Seré curioso

Seré Curioso

Máximo Goñi: “No pensé que iba a ver a Lacalle Pou terminando su gobierno de esta manera”

Con 47 años de relator de fútbol y 28 en Oriental, el periodista se sumó a un sector de Orsi para hacer campaña.

19.06.2024 08:49

Lectura: 21'

2024-06-19T08:49:00-03:00
Compartir en

Por César Bianchi

Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti

El hombre es coqueto: no le gusta revelar su edad, entre los 60 y los 70. Sí explicita otros números que hablan a las claras de su amor por el oficio: lleva 50 años en la comunicación, 47 como relator de fútbol y 28 en radio Oriental, la emisora donde brilla el periodístico deportivo Hora 25, todo un clásico. Ya en Estados Unidos para relatar la Copa América siguiendo a Uruguay, Javier Máximo Goñi dispuso de un rato en su oficina de la Ciudad Vieja, antes de su partida al norte, para repasar su carrera y un viraje que lo llevó a la política.

Colorado de cuna, batllista por convicción, Goñi cuenta que no se vio representado por ninguno de los ocho precandidatos que hasta hace algunas semanas estaban en el abanico previo a las internas del partido de Batlle y Ordóñez. Entonces, aceptó el convite para sumarse a La Patriada y militar por el frenteamplista Yamandú Orsi, alguien a quien siente batllista. Sin temor a perder oyentes por sus opiniones políticas, el hombre que “sueña” con ser intendente de Rocha algún día afirma: “Yo no disfruto nada diciendo que, desde el Caso Astesiano para acá, noto el desgaste institucional, se puso a la democracia en tela de juicio, el descreimiento de la clase política, las situaciones irregulares, la actitud ante la Justicia, cómo se pudo organizar algo para ir a mentirle al Senado, el tema del pasaporte, todos los chats que vimos”.

Y va más allá: “Yo nunca pensé ver a un presidente, que está tremendamente respaldado por la opinión pública, no pensé que él estuviera inmerso en esto, porque no puede mirar para el costado, porque las contradicciones ya son varias. No pensé que iba a ver a un Luis Lacalle Pou terminando su gobierno de esta manera. Yo quería verlo terminar mejor”, dice. Goñi, “el máximo relator”, sostiene que no espera ocupar ningún cargo en un eventual gobierno frentista, sino que sentirá la “misión cumplida” con solo apoyar al dirigente que entiende debe ser el presidente de la República.

¿Cuál es el recuerdo más antiguo que lo vincula al fútbol? 

Peñarol 2-Benfica 1, fuimos con mi padre a la Ámsterdam y es como si fuera ayer, aunque ya pasaron seis décadas. Con mi padre íbamos a la reserva y Primera de Nacional y Peñarol, siempre. Vamos a ese partido, la final de la Intercontinental, a la Ámsterdam, íbamos siempre a esa tribuna. Hay un gol en la Colombes y no estaban las luces LED de ahora, que se ve todo. Entonces había como una duda desde la tribuna respecto a quién había hecho el gol de Peñarol. Yo era muy chico, pero me quedó grabado: “¡La radio dice que fue Sasía! ¡Solé dice Sasía!”. Me pegó fuerte la vinculación radio y fútbol. Ahí tenía 5 años, y ya me quedó. Yo creo que ese día definí, en parte, mi vocación. 

Hijo y sobrino de futbolistas, ¿jugó al fútbol de niño? 

En toda la parte estudiantil, sí, superé una prueba en Defensor de aspirantes, pero cuando me dijeron que tenía que ir tres veces por semana a practicar, ahí dejé. El ejercicio físico no era algo en lo que me destacaba.

¿Y de qué jugaba? 

En los partidos que eran en serio, de 5 o de back derecho; en los partidos de práctica, que eran para divertirse, jugaba de 9 y hacía un montón de goles, pero los que eran en serio, el técnico me decía: “Javier en el medio”. 

“Obdulio me decía: ‘Botija, ¿no me comprás tabaco Cerrito o La Paz suave?’. Después me tomó como mascota; cuando cumplí 18 años y él era empleado de Casinos municipales, me hizo un poder, y le cobraba la propina tres veces por mes”

¿Era de los que jugaba e iba relatando, o se quedaba fuera y le gustaba relatar a sus compañeros?

