La mamá de Mario Saralegui lo llevaba a la iglesia y rezaba para que fuera tan buen estudiante como sus cuatro hermanos y se hiciera de una profesión. Pero a Mario -qué vivo- le gustaba el fútbol. Aunque no resplandecía como alguno de sus compañeros, no era ningún tronco y corría como loco; metía que daba gusto y se divertía con sus amigos en los potreros de Artigas. A los 17 años algún cazatalentos lo vio jugar y, junto a Ruben Paz, Venancio Ramos y Manuel Anzorena, lo trajo a Peñarol.
Saralegui fue protagonista de épicos logros que para el fútbol uruguayo son propios de la Noche de la Nostalgia: fue campeón de América "y del mundo", como se decía antes, con Peñarol. Era titular indiscutido en el equipo de 1982 que, con la vuelta de Fernando Morena concretada gracias a una gigantesca pasada de gorra entre hinchas y socios, ganó la Copa Libertadores y la última Intercontinental para el carbonero. Eran tiempos en que, como dicen los cronistas deportivos, "el cuadro salía de memoria", para envidia de Jorge Da Silva: Gustavo Fernández, Olivera y Gutiérrez; Diogo, Bossio y Juan Vicente Morales; "Pinocho" Vargas, Saralegui, Morena, Jair y Venancio.
Cuando Mario se retiró, después de haber estado en otras tres finales de Libertadores -una más con Peñarol, otra con River argentino y otra con Barcelona de Ecuador- la deuda con su madre volvió a hacerse exigible. En 2001, con 42 años, se metió a hacer la carrera de Psicología y casi la termina, pero el fútbol otra vez lo secuestró, ahora como entrenador. Así, hasta hoy, el título es para Saralegui como la utopía para Galeano: da un paso hacia él, y él se aleja un paso.
Si quiere recibirse va a tener que meterle, porque a la psicología le apareció un competidor en el camino que podría quitarle tiempo y dedicación: también quiere ser intendente de Artigas. Freud y compañía le han permitido, de todas maneras, conocerse un poco y, por lo tanto, conocer a los demás. Y no es nada despreciable, en un mundo tan particular como el del fútbol, tener a la mano herramientas que ayuden a interpretar conductas y manejar grupos. Igual, tarde o temprano, algún día le va a dar el gusto a su madre ya fallecida y va a poner el diploma en esa pared. No lo jura, pero es lo mismo.
Por Gerardo Tagliaferro
tagliaferro@montevideo.com.uy
1) ¿Qué te falta para recibirte de psicólogo?
El año pasado estuve cursando un semestre en Salto y estaba en la cola ya para terminar y me salió lo de Liverpool. Insólitamente fui a pedir el pase, para cursar acá el otro semestre y justo hubo un problema, hubo una suspensión momentánea de los pases. Ahora voy a ir de nuevo. Me queda la tesis y un par de materias más. Estando acá puedo cursar, solo no lo hice los dos años que estuve (dirigiendo) en el primero de Peñarol. Pero estando en Juventud cursé. Este último año estaba en Artigas, viajaba 200 kilómetros hasta Salto, iba a las clases y me volvía. Llegué a ir hasta cuatro veces por semana.
2) ¿Por qué querés recibirte?
Y... porque pasé tanto trabajo, es una materia pendiente que tengo. Es una deuda que tengo también con mi madre, que falleció en el 2005. Tengo una hermana contadora, la otra es anestesista, el otro es arquitecto y la otra es abogada y escribana. Mi madre me decía que faltaba yo para completar los cinco profesionales. En algún momento, supongo, lo voy a terminar.
3) Y arrancaste la carrera con 41 años.
Con 42 años, en el 2001.
4) ¿Hasta ese momento no habías podido hacerlo por el fútbol?
Sí. Tuve un momento difícil por el año 2000, se me juntaron un montón de cosas, me separé, tuve problemas con el trabajo... Y la verdad que ir a la facultad fue una cosa que me ayudó bastante. Me ayudó a recuperarme, a pensar, me sirvió muchísimo. Y a pesar de que tenía cuarenta y pico de años y la mayoría eran mucho más jóvenes, es un ambiente que me gusta. Soy un tipo que disfruto yendo a clase, por ejemplo. Me siento bien, me gusta aprender, soy un eterno estudiante diríamos.
