Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti
Hay una parte del libro —la primera novela de Rafael Michelini Delle Piane— en que Noah, el protagonista, sale al cruce de un soldado portugués para pedirle que no dispare, que estaría matando a su hija. Esa escena, dice el autor, la escribió llorando a mares. Lloraba y apretaba las teclas de la computadora, lloraba y escribía sin saber lo que estaba escribiendo (lo jura). Redactó lo que su corazón (o su mente) le dictaba, hasta que se secó las lágrimas y leyó lo que había escrito. Le pareció “una genialidad”, dice. Pensó que no lo había escrito él, pero miró alrededor y estaba solo en la casa.
Ese rapto de “genialidad”, según la valoración de Michelini, de casi 64, es parte de Noah, un judío rebelde. La red de Burgos (Grijalbo, Penguin Random House), el debut literario del fundador del Nuevo Espacio, sector perteneciente al Frente Amplio. La historia está ambientada en el reino de Castilla y Aragón, a fines del siglo XV, cuando un médico judío reunió conspiradores en una red clandestina, en el pueblo de Burgos, para salvar a otros judíos de las persecuciones religiosas de la Corona.
Michelini toma un hecho y un sitio histórico para dejarse llevar por su imaginación. La historia, cargada de epopeya y heroicidad, también está teñida por el erotismo y la lujuria. Hay encuentros lésbicos y tríos que el autor describe con minuciosidad. En un momento dado, Noah se halla frente a su pareja y otra mujer, y piensa: “Dos bocas, dos coños, dos culos, cuatro tetas para un solo judío, un judío muy afortunado”. En una cita entre dos mujeres, escribe: “Sara ya estaba dentro de las ropas de Julia, metida entre sus piernas, y la lengua recorría cada rincón, cada pliegue del sexo de su amiga amante”. Y sigue la narración, pormenorizada.
Mientras Michelini espera que el libro se venda también en Argentina y comenta orgulloso el halago que recibió por WhatsApp del periodista Víctor Hugo Morales, dice que ya tiene un tercio escrito de su próxima novela, también histórica. Pero no por sentirse escritor deja de ser político. Es más, asegura que hace política todo el tiempo, todos los días, porque la política le “corre por las venas”. Por estos días acompaña las giras de “El Frente te escucha” por todo el país, y no descarta volver a aspirar a una banca en el Parlamento.
Dice Michelini que Uruguay hoy se divide entre “el Herrerismo, que es la voz cantante, y el partido de la igualdad, el Frente Amplio”. Este “es un gobierno democrático. Pero no creo en sus políticas, y no creo en los fundamentos teóricos que sostienen. Después vienen otros aspectos: las situaciones de personas que se vinculan con los dirigentes del Partido Nacional y con el Herrerismo, que no tienen filtro. Hablo del pasaporte para un narcotraficante, y esto que pasaba en el piso 4 de la Torre Ejecutiva de los pasaportes rusos. Se ve que no filtran la gente. No tienen cuidado. ¿Cómo es posible que una persona, con los antecedentes que tenía este hombre y nadie se lo dijera al presidente? Yo no puedo creer”.
“El Herrerismo no cree en el Estado. En un país chico el Estado se necesita más, porque en países grandes, hay mega empresas que son parte del motor de la economía. En un país chico, la megaempresa existente es el Estado”
¿Está alejado de la política momentáneamente o su carrera política terminó?
No, yo hago política todo el día. Absolutamente todos los días.
¿Cómo?
Hablando con compañeros. En el Congreso del Nuevo Espacio el 5 y el 6 [de noviembre], participando de las reuniones del Frente Amplio [FA], en “El FA te escucha”. La política lleva el 90% de mi tiempo. El otro 10% lo tienen mis dos terapias: la escritura, ficción, porque esta novela no es lo único que escribí, aunque sí es la primera publicada, y la energía es la otra terapia. Me encanta el tema de la energía, y estudio: la energía eólica, la eléctrica, la de combustibles fósiles, la situación medioambiental en la que está el mundo. Se construyen 80 millones de autos por año.
¿Piensa volver a militar más activamente en algún sector?
