Por Brian Majlin
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Mientras el Gobierno continúa apostando fuerte a la reforma educativa como uno de sus puntos centrales de cara a la ciudadanía, los docentes iniciaron sus asambleas para poner en consideración los documentos emanados de la ANEP. En las próximas semanas emitirán sus lecturas, pero se espera que cuestionen, al menos, dos puntos: lo que consideran como un proceso “inconsulto” y, sobre todo, el apresuramiento de las autoridades para su aplicación. En pocas palabras: no creen lógico ni sensato hacer estos cambios en el inicio del ciclo lectivo 2023.
Consultados por Montevideo Portal, diferentes especialistas en educación analizaron los cambios propuestos y señalaron sus “luces y sombras” más allá de los tiempos de implementación. El magíster en Investigación Educativa y experto en currículum a nivel internacional Renato Opertti —también miembro de la comisión directiva de Eduy21— señaló cuatro luces pero algunas sombras muy marcadas que siembran de dudas el carácter “revolucionario” de la propuesta.
“Es un cambio que nos alinea con el mundo porque plantea una educación básica que no es solo primaria, sino también inicial y la media básica, y es una buena herramienta para sostener al alumno y que los procesos educativos fluyan mejor que en un sistema compartimentado. También se anima a consolidar una manera de enseñar-aprender basado en competencias y conocimientos, aunque no es nueva porque eso viene de hace años. La tercera luz es que ordena la formación en espacios de organización de los aprendizajes, ya no por niveles, lo cual hace a la coherencia y robustez de una propuesta educativa. Y hay una cuarta luz, muy incipiente, porque incorpora temáticas que están muy fuertes en el mundo como pensamiento computacional, la dimensión ambiental y los problemas contemporáneos”, sostuvo el especialista.
Por su parte, el ex director Nacional de Educación durante el último gobierno del Frente Amplio y también referente de Eduy21, Juan Pedro Mir, ponderó positivamente el pensamiento “a largo plazo” y la vocación de analizar “el financiamiento del sistema educativo”. Si bien valoró en términos generales la iniciativa y reconoció sentirse escuchado en su participación en dos de las comisiones asesoras que elaboraron el proyecto, consideró como un punto negativo la falta de una apuesta más fuerte por la autonomía de los centros educativos docentes.
En el mismo sentido, Opertti —que no fue convocado a las asesorías del Codicen— puso ese tema como una de las sombras del proyecto: “La autonomía y el espacio que el propio centro puede definir qué quiere hacer según su contexto y proyecto educativo queda reducido a solo dos horas semanales en secundaria”.
Los documentos presentados tienen un cambio de estructura al proponer la formación de la Educación Básica Integral (EBI) en 12 años en los que, en lugar de hablar de niveles separados, se plantea un continuo con tres ciclos y distintos tramos al interior de dichos ciclos.
De este modo, la EBI tendrá un Primer Ciclo que va desde la educación inicial hasta segundo grado de Educación Primaria; un Segundo Ciclo, que va desde tercero hasta sexto grado de Primaria, y un Tercer Ciclo, que va desde séptimo a noveno grado de la Educación Media Básica. Este cambio está fundamentado en la necesidad de favorecer trayectorias y darles continuidad, alineado con las recomendaciones de la especialista en Educación argentina Inés Aguerrondo, cuyo trabajo se cita textualmente en el documento oficial de la ANEP. Lo que no se contempla, y es algo sobre lo que suele machacar la misma Aguerrondo —experta en planificación y gestión de cambios e innovación en sistemas educativos—, es la generación de consensos y la preparación previa del terreno para considerar y garantizar la viabilidad de una propuesta de este tipo.
“La estructura que ANEP ha armado no se corresponde con el espíritu revolucionario que pueda tener el transitar hacia una educación básica integrada, que abre a los sistemas a una revisión profunda: de formación, de contenidos, de supervisión, de evaluación. Aparentemente ese espíritu revolucionario queda opacado por una estructura que reproduce en gran medida lo que existía”, señaló Opertti.
Mir, por su parte, se preguntó acerca del proceso transicional y cómo funcionará ese supuesto continuo entre el segundo y el tercer ciclo, cuando más allá de nombres, los estudiantes de Primaria sigan séptimo, octavo y noveno en la Secundaria: “La integración entre primaria y secundaria requiere de recursos y hay que ver cómo será ese proceso: ¿podrán ir chiquilines de un lugar a otro?, ¿los docentes?, ¿habrá formación docente mutua entre maestros y profesores?”.
Otro de los focos de tensión está en el modo de determinar qué aprendizajes deben ser desarrollados en la educación básica: la ya antigua dicotomía entre contenidos y competencias (un debate relativamente saldado en la academia desde hace casi dos décadas, aunque de implementación dispar en los centros educativos). En ese sentido, para Opertti es llamativo que la estructura, pese a los planteos de flexibilidad y foco en los estudiantes y sus intereses, sigue siendo “muy disciplinar y compartimentada” en la Secundaria. Aunque se estipula la organización del currículo en cinco espacios educativos (Comunicación, Científico-matemático, Social y humanístico, Creativo expresivo y Desarrollo personal), se mantienen cerca de 15 asignaturas.
