Por Joaquín Symonds
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El ministro del Interior, Nicolás Martinelli, no es de los políticos con más exposición. Pese a su cargo, ha decidido mantener un perfil bajo y enfocarse en las tareas que le tocaron desde que asumió el gobierno de Luis Lacalle Pou. Pasó por el Ministerio de Desarrollo Social, fue asesor en Presidencia y llegó a la Dirección de Secretaría de Interior luego de que Luis Calabria renunciara, en 2022. Un año después asumió la titularidad de ese ministerio tras la salida de Luis Alberto Heber.
En seguridad pública, el ministro dice haber encontrado un espacio donde se siente cómodo y considera que ha llevado el mando de forma satisfactoria. Como tantos oficialistas, a menudo repite: “Tenemos mucho para mejorar. No estamos conformes”.
En entrevista con Montevideo Portal, Martinelli repasó su gestión, qué le quedó por hacer y consideró por qué no es tiempo de analizar la derrota de la coalición.
¿Se logró equilibrar la tendencia de los homicidios?
Yo creo que se logró estabilizar con una leve baja. De hecho, en los últimos tres años estamos por debajo del tope que fue en 2018, cuando se dieron 421 homicidios. De ahí se inició un descenso que, salvo el año de pandemia, hemos estado en el entorno de los 380. Es una baja, no es muy pronunciada, pero sí podemos hablar de que hay una meseta. Si vos mirás la gráfica, desde 2010 a 2019, los homicidios crecieron un 110%. Es decir, todos los años crecieron, ahí la tendencia claramente fue al alza. En 2005 había 190 homicidios por año, y nos entregaron un país con 400 homicidios por año. Obviamente siempre es más difícil bajar este delito que subirlo. Para subirlo liberás barrios, determinadas zonas y chau. Pero después recuperar esas zonas, que tiene un costo y que lleva a un aumento por las guerras entre diferentes bandas, es mucho más complicado.
¿Cree necesario un acuerdo en el sistema político para implementar planes a largo plazo?
Todos tenemos que aspirar a tener la suficiente madurez política en este tema en que nos va la vida; a no estar reseteando cada cinco años, generando nuevos proyectos o nuevas políticas. En materia de seguridad pública necesitamos políticas de Estado, políticas de largo plazo. Este gobierno hizo una convocatoria hace dos años para un acuerdo multipartidario, que a diferencia de la convocatoria que había hecho el Frente Amplio en el período anterior, no era con una mirada tan punitiva. Era con una mirada más enfocada a las causas. Son 16 medidas que, prácticamente todas, apuntaban a crear barrios sin violencia, fortalecer la Policía orientada a problemas en los barrios, profesionalización en las cárceles... tenía una mirada más social. Lamentablemente, el Frente Amplio presentó propuestas y de las 16 había siete que eran de ellos, [pero] después ni siquiera apoyan las que ellos mismos habían presentado. Ahí en el Frente Amplio hubo una actitud mezquina y electoralista del todo, que es lo que tenemos que empezar a evitar.
¿Se implementaron esas 16 medidas?
Sí, salvo una que es la creación del Ministerio de Justicia, el resto está todo en marcha. Por eso yo siempre digo que las propuestas del Frente Amplio en seguridad pública ya estaban, prácticamente todas, en ejecución. Muchas de ellas estaban en ese acuerdo y otras ya las habíamos implementado antes del acuerdo.
¿Qué cosas quedaron por hacer?
Mirá... yo creo que hicimos muchísimo. Cuando miro para atrás noto el enorme avance y progreso que le dimos a la Policía nacional en materia normativa, en apoyo moral; en equipamiento tecnológico ha sido una inversión récord. Yo he tenido la posibilidad de viajar y estamos a la vanguardia del mundo, y hay muchos colegas de otros países que están viniendo a Uruguay a conocer herramientas que hemos implementado acá. Le hemos dado a la Policía capacitaciones, maestrías que no había y eso hace tener una fuerza muy robusta. Queda pendiente seguir profundizando en las relaciones regionales, hay muchos desafíos que tenemos que son a nivel regional: el avance del Comando Vermelho, del Primer Comando Capital y del fentanilo, son cosas que tenés que trabajar a nivel regional. Tenemos que ayudar a blindar a nuestros vecinos para que eso no llegue a Uruguay. Otra cosa que no me va a dar el tiempo [de concretar] es lo que tiene que ver con la comisaría virtual: que una persona pueda ir a comisaría de tótem o pueda ir a un shopping para hacer algunos tipos de denuncias. También creo que es necesario potenciar a la Unidad de Ciberdelitos.
