Hay creencias y supersticiones inofensivas, como la de dar vuelta un vaso cuando se dese hallar un objeto extraviado, o la de tocar madera para ahuyentar a la inexistente mala suerte.
Otras son realmente peligrosas. Por ejemplo, en algunas regiones de África se mata y mutila a personas albinas, ya que sus partes anatómicas son consideradas como poderosos ingredientes para hechizos.
En Mozambique, mientras tanto, existe la creencia de que las cabezas de las personas calvas contienen oro. Este disparatado mito podría ser risible, de nos ser porque ha costado la vida a varias per4sonas.
Josep Temble, periodista local de la cadena británica BBC, reportó el pasado 17 de enero que la policía halló la cabeza de un hombre blanco en las calles de la ciudad de Muandiwa. Las investigaciones permitieron establecer que la víctima había sido atacada y decapitada por un grupo criminal que planeaba fraccionar la testa para satisfacer los deseos de un cliente en Mali, en el otro extremo del continente africano.
Sin embargo, el cliente desistió de la transacción y los asesinos se deshicieron en plena calle de la “mercadería”.
Las autoridades locales reconocieron que en esa ciudad ese tipo de crímenes rituales se han vuelto relativamente frecuentes, y que obedecen a la creencia antes mencionada.
“Sus motivaciones provienen de la superstición y la cultura: la comunidad local piensa que los individuos calvos son ricos”, explicaba en 2017 Inacio Dina, portavoz de la Policía Nacional. En dicho año, las decapitaciones rituales alcanzaron los titulares de la prensa internacional luego de que se produjeran dos casos.
En ambos crímenes, los homicidas actuaron como “proveedores” de curanderos en Tanzania y Malaui, quienes a su vez trabajaban para acaudalados clientes de esos países.