Por César Bianchi
@Chechobianchi
Transgresor, polémico y provocativo, el economista argentino Javier Milei fue ganando espacio en los medios a base de una lengua filosa, de frases desafiantes (e insultantes) a los gobernantes de turno en Argentina, llámense Mauricio Macri, Cristina Fernández de Kirchner o Alberto Fernández. En diciembre de 2021 asumió su banca de diputado en el Congreso, por el partido La Libertad Avanza, y la inauguró con un discurso incendiario contra sus colegas, los de “la casta política”.
En esta entrevista, a propósito de su llegada a Uruguay para una conferencia en Punta del Este, Milei explica que él acepta ser parte del sistema, al que ingresó para “dinamitarlo por dentro”, algo así como un caballo de Troya moderno. Lo que pretende es romper con el status quo dominante e instalar una nueva forma de pensar la política, y la economía, claro. Por eso quiere “dejarlos en evidencia”, señalar que los políticos, los de la casta, buscan beneficiarse ellos, mientras que los buenos, como él (faltaba más), obran pensando en la gente, y en la libertad, siempre todo en aras de la libertad.
Milei (51) tiene cuatro perros: Milton, Murray, Robert y Lucas. Todos hijos de un mastín inglés, homenajean a Milton Friedman, Murray Rothbard y Robert Lucas, economistas de cabecera del novel político, siempre despeinado. Cuando Mirtha Legrand le preguntó en su mesa si usaba peluca, Milei dijo que sencillamente no se peina, lo peina “la mano invisible”, en alusión al economista escocés Adam Smith.
“Mi gran diferencia respecto a los políticos es que yo lo que digo, lo cumplo. He ido cumpliendo cada cosa que dije en campaña, aún cuando me tocó ir contra mi propio bolsillo”, dijo desde Buenos Aires, antes de llegar al país (mañana viernes 9 hablará a las 20.30 junto al economista Manuel Adorni en el International College de Punta del Este, y las entradas se venden en el sitio alpogo.com).
En esta charla Milei -a quien muchos en Uruguay miran con desconfianza, y algunos con adoración- dijo que se define filosóficamente anarco-capitalista aunque el imperio de la realidad lo llevan a hacer concesiones. Un diario alemán lo comparó con Robin Hood y la analogía le resulta pertinente: al donar su salario de legislador todos los meses él le devuelve a la gente lo que el Estado le robó cobrándole impuestos.
De su concepción política y económica con un Estado mínimo y una carga impositiva, por consiguiente, también minúscula, de por qué habría que eliminar el Mercosur (a quien también define como un lastre), de los políticos “de casta” y de los altruistas y de cómo convence cada vez a más jóvenes con su espíritu liberal libertario, conversé con este agitador contracultural devenido en diputado porteño.
"Todas mis acciones son coherentes con lo que dije en la campaña. Lejos de ser casta, hago todo lo contrario de la casta. El mejor ejemplo es donar mi salario, porque voy contra mi bolsillo, algo que no hace ningún político"
-Es economista de profesión, desprecia la clase política, pero ahora es diputado. ¿Se convirtió en político?
-A ver… yo he definido el concepto de casta política, y el concepto central de casta política es que son personas que sabiendo que determinado conjunto de políticas produce daño sobre la población, aun así las llevan adelante por el propio beneficio. Un gran ejemplo es el presidente de la nación, Alberto Fernández. Cuando ya no estaba en el kirchnerismo, frente a los controles de precios durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, él le dice que no mande a los chicos de La Cámpora a controlar los supermercados, que vaya a controlar el Banco Central, a ver cuánto emite, porque la inflación es un fenómeno monetario. Eso decía cuando estaba fuera del kirchnerismo. Hoy, básicamente, Alberto Fernández promueve el déficit fiscal, la emisión monetaria, pero dice que la inflación no es culpa de él y de su gobierno, sino que la culpa es de los empresarios que quieren ganar mucho dinero. Él recurre a los controles de precios, recurre al avance sobre los derechos de propiedad, algo que sabe que está mal, y sin embargo lo hace para licuar sus culpas populistas sobre otros agentes de la economía. Eso es la casta.
-Pero al ser diputado de un partido político, sus críticos le dirán que se convirtió en todo lo que odia: ahora integra la clase política que tanto critica.