5) ¿Tu idea es ejercer como psicólogo?
No, nunca fue. Siempre dije que iba para entenderme a mí mismo. También hay un deseo, a veces inconsciente, de querer ayudar al otro. Pero básicamente fui para poder fortalecer mis conceptos en lo que es el manejo de grupos, en el tema institucional, en lo que tiene que ver con las emociones de la gente, todas cosas que están ligadas a la tarea nuestra.
"Ir a la facultad fue una cosa que me ayudó bastante. Me ayudó a recuperarme, a pensar, me sirvió muchísimo"
6) Te aporta herramientas que manejás en el día a día como entrenador.
Sí, continuamente. La psicología está hecha de cosas cotidianas y no habla solo de la enfermedad. Hay una parte que tiene que ver con la parte sana de la persona, con su parte positiva. Lógicamente no siempre estamos igual, y el hecho es poder prevenir alguna cosa o hacer entender cosas al jugador, como que tiene que preocuparse por el hoy, que lo que pasó ayer ya fue, que lo que está más adelante ya va a venir. Posicionarse en el aquí y ahora, hacer cada dos o tres días un examen de realidad, ver dónde están parados. No dejarse llevar por mecanismos inconscientes: la psiquis busca continuamente dejar de lado la ansiedad para no sufrir, para no sentir angustia, sobre todo cuando no puede satisfacer su deseo. Y para tolerar eso se va llenando de artilugios mentales; el jugador tiene que tener la capacidad de entenderlos, de verlos.
7) ¿Se puede hablar de una mentalidad de futbolista, como un grupo social con características propias?
Sí, yo creo que sí. Incluso te diría que para mí hasta hay un tipo de personalidad que está relacionada con el fútbol. Por ahí tienen diferente carácter, pero en el temperamento -que es genético- los jugadores de fútbol son muy similares. Reaccionan más o menos de la misma manera a las cosas, tienen más o menos los mismos gustos... Por ahí encontrás alguno que es diferente, pero es la minoría. El fútbol tiene una cantidad de filtros impresionante, no llega cualquiera. Hay que tener un deseo muy fuerte de llegar, hay que tolerar las frustraciones desde muy chico. Hay niños que se aferran a eso y siguen y siguen, van contra todo, contra los padres incluso. Y a veces no son los que tienen mejores condiciones. Pero son los que van a ser jugadores. Hay una estadística que habla de que cada 1.000 niños de baby fútbol, uno llega a jugar en primera división.
8) Y vos decís que ese que llega es porque tiene ciertas características que son comunes a los demás que llegan junto con él. ¿Cuáles son?
Tienen que ver con el tipo de personalidad, la capacidad para reponerse frente a la adversidad, una serie de características que habría que estudiar mucho más profundamente. Yo no lo he hecho, pero tengo esa sensación: que fueron cortados con la misma tijera. Hace 42 años que estoy en el fútbol y he podido entremezclar la realidad con la teoría. Teníamos un entrenador en Artigas que estuvo con nosotros desde chiquitos, que decía: "No necesito ni verlos jugar, sólo de mirarlos cómo se paran contra la pared, ya sé si van a jugar o no". Es un filtro constante: continuamente va quedando gente por el camino. Hay que preguntarse por qué.
9) El manejo de un grupo de futbolistas ¿tiene reglas propias?
