El ministro de Finanzas
de Israel, Bezalel Smotrich, abogó por “fomentar la
emigración” de unos dos millones de palestinos que viven en la Franja de Gaza,
casi el total de la población del enclave, y sugirió el establecimiento de
asentamientos judíos en ese lugar.
“Necesitamos fomentar la migración desde allí. Si
hubiera entre 100.000 y 200.000 árabes en la Franja y no dos millones, toda la
conversación sobre el día después [de la guerra] sería completamente diferente”,
dijo Smotrich a la Radio del Ejército, en declaraciones difundidas por la
prensa local.
“Quieren irse. Llevan 75 años viviendo en un gueto
y están necesitados”, añadió el líder del partido Sionismo
Religioso, al subrayar: “No creo que haya nadie en Israel que no quiera ver
asentamientos judíos en todas partes”, refiriéndose a Gaza.
Desde que estalló la guerra entre Israel y el
grupo islamista Hamás en octubre, los países árabes vecinos, como Egipto y
Jordania, han dicho en varias ocasiones que no permitirán un nuevo
desplazamiento masivo de palestinos, como el que ocurrió con la creación del
Estado de Israel, en 1948.
Smotrich, quien vive en una colonia en Cisjordania
ocupada, forma parte del grupo de ministros más radicales del gobierno de
Benjamín Netanyahu, e impulsa una política de ocupación y colonización de los
territorios palestinos.
Israel declaró la guerra a Hamás el 7 de octubre
tras un masivo ataque del grupo islamosta que incluyó el lanzamiento de cohetes
y la infiltración simultánea de unos 3.000 milicianos que masacraron a unas
1.200 personas y secuestraron a otras 250 en poblaciones cercanas a Gaza.
Desde entonces, y a pesar de una creciente
oposición internacional, el Ejército de Israel ha mantenido una fuerte ofensiva
contra el enclave palestino, donde ya suman más de 21.800 palestinos muertos y
56.400 heridos, la mayoría niños y mujeres, además de otros 7.000 desaparecidos
bajo los escombros, según el ministerio de Sanidad de Gaza, bajo control de
Hamás.
Argumentando que Hamás utiliza infraestructura
civil para sus operaciones militares, Israel ha bombardeado viviendas,
escuelas, hospitales, templos, plantas de tratamiento y abastecimiento de agua,
así como instalaciones de telecomunicaciones o de suministro de energía,
dejando el enclave prácticamente inhabitable.
La guerra ha dejado también unos 1,9 millones de
desplazados en Gaza, un 85 % de los 2,2 millones de habitantes de la Franja,
que viven en medio de una crisis humanitaria sin precedentes por el colapso de
los hospitales, el brote de epidemias y la escasez de agua potable, alimentos,
medicinas, electricidad y combustible.
Netanyahu ha dicho en repetidas ocasiones que no
permitirá que la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobierna partes
reducidas de Cisjordania ocupada, tenga algún tipo de control sobre Gaza en el
periodo postguerra, asegurando que esa institución busca la destrucción de
Israel, al igual que Hamás, considerado terrorista por Israel, Estados Unidos y
la Unión Europea.
Sin embargo, Estados Unidos, principal socio de
Israel y hasta ahora el único país que no aboga por un cese el fuego sino que
ha otorgado armas al Ejército israelí, quiere que la ANP tenga una
participación en Gaza y, a largo plazo, que haya una solución de dos Estados al
conflicto.
Hasta ahora, Netanyahu no ha dicho abiertamente
que busca desplazar a los gatazíes, pero tampoco ha sido claro sobre cuál será
la realidad de la Franja una vez terminada la guerra.
Según diversos analistas, Netanyahu no podrá
negarse a la participación de la ANP en la nueva realidad de Gaza, algo
inaceptable para sus socios más radicales, que podrían disolver el Gobierno.
El derecho internacional considera que la Franja
de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán son territorio
ocupado por Israel desde 1967, cuando libró la Guerra de los Seis Días.
Además, desde que Hamás tomó por la fuerza el
control de la Franja de Gaza en 2007, Israel mantiene un bloqueo militar por
aire, tierra y mar sobre el enclave palestino, haciendo que su población viva
en condiciones críticas.
EFE