Mirá, hay parte de la memoria que he perdido, pero mis compañeros de escuela dicen que, en el recreo, cuando ellos jugaban al fútbol con las chapitas, yo relataba. Y no lo dice solo uno, lo dicen varios, entonces se ve que ya relataba en la escuela, o sea, que ya decía alguna cosa.

¿Y en qué momento le picó el bichito de ser relator de fútbol en serio, profesionalmente?

El 22 de mayo del 77, en un Defensor 2-Sud América 1. Pero ya había empezado en la comunicación, con conexiones, en vestuarios, con [Carlos] Solé, en Radio Sarandí, en el 74. A veces perdés perspectiva… En el momento te parece todo bien, pero después le das una dimensión increíble, que el hombre me dejara verlo trabajar, porque no a todo el mundo lo dejaba verlo trabajar. Él estaba en una cabina grande y yo en una cabina pequeña, por una ventanita, y él me dejaba verlo trabajar. Empecé haciendo vestuarios y canchas chicas. Mis primeros ocho pesos los gané con él. Ocho pesos.

Es sabido que para Alberto Kesman, su máximo referente era Carlos Solé. A ti te llevó Kesman a trabajar con él, en Universal, y antes había debutado con Solé también, ¿no?

Dejame ordenar las fechas… (Piensa) Alberto me lleva y me hace una prueba, y también había hecho una prueba en Radio Sport. Estamos hablando del 78, 79, ponele… Y entonces, en Sport me piden que me saque el estilo de Solé, mi estilo era muy Solé. Después hago una prueba con Alberto y parece que en esa prueba no salí tan Solé, salí más Goñi, más Heber Pinto o más Lalo Fernández, no sé. Y Alberto me viene a buscar para el Campeonato Mundial de Australia en el 81. Ahí me viene a buscar. Es decir, en el 81 sí me fue a buscar. Yo estaba en Radio Cristal, él tenía que hacer un clásico y un partido importante de la Copa Libertadores, quedaba el Mundial abierto, me había escuchado y me fue a buscar. Lo primero que hago en Radio Universal es el Mundial Juvenil de Australia. Estaban Francescoli, Da Silva, el Pato Aguilera, el Tano Gutiérrez, [Alexis] Noble, Berrueta, Peña, López Báez…

Me enteré en Abran cancha (Del Sol FM) que convivió con Obdulio Varela y Atilio García. ¿Cómo fue eso?

Fui su mascota, su mandadero. Mi padre en el año 69 se vincula con ellos, hizo amistad en el club Juan Jackson, un club que estaba cerca del Sporting, en el corazón del Parque Rodó. Y mi padre siempre me decía: “¿Viste ese señor? Es Obdulio Varela”. Era un club de bochas, pero había parrilla y cantina. Y rápidamente se da ahí una simpatía a través del fútbol de mi padre con Arradamés Mancuso, que fue el primero que le hizo un libro a Obdulio Varela (El último capitán era el libro). Y también iba Atilio García al club. Yo estaba ahí, y Obdulio me decía: “Botija, ¿no me comprás tabaco Cerrito o La Paz suave?”, o también vinos Potro, me acuerdo. Pero después me tomó como mascota, hasta el punto de que cuando cumplí 18 años y él era empleado de Casinos municipales, cada 10 días se cobraba la famosa propina, que eran unos cuantos pesos en aquella época. Obdulio me hizo un poder —tenía una muy buena caligrafía Obdulio—; yo iba con mi cédula de mayor de edad y le cobraba la propina tres veces por mes. Y dos por tres me decía: “Acompañame a tal lado”. Y allá iba con él, íbamos solos. Un día fuimos a la casa de Julio Pérez, a la de Míguez. Y me hizo conocer muchos lugares también del interior. Todo porque primero hizo amistad con mi padre. Yo era uno de los pocos que entraba a la casa. Yo lo agarré en un momento en que él estaba un poco resentido con el fútbol, sentía que no había sido justipreciado. Tenía un poco de bronca contenida, sin llegar al drama. Contaba con dolor de una vez fue a buscar unas entradas para el fútbol a la AUF y no se las dieron. Después de eso dijo: “No voy más”. 