Sí. Las reglas grupales son generales, el estudio de los grupos es una cosa que viene de mucho tiempo atrás, comenzó después de la segunda guerra mundial en Estados Unidos. Tuvieron que empezar a lidiar con situaciones críticas: heridos que regresaban, gente que quedaba y otros iban a la guerra. Un ejemplo que siempre se pone es que el país tenía que hacer una veda de carne porque la carne tenía que ser destinada para las tropas, entonces se dan cuenta que todo el proceso que había que hacer para convencer a la gente era mucho más fácil hacerlo de forma grupal que individual. Hay lo que se llama "el proceso grupal": un grupo tiene un comienzo, un camino y puede tener la muerte, el fin. Un equipo de fútbol tiene como objetivo el logro deportivo, y todo se enmarca en esa tarea. Después, hay un proceso de formación y una serie de circunstancias que se dan siempre, que son de confusión al principio, de estabilización, adjudicación de roles y por último se llega a la fase de producción. Lo que pasa es que a veces el grupo arranca y no puede cumplir los objetivos y se termina. En el fútbol se cambia de entrenador, una empresa se funde o cambia de dueño, pero los procesos son similares en uno y en otra. Hasta en una familia te diría.
"El fútbol tiene una cantidad de filtros impresionante, no llega cualquiera. Hay que tolerar las frustraciones desde muy chico"
10) ¿Sos amigo de los futbolistas?
Yo creo que entre enemigos, las cosas son muy difíciles. De ahí a que haya amistad... esa es una palabra difícil, pero sí lo que trato de generar es un vínculo fuerte, un vínculo de compromiso. Llamale amistad, responsabilidad... el jugador sabe que yo no le voy a fallar, pero también que si me falla a mí, le arranco la cabeza. Yo me llevo por mi experiencia de más de 20 años de futbolista. Cuando mejor rendí fue cuando mejor relación tenía con el entrenador. Si el entrenador no logra involucrarte es muy difícil, eso de la frialdad... si no hay compromiso no se puede hacer bien la tarea.
11) Dicen que el presidente de Liverpool, José Luis Palma, es un hombre con mucha plata. ¿Es un alivio eso?
Con mucha plata, sí. Es un alivio porque el fútbol uruguayo está fundido. Hay jugadores que pasan cuatro o cinco años cobrando un mínimo, y se les va toda la juventud. El 80 o 90% de los jugadores pierden la vida jugando al fútbol y no pueden comprarse una casa. Y a veces no hay lo mínimo indispensable para entrenar: agua, ropa de abrigo. Y en Liverpool, ahí es donde se transforma en importante el dinero de Palma. Más allá de que hay una tendencia a confundir el dinero de Palma con el de Liverpool: él apoya al club, como hacía (José Pedro) Damiani en Peñarol. Pero si Liverpool no genera ingresos, genera deuda con Palma.
12) Decís que el fútbol uruguayo está fundido y que los jugadores viven muchas dificultades. ¿En tu época de futbolista era igual?
Igual o peor. En Peñarol llegamos a estar ocho meses sin cobrar. Peñarol gana la Libertadores del 82, en el 83 pierde la final con Gremio y 84, 85, empezó el bajón. El presidente era Lecueder y llegaron a rematar unos cuadros que tenía en la casa por deudas. Pero cuando te hablo de ocho meses sin cobrar te hablo de no entrenar en grupo, de agarrar mi auto con algún compañero e ir a buscar pelotas a Los Aromos e ir a entrenar a un parque. Y no estoy hablando de un día, sino de quince o veinte. Hoy eso no pasa porque está regulado, pero ha pasado que les hacen firmar recibos como que han cobrado y no cobraron. No quiero profundizar, pero se ha llegado a hacer firmar recibos por una plata que no se cobró. La necesidad y el deseo de jugar, muchas veces... Y otra cosa es que se ha metido mucha gente que no es del fútbol y lo ve como una posibilidad de hacer dinero. Con cero ética, sin importarle matar a quien sea sin ningún tipo de escrúpulos.
13) ¿Te referís a intermediarios en la venta de futbolistas?
A intermediarios y a gente que se mete de dirigente.
14) Y que van prendidos en las transferencias.
No sé si prendidos es la palabra, pero que intervienen en las negociaciones.
15) ¿Qué tenía el equipo de Peñarol de 1982, campeón de América e Intercontinental?
