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Política

El aterrizaje

Oddone: el asado de los viernes, su rol de “padrino intelectual” y una obsesión económica

Hijo único de dos ilustres historiadores, casi toma el camino de sus progenitores. Sin embargo, por consejo de su padre estudió economía.

01.02.2025 09:00

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Por Aníbal Falco

Hijo único de dos ilustres historiadores uruguayos como Juan Oddone y Blanca París, el futuro ministro de Economía de Yamandú Orsi, el único jerarca designado antes de las elecciones del 27 de octubre, creció desde pequeño rodeado de académicos en una casa en la que fluían las discusiones “fermentales”.

Políticas, históricas e intelectuales, la casa de los Oddone-París era centro de largas tertulias hasta tarde en la noche sobre finales de los sesenta y principios de los setenta, mientras el pequeño Gabriel era testigo privilegiado —en silencio— de los debates que tenían muchas de las principales autoridades universitarias del país.

En ese ambiente se crio el doctor en Historia Económica que, aunque primero quiso ser historiador, un consejo de su padre lo llevó por el camino de la economía, disciplina que nunca más abandonó.

A partir del 1° de marzo, será él, a quien sus amigos y colegas no dudan en calificar de “intelectual”, quien dirija la política económica del país.

Gabriel Oddone, de 61 años, vivió en México durante su adolescencia, lugar donde cursó la secundaria que finalizó en Uruguay (perdió un año de escolaridad por los diferentes calendarios entre ambos países). Años después, ya recibido, partió a Madrid (1993), luego a Barcelona (de 1994 a 1996) y nuevamente a Madrid en 2004.

En la capital española, adonde desembarcó para hacer su tesis de doctorado en Historia Económica, convivió con quien fuera más adelante su compadre de todas las horas en el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) y uno de sus referentes, el exministro de Economía Fernando Lorenzo. También allí, en España, se volvió hincha del Atlético de Madrid, equipo que sigue hasta el presente.

Durante sus años en México, se hizo fanático del fútbol americano e incluso lo jugó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), centro de estudios donde su madre (que fue sumariada en la Universidad de la República durante los años de dictadura) impartió clases después del obligado exilio que llevó a la familia a ese país.

Obsesiones

Es hincha de Nacional, fanático de Las aventuras de Tintín, de Buenos Muchachos, y de la historia de la Segunda Guerra Mundial. Y también es un liberal de izquierda obsesionado con las posibilidades de que Uruguay tenga un mayor crecimiento económico.

Quizás su fanatismo por la Segunda Guerra Mundial tenga también que ver con que, una vez finalizado ese conflicto bélico, el mundo —en particular Occidente— vivió su época de mayor expansión económica.

“Cuando un economista empieza a pensar en crecimiento económico ya no puede pensar en otra cosa”. La frase, que pertenece al ganador del Premio Nobel de Economía Robert Solow, bien podría resumir una de las obsesiones de Oddone, quien además la utiliza recurrentemente cuando ejerce la docencia.

Junto a amigos, muchos de los cuales conserva hasta el día de hoy, fundó un equipo de fútbol universitario en 1982: Trouville Fútbol Universitario.

Por su parte, cada semana, el futuro ministro tiene una cita pactada en Punta del Este con sus tres o cuatro amigos más íntimos y de toda la vida: “el asado de los viernes”.

La terapia: el asado de los viernes

Además de su imagen como figura pública —de seriedad y algo estructurado— que suele mostrar cuando se refiere a asuntos de interés general, el economista tiene una escapatoria obligada a las intensas demandas laborales que vive cotidianamente.

Cada viernes, de forma “religiosa”, viaja a Punta del Este para compartir un asado con sus amigos de toda la vida. Es un grupo reducido que, entre otras cosas, fundó el equipo universitario.

Marcelo Veronesi, uno de los más cercanos amigos del futuro ministro y de profesión ingeniero agrónomo, cuenta a Montevideo Portal que “Gabriel muere por el asado de los viernes”.

Y la afirmación parece ser cierta. El rostro de Oddone cambia —esboza una leve sonrisa— cuando menciona el encuentro con amigos, aunque tenga que partir rumbo al principal balneario del país a última hora de un viernes.

“No se habla de plata ni de negocios ni de trabajo. Se cuentan las mismas historias de siempre mil veces y cada vez dan más gracia. Muchas veces alguno con algún problema cita diciendo ‘necesito asado’. Es el código secreto que tenemos. Es terapia”, grafica Veronesi.

Por su parte, Gabriel Toto Milat dice que la idea de los asados es la de mantener “el mismo grupo de cuatro amigos”, aunque suelen invitar a algún otro. No obstante, la decisión de mantenerlo entre un grupo cerrado no es casual.

“Con el tiempo nos dimos cuenta de que en los asados masivos no hablás. No te comunicas tanto. Es una barra de Trouville que viene de muchos años. En el grupo decimos que hay dos tipos de seres humanos: los que tiene un hobby y los que no. El nuestro, al dejar de jugar al fútbol —por la edad—, es esperar al viernes para poder vernos y hacer los mismos cuentos de toda la vida”, describe Milat.

