Por The New York Times | John Ismay
El dron iraní Shahed-136 fue diseñado para explotar al hacer contacto con el blanco. El 17 de octubre, las fuerzas armadas rusas lanzaron decenas de estos drones con blancos por toda Ucrania. Uno afectó un edificio de apartamentos en Kiev, la capital, con un saldo de cuatro muertos, entre ellos una mujer con seis meses de embarazo.
Ahora que llegamos al noveno mes de esta guerra, el Shahed es solo uno de las decenas de tipos de drones que se están utilizando en el campo de batalla en Ucrania, entre los que se incluyen drones para vigilancia a control remoto y bombas voladoras programables. También hay drones militares fabricados en Estados Unidos, Turquía y Rusia y drones de uso comercial hechos en China.
No se conoce con exactitud el rango completo de modelos, ni los países de dónde llegaron. Lo cierto es que el rápido aumento en el número y tipo de drones no tripulados desplegados en la guerra es una señal de que es probable que armas más pequeñas y menos caras, como el Shahed, se conviertan en elementos básicos de los conflictos armados modernos.
Algunos son drones de vigilancia (sistemas aéreos no tripulados, en jerga militar); en esencia, son aeronaves pequeñas con alas y hélices controladas mediante señales de radio. Los modelos más grandes de este tipo pueden espiar a ejércitos enemigos o llevar misiles y bombas para atacar blancos en tierra. Pueden aterrizar, reabastecerse de combustible y volar de nuevo.
Estos drones de vigilancia de mayor talla pueden ser caros, por lo que los combatientes ucranianos y rusos han empleado cuadricópteros (drones comerciales con batería que son mucho más baratos). Los cuadricópteros recorren distancias mucho más cortas y sobrevuelan una posición antes de dejar caer pequeñas armas como granadas sobre soldados y vehículos enemigos. Su diseño permite recuperarlos, volver a armarlos y utilizarlos de nuevo después de recargar la batería.
Sin embargo, muchas de las armas que aterrorizan a los ciudadanos de Kiev y otras áreas civiles de Ucrania son lo que la industria de defensa designa bombas merodeadoras. Estos drones explotan al hacer contacto con el blanco, de ahí que se les llame “drones kamikaze”.
Estados Unidos le ha enviado a Ucrania armas de este tipo casi desde que inició la guerra.
En marzo, el Pentágono anunció que planeaba enviar 100 “sistemas aéreos tácticos no tripulados” denominados Switchblade. El gobierno indicó al mes siguiente que enviaría otros 300. Ocho días más tarde, el Departamento de Defensa afirmó que enviaría 120 drones Phoenix Ghost a Ucrania. En julio, Estados Unidos le financió a Ucrania la compra de 580 más.
En agosto, el Pentágono aseveró que enviaría drones Puma (aeronaves pequeñas que los soldados avientan al aire y después conducen por control remoto desde una distancia de hasta 14 kilómetros). Los drones Puma pueden permanecer a una altitud de alrededor de 152 metros.
La Casa Blanca no le ha proporcionado a Kiev drones más grandes, como el Predator y el Reaper que el ejército estadounidense utilizó en las guerras que comenzaron después de los ataques del 11 de septiembre. Ambas aeronaves pueden volar durante horas, enviar imágenes de video en vivo del terreno y cargar misiles guiados con láser y bombas guiadas.
Poco después de la invasión rusa a Ucrania, los soldados ucranianos empezaron a utilizar drones turcos Bayraktar TB2 para rastrear a los soldados rusos más allá de la línea del frente. Estos drones, con una envergadura de casi 12 metros y carga de municiones guiadas pequeñas, fueron la principal arma de largo alcance de Ucrania hasta que Estados Unidos comenzó a proporcionarle lanzacohetes móviles conocidos como HIMARS con las municiones guiadas respectivas.
El dron iraní Mohajer-6, otra arma que Rusia emplea en Ucrania, es similar al Bayraktar. Tiene una envergadura de 10 metros, un alcance de más de 1995 kilómetros y puede dejar caer o lanzar bombas pequeñas. Irán también fue el proveedor del Shahed-136 para los combatientes hutíes en Yemen en 2021, le informó el director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa al comité de servicios armados del Senado.
Además deI Shahed-136 y el Mohajer-6, los soldados rusos han utilizado por lo menos otros diez tipos de drones, según Conflict Armament Research, grupo independiente con oficinas en el Reino Unido que identifica y monitorea armas y explosivos utilizados en guerras en todo el mundo. Incluyen los modelos de vigilancia Orlan-10 y Kartograf, de producción rusa.
La proliferación de estas armas aumenta con rapidez por todo el mundo.
Un estudio realizado en 2017 por el Centro para el Estudio del Dron en Bard College reveló que nueve países trabajaban para desarrollar o producir 26 modelos de bombas merodeadoras.
“En la actualidad, hay más de 100 modelos de bombas merodeadoras en desarrollo o producción en por lo menos 24 países”, indicó Dan Gettinger, quien se dedica a estudiar los drones armados y fundó el centro.
“En años recientes, los conflictos armados en Nagorno-Karabakh y Ucrania han contribuido a fomentar un creciente interés y mayor inversión en bombas merodeadoras en Europa: Francia, Italia y el Reino Unido han intentado adquirir bombas merodeadoras en los 18 meses pasados”, comentó Gettinger.
El Shahed-136 es el arma iraní más poderosa que Rusia emplea en Ucrania. Gettinger afirmó que pesa unos 200 kilogramos y que se cree que contiene entre 36 y 40 kilogramos de explosivos.
Después de varios contratiempos, el hecho de que Rusia emplee los drones iraníes podría ser una señal de que se le están agotando las armas guiadas de precisión.
“Se trata más bien de un intento de una potencia en declive de compensar sus derrotas en el campo de batalla tratando de generar temor por un nuevo tipo de arma con la que ataca a civiles”, explicó Peter W. Singer, autor dedicado a temas de defensa e investigador del grupo de expertos New America. “También es una indicación de lo que vendrá conforme avance la tecnología y se extienda cada vez más; justo como los misiles pasaron de ser una novedad no muy efectiva a la norma en estado de guerra, lo mismo sucederá con las nubes de drones armados.
“Apenas hace unos meses, todavía debatían si los drones serían efectivos en una guerra convencional importante, en vez de solo realizar operaciones antiterrorismo y contra movimientos insurgentes”, mencionó. “Ese debate definitivamente ya concluyó”. Policías hacen guardia mientras se ven salir bocanadas de humo del sitio donde hubo un ataque con drones explosivos en la madrugada en Kiev, Ucrania, el lunes 17 de octubre de 2022. (Brendan Hoffman/The New York Times)