Tenía todo: buena defensa, un mediocampo muy fuerte y adelante a Morena, que era un fuera de serie. Teníamos a Jair que era un jugador de fútbol extraordinario. Lo que hay que entender es que fue un proceso de años para poder ganar esa Libertadores. En el 78 no pasamos la primera fase, 79 tampoco, en el 80 la gana Nacional, en el 81 quedamos eliminados en segunda fase, recién la ganamos en el 82, pero mucha de esa gente venía desde el 75. Fueron prácticamente siete años para armar un equipo.
16) Ese año 82 el presidente era Cataldi, que después de ganar todo se retiró y se dedicó a la política, llegando incluso a ser diputado. ¿Qué importancia tuvo él en las conquistas de ese año?
Cataldi era un hombre de fútbol, era un animal político. No tenía dinero pero manejaba todo: fue histórica la presencia de Damiani como tesorero bancando las locuras que hacía Cataldi. Muchos años así. Fue el que inventó la Copa Libertadores.
"El jugador sabe que yo no le voy a fallar, pero también que, si me falla a mí, le arranco la cabeza"
17) ¿Era importante su peso político fuera de la cancha?
Te lo resumiría así: es prácticamente imposible que un equipo que no tenga peso político salga campeón. No digo que haya dinero ni nada, digo que hay equipos que uno sabe que tienen chance de ganar y otros no. Y eso se juega en todos los niveles.
18) ¿Pero cómo jugó ese peso político concretamente en esa Libertadores?
Y... ese año Cataldi dijo que Peñarol salía campeón. Si vos encontrás alguna relación entre que Cataldi diga que va a salir campeón y que salga campeón...
19) ¿Qué quiere decir eso?
Lo dejo para que lo pienses. Te diría que la que gané con River (en 1986) fue parecida a la de Peñarol: sabíamos que no podíamos perder. Jugué creo que 10 Libertadores y en cuatro llegué a la final: dos gané y dos perdí. En la que perdimos con el Barcelona de Guayaquil (en 1990) nos robaron: un gol anulado (por offside) con un jugador habilitado un metro.
20) En la de 1982 ¿Cataldi les dijo a ustedes que iban a salir campeones?
Cuando arrancó el año, nos juntó y nos dijo que íbamos a salir campeones de América. Que había traído a Morena para eso.
21) ¿Cómo era el técnico Hugo Bagnulo?
Era un tipo con una personalidad fuertísima, buen entrenador, serio. Lo que pasa es que es muy difícil hablar de los entrenadores de antes comparándolos con los de ahora. El fútbol ha cambiado mucho. Antes había una sola forma de jugar: un half derecho, un half izquierdo, un back derecho y uno izquierdo; un 5, un 8 que marcaba más y un 10 que corría un poquito menos; dos punteros y un 9. No había otra cosa. El técnico hacía el equipo y ponía los jugadores siempre en el mismo lugar, no había tanta táctica. Pero lo que sí tenía era un carácter muy fuerte. Si tenía que echar a un jugador de la práctica porque no estaba haciendo lo que él quería lo echaba. Exigía continuamente. Por ahí jugabas un clásico y eras el mejor de la cancha y el lunes él te decía: "Mirá trastornado, no te agrandés, mirá que no te saqué porque no tenía otro para poner". Y vos sabías que habías sido el mejor, pero él no te dejaba relajarte.
22) ¿Es cierto que tenía una relación especial con Morena?
Tenía una relación especial con Morena, sí. Lo quería mucho, lo cuidaba, lo mimaba, lo trataba diferente, pero esas eran las reglas del juego.
23) ¿Al resto no le molestaba eso?
No, porque Morena era Dios. Nosotros lo que hacíamos en la cancha era obedecer a Morena. Él no cobraba para que pudiéramos cobrar nosotros; no teníamos plata y él nos adelantaba. Si necesitábamos un vaquero o un par de championes, él nos lo compraba. Nosotros teníamos 18 o 19 años y él era Morena.
24) ¿Es verdad que a Jair lo echó él, después de aquel partido en Tokio en el que el brasileño ganó el auto al mejor jugador y no quiso compartirlo como se había acordado?