Estos espacios, entonces, estarán conformados por las siguientes asignaturas:
Comunicación: Idioma Español, Literatura, Lengua Extranjera; Científico-matemático: Matemática, Física, Biología, Química, Geografía; Social y Humanístico: Historia y Educación en Ciudadanía; Creativo expresivo: Literatura, Educación Visual y Plástica-Dibujo, Educación Musical; Desarrollo personal: Educación Física, Educación de la Sexualidad, Educación en Derechos Humanos, habilidades socioemocionales y proyectos de vida.
Para Mir, el sistema educativo debe “repensarse, partir de una educación básica generalista, donde todos sepan de todo, y una media humanista y técnico profesional, que se complementan, no se oponen. También habría que sumar una segunda y hasta tercera lengua y competencias digitales”.
“Cuando uno aterriza el diseño curricular en séptimo, octavo y noveno, encuentra que la educación deja de ser integrada”, agrega Opertti. “Una EBI es comprensiva, es igual para todos, todos recorren esa educación y van a tener una formación común, que es la idea base de una integración: no discrimina en la formación de las personas. Sin embargo, cuando vamos al terreno de las asignaturas, vemos que sigue siendo más o menos igual con pequeñísimos cambios. Sigue con asignaturas estructurales muy clásicas; muy compartimentado en disciplinas. Uno puede mantenerlo así, y lograr darle herramientas para enfrentar desafíos del mundo actual y de mañana, pero para eso tienen que haber espacios donde los saberes interdisciplinares dialoguen entre sí. No hay eso en la propuesta de ANEP. El sistema finalmente desdibuja la propuesta para séptimo, octavo y noveno porque Secundaria y UTU seguirán haciendo lo que venían haciendo y es reconocer que en realidad no se puede tocar mucho. Uruguay sigue muy amarrado a una estructura institucional disfuncional y obsoleta.”
Ante la consulta sobre cómo incorporar la formación comprensiva en la estructura actual, Opertti propone que las asignaturas o áreas de aprendizaje “sean iguales para ambos centros” y que no estén bajo UTU y Secundaria: “Deberían tener mayor margen de maniobra”.
Los cambios (y continuidades) en la evaluación y la repetición
Esta mezcla entre cambio y continuidad que señalan los especialistas se observa también en los procesos de evaluación y en la asignación docente. Se renuevan los procesos de evaluación (hacia la evaluación continua y formativa, conceptos que la academia sugiere desde hace 15 años) y se elimina la repetición en algunos tramos dentro de los ciclos (en primero, tercero y quinto de primaria), al incorporar instancias pedagógicas de asistencia para que, ante avances insuficientes, los estudiantes puedan completar sus formaciones durante los años siguientes y dentro del tramo estipulado. Deberán repetir total o parcialmente el año cuando en los años finales del tramo o ciclo (segundo, cuarto y sexto grado en el caso de Primaria) no hayan alcanzado los niveles establecidos como moderados para las competencias requeridas.
En séptimo grado, ya en la Media, no hay repetición, que se reinstala en octavo y noveno, donde recursarían aquellos con cuatro o más asignaturas en las que sus notas (del 1 al 10, según los criterios de avance establecidos en el documento de Progresión de los Aprendizajes y dividido en cinco estamentos) no fueran al menos correspondientes al avance moderado (entre 5 y 6).
En materia de estructura docente, sin embargo, sostiene el formato: docentes únicos en Primaria y docentes por asignatura desde séptimo grado en adelante.
La postura de los docentes
Con una carta en la que adjunta los documentos que deben ponerse en consideración en las asambleas docentes de 315 liceos, la Mesa Permanente de la Asamblea Técnico Docente de Secundaria dio inicio hoy al proceso de análisis de la reforma educativa. Además de los documentos (“Plan de estudios de la Educación Básica Integrada. Documento preliminar”; “Programas preliminares de Educación Básica Integrada y Reglamento de Evaluación del Estudiante”), la misiva contiene duras consideraciones hacia el proceso, al que considera “hermético” e “inconsulto”.
En la carta señalan que el proceso también “genera incertidumbres debido a la improvisación, la celeridad, la falta de participación y de acuerdos y a la desautorización profesional permanente”. En la misma línea que consideran los especialistas, los docentes manifiestan su malestar respecto a las condiciones relegadas que ocuparon durante el proceso de elaboración de los documentos y del proyecto en su conjunto.
Tras las asambleas liceales, la ATD Nacional extraordinaria resolverá el documento final entre el 23 y el 26 de noviembre y será luego remitido a las autoridades el último día del mes. Lo mismo ocurrirá entre las ATD de Primaria.
“Hay una distancia entre las formas y los contenidos. Las consultas realizadas cumplen con los requisitos legales, pero todas las críticas realizadas a los documentos elaborados o coordinados por la Dirección General de Planeamiento Educativo de Codicen no fueron tomadas en cuenta y, por lo tanto, están lejos de haber ‘respetado y contemplado’ los aportes emanados de este colectivo”, señalan.
En las resoluciones de convocatoria a las ATD, el Codicen había manifestado que todos los documentos e instancias de la reforma habían sido consensuados con los docentes.
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