Ya estoy participando activamente en “El FA te escucha”, y soy uno de los 10 o 12 dirigentes del FA que sale ahí con mayor fuerza. El tema de la política nunca lo abandoné. Este año se hizo el referéndum [por los 135 artículos de la LUC], fui uno de los representantes del Frente en el referéndum, ¡las horas que nos llevó el referéndum! Y, por ejemplo, cuando hubo conversaciones por la cadena, José Olivera del PIT-CNT y yo éramos los que íbamos a Torre Ejecutiva.
¿Cómo evalúa la marcha de este gobierno de coalición?
(Piensa) El Herrerismo no cree en el Estado. Entonces ahí tenemos una diferencia sustancial. Pero, además, en un país chico el Estado se necesita más, porque en países grandes, hay megaempresas que son parte del motor de la economía. En un país chico, la megaempresa existente es el Estado. Y tampoco lo considera un elemento de distribución. El Herrerismo cree en el valor del mercado y no del Estado. A partir de ahí se dan una serie de hechos, pandemia mediante, en los que ellos le retacearon recursos a la economía. Y el Uruguay está sufriendo esa situación. No significa que el Uruguay no crezca, crece en ciertos sectores. Pero, ¿cuánto le va a llevar al turismo recomponerse?
Me habla del Herrerismo, un sector del Partido Nacional, y gobierna una coalición de cinco partidos…
El Herrerismo es la voz cantante, y este país se divide entre la voz cantante del Herrerismo y el partido de la igualdad, que es el Frente Amplio.
“Yo estaba convencido de que si no salíamos a los barrios, no íbamos a llegar a las firmas. Y la vida demostró que yo tenía razón. Dije: ‘¿No nos dan más plazo? Vamos a salir a los barrios y nos vamos a aglomerar’. Era un grito de rebeldía”.
¿Y el FA está actuando bien como oposición? ¿Está haciendo una oposición responsable?
No sé qué es “responsable”. Al FA le costó pararse en la cancha después que perdió las elecciones [de 2019]. Y creo que contribuimos, primero en la secretaría política, y luego como integrante de la comisión prorreferéndum, a que el FA fuera oposición. Oposición a las políticas de un gobierno que piensa que el mercado distribuye mejor que el Estado.
Yo no tengo mucha expectativa de que este gobierno, en situación de crisis, a nivel mundial, con pandemia y guerra, genere las condiciones para que el país se ponga nuevamente a la cabeza del mundo. Durante los 15 años del Frente Amplio: Plan Ceibal, el tema del cigarro, la agenda de derechos, la ley de marihuana, la energía eólica, la conectividad por fibra óptica… Uruguay se puso, en 15 años, a la cabeza de muchas políticas del mundo. Hay pocos países en los que la energía eléctrica que mandan a los hogares sea casi 100% natural.
No es un tema de “constructivo” o “responsable”. El FA es opositor: a las políticas neoliberales las enfrenta con instrumentos democráticos, en el Parlamento, el referéndum, el uso de las libertades en la buena dirección con movilización.
¿Y qué le reconoce a este gobierno como logros, como avances?
Por supuesto que es un gobierno democrático, bueno fuera que no lo fuera… Pero no creo en sus políticas, las debatimos durante 15 años en el Parlamento, y no creo en los fundamentos teóricos que sostienen. Después vienen otros aspectos: los amigos, las situaciones de personas que se vinculan con los dirigentes del Partido Nacional y con el Herrerismo, que no tienen filtro. Pero eso ya es otra historia que le hace muy mal al Uruguay. Hablo del pasaporte para un narcotraficante, y esto que pasaba en el piso 4 de la Torre Ejecutiva de los pasaportes rusos. Se ve que no filtran la gente. No tienen cuidado. ¿Cómo es posible que una persona, con los antecedentes que tenía este hombre [se refiere al excustodio de Lacalle Pou, Alejandro Astesiano] y nadie se lo dijera al presidente? Yo no puedo creer.