-Eso es falso. Justamente, yo estoy definiendo lo que es casta, y si vos te fijás, una de las características más sobresalientes de mi llegada al cargo es la consistencia con lo que prometí durante la campaña. Yo estuve durante la campaña con licencia sin goce de sueldo en mi trabajo en el sector privado, y dije que para evitar todo tipo de conflicto ético que le podría surgir a alguien, yo iba a renunciar a mi trabajo en el sector privado, siendo economista jefe de uno de los tres grupos más importantes del país (NdeR: el grupo Eurnekian). Asumí mi banca el 10 (de diciembre) y el 9 renuncié. Y otra promesa de cambia que cumplí: yo dije que no voy a cobrar mi dieta (salario).
-Me consta que ya hay casi 1.500.000 de interesados, anotados para el sorteo. ¿Por qué donar su sueldo de diputado todos los meses?
-Fue una revolución. Tuve un millón de inscriptos en el primer sorteo, hoy ese número -como bien dijiste- excede el millón y medio. Entonces, la promesa de campaña está cumplida. Y dije que yo no iba a sentarme a negociar con el gobierno, y que no iba a aprobar ningún presupuesto que tuviera déficit fiscal porque es inmoral. Y cuando vino el presupuesto, voté en contra. Cuando se abrió la posibilidad trabajé para la baja de impuestos, me sumé a un proyecto para la baja del IVA y para eliminar dos artículos del código aduanero para que se puedan sacar las retenciones. Entonces, todas mis acciones son coherentes con todo lo que yo dije en la campaña. Lejos de ser casta, hago todo lo contrario de la casta. El mejor ejemplo es lo de donar mi salario, porque directamente voy contra mi bolsillo, algo que no hace ningún político.
-¿Cuál es el fundamento detrás de esa idea? Porque algunos pueden verlo como una medida populista, de marketing barato. Hay otros que también donan su salario como el diputado Carlos Heller (Frente de Todos) a un hospital de niños, y no sale a gritarlo…
-Vamos por partes… Yo filosóficamente soy anarco-capitalista, después en la vida real soy minarquista, porque entiendo que hay restricciones en la vida real. Entiendo al Estado como una solución tecnológica que en el largo plazo puede ser eliminada. En esa conceptualización entre mi visión filosófica, la vida real, y la transición, yo no dejo de ver al Estado como el enemigo, como una organización criminal que se financia mediante el robo, que son los impuestos. Vos no pagás voluntariamente los impuestos, los pagás a punta de pistola. Porque si fuera así y se pagaran voluntariamente, los politicuchos, hipócritas, mentirosos, si creyeran realmente en eso, ¿por qué no hacen que los impuestos sean voluntarios? Y vemos cuánto paga la gente. Desde mi concepción los impuestos son un robo. Y, entonces, como creo que ese dinero está sucio, que fue obtenido por la fuerza, en ese contexto, ese dinero se lo devuelvo a quien se le quitó por la fuerza.
Vos sabés que de manera muy atinada en un periódico de Alemania hicieron la analogía con Robin Hood. En general, en el colegio, te lavan el cerebro con la visión socialista de Robin Hood, porque -dicen- “les quitaba a los ricos para darle a los pobres”. Eso es falso. Lo que hacía Robin Hood era: luego de que el recaudador de impuestos les robara el dinero a las personas, él le robaba al recaudador de impuestos para devolvérselo a la gente.
-¿Se siente Robin Hood?
-Esa analogía es perfecta. Casi te diría que Robin Hood, bien entendido, era un anarco-capitalista. Ese es el concepto. El otro problema es: si vos tomás ese dinero y lo usás para hacer caridad, ¿cuál es el problema? Después cuestionan cuál es el mérito, por qué donarlo por sorteo. ¿Y quién define qué es el mérito? ¿Qué hace que algo sea meritorio? Es subjetivo y discrecional. Y, además, como hace la izquierda en todas partes cuando donan sus salarios de políticos, los donan en lugares, a fundaciones, que después financian sus actividades. Es una fachada, es para la tribuna.
"¿Mis referencias políticas? Winston Churchill, Margaret Thatcher, Ronald Reagan, Donald Trump, Jair Bolsonaro… Son todas personas que entendieron que la izquierda es un cáncer"
-Se definió filosóficamente anarco-capitalista y en la vida real, minarquista. ¿Quiénes son sus modelos a seguir?
