Los malienses votaron el domingo en segunda vuelta para elegir al nuevo parlamento en una jornada electoral perturbada por incidentes en el centro y el norte del país, que impidieron sufragar a parte de la población, en un contexto marcado por la violencia yihadista y la pandemia de COVID-19.

Los centros de votación, abiertos a las 08H00 (locales y GMT), habían cerrado mayoritariamente a las 18H00 en Bamako y en la provincia, para dar inicio al recuento de los sufragios, según periodistas de la AFP. y observadores.

Los primeros resultados provisorios de esta segunda vuelta, tras unos primeros comicios celebrados el 29 de marzo, se esperan para principios de semanas.

La tasa media de participación fue del 23,22%, indicó el domingo por la noche en un comunicado Synergie, una plataforma de organizaciones que desplegó observadores para estas elecciones.

Los comicios se vieron marcados por incidentes. En Ouro-Mody (región de Mopti, centro), un presidente de un centro de votación fue secuestrado y los otros miembros y representantes de la comisión electoral fueron "perseguidos por hombres armados", afirmaron a la AFP un integrante de la comisión electoral y fuentes militares.

En las comunas de Sosobé y Togorougoumbé (centro), la votación no pudo llevarse a cabo porque unos yihadistas amenazaron con atacar a los electores, afirmaron testigos.

Fue en esa misma zona del centro en la que Soumaila Cissé, líder de la oposición, fue secuestrado el 25 de marzo cuando se encontraba en campaña. Todas las sospechas apuntan hacia el grupo yihadista de Amadou Koufa. Se están llevando a cabo negociaciones para lograr su liberación, según su partido.

Los electores no votaron en Talataye y Ouatagouna, en Ansongo, en la región de Liptako, ubicada en los confines de Malí, Níger y Burkina Faso, indicó Synergia en su comunicado.

Tampoco hubo votación en la comuna de Gabero (Gao, norte) ni en varias localidades de Tombuctú (norte), según la misma fuente.

Asimismo, Synergie apuntó "un aumento en la práctica de compra de votos en varios centros de votación".

- Legalidad constitucional -

La mayoría de los políticos apoyaba estos comicios, que fueron aplazados varias veces. 

"En una democracia, no hay nada como la plena legalidad constitucional y el funcionamiento normal de las instituciones", afirmó recientemente el presidente Ibrahim Boubacar Keita en un mensaje a la nación, con una mascarilla en la cara. 

Se trataba de renovar el parlamento elegido en 2013 y cuyo mandato debía terminar en 2018, e impulsar la aplicación del acuerdo de paz de Argel.

Este último, firmado en 2015 entre los grupos armados independentistas y Bamako, prevé una mayor descentralización a través de una reforma constitucional que debe ser sometida a la Asamblea. 

- Violencia yihadista -

Pero ¿cómo motivar a los malienses, que dudan de la capacidad de sus dirigentes para sacar al país de la guerra y la pobreza?

La inseguridad, tradicionalmente concentrada en el norte, plagado de rebeliones separatistas, se agravó con la llegada de grupos yihadistas a partir de 2012.

Ahora se registran actos violentos prácticamente a diario en el centro y el norte de Malí, pero también en Burkina Faso y Níger.

La primera vuelta estuvo marcada por el secuestro de presidentes de colegios electorales, así como por el robo y la destrucción de urnas. En la zona rural de Tombuctú, los yihadistas llevaron a cabo numerosas incursiones de intimidación en motocicletas. 

- Kits sanitarios y mascarillas -

Unos 1.000 centros de votación, sobre más de 22.000, no abrieron, reconoció el gobierno.

La gran participación que hubo en la primera vuelta en algunas regiones del norte (más del 85% en Kidal respecto a un promedio nacional del 35,6%, con diputados elegidos con el 91% o el 97% de los votos) sugiere "una posibilidad de fraude", estimó un diplomático del Sahel. En la capital, la participación fue del 12,9%, un índice usual en Malí, afirma Sangho.

De los 147 escaños, 22 fueron decididos en la primera ronda.

"Soumala Cissé es un pez gordo que se puede cambiar por otros peces gordos encarcelados", consideró Bréma Ely Dicko, sociólogo de la Universidad de Bamako.

En un contexto marcado por la COVID-19, la estudiante Hamchetou Touré declaró a la AFP que había votado en la capital con "mascarilla y respetando las medidas de distanciamiento" para prevenir la enfermedad COVID-19, de la que se han declarado 216 casos confirmados y 13 fallecidos.

Había kits sanitarios en el "92,6 de los centros de votación" visitados por Synergia, afirmó la plataforma. "El personal electoral llevaba mascarillas en el 87,2% de los centros visitados", señaló.

Las autoridades decretaron toque de queda nocturno para frenar la epidemia, el cierre de los colegios y restricciones a la actividad.

Con información de AFP