“Si no hay ampliación del plazo (de recolección de firmas contra la LUC), nosotros vamos a ir a juntar firmas a los barrios y nos aglomeraremos”, le dijo a Caras y Caretas en abril de 2021. De inmediato le llovieron críticas desde el oficialismo, dirigentes del FA tomaron distancia de sus dichos y ese mismo día Javier Miranda anunció que usted dejaba de ser el secretario político del FA. En perspectiva, ¿cree que se equivocó con sus dichos? ¿Lo malinterpretaron?
Yo estaba convencido de que, si no salíamos a los barrios, si no dábamos un golpe de timón, no íbamos a llegar a las firmas. Y la vida demostró que yo tenía razón. Yo pongo energía y pasión. Cuando me hacen el reportaje, dije: “¿No nos dan más plazo? Vamos a salir a los barrios y nos vamos a aglomerar”.
Era políticamente incorrecto decir, en ese momento, en plena pandemia, amenazar con “aglomerarse”…
Era un grito de rebeldía. Era decir que nosotros estábamos dispuestos a luchar contra los artículos de la LUC por las vías democráticas, pero que no nos íbamos a quedar en nuestras casas de brazos cruzados. Y la gente, el pueblo uruguayo, así lo tomó y firmó. Se consiguieron 800.000 firmas. Nadie prestó atención que, en ese momento, cuando yo hablé, no llegábamos a las firmas, y cuando se presentaron las firmas era el referéndum que más firmas presentó, porcentualmente, de todos los referéndums convocados. Bueno, ¡alguien tenía que dar la voz de alarma!
“En seguridad están desbordados, ¿qué les voy a decir? Yo no les voy a pegar en el piso. ¿Para qué van a hacer tanto esfuerzo [los policías] si después una persona con antecedentes delictivos es el que acompaña al presidente, y nadie le advierte?”
Lo dejaron solo en ese momento... ¿Esperaba más respaldo?
No, ni esperaba más ni menos respaldo. Son las conducciones… Uno dice lo que tiene que decir. Si otros no comprendieron el momento que se estaba viviendo, lo lamento. Lo que es cierto es que vos hablás con todos los frentistas, incluido los dirigentes, y te dicen que fue un gran acierto el tema del referéndum, y que el FA está mucho mejor parado ahora que antes.
Se lo pregunto porque desde ese episodio, no ha vuelto a tener visibilidad política en el Frente... ¿Hay gente que no lo quiere en el FA?
Eso se da como en todos lados. La política tiene siempre mezquindades. Eso a mí no me preocupa. Yo hice política en tiempos de la dictadura, y ahí te jugabas la vida. Y con la misma convicción sigo haciendo política ahora. Ahora, si después ocupás un cargo o no ocupás un cargo, sos electo o no sos electo, es aparte. Pero las ideas ¿se defienden porque tenés un cargo o porque tenés la convicción de que esas son las banderas que tenés que defender? Eso es lo que yo hago: defender ideas. Como defendimos el tema derechos humanos, como hicimos la Marcha del Silencio, de la cual fui uno de los primeros convocantes. Y la hicimos desde la amplitud, porque por eso se llama “del Silencio”, para que no se impusieran consignas por sobre otras, y que todo el mundo que tuviera sensibilidad por el tema derechos humanos pudiera ir a la marcha. Y hoy es maravillosa esa marcha.
La LUC quedó firme tras el referéndum. ¿En qué ve que haya sido una mala herramienta? ¿Por qué cree que ha sido perjudicial para el país?
La LUC tenía 474 artículos, de los cuales nosotros impugnamos 135, que no quiere decir que eran todos los malos (eran los más indeseables), y estaban en 12 o 13 temáticas. Algunos tendrán efecto ahora, otros más adelante. Aflojamos la cincha respecto al narcotráfico, y no entiendo por qué. Por qué se fue a que la gente no tenga que justificar 100.000 dólares en su cuenta bancaria. Está bien que si lo tenés bien ganados, son tuyos, pero justificá de dónde los sacaste. Bajamos en el ránking mundial como país transparente. ¿Por qué? Porque a alguien se le ocurrió que con esa cifra no hay que dar explicaciones.
¿Y en seguridad se está mejor o peor que en los gobiernos frentistas?
