Por The New York Times | Katie Rogers
En lo que sin duda es una primicia para una ex primera dama, Melania Trump defiende su trabajo en el pasado como modelo de desnudos, calificándolo de una forma de arte en “celebración de la forma humana” y culpando a “los medios de comunicación” por escudriñarlo.
En un video de 45 segundos publicado en sus cuentas de redes sociales el miércoles, Melania Trump, de 54 años, ofreció algunos de los comentarios más extensos que ha dado sobre el tema —o cualquier tema, en realidad— desde su salida de la Casa Blanca en enero de 2021.
“¿Ya no somos capaces de apreciar la belleza del cuerpo humano?”, pregunta en el video, mientras imágenes de pinturas y esculturas clásicas, incluyendo “Lady Godiva” de John Collier y el “David” de Miguel Ángel, recorren la pantalla. “Deberíamos honrar nuestros cuerpos y abrazar la tradición atemporal de utilizar el arte como un poderoso medio de autoexpresión”.
Su defensa del modelaje de desnudos, con su llamamiento más amplio a la expresión artística, formaba parte de una serie de videos para promocionar unas memorias que se publicarán en octubre. Sin embargo, el último mensaje resultó un tanto chocante: su carrera como modelo no ha sido objeto de una amplia cobertura informativa desde la carrera presidencial de 2016.
Así que la respuesta de Melania Trump, muy retrasada, se produjo en medio de una temporada electoral tóxica empañada por dos intentos de asesinato contra su marido, el expresidente Donald Trump.
En julio, después de que Trump fuera alcanzado por una bala en el primer intento, Melania Trump escribió una carta abierta condenando un acto de violencia “atroz” que había amenazado con cambiar su vida para siempre. No ha hecho ningún comentario desde que Trump fue aparentemente atacado el domingo, y su oficina no respondió a una solicitud de comentarios sobre si tenía previsto hacer alguno.
Y así va una de las primeras damas más inescrutables de la historia moderna. Melania Trump rara vez ha sentido la necesidad de dar explicaciones, prefiriendo dejar que sus comentarios, por crípticos que sean, sirvan como primera y última reflexión sobre cualquier asunto.
En los últimos días, ha publicado una serie de videos que parecen reflejar algunas de sus creencias más arraigadas: un compromiso con su familia, una reverencia por la privacidad, una aceptación del pensamiento conspirativo y una creciente desconfianza en las instituciones.
En un video publicado a principios de septiembre, reflexionaba sombríamente sobre el intento de asesinato de julio. “Definitivamente hay algo más en esta historia”, declaró, “y tenemos que descubrir la verdad”.
En los atisbos que Melania Trump ha dejado entrever de su mundo, los pensamientos ominosos se entrelazan con la alegría que le ha producido ser madre de Barron Trump, su hijo de 18 años con Donald Trump. La experiencia, dijo en un video la semana pasada, le ha traído “una inmensa satisfacción que solo una madre entiende”.
Melania Trump ha sido descrita durante mucho tiempo como una persona extremadamente privada, con poco interés en circular entre los ambientes sociales de Nueva York y Palm Beach, Florida, donde ha vivido durante décadas. El sábado, publicó un video fustigando al FBI por una redada en Mar-a-Lago, donde vive con Trump en Palm Beach, en la que los agentes registraron sus pertenencias personales.
“Esta no es solo mi historia: sirve de advertencia a todos los estadounidenses”, dijo en el video, que mostraba imágenes de la Constitución e ilustraciones de los padres fundadores del país, “un recordatorio de que nuestra libertad y nuestros derechos deben ser respetados”.
Pero la defensa de Melania Trump de su carrera como modelo es diferente de los otros videos porque revisa una vieja herida sobre el uso del pasado que sus críticos hacen en su contra. En el video, ella culpó a los medios de comunicación por criticar su trabajo como modelo; en realidad, los señalamientos más visibles vinieron de agentes opuestos a la campaña presidencial de su marido en 2016.
En enero de 2000, cuando solo salía con Trump, apareció desnuda en la portada de un número “Especial supermodelos desnudas” de la revista británica GQ. En otras fotos tomadas a bordo del Boeing 727 de Trump para el número, aparecía en varios grados de desnudez.
Durante la carrera por las primarias presidenciales republicanas en 2016, una de las imágenes fue resurgida y difundida por un grupo recaudador anti-Trump llamado “Make America Awesome.“
“Conoce a Melania Trump. Tu próxima primera dama”, se leía en el anuncio. “O, puedes apoyar a Ted Cruz el martes”. (Cruz negó estar implicado, pero eso no impidió que Trump publicara una foto poco halagadora de la esposa de Cruz).
Desde entonces, una de las causas más importantes para Melania Trump, según han dicho sus antiguos asesores, es la protección de su imagen y reputación.
Como primera dama, era muy estricta en cuanto a las fotos suyas que podía utilizar la Casa Blanca, y aprobaba cada una de ellas antes de su publicación, según Stephanie Grisham, una antigua asesora.
Melania Trump también ha demandado a escritores y organizaciones de noticias que insinuaron sin pruebas que trabajó como acompañante durante su carrera como modelo.
En 2017, un tribunal londinense ordenó al tabloide británico The Daily Mail que se disculpara por un artículo que “cuestionaba la naturaleza de su trabajo como modelo profesional”. Melania Trump y sus abogados argumentaron que la publicación había dañado su capacidad de ganar dinero como “persona extremadamente famosa y conocida”.
Aunque el caso se resolvió, Melania Trump seguía siendo consciente de que sus críticos en internet utilizaban su pasado como modelo de desnudos para insinuar que su trabajo era impropio de una primera dama.
Su último video insinúa que aún no ha saldado esa cuenta.
es corresponsal de la Casa Blanca. Durante buena parte de la década pasada se ha centrado en la presidencia, la familia del presidente y la vida en Washington, además de cubrir una variedad de temas, incluida la política interna y la política exterior. Es autora de un libro sobre las primeras damas de la Casa Blanca. Más de Katie Rogers