Enzo, un niño de 4 años residente en Aubervilliers, Francia, sobrevivió milagrosamente a una caída de 43 metros desde su apartamento en un piso 16. No se rompió los huesos ni presentó heridas internas, apenas sí mostró unos rasguños superficiales, y nadie entiende cómo pudo ocurrir semejante prodigio.

El inusual incidente tuvo lugar el 26 de mayo en un complejo de apartamentos, pero la noticia trascendió en la prensa local recién el pasado 31 de julio.

Enzo, un niño de 4 años diagnosticado con autismo, estaba en su habitación cuando su padre, Ji, lo escuchó llorar. Como de costumbre, el hombre se apresuró a ir junto al niño para confortarlo, pero cuando intentó entrar en la habitación de Enzo, se dio cuenta de que la puerta estaba cerrada.

El padre se alarmó porque el pequeño nunca se encerraba, entonces derribó la puerta. Cuando entró los llantos habían cesado y Enzo no se veía por ninguna parte. Al ver la ventana abierta, Ji se dio cuenta, horrorizado, de que era demasiado tarde.

Cuando se asomó al balcón, el hombre contempló un horrible espectáculo: su hijo yacía inmóvil sobre el techo de una farmacia situada en la planta baja del edificio. Desesperado, corrió a la calle y luego subió al techo del comercio, y entonces ocurrió lo increíble: Enzo se movía por su cuenta y parecía ileso, salvo por un raspón en una pierna.

Vista desde la ventana de la casa de Enzo. Foto: Le Parisien

Vista desde la ventana de la casa de Enzo. Foto: Le Parisien

“Enzo pudo moverse. Estaba consciente y no se le veía sangre en ninguna parte, solo tenía un pequeño rasguño en la pierna”, contó Ji al periódico Le Parisien.

Preocupados por eventuales lesiones internas, los padres de Enzo llamaron al servicio de emergencias y el niño fue ingresado en el Hospital Necker, donde permaneció bajo observación durante siete días. Durante este tiempo los médicos realizaron una serie de pruebas para asegurarse de que realmente estaba tan sano como parecía. Los estudios revelaron pequeñas hemorragias en pulmones y riñones, algo que se resolvió rápidamente con cirugía. Más allá de eso, el pequeño no presentaba ningún otro problema, y nadie podía entender cómo era eso posible.

Enzo fue dado de alta una semana después  y reanudó su vida normal como si nada hubiera sucedido. Incluso pudo volver a la guardería durante la última semana de junio, y parecía tan saludable como siempre.

“Ha vuelto a una vida normal, todo está bien. No lo creía, ¡pero ahora sí!”, dijo alborozada Helen, madre de Enzo.

De momento, nadie se explica el milagro de la supervivencia de Enzo. Algunos vecinos señalaron que el techo sobre el que aterrizó el pequeño era de tierra, lo que pudo amortiguar un poco su caída. Sin embargo, los médicos creen que la ligereza y flexibilidad del niño tuvo más que ver en el milagro de que su caída de 43 metros no fuera mortal.

“Los niños tienen un coeficiente de elasticidad de huesos y articulaciones más favorable”, dijo al citado medio Véronique Bourg.