En seguridad están desbordados, ¿qué les voy a decir? Yo no les voy a pegar en el piso. Se llenaron la boca con el tema seguridad, y mirá ahora cómo están. Con un problema adicional: los hechos de pública notoriedad, en los que se muestran deficiencias desde el mundo político con la gente que se rodea, ha permeado la Policía. ¿Para qué van a hacer tanto esfuerzo si después una persona con los antecedentes delictivos que tenía [Astesiano] es el que acompaña al presidente, y nadie le advierte?
“Lo histórico se lo agregué después. Yo pensé: el médico es un luchador y se la juega por sus paisanos. La novela es una ficción. Es una ucronía, que es algo que pudo pasar, pero no pasó; a diferencia de las novelas biográficas”.
En julio del año pasado, acá en este mismo living, me dijo que estaba escribiendo una novela, que publicaría en España. Hoy esa novela es una realidad, y salió publicada en Uruguay: Noah, un judío rebelde. La red de Burgos. ¿Por qué escribir sobre este episodio histórico, tan vinculado a la persecución de judíos por parte de la Corona Española en 1492? Usted no es judío, ¿qué le atrajo de este episodio en particular?
Primero lo primero, yo escribo todos los días. Tengo decenas de cuentos cortos sin terminar, y no había publicado nunca nada. De esta misma entrevista, ustedes salen por la puerta y ya me hago un cuento corto en la cabeza. Algunos son interesantes, otros más misteriosos. Escribo permanentemente. Es una de mis terapias, la otra es la energía. Segundo, yo fui a Burgos en el 2019, estuve 72 horas. Algo me impactó sin que yo me diera cuenta: la Basílica, el Cerro del Castillo, algo me impactó… Después vine al Uruguay, hicimos las elecciones, no salí electo [legislador], vino la pandemia y muere mi hermano [Felipe Michelini]. Yo estaba encerrado en esta casa, llorando porque era mi par, mi mellizo. Y de repente pensé: ¿cómo hubiera sido 500 años atrás subir a ese castillo? Y empecé a escribir. ¿Y si fuera un judío? ¿Y si fuera un médico? ¿Y si ese médico, además de salvar vidas de las personas que están enfermas, salva vidas de personas perseguidas? Ahí entra mucho la política. Y así fue surgiendo… La novela no es que la tuviera en la cabeza. Tengo amigos que me corrigen, que me señalan contradicciones. Y la novela, en 20 días o un mes, quedó pronta, en bruto. Después me costó un año pulirla. Además, le agregué dos capítulos.
¿Cuánto tiene de verídico, de hechos reales, y cuánto de ficción?
Lo histórico se lo agregué después. Yo pensé: el médico es un luchador y se la juega por sus paisanos. Yo sabía que había habido un edicto de la Corona Española persiguiendo judíos, pero cuando te metés en el año 1492, te empiezan a decir —cosa que yo no me acordaba— que ahí se instaló la lengua castellana. Todavía las misas se daban el latín, y creo que hasta hace 100 años se daban en latín. Por eso la gente iba a escuchar música a la misa, porque el latín no lo entendía.
La novela es una ficción. Es una ucronía, que es algo que pudo pasar, pero no pasó; a diferencia de las novelas históricas biográficas, como un libro sobre la vida de Napoleón: ponen que el personaje tomaba café, tomará café o no, pero la batalla de Waterloo existió. Se guía por esos hechos. En este caso, hay hechos históricos: está el edicto [de Torquemada y la reina], está la expulsión de los judíos, la derrota de los moros, la gramática, la venta de la sinagoga, que Colón llega a las Indias, pero la red de Burgos para salvar judíos y todos sus personajes no existieron, todo lo inventé yo.
¿La sobrina nieta de Juana de Arco existía en la historia o la metió a prepo?
El capítulo donde entra la descendiente de Juana de Arco fue el último capítulo que escribí. Me parecía que faltaba un personaje femenino fuerte. Además, yo quería que, si algún día la novela pasa a otros formatos audiovisuales, hubiera una música de fondo fuerte. Entonces, ahí surge ese personaje, que me conmovió. Como fue el último que escribí, después lo tuve que insertar por la mitad y tuve que corregir todo el libro, porque tenía consecuencias para el resto de la obra.