-¿Quéres mis referencias políticas? (Winston) Churchill, (Margaret) Thatcher, (Ronald) Reagan, (Donald) Trump, (Jair) Bolsonaro…
-Todos de derecha…
-Son todas personas que entendieron que la izquierda es un cáncer.
-Usted dijo que si usted fuera ministro de Economía, no habría que apelar al FMI. Un FMI que le pide al gobierno argentino que baje la inflación. ¿Cómo haría para no acordar con el Fondo?
-Hacés cero el déficit fiscal y se termina el problema. Y eso se logra eliminando la obra pública, llevándola a cero, y pasar a un régimen de iniciativa privada a la chilena, eliminando las transferencias discrecionales de nación a provincias y de provincias a municipios, eliminando los subsidios económicos, pero recalibrando la ecuación financiera del contrato para que no tengan que pagarlo los usuarios, sino que lo pague la política. Eliminando, también, el déficit de las empresas públicas. O lo eliminan, o la cierran (a la empresa pública). Es más, yo sería partidario de, ponele Aerolíneas, que se la queden los empleados. El paquete de acciones se lo doy a los empleados. Son los primeros que putearían y harían quilombo, bueno, se la damos a los empleados y que la gestionen ellos.
Porque las empresas del Estado generan un punto del PBI de déficit, para ser estricto: 0,7. Es un monto equivalente a las jubilaciones de privilegio que todavía quedan en Argentina. Interesante, ¿no?
-Tanto usted como su colega economista Manuel Adorni, a quien entrevisté la semana pasada en 970 Universal, se han quejado de la alta carga impositiva del Estado argentino, de los impuestos excesivos que pagan los argentinos (y le aseguro que los uruguayos también). Usted, si fuera presidente, cobraría menos impuestos. ¿Y cómo recaudaría?
-Te acabo de hacer un ajuste del gasto público de 10 puntos del PBI, y no paga un solo peso el sector privado. Eso te permite bajar impuestos. Argentina tiene 170 impuestos. Lo primero que tendrías que hacer es modificar el sistema impositivo, pero vos no pasás al anarco-capitalismo de un día para el otro. No pasás de 0 de velocidad a 500, aunque tengas un Lamborghini. Entonces, la Argentina tiene 170 impuestos. Hay 160 que ¿sabés cuánto recauda del PBI? 0,4%. O sea, nada. Lo que pasa que son 160 kioscos. Entonces, uno sobre 160ava parte, si fueran todos iguales, parece muy poco, pero para una persona es un montón. Eso lo tenés que barrer.
Después tenés que barrer el sistema de coparticipación fiscal. El sistema de coparticipación es lo más antifederal que existe. Y aparte, en Argentina está hecho con un criterio de justicia social, con lo cual es un desastre: funden a provincias como Buenos Aires para financiar feudos como el de Chaco o el de Formosa. Una locura. Vos tenés que hacer eso, y eso sería una simplificación enorme, que recauda nada, pero que le facilita la vida al que tiene que hacer las cosas: un sistema impositivo con muy pocos impuestos. Así son los países que funcionan bien. Hay que reducir la carga fiscal. Por eso hablo de bajar el gasto, para poder bajar la carga fiscal.
-"Los políticos argentinos se afanan 5 puntos del PBI", dijo hace unos días en Crónica TV. "Son filtraciones o choreo de la política", agregó. ¿Cómo es eso?
-Eso está en un trabajo del BID. Hace un análisis de la ineficiencia técnica del gasto público. La peor región del mundo es América Latina. Tiene 4,4 % del PBI (de ineficiencia del gasto público), y el peor de todos los países de América Latina es Argentina con 7,2%. De esos 7,2 hay 5 que son filtraciones: son robos. ¡Son robos! Las transferencias discrecionales, de hecho, son un gran robo. La obra pública es una fuente de robo enorme. Los subsidios, en el pasamano, es un gran robo también.
"La peor región del mundo es América Latina. Tiene 4,4 % del PBI de ineficiencia del gasto público, y el peor de todos es Argentina con 7,2%. De esos 7,2 hay 5 que son filtraciones: son robos. ¡Son robos!"
-En su pensamiento político y económico, ¿qué tamaño debería tener el Estado? ¿Qué poder debería tener el Estado en un país y sobre sus ciudadanos?
