Nicolás Martinelli, director general de la Secretaría del Ministerio del Interior, conoce hace ya varios años al presidente Luis Lacalle Pou y en la última campaña electoral fue uno de los que participó en la redacción del programa de gobierno que presentó el Partido Nacional.
El trabajo en ese entonces era bastante intenso, por no decir de toda hora. En cada rato que tenía, Martinelli intentaba apuntalar el texto borrador para lograr una versión lo más acabada posible.
Una vez que la coalición multicolor obtuvo la victoria en las elecciones de 2019, Lacalle confió en Martinelli la Secretaría General del Ministerio de Desarrollo Social (Mides). En aquel entonces quien estaba a cargo de la cartera era Pablo Bartol y la relación entre ambos no era la mejor, de acuerdo con las versiones de prensa del momento.
El siguiente desafío para Martinelli fue, nuevamente, estar al lado del presidente, quien le asignó un cargo de perfil técnico y de asesoría de proyectos. Su rol pasó a ser mucho menos público que el anterior.
Menos de un año después, se daría la renuncia de Luis Calabria y Martinelli volvería a cambiar de función, esta vez para ser nombrado en su lugar como director general de Secretaría del Ministerio del Interior. A cuatro meses de desembarcar allí, Martinelli habló en entrevista con Montevideo Portal acerca de la política de seguridad —de la que solo menciona aciertos—, e insiste en la herencia según él negativa de los 15 años de gobierno del Frente Amplio.
Según Martinelli, durante la gestión de la izquierda se tomaron medidas que impulsaron el crecimiento de bandas narcotraficantes, lo que redundó en “el gran problema” que enfrenta la gestión de Luis Alberto Heber.
Cuando llegó al ministerio, ¿qué cosas encontró bien hechas y cuáles no?
Desde el punto de vista de la estrategia de seguridad pública, estoy convencido de que el rumbo que se tomó en 2020 es el correcto. Desde el punto de vista de la gestión en sí mismo, de la administración, ahí cada uno le da su impronta. Yo soy fanático de la gestión, de hacer una buena gestión, de ser ágil.
¿Notó que había aspectos que eran demasiado burocráticos?
Yo me concentré en armar un buen equipo de trabajo, con gente que tuviera experiencia en temas administrativos, y que pudiéramos resolver rápido los llamados a licitación; que salieran sin observaciones del Tribunal de Cuentas. Además, de que lo que precise la fuerza policial para llevar adelante su tarea, lo pueda obtener en el menor tiempo posible.
Cuando Calabria dejó el cargo se resaltó el buen relacionamiento que tenía con los sindicatos policiales. ¿Cómo se adaptó usted a esa relación?
Bien, ni bien entré tuve algunas reuniones con los diferentes sindicatos porque acá hay varios. Les puse a disposición personal de mi confianza para que pudieran canalizar los temas que tienen a diario.
La presidenta del Sifpom, Patricia Rodríguez, ha salido al cruce del anuncio de Heber de reclutar expresos...
Yo creo que Patricia lo que dijo fue que no había quedado clara la explicación que se había dado. Supongo que ahora que se ha explicado un poco más, mejor y en más profundidad en qué consiste, entiendo que van a estar de acuerdo y van a apoyar.
¿Usted cómo ve el plan?
Esto no viene a modificar la estrategia en materia de seguridad pública o la función que tiene que cumplir la Policía, que es de control y represión. Esto viene a atacar las causas del homicidio, algo que nunca se había hecho en Uruguay pese a que algunos organismos internacionales lo recomendaban desde hace 15 o 20 años.
¿Cree que Heber estuvo bien en anunciarlo ahora? Porque aún falta para que esto se concrete en la realidad.
Hay que ser transparentes y contarle a la sociedad en lo que estamos, hacia dónde vamos y cuál es el instrumento. Entiendo que puede generar alguna ansiedad, pero para eso está decir que es un instrumento que está en vías de desarrollo. Si todo sale de acuerdo a lo que estamos manejando, podremos iniciar el programa en el segundo semestre de este año.