¿El oficialismo perdió, en parte, por los problemas en seguridad?
Yo no creo que haya sido el único elemento y tampoco me consta que haya sido el elemento determinante. Todos los delitos han bajado, los niveles de percepción de la seguridad son bastante menores a los que eran en la época del Frente Amplio; ahora está en el 50% y cuando ellos estaban andaba por el 75%. Hay 10.000 rapiñas menos por año, hay 25.000 hurtos menos por año... es decir que se hizo un trabajo importante. El tema es multicausal. Incluso el Frente Amplio no se animó a entrarle tanto al tema de la seguridad, primero porque nunca encontraron un interlocutor válido para hablar y segundo porque sabían que habían fracasado con total éxito. Ellos batieron todos los récords, pero los malos. Ahora, yo creo que no es momento de analizar las causas de por qué se perdió, pese a tener todos los indicadores favorables. Hay que hacer estudios con sociólogos, politólogos y antropólogos que nos ayuden a entender por qué un gobierno que va a dejar un país mucho mejor terminó perdiendo. Eso no lo podemos decir los políticos, tiene que haber un análisis objetivo y profesional que nos permita tomar decisiones para mejorar porque acá hay revancha.
¿Cómo espera que sea la gestión del FA en seguridad?
Tengo una expectativa moderada, porque en seguridad pública nos va la vida. Espero que al gobierno que viene le vaya bien y ojalá que se puedan continuar un montón de proyectos que quedan en curso, sobre todo en materia de causas. Trabajos que se están haciendo en el INR con la UTU, la Udelar, con la Universidad de Montevideo, con el Mides y con el BID. Pasa que el trabajo en las causas lleva mucho tiempo. Los resultados de trabajar en causas llevan 10 o 15 años. Vos, en el mientras tanto, te tenés que apoyar en la represión. Por eso nosotros hablamos del enfoque dual, que ha sido una estrategia nuestra que ha permeado en el sistema político y pudimos ver a todos los actores hablando de enfoque dual. Y eso la verdad que nos da mucha satisfacción, porque quiere decir que encontramos el rumbo. Después será resorte del que le toque venir.
¿Cree que se va a reprimir el delito?
Tengo la expectativa de que eso lo van a cambiar; que ya se dieron cuenta de que durante sus gobiernos la retirada de los barrios formó bandas de narcotraficantes, gente vendiendo en las calles y fue ahí que Uruguay pasó a ser un país de acopio. Perder terreno en seguridad es facilismo, porque te vas y listo, pero recuperarlo te puede salir muy caro. Espero que hayan aprendido.
Delgado dijo en el debate que gran parte de los delincuentes que hoy en día son detenidos se desarrollaron en los gobiernos del Frente Amplio. ¿Eso le consta?
Sí, claro. De hecho, la mayoría de los que hoy entran en el INR son chicos que tienen entre 20 y 30 años de edad. Esos chicos se fueron del sistema en el período anterior. Tenías un sistema educativo que expulsaba a seis de cada 10 gurises y, de esos seis... dos capaz que iban a laburar, los otros cuatro quedaban en los barrios fumando porro y después eran reclutados por los diferentes grupos del crimen organizado que operan en los barrios.
¿Cómo ha sido el trabajo con la Fiscalía? ¿Hubo un cambio desde que llegó Mónica Ferrero?