Sobre Oddone, Milat, como buen amigo, primero lo elogia y después lo crítica. “Es el de la barra que está arriba intelectualmente, pero no tanto en el deporte. Como amigo es un tipo solidario. Siempre está pendiente si te lastimaste, aunque haya sido un esguince. Es una característica de él. Acompaña, te llama, está atento. Para los asados es muy generoso. Nunca cae con las manos vacías. Generalmente es el que más trae y trae lo que tenga. No necesariamente tiene que ser bueno. En el grupo hay mucha gente que le fue muy bien o muy mal. Nos adaptamos a lo que sea. Desde tomar el mejor whisky a compartir un vaso de cerveza o una copa de vino cuando hay una para tres personas”, resume Milat.

Veronesi, por su parte, complementa definiendo el humor de Oddone como “sarcástico”.

Aunque todos destacan su compostura generalizada, hay una gran excepción: cuando se enoja con el fútbol y con su querido Club Nacional de Football. “Dice insultos intelectuales, tipo ‘subnormal profundo’”, bromea Veronesi. 

Más allá de la tradición de la carne —y las achuras—, todos reivindican que sus mejores platos son el arroz negro y la tortilla. Sobre el ritual de pararse delante del parrillero, Javier Beto Alonso aclara sobre el próximo ministro: “No asa la carne, sino que la marea de tantas vueltas que le da”.

Todos reivindican que el grupo mantiene el vínculo desde sus años en el liceo Juan XXIII, y hay un acuerdo tácito: no se habla de trabajo ni de política. “La idea es no saturar. Es como que a mí me hablen todo el día de mi trabajo. Hasta que él no toca el tema, no tocamos”, resume Milat.

De hecho, ninguno de los tres amigos más cercanos a Oddone recuerda específicamente cómo ni cuándo se enteraron de que iba a ser el próximo ministro de Economía.

Socio y “padrino intelectual”

Durante su larga trayectoria en el sector privado, Oddone lideró junto a su socio de la vida, el contador Bruno Gili, el crecimiento de CPA Ferrere en el rubro de la consultoría económica y financiera. Ingresó a trabajar en dicha firma en junio de 1996.

“CPA era una firma más chica, concentrada más en actividades contables y de impuestos. Nuestro rol fue desarrollar la unidad de negocios de consultoría. Empezamos con economía y finanzas. Después fuimos agregando estrategia, capital humano y progreso tecnológico. Todo ese proceso llevó a que CPA se convirtiera en una de las dos firmas más grandes de servicios profesionales en Uruguay”, cuenta Gili.

Con el tiempo, confiesa, su principal característica profesional “se volvió formar gente y terminar haciendo un trabajo más de management”. “Vas formando los profesionales que van ejecutando los proyectos”, resume.

Sobre el perfil de Oddone en particular, Gili responde: “La primera particularidad de Gabriel como economista es que tiene formación sólida en la disciplina, obviamente, pero es más que un economista. Es un intelectual. Se formó en esa cultura que rodeaba a sus padres y es doctor en Historia Económica. Para él entender la historia y la política de la historia es muy relevante. Eso le da un perfil, que sumado a que fue militante político (miembro del Partido Socialista) y dirigente estudiantil, le da una formación más amplia para entender los problemas sociales. Es una persona muy exigente consigo mismo y con los demás. Tiene como gran virtud que es muy consciente y conoce bien cuáles son sus fortalezas y debilidades. Es muy generoso en compartir el conocimiento y en dar oportunidades”.

Por su parte, Germán Deagosto, quien entró a CPA Ferrere en 2011 siendo muy joven y se desarrolló profesionalmente bajo el ala de Oddone y la jefatura del economista Alfonso Capurro, reconoce que el futuro ministro fue “su padrino intelectual y mentor”.

“Gabriel es mi padrino intelectual. Cuando yo estaba formando mi cosmovisión del mundo, intentando reconocer lo que me inquietaba y motivaba, él jugó el rol de mentor y me dio las herramientas para amalgamar el conocimiento que estaba detrás de mis inquietudes. Hay una relación fraternal, es más que un amigo. Fue la persona que me dio para adelante, que me abrió un montón de puertas y que me ayudó a encontrarme en el mundo”, contó a Montevideo Portal el economista.

No obstante, la relación con Oddone no fue siempre color de rosa y tuvo también, como en todos los vínculos, sus momentos de tensión. Oddone es un jefe exigente, agrega Deagosto, con el fin de tampoco romantizar a la persona con quien hoy tiene una relación de amistad que traspasó la esfera laboral. “Fue un amor duro”, reconoce entre risas.

“Creo que ahí aprendí el significado de la angustia y el estrés laboral. En un momento nos peleamos fuerte, porque él entendía que yo estaba desperdiciando mi potencial. Estuvimos un mes sin hablar, lo hacíamos a través de Alfonso. Me acuerdo que Alfonso nos agarró y nos dijo: ‘Loco, enciérrense y arreglen’. Ahora, con otra perspectiva, lo entiendo; quizás en aquel momento me faltaba un poco más de madurez emocional para interpretarlo desde su lugar. Nuestro vínculo actual es hoy desde el lugar de un amigo y un mentor”, rememora Deagosto.