“Creo que no enriquezco espiritualmente a nadie diciendo de qué cuadro soy. Y yo, honestamente, no necesito hacer terapia expresando de qué cuadro soy. Me siento bien así”

La dupla con Raúl Barizzoni comienza en CX 10 Continente, tras la salida de Heber Pinto. Y se mantuvo unos cuantos años. ¿Qué tenía de especial ese tándem?

Heber era el dueño de la radio y se retira del relato, por un problema en el corazón, por allá por en el Mundialito del 80. Pero era el dueño de radio Ariel, se la compró a Jorge Batlle y después le cambió el nombre a Radio Continente. Y entramos después del Mundial de Italia. Entre radio Continente y hasta que falleció Cacho, estuvimos más de casi 18 años juntos. ¿Qué tenía esa dupla? Una química muy, muy, muy especial. Yo le respetaba a Raúl la parte conceptual, pero se la respetaba desde niño. Porque ya lo escuchaba desde niño, cuando relataba; me encantaba y con mis compañeros decíamos: “El día que este hombre le den un comentario de Primera, no lo para nadie, es un fenómeno”. Yo ya tenía admiración por él. Y en el 74 cuando estuve con Solé (cuando empecé), él me daba indicaciones. Solé le decía a Barizzoni: “Usted se encarga de Goñi y le hace las indicaciones”. Ahí empezó el trato. A Australia él va por Sarandí, yo voy por Radio Universal. Cuando lo proponen, él dijo enseguida que sí, y yo tenía admiración por él. Enseguida dije que sí. Yo respetaba completamente su área. Coincidimos en muchas cosas: en la forma de ver el fútbol, en la forma de ver la política del fútbol, en cómo consideramos a los actores del fútbol. Entonces, era él quien comentaba y yo estaba convencido de lo que él ya estaba convencido. Uno potenciaba al otro. En las transmisiones ni nos mirábamos. Él sabía cuándo tenía que entrar, cuándo tenía que salir, yo cuándo tenía que entrar.

De chico, ¿era hincha de?

De un cuadro grande.

Sergio Gorzy y, en su momento también Alberto Sonsol, confesaron ambos ser hinchas de Peñarol. Pero, por lo general, a los relatores y comentaristas les cuesta revelar de qué cuadros son hinchas. ¿Por qué? ¿Cree que afectaría el juicio que el público tenga de su trabajo? 

“Soy más batllista que colorado. Me da la sensación de que cuando ingresa el liberalismo económico, los neoliberales, ahí el partido como que se entra a fracturar entre el que cree en el Estado que iguala, que da una mano al que está complicado, y los que no”

Honestamente, creo que no enriquezco espiritualmente a nadie diciendo de qué cuadro soy. Y yo, honestamente, no necesito hacer terapia expresando de qué cuadro soy. Además, como vengo de un padre futbolero que también era hincha de un cuadro grande, pero respetaba de una forma maravillosa al otro grande —no era anti el otro grande—... fijate que crecí con Obdulio y Atilio. Un día Juan Kirchberg, un traumatólogo excepcional, quiso hacer dos monumentos, uno para Obdulio y otro para Atilio, y nos robaron el bronce. Bueno, como te decía, no quiero hacer terapia, me siento bien como soy. Después, es cierto, vino gente muy calificada, a las cuales respeto, que lo confesaron. Pero se dio la particularidad de que lo dijeron poco tiempo antes de recibir medallas de socios de esos clubes. Es decir que, si no nos enterábamos por ellos, nos íbamos a enterar de otra manera. Eso no quita que, si ellos sintieron la necesidad de hacerlo, viva la cara de ellos. 

Lleva 50 años de oficio, 28 en la misma radio, en Oriental. Ahora que todos los partidos del fútbol uruguayo son televisados, ¿el relato por radio sigue conservando su magia?