-No debería exceder las funciones de seguridad y justicia. Por eso es un sistema minarquista.
-¿Y salud? ¿Un sistema de salud estatal fuerte?
-Argentina tuvo el mejor sistema de salud del mundo a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, y la participación del Estado era mínima. El sistema de salud se formó de la siguiente manera: primero, se agruparon por comunidades (hay muchos hospitales de comunidades, como el Hospital Italiano, el Español); después tenés el caso de las agrupaciones por tipo de trabajo, por eso la primera obra social de todas fue La Fraternidad, que eran los ferrocarriles. Después, en la zona rural, los hospitales los creaban los propios dueños de los campos. ¿Por qué? Porque si algún familiar tenía algún problema, el tiempo que le demandaba llegar al centro urbano podía ser letal. Entonces crearon sus propios hospitales, donde se atendían las propias familias, y a las personas que trabajaban en el lugar. Y todo eso representaba el 97% del sistema; lo que tenía el Estado era mínimo.
Hoy en Argentina, el 45% de las personas tiene una prepaga (mutualista privada). Los grandes socialistas como Luis D’ Elía, que te lo imaginás un gran defensor de un sistema de salud pública, pero cuando le agarró Covid se internó en el cuarto más importante del sanatorio (privado) Otamenti. O la señora Cristina Fernández de Kirchner, que tanto habla del Estado, se atendía en la clínica Austral, de lo más caro de Argentina, y en el Otamenti. Al margen de la hipocresía de la izquierda, lo que quiero decir es que la respuesta del sector privado la tenés ahí. Y si no fuera porque interfiere y mete la mano el Estado, el sistema funcionaría muchísimo mejor. Y lo mismo para la educación. Y lo mismo te pasa con la seguridad.
Es un problema de mal concepción del evento, más allá de las fallas del Estado… porque, a ver, el socialismo o el estatismo nunca va a funcionar bien, por más que lo maneje gente buena como la Madre Teresa de Calcuta y el papa Juan Pablo II, o las mentes más brillantes como (los matemáticos) Alan Turing o John Von Neumann, no va a funcionar nunca. Es un problema de diseño de sistema, no de capacidad o de buena gente.
-Usted se define liberal. Habla pestes a la izquierda, del Foro de San Pablo. ¿Y la derecha? ¿Cuál es su relación con la derecha? ¿Usted es de derecha?
-Yo me defino como liberal libertario. Esas son definiciones para simplificar la discusión. Para mí están de un lado los colectivistas, y del otro lado están los defensores de la libertad, los que defienden la libertad del individuo. Después vos tenés matices, porque, de hecho, no todos los liberales son iguales: hay liberales clásicos, minarquistas, anarquistas…
-¿Y no hay derecha? Usted habla de la izquierda todo el tiempo. Si hay izquierda, es porque hay una derecha.
-Hay gente que lo define, lo puede definir, como derecha. Pero hay cosas que adentro de la derecha no están. Ejemplo: los nazis. La gente de izquierda te dice que los nazis son extrema derecha, pero si estuviera en la derecha no se llamaría nacionalsocialismo. O que te digan fascista, cuando en realidad el fascismo está inspirado… alguien que diga “dentro del Estado todo, fuera del Estado nada”, eso es bien socialista, y eso es Mussolini. Entonces después te dicen: “lo que pasa es que había propiedad privada”, y en realidad, eso lo explica bien (Ludwig von) Mises en un libro que se llama Crítica del intervencionismo, el mito de la tercera vía: explica que vos podés tener propiedad privada, pero no te dejan tomar las decisiones. ¿Qué hacés con los títulos de propiedad privada? En los hechos, no los tenés. Si te controlan el precio, cuánto producís, qué calidad, qué reformas hacés, entonces no sos nada, sos un mero gerente, por más que te digan que sos el dueño.
Yo no le escapo a las definiciones. Cuando a mí me preguntan con quién estaría y con quiénes no, yo digo que la línea es la socialdemocracia. Con ellos ya no estaría, porque son los socialistas cool, los socialistas tibios, son más peligrosos que los socialistas puros. Por decirlo de alguna manera, (Horacio Rodríguez) Larreta (jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) es más peligroso que (Nicolás) Del Caño (dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas), porque Larreta se muestra amigable, parece razonable, pero en realidad tiene las mismas ideas, pero va a otra velocidad. (La ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia) Vidal, (el diputado de Frente para Todos, Leandro) Santoro, (la diputada del Partido de los Trabajadores Socialistas, Myriam) Bregman, todos defienden el mismo modelo, nos llevan a un modelo castro-chavista, la diferencia es la velocidad. Bregman va a velocidad supersónica, Santoro va en Fórmula 1, y Vidal y Larreta van a ritmo de tortuga embarazada, saludando, con globitos, haciendo cosas lindas, pero te llevan al mismo lugar de porquería.