Otro de los reclamos del sindicato es una política concreta en salud mental y suicidios de policías. ¿Por qué no es prioridad?
Para esta gestión es prioridad, y desde que yo entré más aún porque es un tema que yo venía siguiendo hace tiempo. El ministro Heber firmó una resolución en su momento que creaba una comisión para trabajar en diferentes propuestas en relación a la salud mental. Ya tienen varias propuestas arriba de la mesa: un psicólogo de puerta en el Hospital Policial, la creación de una comisión de seguimiento, un control psicofísico, capacitación en cuidado de salud mental, canales de comunicación más activos en campañas de prevención. El servicio 0800, para que el policía que tuvo una situación complicada pueda llamar y tener una atención inmediata. O sea que sí, es un tema que preocupa y nos ocupa.
Pero la comisión no ha avanzado y ese es uno de los principales argumentos del sindicato.
El primer avance es tenerlo sobre la mesa y darle prioridad. Es lo que se está haciendo ahora. El tratamiento y la implementación de las medidas lleva tiempo, pero estamos en el camino correcto.
¿Esto va a atado a la evaluación psicológica que les hacen a los aspirantes?
Sí, se les realiza una evaluación psicológica. Eso ayuda a detectar tempranamente ciertas problemáticas que si las atendés en tiempo y forma, evitás daños mayores.
Del Mides a Presidencia y de ahí a Interior. ¿No considera que tanto movimiento genera una pérdida de tiempo para hacer cambios sustanciales?
No.
¿Por qué?
Porque este es un ministerio que viene en marcha. Obviamente, cada uno le pone su impronta. Vos le podés dar un nuevo impulso, traer nueva ideas y una nueva forma de gestionar, pero yo no vengo y corto las licitaciones que ya estaban previstas.
¿Qué cosas le quedaron pendientes en Presidencia?
Mi trabajo en Presidencia estaba más focalizado en asesorar al presidente en los temas jurídicos; no era tanto un trabajo de gestión, era más técnico.
¿Quedó alguien en ese cargo?
Quedó alguien.
¿Quién?
No, no hay alguien particular, pero las tareas que yo hacía se derivaron a otras personas.
Si tuviera que hacer una evaluación de su gestión hasta ahora en Interior, ¿qué destacaría?
Ahora estamos cerrando la memoria de 2022 y la verdad que es súper interesante todo lo que se ha hecho. Una cosa a destacar es el respaldo de inversiones para la actividad policial, con 2.100 cámaras de seguridad para las zonas III y IV que son las más complejas a nivel de homicidios. Tiene una doble función: la social de dar tranquilidad, y el aporte de pruebas para que la Fiscalía tenga elementos para formalizar a los delincuentes.
Las cárceles, donde han bajado un 50% los homicidios y suicidios como consecuencia de los cambios que se están haciendo. Siempre ha sido un problema el tema del hacinamiento y este gobierno se ha dispuesto a generar nuevas plazas. Está en curso una licitación público-privado para 1.500 plazas nuevas en el Penal de Libertad; estamos también trabajando con Economía y la Corporación Nacional para el Desarrollo para ampliar la licitación de Punta de Rieles para 800 plazas más para cárcel de mujeres, con lo cual erradicaremos el hacinamiento allí.
Esos logros ya venían de esta gestión. ¿A nivel personal tiene alguno cumplido o por cumplir?
Bueno, lo de las 2.100 cámaras es un proceso que iniciamos desde estos cuatro meses desde que estoy yo; la compra de cámaras para el corredor turístico también se inició desde que yo estoy. Nos metimos en el proceso de reestructura y creamos la oficina de la Organización y Métodos para tener un ministerio un poco más ordenado. No tenemos un organigrama claro y necesitamos tener una foto de qué está adentro del Ministerio del Interior. Esto va a ayudar a cuando se quiera crear una oficina para saber cómo debería ser, cuánta gente, dónde debería estar.
Esto es muy importante para la tarea del funcionario, porque si vos donde estás no tenés posibilidad de crecer, pasa a ser realmente frustrante.
