Nació en esa década en la que ser empleado público en Uruguay era una cosa maravillosa. Sus dos padres lo eran y consiguieron hacerse una casa en La Blanqueada, en Montevideo, y otra en Punta del Este. En el jardín de su casa, cuando él tenía 5, un vecino plantó un árbol. Ese es el primer recuerdo que tiene de su vida.
La década del sesenta era esa en la que los niños todavía crecían muy libres. Nicolás Jodal iba a la escuela pública en la tarde y el resto del día vivía en la calle jugando. Solamente respondía al llamado de "a tomar la leche". Lo mismo le pasaba en Punta del Este: vivía en un enjambre de niños y solo aparecía por su casa cuando tenía hambre. "Eran veranos casi salvajes", recuerda.
Elon Musk, fundador de Tesla, contó que todos los fundadores de PayPal, durante su adolescencia, habían construido bombas. Cuando la vida todavía era un juego, Jodal también fue constructor. Le gustaba armar cosas peligrosas, pero otras cosas: cohetes. Incluso llegó a hacer una cámara de niebla para analizar materiales radioactivos.
La diferencia entre un constructor y un innovador es sutil. El constructor disfruta de la repetición mientras que el innovador, por esencia, genera cosas que no existen. Mueve barreras.
En eso se transformó Jodal, en un movedor de barreras. Su idea más grande, y más exitosa, es GeneXus. Cuando la creó, la compañía se llamaba Artech y el producto GeneXus pero, por una estrategia de marca, la compañía pasó a llamarse igual que el producto. Para Jodal, el oficio fue innato. Nunca tuvo duda de que lo que quería hacer era pensar ideas y buscar la forma de ejecutarlas.
Si te dieran a elegir 3 cosas para llevarte a una isla desierta donde vas a vivir el resto de tu vida, ¿qué te llevas?
Tres libros. Llevaría un libro de hace muchos años que es un libro de matemáticas llamado Bronstein, es un ladrillo. Si voy a vivir muchos años, no es para leer una novela que se termine. Llevaría todos libros de estudiar, que fueran muy difíciles y que me costara mucho entender. Llevaría ese, llevaría otro que se llama Behavior: The Control of Perception, de Powers, que es de robótica y me llevaría algún manual grande biología. Me llevaría libros de cosas que no sé y que me lleve mucho tiempo aprender.
Pero ese conocimiento moriría contigo en esa isla desierta.
Perdón, me olvidaba. Llevaría dos libros y una computadora.
¿Tres palabras que describan tu personalidad?
Primero, que me gustan las cosas nuevas. De ahí viene lo de innovador. Segundo, que soy muy despelotado. Por eso, tengo alrededor mío un conjunto de personas que ordenan mi desorden. Los elijo con mira telescópica.
Tercero, soy muy curioso. Siempre lo fui. Cuando digo curioso me refiero a que lo soy con respecto a cuál es el origen del universo pero también con respecto a con quién está saliendo Pampita. Soy de los pocos hombres que se declaran chusmas. Me encantan los chusmeríos pero también me interesa el origen del universo. La realidad es que no puedo direccionar demasiado mi curiosidad.
En varias charlas decís que lo más importante del mundo de las ideas es su ejecución. ¿Qué idea nunca llevaste a cabo?
No sabes la cantidad de ideas que nunca llevé a cabo. Una de las cosas que tengo es un wiki, que es una especie de cuaderno desordenado donde vas poniendo ideas. Queda todo desordenado. Yo agarro cosas de hace diez años y las uso hoy. Tengo un montón de ideas que nunca llevé a cabo todavía. Considero que están todas en estado de pausa pero ninguna murió todavía.
Además de Artech y GeneXus, ¿de cuál otra cosa estás orgulloso?
De la que estoy más orgulloso, sin duda, es GeneXus. Ahora estamos trabajando con robótica, también, que me tiene muy divertido y es muy interesante.
¿Alguna que hoy te de vergüenza?
Vergüenza no, pero sí fracasos. Tuvimos ideas que no funcionaron.
¿Quién pone el éxito de las ideas?
El mercado. El éxito se refiere a que alguien quiera comprarlo. En GeneXus no es el mercado uruguayo, siempre trabajamos para el mercado internacional. Te doy el ejemplo que no tenemos GeneXus en español. Lo tenemos en inglés, en japonés y en chino y, ahora, en árabe.
¿Por qué GeneXus se llama así?
Nosotros queríamos ponerle Génesis y teníamos que hablar con alguien en Estados Unidos para presentarle el producto. Nosotros estábamos en Uruguay, y teníamos una persona que iba a presentar esto a una empresa de software allá. El tipo, con muy buen criterio, fue a registrar la marca Génesis. Cuando va a registrar la marca a Nueva York, le dicen que desde la Biblia que Génesis está ocupado.
