El director de Equipos Consultores, Ignacio Zuasnabar, disertó este jueves en un nuevo desayuno organizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), instancia en la que también realizo una presentación el director ejecutivo del think tank, Agustín Iturralde.
Al comenzar su disertación, el analista político advirtió antes que nada que de cara al referéndum del 27 de marzo que el “nivel de certeza” manejado por las encuestadoras es endeble, en particular por la cantidad de indecisos que han aparecido en las últimas encuestas realizadas por las diferentes consultoras de opinión pública, que han “mostrado un escenario abierto” (28% de indecisos en el último estudio de Equipos Consultores).
Tras un recorrido por las diferentes encuestas realizadas en el último año, Zuasnabar afirmó que la situación es de inestabilidad, al punto que las encuestas realizadas por Equipos arrojaron diferencia de 10 puntos a favor del no, y al mes siguiente paridad entre las dos opciones.
El sociólogo, sin embargo, no quiso ahondar en el perfil de los indecisos, pero sí enumeró los cuatro factores que entiende influirán en la votación del domingo.
En primer término, manifestó que uno de ellos y el más evidente es el contenido que tiene la Ley de Urgente Consideración (LUC), en particular los 135 artículos impugnados.
“¿Qué opinan los uruguayos del contenido de la LUC? ¿Están de acuerdo o en desacuerdo? Hay mucha confusión acá. Hay una parte importante de los uruguayos que no conoce los contenidos y entre los que lo conocen hay una parte importante que está de acuerdo con algunos contenidos y en desacuerdo con otros. Por supuesto que hay bloques que están fidelizados partidariamente y miran la LUC con su cristal político ideológico. Esos van a votar a tapa cerrada”, apuntó.
Sobre los “que están en el medio”, hay artículos “que dejan más satisfechos a algunos y otros que dejan más insatisfechos a otros”. Mencionó que los cambios introducidos en la normativa en temas de seguridad “son los que más favorecen al no”, mientras que los vinculados a los ajustes de combustibles “son los más favorables al sí”.
“Lo más significativos es que hay grandes segmentos de la población que están pobremente informadas e incluso desinteresados sobre el tema. En febrero, 58% de la población decía que tenía claro que iba a haber un referéndum, 31% decía lo mismo, pero no tener mucha idea de que se trataba y 10% dijo que no sabía que había un referéndum el 27. No solo es un problema de conocimiento, es de interés. Un 23% dijo que no tiene importancia y para ese segmento los factores de decisión son evidentemente de segundo orden”, agregó Zuasnabar.
Un segundo factor mencionado por el analista como influyente es “los juicios que existen sobre le presidente” (Luis Lacalle Pou).
En esta línea, el sociólogo agregó que la “idea de si la gente está favor o en contra del gobierno debería mantenerse la ley o derogarse”, “es conceptualmente razonable”.
Zuasnabar señaló que, si fuera la aprobación de Lacalle Pou el elemento decisivo, “el no debería tener expectativas interesantes de mantenimiento”.
“La evaluación del presidente al terminar febrero era de 52% de aprobación, 18% de opiniones intermedias y 28% de desaprobación (saldo positivo de 24 puntos). El problema con esto es que una parte importante de la evaluación positiva del gobierno tiene que ver con el manejo de la pandemia, sobre todo de gente que no lo voto”, explicó el analista, que agregó que Lacalle Pou cuenta con los mayores niveles de apoyo a un presidente desde 1990.
Por su parte, el tercer factor mencionado por Zuasnabar fue el de “la economía subjetiva”, es decir, como la gente percibe su situación económica que a veces puede diferir de los datos macro.
“Este factor es también moderadamente favorable al no, aunque con algunos riesgos. El escenario sobre la percepción de la marca de la economía no es glorioso, pero la gente siente que de a poquito las cosas se van corrigiendo. Sin embargo, el riesgo existe porque esas percepciones no son homogéneas y están fuertemente incididas por el nivel socioeconómico de las personas. La percepción que tienen las personas de nivel socioeconómico medio medio-alto y alto son distintas a las que tienen los sectores más bajos. La recuperación del humor económico no ha sido homogénea. Ese sector de la población que durante la pandemia sentía que la sociedad estaba entera y homogéneamente afectada, había más disposición a bancarse las malas porque ‘estábamos todos en la misma’. Pero cuando se hace visible que algunos sectores comienzan a recuperarse rápidamente, los sectores que quedan con la ñata contra el vidrio su subjetividad con respecto a la economía empiezan a generar otro tipo de sensaciones”, argumentó.
El cuarto plano que señaló Zuasnabar como relevante de cara al domingo es el de las “identidades políticas”.
“Ese es el plano profundo que marca la competencia política en Uruguay, ya que las anteriores son variables de humor o coyuntura. Y como ya sabemos, desde fines de los 1990 las bases estructurales de la política en el país están equilibradas. Tenemos dos bloques ideológicos divididos de forma similar, que por temas coyunturales eso bloques se han ido alternando en le gobierno”, dijo el analista, que recordó de todas formas que hay muchos ubicados en el centro político.
En esta línea, agregó que si uno “lee el referéndum del domingo en clave ideológica debería asumir que es una elección pareja”.
Añadió en este sentido que, según las encuestas realizadas desde las elecciones de 2019 al presente, el Frente Amplio ha recuperado intención de voto aunque no “está tan alto como en las elecciones que ganó”.
El Partido Nacional, por su parte, se muestra estable y sus dos socios de la coalición (Partido Colorado y Cabildo Abierto) “bastante más débiles” que al momento de la elección.
Incertidumbre, crecimiento e inflación
El director ejecutivo del CED, Agustín Iturralde, consignó en su presentación que tanto a nivel global el contexto es de “más inflación y menor crecimiento”.
Consignó que, aunque los niveles de crecimiento de la economía china, europea y estadounidense van a ser más bajos, la noticia positiva que “tiene el mundo para darle a un país como Uruguay son los elevados precios de los commodities”, como la carne, los lácteos, los granos y el petróleo como la contracara.
Iturralde dijo que las expectativas de crecimiento para Uruguay en 2022 son de 3,3%, justificado por “un mejor desempeño agroexportador por las buenas cosechas y mejores precios que compensaran una temporada turística que fue peor a la esperada”.
El economista agregó que el desafío para Uruguay para el futuro es “apuntalar el consumo interno”, ya que el consumo privado está rezagado en la recuperación.
En este sentido, mencionó que el ingreso real de los hogares recuperó niveles prepandemia y creció por primera vez desde 2017, debido a que la masa salarial tuvo una recuperación parcial impulsada por el aumento en el empleo a pesar de la caída del salario real durante los últimos dos años.
“Hay espacio para la recuperación salarial, pero deberá ser moderada y paulatina para no descuidar la recuperación del empleo que tiene que seguir siendo la prioridad. Se requerirá de un trabajo de sintonía fina”, dijo Iturralde, considerando también variables macroeconómicas como la inflación más elevada que se espera en especial para el primer semestre del año.
Esta mañana presentamos este análisis de coyuntura: Uruguay y el mundo en un cambio de fase del ciclo.
— Agustín Iturralde (@Itu_Agustin) March 24, 2022
Gracias al equipo del CED por el trabajo. A continuación compartimos las principales ideas. https://t.co/FhxqbQkc98