¿Cómo ve las cifras de delitos divulgadas hace algunas semanas?
Yo creo que en Uruguay no hay un problema de seguridad pública. De hecho, los números indican que hemos mejorado mucho en materia de hurtos; hay menos rapiñas que antes, hay menor abigeato que antes.
Los hurtos ahora no bajaron, aumentaron 1,1%.
Sí, pero es marginal. Si vos mirás desde que comenzó esta gestión, la tendencia es claramente hacia la baja. Obviamente que si hacés el corte temporal de este último año, sí subieron, pero marginalmente; no es una cifra impactante.
Hay un pequeño aumento en materia de denuncias de violencia de género, pero se ha mantenido estable. También viene con el lado positivo de que han disminuido los homicidios femeninos. Sí tenemos un problema focalizado en algunos barrios de Montevideo. Hay cinco o seis barrios que son los que concentran la mayor cantidad de homicidios.
Para saber cómo llegamos a esta situación tenemos que ir un poco para atrás. En 2005 el Frente Amplio asume el gobierno con 5,5 homicidios por cada 100.000 habitantes y entrega en 2020 con 10,5 homicidios cada 100.000 habitantes. O sea que durante 15 años se duplicó la cantidad de homicidios por cada 100.000 habitantes. ¿Qué pasó? Yo creo que hubo una gran inacción e inoperancia por parte de quienes estaban a cargo de gestionar la seguridad pública. Arranca con la liberación de los presos y flexibilización de normas. En 2019 el exfiscal [de Corte, Jorge] Díaz decía que desde 2009 el Uruguay no había tenido una política en materia de drogas. Se desmantelan las oficinas de drogas en Montevideo y Canelones; o sea, donde se concentra la mayor cantidad de delitos, el Frente Amplio decidió hacer una desmantelación.
Después tenías que se mataban a tiros en Montevideo y [Gustavo] Leal entrevistaba sicarios para hacer un libro de lucro personal. Agarramos el gobierno con toda esa problemática y comenzamos a cambiar la impronta. Dimos señales de respaldo a la Policía, cambiamos normas y focalizamos en lo importante. Son señales, para la delincuencia y la ciudadanía, de que se terminó el recreo (se ríe).
Para explicar la suba de los homicidios se maneja el mismo argumento al que recurría el Frente Amplio: “se están matando entre delincuentes”.
Sí, pero por eso tenemos que atacar las causas. Una cosa es el trabajo policial, que tiene que controlar y reprimir, y otra son las causas. Si hoy hay un homicidio, probablemente genere una represalia en esa zona, y genere un segundo homicidio y así sucesivamente. Entonces tenés que buscar los interruptores de violencia para que no se dé el primer homicidio. Estas personas, que han estado presas y se han recuperado, intentarán frenar los asesinatos.
Ese interruptor debe lograr tener oídos en el barrio para acercarse e intentar solucionar. Eso es un poco lo que este programa [el anunciado días atrás] lograría evitar. Donde se ha aplicado la evidencia es abrumadora: Colombia, entre 30% y 40% menos de homicidios; Nueva York, 63% de reducción de disparos de arma de fuego; Trinidad y Tobago, 45% reducción de los homicidios; Sudáfrica, 38% menos en homicidios. Todo en el marco de un año.
Leal sostuvo que hay policías “desmoralizados” porque Heber dijo que había policías que no tienen el “léxico” de los expresos que se reclutarían. ¿A usted le consta?
A mí, escuchar hablar a Leal, a Carrera, a Vázquez o incluso a Layera sobre temas de seguridad, cuando son los padres del fracaso de la seguridad pública en los últimos 15 años de este país... son opiniones que no me parecen calificadas. No veo una Policía desmoralizada, todo lo contrario. Además, esto no viene a sustituir el trabajo policial: esto viene a atacar las causas.
¿Bajaron los delitos durante la pandemia?
Hay países en los que la pandemia no incidió en la baja de delitos y puede ser que haya países en los que ha incidido en la baja.
¿Acá qué pasó?