"Cuando a mí me preguntan con quién estaría y con quiénes no, yo digo que la línea es la socialdemocracia. Con ellos ya no estaría, porque son los socialistas cool, los socialistas tibios, son más peligrosos que los socialistas puros"
-"Me ven como peligroso. ¡Sí! ¡Soy peligroso para esta manga de chorros, porque vengo a dinamitar el status quo!", dijo usted en entrevista con Viviana Canosa. ¿Cómo piensa hacerlo?
-Lo estoy haciendo: con cada una de mis acciones lo que hago es dejar en evidencia la casta. Cuando yo hago mis discursos -que son los que más reproducciones tienen- dejo en evidencia que son unos estafadores. Mirá mis primeros dos discursos en la cámara: queda muy claro.
-¡Pero ahora usted también está en la cámara! Pertenece a la clase política…
-¿Y mis votos, están en favor de la corporación política o en favor de la gente? Son todos en favor de la gente. Estuviste muy preciso al rescatar esa frase: yo voy contra el status quo, no contra el sistema. Yo no me meto con el sistema, sino con el status quo, no me meto con el sistema, porque si no, yo no participo. Por eso soy minarquista en la vida real. El status quo son los políticos de la casta, los que toman decisiones contra la gente. Yo me metí en el sistema para dinamitarlo por dentro, me meto dentro del sistema para barrer con el status quo. Y mis acciones los dejan en evidencia.
-Es un gran crítico del gobierno de Fernández. Y ha criticado su manejo de la pandemia y el haber "encerrado" a los argentinos en la cuarentena obligatoria. Publicó un libro sobre el tema: Pandenomics. ¿Cómo podría definir el manejo de la pandemia del gobierno de Alberto Fernández?
-Un genocidio. Argentina, si hubiera hecho las cosas como el promedio mundial, no tendría que haber superado los 30.000 muertos. Y hoy hay 120.000. Los 90.000 restantes son consecuencia de haber manejado mal la pandemia.
-Lo calificaron de antivacunas, pero usted se dio dos dosis de la vacuna. ¿Se la dio convencido o para poder viajar y trabajar? ¿Se vacunó por conveniencia o por convicción y fe en la ciencia?
-La fe en la ciencia no es cualquier cosa. El hombre en la caverna estaba tranquilo, porque no estaban los bichos peligrosos que estaban dando vuelta afuera. Pero adentro de la caverna no tenía morfi, con lo cual, se iba a morir de hambre. O tomaba el riesgo, o se moría seguro. Si yo me quedo sin ingresos, y… alguien tiene que pagar las cuentas. Yo solamente conozco vivir del fruto de mi trabajo. Entonces, tengo que trabajar…
-Entonces, se vacunó para poder viajar y ofrecer conferencias…
-Exactamente. Fue eso. ¿Cuál es mi argumento? Yo me di las vacunas, eh. Yo dije: ¿cuánto tiempo pasa hasta que una vacuna se convierte en un producto farmacológico, estrictamente (fase 3 completa)? Diez años: 10 años. Acá se hicieron en tiempo récord. Si eso fuera cierto y súper seguro, ¿por qué entonces los laboratorios piden cláusulas de indemnidad? Las otras vacunas, que tienen la forma y los tiempos tradicionales, no piden cláusulas de indemnidad. ¿Por qué éstas sí? Se llama principio de revelación. En el debate (televisado con otros candidatos al Congreso) yo hablé de la relación renta-riesgo, y dije que en el caso de mis padres, yo jugué un rol activo para que se vacunaran, porque si ellos se equivocaban, mis padres se morían.
