El pasado fin de semana, la web del matutino porteño La Nación publicó una extensa videoentrevista al expresidente José Mujica. El reportaje fue grabado en la chacra de Rincón del Cerro, donde Mujica reside desde hace décadas y que es también el lugar donde convalece del cáncer de esófago del que fue tratado en los últimos meses.
“En la última elección no podía ni con los huesos, en el discurso que dije en el último acto del MPP me tenía que agarra para mantenerme parado”, reconoció en el reportaje, en el que se congratuló del triunfo de su sector en las últimas elecciones.
“Cuando estoy anciano y retirado, la organización política a la que dediqué treinta años de mi vida votó como los dioses, tiene el récord, y de yapa me sacan el presidente”, recordó Mujica, quien consideró que el triunfo de Yamandú Orsi, a quien apoyó en su trayectoria política, “es una especie de premio póstumo en vida”.
“Seguramente hay gente que me odia, pero yo no puedo odiar a ningún compatriota, no importa cómo piense”, aseguró Mujica, quien sostuvo que, pese a la tortura y la prisión que sufrió en otras épocas, decidió dejar atrás esa etapa.
“La vida pasó. No perdoné ni olvidé, no cobro. Hay cuentas que no se cobran: se cargan”, porque de lo contrario “vivís prisionero del rencor, envenenado”.
Posteriormente, Mujica recordó sus comienzos como militante, cuando todavía era menor de edad.
“A los 14 años militaba en una agrupación anarquista y libertaria. Pero no de los libertarios que tienen ustedes en Argentina y que son un mamarracho. Los libertarios son ácratas, son antiestado pero también anticapitalistas”, puntualizó.
Finalmente, se refirió a su actual estado de salud.
“Extraño la velocidad de las patas, de los brazos y de todo lo demás”, comentó con humor, e hizo referencia a las ganas de vivir que conserva.
“La muerte es una señora que me anduvo rondando el catre varias veces y nunca me quiso llevar. Alguna vez me va a llevar, pero, cuanto más tarde, mejor”, reflexionó.
“No soy un viejo lelo, soy un viejo medio arruinado del cuerpo, pero de la cabeza estoy bien”, subrayó, y no tuvo dudas al reconocer cuál es su mejor recuerdo de la política.
“Cuando dejé la presidencia. Es como cuando te sacás un par de zapatos nuevos”, graficó.