Sigue conservando la magia. Lo que pasa es que el relato radial llega ahora en forma directa o la gente lo escucha en la repetición, porque los ponemos en las distintas radios, en sus plataformas. O sea, el relato radial llega. Además, hay que ver los horarios también. No todo el mundo está mirando televisión cuando se juega el partido de fútbol. Tenemos miles de autos moviéndose a la hora de los partidos de fútbol. Es decir, conserva un núcleo importante. Y el universo del interior todavía más... Y ¿qué tiene de especial la radio? El relato de fútbol por radio es lo que nos dejaron los predecesores, la emoción característica, a cada cual con su estilo que tiene el relator uruguayo. Hubo una costumbre de muchos años de que la gente ponía la radio y bajaba un poquito el volumen del televisor. Y después, hay un fenómeno nuevo, incipiente, que hay mucha gente que pone la radio y no ve el partido. Es un fenómeno incipiente que habría que analizarlo en profundidad.

¿Qué significa Hora 25 en la historia del periodismo deportivo uruguayo? 

Es como el Obelisco: está. Vos sabés que está el Obelisco, que representa un momento histórico del país. Hora 25 sabés que está. Es un antes y un después, en materia de programas deportivos hay un antes y un después. Y sigue siendo vigente. Ahora tenemos una selección de periodistas: Juan Carlos Scelza, Eduardo Rivas, Jorge Muñoz, el escribano [Nelson] Filosi, Marcelo Lewcovitz, Carlos Bardakian, Nelson Foliatti, Bruno Piñero, y estoy yo, entre otros muchachos jóvenes que están creciendo muchísimo.

Hablemos de política. Es colorado de toda la vida. ¿Se define batllista?

Sí, sí, sí… Soy más batllista que colorado.

Pero ¿qué colorado hoy no se define batllista? Es hasta un lugar común…

En otra época había colorados independientes, hace décadas. Me da la sensación de que cuando ingresa el liberalismo económico, los neoliberales, ahí el partido como que se entra a fracturar entre el que cree en el Estado que iguala, que da posibilidades, que da una mano al que está complicado, que tiene una política de asistencia social, pero fundamentalmente de dar igualdad de posibilidades, y los que no, por otro lado. Ahí como que ese batllismo se va distanciando de otros sectores. Dentro del partido, están los que quieren el achique del Estado, otros con una política económica muy férrea... En mi criterio, el batllismo tiene un alto sentido ético y humanista, pone al hombre en el centro del mapa, mientras que otros buscarán lo mismo, pero prácticamente pasamos a ser números. Y yo creo que hay un quiebre profundo.

Ahí un montón nos fuimos para el Frente Amplio [FA]. 

A eso iba: es batllista, pero ahora apoya la precandidatura del frentista Yamandú Orsi, e integra la agrupación La Patriada. ¿Cómo se entiende eso?

A mí me marcó mucho el doctor [Enrique] Tarigo, la defensa de las instituciones, el semanario Opinar, que para mí fue una biblia. Yo tengo formación católica, así que nunca mejor dicho eso. Los colorados buscamos que se abriera un sector que nos representara. Y no lo encontramos. El único que se mantuvo un poco con una visión del Estado solidaria fue el doctor [Julio María] Sanguinetti, pero más en la teoría que en la práctica. Jorge Batlle no era así. 

Antes de que se bajaran Zubía y Acosta y Lara había ocho precandidatos. ¿Ninguno lo representaba?

No, no. Los respeto a todos. Me parecen gente muy interesante. Pero, respetuosamente, del batllismo de Batlle y Ordoñez están muy lejos. Que lo digan es una cosa, pero lamentablemente están muy lejos. Lo sentirán, pero yo creo que no es así. En los hechos no, no es así. Y por algo los batllistas nos hemos ido al FA.

No es común que un periodista deportivo milite públicamente por un candidato. El caso que más recuerdo es el de Víctor Hugo Morales, pero vive en Argentina. ¿Le costó tomar la decisión? ¿Tuvo algún dilema personal al decidirlo?

Estaba Heber Pinto, vinculado al pachequismo, pero tenés que irte unas décadas atrás, es verdad. Yo no tuve ningún dilema. Un micrófono y una pelota de fútbol me llevaron a todos los continentes y me parece que puedo ser útil a esta altura de mi vida, cuando veo una desigualdad social enorme, en un país partido al medio, me pareció que podía aportar cosas en los medios audiovisuales, pero no como director, ni como jefe, ni como nada.