En la década del ochenta no había llamada internacional. Entonces, el tipo llamó a la mujer, que era escultora, y le preguntó qué nombre le ponía. Parecido a Génesis se le ocurrió GeneXus y, sin hablar con nosotros, registra el nombre. Después nos llamó y nos dijo y para mí era horrible. Con el paso del tiempo me encantó. Después, hablando con muchos expertos en marketing, me dicen que es tremendo nombre porque es bien único, pero no tiene ningún significado.
Estudiaste ingeniería de sistemas y confesaste que una de las cosas más difícil de abrir una empresa fue aprender a manejarla, ¿cómo aprendiste?
En aquella época la ingeniería que se estudiaba en la facultad era ingeniería pura y dura. Cualquier cosa que se refiriera a vender o al marketing era visto como una cosa de otros y de bajo nivel. No quiero hablar de prostitución pero algo cercano a eso. Incluso a mentir, o algo cercano a eso.
Pero, a favor, lo que aprendí mucho en facultad es a comerme un ladrillo. Si había algo que no sabía, agarraba el libro y lo leía. A los golpes, a lo indio: agarrá el libro y léelo, no hagas un curso, tomá el libro y léelo.
Para mi gran sorpresa, cuando empecé a leer cosas de marketing me pareció una cosa maravillosa, no era nada de mentir. Nada de eso, era un juego estratégico, un juego de pensar, que me resulto súper interesante.
Si bien en facultad no me enseñaron nada de eso, sí me enseñaron la disciplina de aprender cosas nuevas. Me enseñaron a resolver tus problemas solo, a no esperar nada de los demás.
Te he escuchado decir que en GeneXus fomentas la libertad pero también la disciplina. Sin embargo, no juzgas en base a resultados. ¿Cómo se lleva una empresa así?
Yo le tengo muchísimo miedo es a ese tipo de productividad, al "si vos cumplís las metas yo te pago tanto". Yo a eso le tengo terror, a crear perros de Pavlov, es muy mala idea. Eso no quiere decir que todo el mundo hace lo que quiere, nosotros nos debemos a nuestros clientes y tenemos que entregar las cosas bien y en tiempo.
Llevar la empresa con esta filosofía, ¿te ha complicado alguna vez?
Una cosa que pasa siempre es que hay gente que no se adapta. Hay gente que prefiere tener reglas mucho más claras. Trabajando conmigo tenés mucha incertidumbre, no sabés lo que va a pasar y, en general, la gente pide certezas. Yo no las tengo, entonces no las quiero transmitir.
¿Qué le hace eso a la psicología del empleado?
Hay gente que se termina adaptando y gente que no, es así.
En una charla TED dijiste que no hay que confundir el marcador con el partido que está sucediendo en la cancha... ¿De cuál solés olvidarte más?
Del marcador, seguro. Mi naturaleza es estar recontra metido en el partido. A veces, me preguntan cosas de números y no las tengo en la cabeza, ojo no quiere decir que el futuro no tenga nada que ver con el partido.
Tenés una forma de ver las ideas mucho más parecida a la que se tiene en Silicon Valley que la que se tiene acá... Contame si estoy en lo correcto.
Yo creo que sí. Allá está mucho más la capacidad de generar cosas que la capacidad de predecir cosas. Todos los que invierten y preguntan a cuánto va a estar el dólar y preguntan a cuánto está la inflación, todas esas cosas que es predecir, es más de acá. Yo le doy importancia a eso, pero no creo nada.
¿Cómo llega un uruguayo a contraer esta cultura de la creación?
Todo lo que tiene que ver con tecnología se mueve mucho en este ambiente, se comparte la forma de pensar.
Entonces, ¿este rubro tiene una distribución de ideas mucho más global?
Sí, totalmente.
¿Quiénes han sido tus grandes influencias en tu forma de pensar?
Breogán Gonda. En el marketing, Ichak Adizes. Hablo de él constantemente. Después tengo varios que sigo, uno es Nassim Taleb. Casi todos mis héroes son tipos arrogantes e infumables. Yo no me considero eso, ni mucho menos, pero son todos bastante arrogantes.
¿Hay un patrón en el éxito, entonces?
El patrón es que todos estos tipos van contra la corriente, ninguno es políticamente correcto.
¿Una persona maravillosa que hayas conocido?
Tuve la suerte de conocer muchas personas maravillosas y que han hecho grandes cosas. Se me viene a la cabeza Miguel Brechner, el creador y fundador de Plan Ceibal. Es uno de mis héroes y ese no es arrogante, es súper humilde.
¿Tu deporte de cabecera?
El golf. Lo juego y es lo único que veo en la televisión. Me siento en la televisión cuatro veces por año y es en los Major de golf. Es el único momento que estoy sentado horas y horas mirando televisión.
Si murieras hoy, dónde terminarías... ¿cielo o infierno?
Al infierno. Cometí muchos errores en mi vida.