El economista y el crecimiento

Oddone, quien será el encargado de llevar adelante el timón de la política económica del país durante el próximo gobierno, fue durante más de dos décadas una fuente recurrente de consulta para los medios de comunicación como una de las cabezas más visibles de CPA.

Pero pese a que su pensamiento como liberal de izquierda es conocido, “el flaco”, como le dicen algunos de sus más cercanos amigos, optó por dejar plasmado en un libro las ideas fundamentales que tiene para volcar una vez que asuma como secretario de Estado.

“La disciplina económica tiene un conjunto de argumentos teóricos y evidencia de que las economías abiertas, organizadas en torno a mercado en competencia, con libre movilidad de personas y capitales, generan mayor crecimiento. Da más oportunidades a las personas, y bajo ciertas circunstancias, favorece la reducción de la desigualdad. La estabilidad macroeconómica es condición necesaria para el crecimiento económico y la equidad. Sin embargo, no es suficiente”, se refleja parte del pensamiento de Oddone en el libro recientemente publicado El Despegue, escrito por el periodista Nicolás Batalla.

No obstante, como un confeso “obsesionado” con el crecimiento económico como el principal mecanismo para poder distribuir la riqueza, Oddone es consciente de los riesgos de llevar adelante políticas proapertura económica en Uruguay y del malestar generalizado existente en Occidente para con la globalización.

Según el economista, la política económica uruguaya parte de un “dilema” fundamental: no estimular la apertura de la economía afecta el crecimiento de largo plazo por la estrechez del mercado interno, pero abrirla sin precauciones, aumenta la probabilidad de que las fluctuaciones cíclicas sean muy profundas, lo que también, en algún sentido, compromete el crecimiento y las condiciones de vida de la población.

Para el futuro secretario de Estado, esa tensión sigue siendo, en 2025, uno de los principales desafíos para los gobiernos de Uruguay. En este sentido, una de sus mayores preocupaciones radica, justamente, en que Uruguay se vuelva “una economía más eficiente”. Y para eso es necesario avanzar en reformas del sector no transable, según propone.

“Hay muchas actividades que en algún punto son proveedoras del sector transable. Por lo tanto, las ineficiencias del sector no transable son transferidas como costos al sector expuesto a la competencia internacional a través de la venta de insumos, la contratación de mano de obra y el pago de impuestos […] Pero hay un problema. En el sector no transable (sector público, salud, transporte, educación y servicios destinados al mercado local) de la economía trabaja más de la cuarta parte de la población empleada en el país y, además, el sector transable es y seguirá siendo poco intensivo en mano de obra. Por tanto, un eventual desplazamiento del empleo del sector no transable no será absorbido por el transable”, diagnóstica.  

Y resume: “Uruguay es como la UTE; es caro, pero funciona”.

Historiador no, economista

Una vez finalizada la secundaria, Oddone tenía intención de seguir el paso de sus progenitores y estudiar en la Facultad de Humanidades, pero un consejo de su padre le haría tomar otro camino que condicionaría el resto de su vida: estudiar economía en lugar de historia.

El futuro jerarca relató qué lo llevó a cambiar la carrera que iba a seguir en 1984. En entrevista para el programa Oír con los ojos (Radiomundo), habló sobre la decisión de estudiar economía y la impresionante biblioteca (por recomendación de su madre, recurrió a la historiadora Vania Markarian para poder organizarla) que heredó tras el fallecimiento de sus padres.

“Yo quería estudiar historia, pero mi padre me convenció que no lo hiciera. Era 1984, al final de la dictadura cuando yo tenía que entrar a facultad. Pero mi padre me hizo ver que en ese momento la Facultad de Humanidades, todavía intervenida, tenía un mal nivel. Era un lugar en el que la intervención había generado un desorden muy grande. Y Enrique Iglesias le había dicho a mi padre que eso no había ocurrido en Ciencias Económicas, donde había profesores como [Ariel] Davrieux (uno de sus principales referentes) y [Federico] Slinger. Se había mantenido el espíritu universitario”, contó.

Además de Davrieux, exdirector de la Oficina de Planetamiento y Presupuesto (OPP), otros referentes para Oddone son Martín Rama, Danilo Astori (destaca su personalidad magnética y la forma de transmitir el conocimiento), Nelson Noya, Dani Rodrik, Paul Krugman, Douglass North (historiador e institucionalista económico de largo plazo). 

A partir de esa coyuntura política del país y personal, el acuerdo con su padre fue que estudiaría un año economía y, si al cabo de un año no le gustaba, se buscaría la manera desde el entorno familiar para pagar sus estudios fuera del país. Sin embargo, Oddone nunca más abandonó la economía.  

“Estudié economía, me divertí mucho, me gustó y después terminé haciendo un doctorado en Historia Económica que de alguna manera me devolvió al lugar de donde había salido. La economía me dio de comer, además, como decía mi padre”, contó.

“Fue el mejor favor que me hizo mi viejo”, resumió.

Por Aníbal Falco