Hablando con la gente, participando de grupos y naturalmente en el deporte. Y sentí esa necesidad por mis hijos y por mis nietos. Yo no lo veo bien al país, pero no lo veo bien al país emocionalmente. Ustedes dirán “sí, pero el mundo está igual, América está igual”. Sí, pero yo creo que Uruguay todavía, hasta por su densidad demográfica, por su historia reciente, porque si bien ha descendido un montón el nivel de los políticos uruguayos, el peor de los políticos uruguayos es el mejor de los políticos de América. Todavía se sigue dando eso. Creo que eso hay que conservarlo. Me pareció que era bueno, como ciudadano, tomar un compromiso y dar un mensaje. Además, nadie me ofreció nada, y yo no pedí nada. Eso te da una libertad de acción, que creo que en mi caso es muy saludable. 

¿A qué aspira? ¿Le gustaría ocupar una banca en el Parlamento y dejar de relatar?

No, no, no. Yo soy relator de fútbol, me faltan años todavía en el contrato. Voy a cumplir con todas mis obligaciones, salvo algunas circunstancias excepcionales. Pero [tengo] cero pretensión. Lo que quiero es sumar. Para mí, poder aportar sería misión cumplida. Estuve en el momento que tenía que estar, di una mano, colaboré. 

“Un hombre importante, que está en organismos internacionales, me abraza y me dice: ‘Che, Máximo, este Orsi es más batllista que vos y yo juntos’. Y me quedé pensando: ‘Bueno, tan mal no estoy. Si este hombre me dice eso, es así’”.

¿Pero está dispuesto a aceptar si le ofrecen un cargo? 

No es el objetivo. Creo que se van a llevar una desilusión conmigo si llega a pasar eso. Por supuesto que un día viene alguien y te pide un favor transitorio, un apoyo que sea realmente de acuerdo a tus posibilidades. Y que sea en función del servicio del país. Eso sería una cosa excepcional. Y mi limitación es muy pequeña en el mundo de las designaciones. Pero honestamente no me veo. Yo estoy muy cómodo empujando, estando con gente bien. La Patriada es algo que nace. Está Javier Gandolfo, Alberto Scaravelli, está Jorge Pozzi, otro fenómeno, [Javier] Salsamendi, Orlando Muñoz. Y todo un grupo de gente que mete, que tiene una obra social entre ceja y ceja.

Hablando del batllismo, el otro día me encuentro con un hombre importante, que está a nivel internacional. Yo suelo hablar en los actos y cierra Orsi. Lo veo en un acto político y el tipo me abraza y me felicita. Y me dice: “Che, Máximo, este Orsi es más batllista que vos y yo juntos”. Te hablo de un tipo muy inteligente, que está en organismos internacionales, colorado él. Y me quedé pensando: “Bueno, tan mal no estoy. Si este hombre me dice eso, es así”.

Recién me dijo que no veía bien al país. ¿Qué balance hace de este gobierno de coalición liderado por Lacalle Pou?

Entraron con una fuerza bárbara, y en el tema de la pandemia se necesitaba mucha fuerza. Pero, claro, tuvieron sus matices. Fuimos los mejores del mundo, y fuimos los peores del mundo (que mucha gente se olvida). En cuanto a las muertes, considerando nuestra población. Fuimos los mejores, pero al poco tiempo fuimos los peores. No me gusta hablar de culpables, hablo de responsabilidades. 

A Lacalle [Pou] lo conozco bien de Parque del Plata, yo acompañé mucho a Julio Lara. Si hay algo que nunca quise es el desgaste del presidente de la República, y mucho menos de él. Yo no disfruto nada diciendo que, desde el Caso Astesiano para acá, noto el desgaste institucional, se puso a la democracia en tela de juicio, el descreimiento de la clase política, las situaciones irregulares, la actitud ante la Justicia, cómo se pudo organizar algo para ir a mentirle al Senado, el tema del pasaporte, todos los chats que vimos… Yo nunca pensé ver a un presidente, que está tremendamente respaldado por la opinión pública, no pensé que él estuviera inmerso en esto, porque no puede mirar para el costado, porque las contradicciones ya son varias. Están demostradas en medios audiovisuales: hay contradicciones del presidente. Decía una cosa hace un año, dice otra cosa un año después. No pensé que iba a ver a un Luis Lacalle Pou terminando su gobierno de esta manera. Yo quería verlo terminar mejor. 

