Más de 230.000 manifestantes salieron hoy a las calles de Israel en un nuevo sábado de protestas contra la polémica reforma judicial impulsada por el Ejecutivo de Benjamín Netanyahu, informaron los organizadores.

Las manifestaciones de este sábado marcaron la vigésimoprimera semana consecutiva de protestas y tuvieron como foco principal la ciudad de Tel Aviv.

Grupos de manifestantes se concentraron además en ciudades de norte a sur del país, incluyendo importantes núcleos urbanos como Jerusalén, Haifa o Beer Sheva.

Según los organizadores, más de 150.000 personas se concentraron en el centro de Tel Aviv, mientras que unos 85.000 más protestaron en el resto del territorio israelí.

Estas cifras representan un aumento respecto a la semana pasada, cuando las protestas se centraron también en los presupuestos del Estado, aprobados el miércoles y que otorgan importantes beneficios a la población judía ultraortodoxa, que al igual que la ultraderecha está representada en el Gobierno liderado por Netanyahu.

"Por supuesto, continuaremos con nuestros esfuerzos para llegar a un acuerdo consensuado, en la medida de lo posible, sobre el tema de la reforma judicial", señaló el mandatario esta semana tras la aprobación de los presupuestos.

"Ahora está claro que las negociaciones en la residencia del presidente sirvieron como una mera excusa de Netanyahu para ganar tiempo", respondieron hoy los organizadores de las protestas, en referencia al diálogo entre Gobierno y oposición impulsado por el presidente, Isaac Herzog.

"El Gobierno está a un voto de aprobar la reforma judicial que socavaría las instituciones democráticas de Israel. Solo una cosa detuvo al Gobierno en su primer intento de impulsar la reforma judicial: cientos de miles de israelíes protestando. Nuestra protesta detendrá una vez más a Netanyahu", agregaron en un comunicado.

Tras una jornada de multitudinarias protestas, el primer ministro suspendió temporalmente los trámites legislativos de la reforma hace dos meses, dando paso a un período de negociaciones que aún no ha arrojado frutos.

Las manifestaciones sin embargo no han cesado y sus líderes se oponen fervientemente a cualquier versión de la reforma que otorgue mayor poder al Ejecutivo en detrimento de la Justicia, cuya independencia se vería profundamente socavada.

El texto propuesto prevé proyectos como una reestructuración en el comité de selección de jueces o una polémica cláusula para limitar las facultades del Tribunal Supremo.

EFE