Juana de Arco fue la heroína de la guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra, una guerra en el fondo religiosa entre protestantes y católicos. Los franceses en las primeras décadas perdieron porque “la peste negra” les comió muchos soldados, y cuando estaban muy alicaídos, Juana, una campesina de 17 años, se presentó ante el rey, y le dijo que ella hablaba con los santos y con Dios, y que Dios le encomendó derrotar a los ingleses. Y nadie sabe por qué, el rey, contra la voluntad de sus generales, la manda al frente de batalla. Y es la primera batalla que los franceses ganan, y se corre la voz de que Dios, que estaba contra los franceses porque les trajo “la peste negra”, ahora les puso una santa. Entonces, en las próximas batallas, los ingleses creyeron que Dios estaba contra ellos. ¿Y cómo vas a luchar contra Dios? Los franceses empezaron a avanzar muy rápidamente. Ella se volvió famosa, empezó a conducir las batallas, y era un desorden porque ella no tenía ninguna idea militar. Y el rey se dio cuenta de que tenían algo místico con ella, la mandan a otra batalla y los ingleses la toman presa. Con 19 años la declaran “hechicera” y la matan.
Entonces, Calixto III —el primer español que fue papa— la declara santa. Y Francia puso dinero para los herederos de Juana, pero como ella no había tenido hijos, los herederos serían sus sobrinos, los hijos de sus hermanos. Y se empezó a anotar una cantidad de gente que decía ser familiar de Juana de Arco. Entre ellos, cae una familia a Burgos, ¿por qué? Porque los dineros que pagaba Francia también iba para los reinos aliados, como eran los reinos de Castilla y Aragón. Hay una familia que supuestamente es heredera de la dinastía de Juana de Arco, y de ahí elegí un personaje: Soleil, sobrina nieta de Juana de Arco.
“El erotismo está en lo humano. Lo que pasa es que los queremos ocultar. Cuando tú podés ser enviado a las mazmorras de la reina, todo lo que signifique disfrutar se valora el doble”
El libro me hizo acordar a la película La lista de Schindler (Spielberg, 1993), tiene mucho de esa conspiración para salvar judíos en peligro, con una red de artimañas; pero también tiene mucho de novela erótica, tipo Las 50 sombras de Grey (2011). El sexo y el erotismo están presentes en toda la novela. ¿Eso fue idea suya o se basó en documentación histórica ahí también?
El erotismo está en lo humano. Lo que pasa es que los queremos ocultar. Todo eso es mío. La novela fue saliendo, nada fue pensado, la novela fue saliendo… Cada vez que agregaba una ficha, ponía límites y abría otras ventanas. Cuando tú peleás por una causa o por un bien superior y te estás jugando la vida, te aferrás también a los disfrutes más terrenales. Entonces, la pulsión que existe en el ser humano, cuando te estás jugando la vida, es bien diferente. Una práctica de fútbol no tiene la pasión que tiene el partido. Bueno, cuando tú podés ser enviado a las mazmorras de la reina, todo lo que signifique disfrutar se valora el doble. Además, ahí había en varios personajes una alta complicidad.
¿Leyó mucha historia sobre historia para poder escribir?
Leí mucho, pero no fue que leí mucho y después escribí la novela. Escribía y leía, escribía y leía, iba para atrás, y después para adelante. La novela iba fluyendo, y yo después iba para atrás, a ver si eso tenía un registro histórico. La red de Burgos la inventé yo, no me consta que haya existido, al menos. En un momento dado, tenía que escribir sobre cómo se había originado. Un día empecé a escribir sobre cómo se había construido esa red.
Me llamó la atención que un autor uruguayo escriba una novela como si fuera un español de pura cepa: dice “chavales”, “joder”, “coño”, “polla”, “dijisteis”... ¿Por qué? ¿Por qué inicialmente la quería publicar en España?
