La Policía del estado nigeriano de Delta informó en las últimas horas que una anciana estuvo a punto de morir a manos de una turba enfurecida, luego de que un joven de 18 años pronunciara una falsa acusación contra ella.

El hecho ocurrió el pasado 8 de octubre en un mercado al aire libre en la ciudad de Asaba.

En un comunicado policial difundido por medios locales y titulado “Di no a la justicia de la jungla”, se detalla que Linus “dio una falsa alarma acerca de que una anciana dentro de un triciclo lo tocó y su virilidad [pene] desapareció”.

Ante las palabras del supuesto emasculado, una turba se formó de inmediato y cargó contra la mujer, que, mediante maniobras de hechicería o algún otro disparado modo, habría hecho desaparecer parte de la anatomía del joven.

“Más de cien vendedores se reunieron y acosaron a esta mujer, desnudándola y golpeándola hasta el punto de casi matarla”, detalla el reporte.

Por fortuna, “la policía llegó al lugar, rescató a la mujer y arrestó al sospechoso”. Sobre la condición de salud de este último, el texto es claro: “Descubrimos que no le pasaba nada, ya que su virilidad estaba intacta”.

“Simplemente mintió contra una mujer pobre, una madre, una hija y una esposa”, detalla la misiva.

En cuanto a Linus, fue arrestado junto con algunos de sus cómplices y puesto a disposición de la Justicia. Las autoridades locales procuran individualizar a más participantes del linchamiento.

“Estamos buscando a todos los que aparecen en ese video, y serán arrestados y tratados de acuerdo con la ley junto con el sospechoso”, concluye el texto.

El peligro de la superstición

En el continente africano, algunas creencias muy arraigadas son un verdadero problema para las autoridades, ya que a menudo conducen a graves acciones criminales.

En algunas regiones de Congo, las personas albinas son víctima de mutilaciones y asesinatos, ya que se cree que su piel y miembros poseen propiedades sanadoras.

El año pasado, un hombre calvo fue decapitado en Mozambique por personas que creían que la alopecia era señal de que dentro de su cabeza había oro.