Después dije algo peor: dije que estaban aplicando la (vacuna) Sinopharm a menores y que no estaba completa la fase 3. En el debate me dijeron de todo, y pocas semanas después se conoció lo que yo había señalado: la fase 3 no estaba aprobada para chicos. Tanto el gobierno nacional como el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) de Rodríguez Larreta vacunaron a niños con una vacuna que no estaba aprobada en su fase 3. Yo tengo todas las vacunas, y decían que era una contradicción. No es una contradicción de Milei, ¡lo que pasa que Quirós (NdeR. Fernán González de Quirós, ministro de Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) es un mentiroso! Yo no me contradije, ellos mintieron, que es otra cosa.
"Lo de Argentina fue un genocidio. Argentina, si hubiera hecho las cosas como el promedio mundial, no tendría que haber superado los 30.000 muertos. Y hoy hay 120.000. Los 90.000 restantes son consecuencia de haber manejado mal la pandemia"
-¿Qué le parece el manejo de la pandemia del gobierno uruguayo y la decisión de Lacalle Pou de apelar a la "libertad responsable" y no ir nunca a una cuarentena obligatoria?
-Sería una irresponsabilidad de mi parte opinar sobre lo que pasó en otro país. No me corresponde. Y, si querés, soy parte de la estructura política de otro país. No voy a opinar.
-¿Tiene razón Lacalle Pou al decir que "el Mercosur no puede ser un lastre", y apelar a abrirse más al mundo y generar tratados con países, por fuera del Mercosur?
-Estoy totalmente de acuerdo: el Mercosur debería ser eliminado, directamente. Es tan lastre el Mercosur, que yo lo eliminaría. Y cuando lo dije me tildaron de ser “anti-comercio”. No, no es ser anti-comercio, soy pro-comercio. Pero esas asociaciones entre países son acuerdos de castas entre países y joden al sector privado, porque generan desvío de comercio. Y lo más lindo de todo es que después que salieron a operarme con todo eso, me encontré con un escrito de Murray Rothbard (filósofo y economista, padre del anarco-capitalismo) al respecto que, justamente, condenaba este tipo de acuerdos entre países que generan desvío de comercio.
-¿Por qué cree que su discurso, contracultural en algún punto, ha prendido tanto en la juventud?
-Porque la juventud, en general, suele ser reaccionaria contra el status-quo, y hoy el status-quo es de izquierda. No sólo eso, sino que además, tenés otras cuestiones: tienen menos tiempo de exposición al lavado de cerebro de la educación pública, independientemente de que sea de gestión privada o de gestión estatal. Y además, como si todo esto fuera poco, hay un rol muy importante con las redes.
A los jóvenes vos les decís algo, van y te lo chequean en internet. Y ponen en jaque las mentiras socialistas todo el tiempo. Entonces, si tienen vocación de pensar, cuando ven los argumentos que les dan sus profesores bajándoles línea socialista y ven otras formas de pensar, y que esas formas de pensar no pueden ser derribadas por los socialistas, eligen ser liberales.
-Algunos dicen que es un candidato “golondrina”, que en breve va a desaparecer. ¿Dónde se imagina en 10 años?
-No lo sé. No trabajo con esa lógica. Esa es la opinión de otras personas, es propiedad de otra persona esa opinión, no tengo por qué meterme.
-¿Se ve presidente de Argentina? ¿Le gustaría?
-Depende. Porque llegar a ser presidente para no hacer nada… no me interesa. Si vos formás una coalición de gobierno tan heterogénea que después se convierte en un condicionante, para eso, prefiero no serlo. A mí, el poder por el poder mismo, por el cargo, no sirve para nada. Para mí lo que sirve es transformar la realidad en favor de que podamos vivir mejor. No es un objetivo o una meta necesariamente ser presidente. Las circunstancias históricas después te pueden poner en un lugar o en otro. Lo que tengo claro es que independientemente de donde me ubique la historia, yo voy a estar trabajando por la libertad.
-¿Argentina es feliz?
-Eso es problema de la gente. Yo te puedo contestar por mí.
-¿Y usted lo es?
-Absolutamente. De hecho, mi monitor de pantalla -todos mis monitores de pantalla- tienen cuatro letras: ANTF, Alegría No Tiene Fin. Cuando vos le encontraste la vuelta a de qué va la vida, es por ahí. Mucha gente te dice que la vida es algo gris, con algunos momentos de alegría, y algunos momentos de tristeza. Bueno, mi vida es un continuo de alegría, con algunos momentos desafortunados.
Por César Bianchi
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