No, no. Entre algunos que me ayudaron a corregir la obra, quisimos poner un léxico lo más parecido al castellano de España. Lo más apropiado a España. Y después confirmé algunas cosas: a los gitanos solo se los llama gitanos en el idioma español. En todo el mundo se los llama romaníes. Se les llama así porque venían de Rumania, y antes de la India. Y en la península ibérica se les llama gitanos, porque la primera constatación formal que ahí es en 1425, cuando llegó Juan de Egipto Menor. Entonces, se les decía egipcianos, y el nombre fue mutando hacia ser gitanos. Y recordé cosas como que a Colón la reina lo puso preso.
¿Cómo fue su método de trabajo como escritor?
No tengo método de trabajo, lo cual seguramente me haga menos eficiente. Cuando empiezo a escribir, no sé para dónde voy, me llevan las palabras. Hay un momento crucial, cuando Noah corre por la Basílica y se encuentra con un soldado portugués, eso lo escribí llorando, sin saber lo que escribía, me sequé las lágrimas, leí… y me pareció una genialidad. Te juro que lo escribí llorando sin saber lo que escribía, me sequé y me pareció una genialidad, como que no lo había escrito yo, pero miré alrededor y estaba solo en la casa.
Capaz que su primera novela termina en Netflix o alguna otra plataforma, quizás en el cine. ¿Le atrae la idea? Por lo que me dijo antes de que se imaginó la música de una escena, me parece que sí.
Mi hermano mayor dice eso, que va a terminar en una película. Yo no le hago caso. Pero si ocurriera, creo que lo visual tendría que ir acompañado de una música intensa en algunas escenas. La historia es hermosa.
¿Está pensando en otra idea para un segundo libro?
Ya lo tengo a medio escribir: es la persecución de los gitanos en 1499. Ya tengo un tercio escrito. Ahí se mete Rodrigo Borgia, que es el segundo papa español, que fue investido en 1492. Pero todavía no sé por dónde va el libro, me lleva, me lleva…
¿Le gustaría volver al Parlamento o a un cargo ejecutivo?
A mí me encanta hacer política y el Parlamento te ayuda mucho para eso. Lo demás, vendrá o no vendrá, no me importa. Pero yo llevo la política en las venas. El libro es un libro político, lleno de mensajes. Sobre todo la parte final, que no quiero spoilear.
Un amigo periodista me dijo: “Preguntale por su ocaso político”. ¿Hubo tal ocaso? ¿Se siente un cadáver político?
Que piensen lo que quieran. Yo hago política todo el día, el 90% de mi tiempo es política. Voy a los organismos del FA, hago las giras con “El FA te escucha”, y hago política, la llevo en las venas.
Son 10 hermanos, pero le dedica especialmente el libro a su hermano Felipe, fallecido en 2020 tras un accidente doméstico. ¿Por qué?
Somos 10 hermanos, pero mis padres tuvieron 11 hijos, porque hay una niña, María José, que nació fallecida, y nunca la asumimos como hermana, porque no la vimos. En mi familia los hermanos somos como pares: Elisa y Margarita, Luis Pedro y Chicho, Isabel y Cecilia, Felipe y yo, y después Graciela y Marcos. Por una cuestión de edad, de compañeros generacionales. Ninguno se va a poner celoso. A Felipe lo extraño todos los días a toda hora, lo digo en la dedicatoria. No hay día que no me acuerde de Felipe, de un hecho casual que me hace acordar a él.
También dice que su padre, Zelmar Michelini, fue el hombre más inteligente que usted conoció. Lo mataron cuando usted tenía 17 años. ¿En qué cosas se notaba la inteligencia de su padre?
Era una persona que razonaba a la velocidad de la luz. Era un gran lector, podía llegar a leer un libro por día. Intervenía en el Senado y después seguía las partidas [de ajedrez] de [Bobby] Fischer y [Boris] Spaski, que eran partidas mundiales. Con ese tono de voz en la oratoria… Era increíble.
¿Cómo es como abuelo de Mora, su nieta?
Mora me gana… es la única que me gana.
¿Es feliz?
Sí, sí, sí… incluidas las tristezas, ¿no? Yo tengo mucha pulsión por la vida. Eso no quiere decir que no recuerde a mi hermano, que no tenga presente a mi madre, pero creo que la vida hay que vivirla con alegría y con pasión.