Noto que habló de irregularidades, no dijo “corrupción” ...

Yo creo mucho en la Justicia. En el piso 11 hubo corrupción, hubo procesamientos. Se sacaron ministros, se removieron ministros. Pero a veces pienso que hay como un pacto de que la institucionalidad de la Presidencia como que hay que conservarla, en Uruguay, cueste lo que cueste. De pronto para dar señales al mundo está bien. Pero creo que, de todas maneras, el Poder Ejecutivo en general y el líder del Poder Ejecutivo no están quedando bien parados. Y todavía falta mucho.

¿Qué es lo que más le preocupa, como ciudadano y hombre al que le interesa la política?

La gente habla de la seguridad. Está bravísimo el tema. Otros hablan del empleo, está bravísimo el tema. O la parte económica. A mí me preocupa mucho la educación y no la veo en los primeros lugares de la preocupación de la gente. La reforma educativa no es la solución, no… Cuando no participan los docentes, no hay ninguna reforma que pueda perdurar mucho en el tiempo y pueda tener éxito, si los propios educadores no están en la ejecución del cambio educativo.

Ser intendente de Rocha, su departamento, ¿es un anhelo?

Es un gran sueño. Conocí gente maravillosa, me ha dado mucho cariño, y es un sueño.

Está hace 18 años en pareja con la periodista Verónica Amorelli. ¿La ve discutir y polemizar en Esta boca es mía?

“A mí me preocupa mucho la educación. La reforma educativa no es la solución… No hay ninguna reforma que pueda perdurar mucho en el tiempo y pueda tener éxito, si los educadores no están en la ejecución del cambio educativo”

Ella no me ve a mí, pero yo sí la veo. La veo porque aprendo. Para mí, tiene un rigor periodístico de primera línea, que es muy difícil de observar en estos momentos de tanta bipolaridad. Tiene un rigor que dignifica el periodismo. 

Ambos respaldan a Orsi, ¿no? Ella, de hecho, trabaja en la comunicación de la Intendencia de Canelones (que gobernó el candidato durante 10 años), algo que fue cuestionado cuando se divulgó la noticia. ¿No le parece mal que una periodista trabaje en la comunicación de una intendencia con un color determinado?

Aclaremos: ella es licenciada en Comunicación Social y es canaria, que eran requisitos importantes. Y la llama quien está ahora en la Intendencia, que no son del mismo sector político que Orsi. El señor [Marcelo] Metediera integra las filas del Partido Comunista, que apoya a Cosse. No tiene nada que ver con Orsi. ¿Si me parece bien o mal que trabaje en la intendencia? Ella se aseguró que lo de ella era periodístico y profesional, no tenía que militar para nada. Cuando eso quedó bien claro, ella aceptó, en algo de lo que estudió toda la vida. No tiene nada que ver con una opinión política o perfil político. Es auténticamente independiente.

Tiene cuatro nietos y tres hijos: Patricia y Alejandro, de su matrimonio anterior. Y a Paloma, de 16 años, hija del matrimonio con Amorelli, quien no descarta estudiar Comunicación. ¿Qué consejo le ha dado, o le daría, en caso de que efectivamente decida estudiar esa carrera?

Hizo un test vocacional y le salió abogacía, comunicación y locución. ¿Qué consejo le daría si se tira para la comunicación? (Piensa) Ya está en sus genes: la perseverancia, y que antes de emitir una opinión, esté debidamente informada. 

¿Es feliz?

En lo personal y familiar, muy feliz. Pero miro para los costados y no me siento bien. Veo mucha gente con depresión, angustiada, con poco laburo… Nunca me puse el impermeable. Eso me afecta, me afecta el momento que está atravesando Uruguay.

Por César Bianchi