Acá la realidad indica que, a pesar de que estuvimos en pandemia y en 2022 fue un año de no pandemia, los delitos siguieron bajando. Los hurtos bajaron, las rapiñas bajaron y el abigeato también siguió bajando. Por lo menos en ese tipo de delitos, la pandemia no tuvo incidencia. Después habrá que ver si la hubo en tema de los homicidios, que estamos más bajos que en 2019.
¿Ve posible un acercamiento en la gestión entre la actual administración y la oposición?
Por naturaleza, el gobierno está de mano tendida. Ha sido la impronta del propio presidente. Todas las propuestas de todos los partidos son bienvenidas, pero del otro lado no ha sido así. Cada vez que este gobierno tiene una propuesta, del otro lado dicen que está mal. Llega un punto que uno cree que lo hacen simplemente para dañar, ya ni siquiera pensando en la población.
Yo creo que el foco de llegar al poder por el poder, sin mirar el camino, los ha anulado y los pone en esa situación de estar en contra de todo. Pero es imposible ser contra con todo, porque alguna cosa el otro tiene que hacer bien. Nosotros hemos reconocido que el PADO es algo del Frente Amplio que está bien, pero hay otras más que ha hecho bien. Al Frente le está faltando esa dosis de humildad y debe tener esa grandeza, porque el día de mañana pueden volver a ser gobierno y se van a ver beneficiados de estas políticas.
¿Hasta ahora no han tenido esa grandeza?
Hasta ahora no, han sido soberbios. Según ellos, este gobierno hace todo mal y no tienen nada que reconocerle que haya hecho bien. Esto es matemáticamente imposible.
¿Cómo ve la marcha del caso Astesiano? Ha habido entredichos entre Fossati y Gómez, ¿les preocupa?
A ver, no es el caso Astesiano, es el caso de los pasaportes. Astesiano es una persona que fue reclutada por una organización que, según lo dice la fiscal, operaba por lo menos desde 2013. Ahí tenés otro tema, ¿qué hizo el Frente Amplio desde 2013 a 2020? Otra vez, inacción.
Este gobierno y esta Policía fue la que logró desbaratar esa banda, logró poner presos a algunos de los implicados. Hay cosas que no puedo hablar por obvias razones, pero después no hay mucho más que agregar.
El caso repercutió en la jerarquía de la Policía y hubo críticas de que el ministerio no tomó acciones para apartar del cargo mientras duraban las investigaciones internas.
Acá, ni bien llegó un oficio de Fossati con unas preguntas sobre determinadas conversaciones, se iniciaron las investigaciones correspondientes. Mientras estuvo en curso, las personas estuvieron de licencia.
¿No cabía apartarlos del cargo mientras tanto?
Son cargos de confianza política, si los apartás del cargo, los estás sacando. Y tampoco surge de las investigaciones que hayan cometido irregularidades.
¿Cree que Astesiano es tan corrupto como aparece en los chats?
No, creo que era una persona que decía tener determinados contactos y que podía facilitar determinadas cosas pero después se daba vuelta y no pasaba más nada. De hecho, lo que ha surgido de la propia prensa es que hay gente que se ha quejado de que le pagaron y no correspondió con lo que tenía que hacer.
¿Lo recuerda de la campaña electoral?
No, solo de la última, pero yo trabajaba con los equipos técnicos.
¿Cómo cree que queda el gobierno después de esto?
Este gobierno fue el que desbarató a la banda; fue transparente, puso a disposición de la Justicia todo lo que han pedido: celulares, chats, conversaciones, recursos humanos, tecnología.
Hay que ver cómo termina el caso Astesiano porque esto va hasta 2013.Ya sabemos que hay un par de cónsules y un embajador de aquel período del Frente Amplio que están indagados. Entonces, hay que ver qué otros involucrados que ocuparon cargos de gobierno en su momento pueden llegar a ser cómplices de estas personas que están siendo indagadas.
¿Políticamente no hay un impacto?
Honestamente creo que no. Creo que la opinión pública está más preocupada por otros temas que tenemos por delante como sociedad.