio intervención a la Dirección Nacional de Migración por 13 extranjeros con irregularidades en su identificación: cinco argentinos, cuatro brasileños y cuatro alemanes. Desde Migración se los intimó a regularizar su situación en un lapso de 10 días.
Sin embargo, algunos vecinos de la zona se quejaron a través de cartas públicas del operativo y la forma en que se llevó a cabo.
Uno de los testimonios asegura que "la paz matinal de cada día se vio alterada y vulnerada por un enorme despliegue de fuerzas armadas en un operativo de saturación que incluyó a más de 100 efectivos armados de la policía, de la Guardia Nacional, de la Prefectura y otras fuerzas armadas; helicópteros y drones".
"El propósito no nos queda del todo claro. A algunos nos dijeron que estaban haciendo un relevamiento de la gente que vive en la zona porque andaban buscando malandras, ladrones, porque habían recibido muchas denuncias de vecinos por hurtos y robos. A otros les dijeron falsamente que estaban realizando un censo. A otros les dijeron que como eran extranjeros les iban a deportar. Los medios de comunicación publicaron noticias irrisorias, falaces, sobre plantaciones enormes de cannabis y delincuencia, que bastante poco se ajustan la realidad. Si bien es cierto que en esta época del año los hurtos se hacen más frecuentes, que la región en la que vivimos es agreste y su difícil acceso favorece el escapismo de los malvivientes; lo que más nos llama la atención es que el operativo se haya desplegado sobre viviendas ‘de todo el año' y habitantes trabajadores del lugar. Amén de que los efectivos de las fuerzas armadas fueron amables en varios casos, el hecho que ingresen a los domicilios ocho, diez y hasta veinticinco efectivos armados, a las 9:00 de la mañana; es bastante intimidatorio per se", narra una de las vecinas.
"Que las calles del barrio estén invadidas de móviles, camionetas, motos y caballos policiales es, cuanto menos, llamativo. Lo que llama aún más la atención es que las fuerzas armadas violentaron domicilios, cometieron ilegalidades como hacer firmar a los vecinos permisos de allanamiento voluntarios (bajo amenaza, claro está), se llevaron menores de edad a las comisarías, hicieron firmar documentos a menores de edad, y tantas otras irregularidades que vulneran nuestros derechos como seres humanos. ¿Eran malandras y ladrones lo que buscaban realmente?", se pregunta luego.
"Hace unos meses en nuestra pequeña comunidad desapareció una vecina. Denunciamos a las fuerzas de seguridad su desaparición. Nadie se acercó a rastrillar la zona. Ni un décimo del despliegue que vivimos ayer, se observó para buscar a una mujer que estaba desaparecida. Fuimos los mismos vecinos quienes organizamos su búsqueda y, dos semanas después, apareció (afortunadamente con vida). Entonces, si todo esto es por la propiedad privada o por las denuncias de robos y hurtos a las propiedades privadas; me invita a reflexionar sobre la escala de valores o el orden de valores que tenemos tan instalado en nuestro inconsciente colectivo. ¿Cómo puede ser que una ventana rota, una motosierra, una herramienta, valgan más que la vida de una mujer? Por una mujer desaparecida ojalá hicieran tanto despliegue...", continúa.
"El barrio quedó silenciado todo el día de ayer. Las motosierras de los cotidianos cortes de leña extrañamente no se oyeron. Les trabajadores de la construcción que abundan en esta época del año con sus músicas a todo volumen estaban trabajando silentes. Los niños que siempre juegan en la calle y hacen barullo estaban recluidos en sus hogares porque, durante horas, hubo un helicóptero de la policía que no dejaba de rondar por encima de sus cabezas. Al principio les resultó gracioso, divertido, saludaban... pero pronto empezó a recorrer sus pensamientos una sensación de inseguridad, paradójicamente creada por quienes dicen querer protegernos de ella", apunta la vecina.
Cuenta que la Policía le preguntó si había visto algún movimiento inusual en la zona. "Sinceramente, este de hoy es el movimiento más inusual que vi desde que estoy acá", respondió.
"Todo esto que sucede nos deja más dudas que certezas, abre interrogantes que nos encantaría que tuvieran respuestas. Por suerte, estamos unidos y nos vamos organizando. Unidos estuvimos siempre, nos vamos organizando casi sin querer. Y vamos al encuentro de esas respuestas, porque estamos en una buena y porque el amor vence al miedo. Siempre", concluye.
Otras voces
"A mi casa llegaron aproximadamente 10 oficiales uniformados y armados, pertenecientes a distintas fuerzas. Muy educadamente me comunicaron que tenían que pasar a registrar el predio y la propiedad, como parte del operativo. Les pregunté si era así nomas sin orden de allanamiento ni nada. Me dijeron que sí, que solicitaban mi colaboración y que si me negaba iban a sospechar algo y entonces sí vendrían con orden de allanamiento y ahí ya la cosa sería peor", indica otro testimonio.
"Así que entraron y registraron todo. Por fuera y por dentro. Se comportaron muy amablemente. Pero no era nada amable la situación. En un momento Facundo, mi hijo de cuatro años, desapareció y lo empecé a llamar desesperada. Uno de los policías me dijo que se había metido adentro del gallinero. Ahí sentí que le daba un poco de vergüenza (al policía), lo que estaba sucediendo. Más allá de que es una violación a los DDHH que un solo policía armado entre en tu casa a revisarla sin la autorización de un juez (y vecinos nos estamos reuniendo a ver cómo podemos protegernos frente a estos sucesos), me pregunto, y creo que en ese momento ese cana también se lo preguntó, si era necesario que hubiera 15 de ellos dando vueltas en una casa en donde sólo había una mujer y su hijo de cuatro años", cuenta la mujer.
Agregando información al testimonio de la otra vecina, narra que hace cuatro años murió en el incendio de su casa otra mujer. "Al día de hoy no hay hipótesis muy elaboradas de cómo sucedió ese incendio. En aquel momento ningún policía se acercó a ninguna casa averiguar ni revisar nada. Hace poco otra vecina fue atacada y mutilada por cuatro perros. Hasta donde yo sé los perros son un problema muy grande en esta zona. Hubiera venido bien una cuadrilla de cuatro o cinco policías que ‘censara' a todos los perros del balneario y sus dueños. A diferencia de eso, llegaron más de 100, provenientes de otros departamentos, a nuestras casas a preguntar y revisar qué teníamos. Encontraron algunas irregularidades que inmediatamente procederemos a revertir como buenos y obedientes vecinitos para que nos pisen un poco menos las cabecitas y nos perdonen la vida hasta nuevo aviso. No ellos, los funcionarios de las fuerzas policiales que subsisten con sus empleítos como nosotros, sino sus superiores y los superiores de sus superiores", concluye.