En la Plaza de la República de París, uno de los puntos emblemáticos de la izquierda francesa, al menos 2.000 manifestantes protestaron por la victoria parcial de la ultraderecha este domingo, y exigieron al macronismo que vote a las candidaturas progresistas mejor colocadas en la segunda vuelta del 7 de julio.
“Desde el 2002, siempre que ha habido una segunda vuelta contra la ultraderecha, la izquierda ha bloqueado a los ultras, votando listas conservadoras que no nos gustaban. Ahora que es al revés, no vemos un mensaje tan claro para que nos voten”, lamentó Rebeca, una francesa que habla en un fluido español.
A pocos metros de la estatua que representa a Marianne (encarnación de la República francesa), la joven que trabaja en finanzas sostenibles porta un cartel en el que recuerda que el llamado como “barrage republicain” (“bloqueo republicano”, que sirve para frenar en las segundas vueltas a la ultraderecha lepenista, considerada no completamente democrática) no se aplica únicamente a los electores de izquierda.
Con más de un 60% escrutado, el lepenista Agrupación Nacional (RN) encabeza casi trescientas de las 577 circunscripciones (que corresponden a un diputado cada una), algo nunca visto en la historia democrática de Francia. La alianza izquierdista Frente Popular lidera 133, y la coalición del presidente francés, Emmanuel Macron, la mitad, 61.
Según ciertas proyecciones, el RN podría alcanzar la mayoría absoluta e imponer a Macron al ultraderechista Jordan Bardella como un primer ministro.
A la concentración, además de ciudadanos, acudieron los principales responsables de los partidos que forman el Nuevo Frente Popular, el Socialista, el Comunista, los ecologistas y La Francia Insumisa.
“No dejar un mensaje claro no es serio ni responsable. Tenemos que intentar convencer a los electores centristas y de la derecha moderada de que hay que parar a la extrema derecha. Nosotros lo hemos hecho cuando nos ha tocado”, agregó la joven.
Macron y el primer ministro saliente, Gabriel Attal, abogaron por “una unión claramente democrática y republicana para la segunda vuelta” del 7 de julio, pero no quedó claro si esa unión es incondicional para todos los aspirantes del Frente Popular.
El partido que lidera esta alianza, el contestatario La Francia Insumisa (LFI), ha sido muy criticado por los macronistas, quienes lo han puesto a la altura del RN, sobre todo por culpa de Jean-Luc Mélenchon.
El líder espiritual del LFI y tres veces candidato a las presidenciales ha sido la diana de las críticas de Macron y sus aliados por declaraciones consideradas antisemitas y por sus invectivas contra la policía.
En medio de cánticos contra el RN y su posible primer ministro, Jordan Bardella, los manifestantes de la Plaza de la República ondearon banderas de Palestina, de Argelia, de Francia y de Sudáfrica. “Todos somos antifascistas”, “la juventud fastidia al RN”, coreaban los jóvenes, muchos de ellos con insignias del LFI de Mélenchon.
Antonio Torres del Cerro / EFE