El pasado lunes 9, el pescador brasileño Maciel Fernandes dos Santos, de 41 años, desapareció después de salir de su casa, en Piúma, Espírito Santo, sin avisar a su familia. Desde entonces no volvieron a tener contacto y sus familiares solo se enteraron de que se fue de pesca por información de terceros.
Poco después, sin embargo, recibieron la noticia de que un hombre con características similares había sido asesinado en el barrio de Niterói. Mensajes que circulaban por WhatsApp reforzaron la idea de que la víctima del crimen era el pescador.
Así, sus familiares acudieron al Servicio Médico Legal de Cachoeiro de Itapemirim para identificar el cadáver. Aun viendo solo el cuerpo tendido boca abajo y con el rostro ensangrentado, lo identificaron como su pariente, según informa el portal noticioso UOL.
El velorio se llevó a cabo durante la noche del lunes y la mañana del martes en una iglesia evangélica, cercana a donde vive la familia. Sin embargo, a medida que los conocidos llegaban y se acercaban al ataúd, las dudas crecían: ¿era realmente Maciel?
Ante las múltiples voces que manifestaban discordancia con la identidad, la funeraria recogió el cuerpo y marcó una nueva etapa de reconocimiento. El procedimiento fue completado en las horas siguientes por otro familiar, quien aún tenía dudas sobre si se trataba de Maciel. Sin embargo, luego de esa segunda instancia de identificación, el cuerpo fue llevado a la iglesia nuevamente y se retomó el funeral. Esto generó aún más discusión entre los familiares, divididos entre quienes decían que sí era Maciel y quienes lo negaban.
De acuerdo con un reporte publicado por O Globo, la postura de quienes defendían la identidad del cadáver comenzó a resquebrajarse ante la evidencia. Una amiga de Maciel dijo que el pescador no tenía en el pecho un tatuaje con la palabra “Andréia”, como el que se veía en el cadáver. Luego, un amigo del supuesto fallecido entró en la sala y dijo que había visto a Maciel el día anterior, vivito y pescando. Estas declaraciones fueron —valga la ironía— como clavos sobre el ataúd de la hipótesis afirmativa.
La confusión solo se aclaró del todo gracias a la intervención de una periodista local, quien prefirió permanecer en el anonimato. La trabajadora ató cabos, gracias en parte al mencionado tatuaje, averiguó la verdadera identidad del fallecido, llamado Claudemir Moreira. La reportera conocía a ambas familias y avisó a los verdaderos deudos.
Los parientes “reales” se presentaron en la ceremonia. “Llegamos y encontramos a la familia velando el cuerpo de nuestro pariente”, dijo un familiar de Claudemir Moreira en entrevista con UOL.
“No entendíamos por qué estaban haciendo eso, porque sabían que no era el cuerpo. Si no nos hubieran avisado, habrían enterrado a nuestro familiar y nunca lo hubiéramos encontrado”, lamentó.
Claudemir, de 36 años, era ayudante de albañil y murió asesinado. La zona donde ocurrió el crimen es conocida por las actividades de narcotráfico que allí se desarrollan. Sin embargo, su familia niega que haya estado involucrado en este tipo de delitos.
“Creemos que lo mataron por error. No se suponía que debía morir allí, porque no le debe nada a nadie y no está involucrado en delitos. Regresaba de su trabajo cuando cometieron esta cobardía”, agregó el familiar, que prefirió no revelar su identidad.
“Lo identificamos por el tatuaje en su pecho, escrito con el nombre de su hija. Todo esto es repugnante, vergonzoso y demasiado doloroso para nosotros”, sostuvo.
“Entendemos que puede haber habido confusiones. Todos están preocupados, llenos de cosas en la cabeza y esto podría pasar. Pero hablamos con la otra familia. Están sufriendo, pero afortunadamente, de nuestro lado, logramos confirmar [todo]”, dijo uno de los familiares de Maciel Fernandes, involucrado en la identificación del cuerpo.
El cuerpo de Claudemir fue velado por tercera vez, pero por la familia adecuada, el pasado jueves 12. Tras la ceremonia, se le dio sepultura en Piúma.
Maciel, por su parte, fue localizado en su barco pesquero y se espera que arribe a la ciudad de Espírito Santo entre el sábado y el domingo.