No, ahí lo que pasó fue que hubo ese problema con el auto y es como te decía hoy cuando hablábamos de lo grupal: una cosa de esas puede llevar a que el grupo se perturbe totalmente. Jair dijo antes que si él ganaba el auto se lo quedaba y que si lo ganaba otro no quería nada. En realidad el que tenía más chances de ganar el auto era Morena. Y él mismo quiso compartir con el resto, porque pensaba que un lateral derecho, un zaguero o el arquero era imposible que lo ganaran. Y el otro como que le cortó el mambo.
25) En el cuerpo técnico de aquel Peñarol estaba como preparador físico el argentino Jorge Kistenmacher, otro hombre importante ¿verdad?
Sí, totalmente. Kistenmacher primero que nada era un encanto de persona, un señor. Un tipo sumamente fino, parecía de otro mundo, no era un hombre del fútbol. Iba al cuarto a la mañana y te despertaba con música. O iba al aeropuerto cuando viajábamos y le llevaba una flor a cada señora o a cada novia. Ese tipo de detalles. Mandó hacer una cancha de golf en Los Aromos... Pero aparte de eso, cambió lo que era el entrenamiento. Antes que viniera él se hacía la parte física aislada de lo que era la pelota. Él fue uno de los primeros que juntó la pelota con el trabajo físico.
"Es prácticamente imposible que un equipo que no tenga peso político salga campeón"
26) Integraste la selección que jugó el mundial 86 en México. De aquel equipo se esperaba mucho más ¿qué fue lo que pasó?
Creo que nos costó tanto trabajo clasificar que cuando nos dimos cuenta de que estábamos en el mundial, ya estábamos afuera. Además hubo errores que después uno logra entender con el tiempo. Por ejemplo, fuimos 40 días antes a prepararnos a Bogotá (N. de R: para aclimatarse a la altura). Y resulta que después los que habían llegado (a México) tres días antes corrían más que nosotros. Nos dimos cuenta que en esos días que estuvimos no entrenamos; nos adaptamos a la altura, pero perdimos forma. Hoy está totalmente contraindicado eso.
27) Se habló de indisciplina en aquel grupo.
No. Cuando perdés se hablan muchas cosas. Sí creo que muchos de nosotros perdimos una gran oportunidad ahí. Cada uno sabrá lo que hizo bien y lo que hizo mal.
28) También se decía que al técnico Omar Borrás le hacían el equipo algunos referentes del plantel.
No, Borrás tenía el cuadro armado, incluso muchos le criticaban que no ponía a Ruben Paz de titular y a otros. Hubo un momento de la eliminatoria en que estábamos mal, perdimos en Chile y teníamos que jugar en Quito un partido que era decisivo. Y el gordo (Borrás) era muy inteligente: juntó a todos los jugadores en una pieza y nos dio una hoja y un papel, y nos dijo: "Cada uno ponga los 11 que tienen que jugar". Y hubo solo un jugador que no aparecía en una hoja, que fue el Pato Aguilera. Fue el único que no se puso a sí mismo. E increíblemente se repitió el cuadro, que fue el que él hizo. Ganamos 2 a 0 con un gol mío y otro de Francéscoli.
29) Otra cosa que se dice es que en el partido con Argentina en el mundial, que Uruguay perdió 1 a 0, fueron los jugadores que estaban en el banco los que hicieron ingresar a Ruben Paz faltando 20 minutos, porque Borrás no lo hacía.
Preguntale a Rodolfo Rodríguez (el arquero de aquella selección, que no jugó por una lesión). El cambio lo hicimos él y yo. Ruben en realidad no jugó ese partido porque había estado dos días con 40 de fiebre. Borrás estaba suspendido y estaba en la tribuna, y se comunicaba con el banco por walkie talkie. Y en ese momento se había perdido la comunicación. Entonces, medio entre todos decidimos el cambio, porque era medio evidente que tenía que entrar.
30) Tuviste un infarto hace algunos años.