Sí, hubo. Yo creo que es un socio clave en toda la lucha contra la delincuencia, pero Mónica le dio un impulso importante a la Fiscalía e hizo cambios para trabajar mucho mejor. El ejemplo más claro es que decidimos unificar los departamentos de homicidios que había en Montevideo y crear uno solo. Creamos cuatro grupos de trabajo que cada uno trabaja con un fiscal de Homicidios (son cuatro fiscales en la materia en Montevideo). Entonces, el fiscal tiene siempre su mismo equipo de trabajo. Eso generó un mejor vínculo, más confianza y eso se va a traducir en mejorar los niveles de esclarecimiento. Esto último es la forma de bajar los niveles de sensación de impunidad del delincuente, porque si sabe que va a salir a matar y va a salir gratis, lo va a seguir haciendo. Puede no salir a matar o, si sale, no te va a matar y te va a intimidar.
En todo el proceso de seguridad, período tras período, siempre falla el sistema carcelario.
Bueno, naturalmente que se necesita una montaña de recursos financieros pero también se precisa un pienso. Nosotros vamos a dejar un libro blanco, es decir, una hoja de ruta de lo que se debería hacer de acá a 15 años. La verdad es que es un avance importante que se venía reclamando por la academia, expertos y organismos internacionales. Pero vamos a dejar un sistema mucho más robusto, con el Mides y la UTU trabajando en las cárceles; triplicamos la presencia de la Udelar, Inefop pasó de 200 cursos por año a más de 2.000. Vamos a dejar 3.000 plazas en construcción, sistemas que se rompen menos porque no se pueden vandalizar, no utilizan hierros, más espacio para las actividades extracarcelarias. Hay una transformación que empezó, lo que pasa es que... a veces el sistema político o alguna gente que no entiende cómo son los procesos quieren todo para hoy.
¿Pero no es una vía de escape establecer penas que no busquen poner delincuentes presos? Es un argumento del Frente Amplio.
El gobierno no mete gente presa.
Pero es el que hace las penas.
El que arrancó con la creación de penas fue el gobierno del Frente Amplio, en la convocatoria del acuerdo multipartidario en el gobierno anterior: no estuvo focalizado en causas, estuvo focalizado en un aumento punitivo. El Poder Ejecutivo de aquel entonces envió al Parlamento un montón de leyes que aumentaban las penas y algunas se aprobaron, pero la enorme mayoría no. Entonces, la propia bancada del Frente boicoteó a sus representantes del Poder Ejecutivo. La LUC lo que hizo fue aumentar las penas en los delitos más graves, como la violación, y sobre todo darle más respaldo a la Policía. Pero además hay otro elemento que fue la reforma del Código de Proceso Penal, porque ahí se dieron las posibilidades de generar acuerdos entre fiscal y delincuentes. Entonces, ahora se ahorran procesos y como hay un acuerdo termina más rápido: en vez de ir cuatro años preso, va dos pero va más rápido y genera que haya más volumen de personas. Sobre ese punto ninguno hizo foco.
Usted siempre fue perfil bajo —algo celebrado por algunos opositores—, pero antes del balotaje salió al cruce de Yamandú Orsi. ¿Por qué?
Lo que pasó ahí es que se dijeron cosas que no eran ciertas o medias verdades sobre cómo eran determinados procesos. Lo que yo salí a decir como ministro era que eso estaba mal. Lo que hablamos de que hay muchas propuestas que el Frente Amplio las ponía como... [Por ejemplo:] el PADO, están con la idea de que hay que descentralizarlo, y fue lo primero que hicimos cuando asumimos. Y eso mismo me pasó cuando varios referentes del Frente Amplio en seguridad pública hablaban: sentía que no sabían lo que estaban diciendo. Con el caso de Orsi sentí que tenía que salir a aclarar, poner blanco sobre negro.
¿Qué le han dicho desde la Policía sobre el nuevo gobierno?
No es miedo... hay como cierta expectativa de qué va a pasar. Por aquello de que durante los 15 años no se vieron respaldados, y se vieron disminuidos en cuanto a equipamiento; tenían vehículos chinos que se rompían a cada rato. Tenían poco armamento pesado, los uniformes los mandaron a hacer a China también y llovía y se les rajaban. No hubo un cuidado hacia la fuerza pública. Entonces, hay cierta expectativa de qué va a pasar ahora. Pero yo creo en los procesos y ojalá que tengan madurez política ahora.
¿Qué va a hacer después de que se termine el período?
Para eso hay tiempo, se verá más adelante. En marzo hablamos.
Por Joaquín Symonds
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