Sí, en 2005, jugando un partido. En ese momento estaba cursando la facultad y tenía el cargo de Coordinador en Peñarol. Estaba a mil, estudiando mucho. Y ese día hacía mucho calor, era verano y yo hacía tiempo que no entrenaba, y me llama creo que fue Aguirregaray para jugar un partido a beneficio en Rivera. Un calor... Y a los 20 minutos, por ahí, me empecé a marear. Se me había tapado ahí... me pusieron tres stent y hasta el día de hoy.
31) ¿Tuviste miedo?
No, me vine manejando. Lo que pasa es que eso fue un domingo y yo tenía que entregar un trabajo el miércoles a mediodía. Me sentía cansado. Y cuando terminé eso, lo entregué y me fui derecho al Americano.
32) ¿Tuviste problemas con el alcohol?
No sé si problemas, pero hubo un momento en que tal vez tomé más de lo que tenía que tomar. Un momento en que tuve problemas de depresión, salía de noche... No problemas directamente con el alcohol, pero era parte de todo el desastre general.
33) ¿Saliste con ayuda?
Fui a un psiquiatra. Y estuve prácticamente tres años sin tomar absolutamente nada. Ahora tomo normal, como cualquier persona, pero lo más importante era la depresión. Lo otro era colateral.
34) ¿Podés decir que ahora estás a salvo de esas situaciones?
No, yo no estoy a salvo de nada, soy como todos. Pero hay cosas que, hoy por hoy, no tengo necesidad de hacerlas.
"Morena era Dios. Él no cobraba para que pudiéramos cobrar nosotros"
35) Fuiste del Opus Dei.
Sí, como diez años, desde el año 2000, por ahí. Sigo siendo, pero no voy a reuniones. Uno no sale del Opus Dei, soy un miembro colaborador, digamos, no tan efectivo como antes. Me ayudó mucho, también. Sigo siendo, vamos a decir, hincha de lo que hace la obra. Ahí se habla mucho de que uno no puede decir una cosa y hacer otra.
36) ¿Siempre fuiste una persona religiosa?
Mi madre era muy católica y yo también. De chiquito fui a un colegio de Hermanas, pero después fui a escuela pública. Pero mi madre era catecista, además de profesora de Historia y de Moral y maestra. No tengo hoy la misma visión de Dios que tenía a los 20 años, creo que es algo que va mucho más allá de las religiones, es mucho más profundo.
37) ¿No te teñís más el pelo?
No, se terminaron la mechitas (se ríe). No sé si definitivamente, si llegamos a salir campeones con Liverpool capaz que me tiño de vuelta.
38) Has dicho que tu sueño es ser intendente de Artigas, ¿es en serio?
Sí, es en serio. Es algo genético, una vocación de servicio y ayuda que viene de mi madre. Ahora que estuve viviendo allá (en Artigas) prácticamente un año, tuve la chance de empezar con eso, quizás no para ser intendente pero sí para dar una mano. Siempre tuve esa idea, pienso que va a llegar. Yo trabajo en Montevideo, pero vivo en Artigas. Es mi ciudad.
39) ¿Qué sos políticamente?
Blanco. Pero vivimos en un mundo cambiante, las cosas van cambiando y lo que pasa en otros lados se repite, lo vemos todos los días. Primero pasa en Europa, después pasa en otros países de América y después las vemos acá. Hay tendencias que son irreversibles. La caída de la izquierda es prácticamente un hecho. Siempre voté a los blancos, pero nunca fue un tema que me pusiera a profundizar, lo hacía por tradición familiar. Mañana, si tuviera que ser candidato de algo elegiría yo el partido, lo elegiría bien. No sé cuál sería. Ahora cuando estuve allá en Artigas era asesor de la Liga de fútbol, lo hacía honorario y con gusto. Ese tipo de cosas me gustan. Yo veo las dificultades que tiene mi pueblo y me gustaría, desde algún lugar, ayudar.
40) Sos casi psicólogo, ¿cómo juega la vanidad en esa inquietud?
Claro... decía Freud que hasta los más grandes actos de amor hacia el otro son soberbia. Pero uno no puede escapar a eso. No hay nadie que pueda escapar a la soberbia. Vos tampoco.
Montevideo Portal | Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López