Ya sean partidarios de Lula o de Jair Bolsonaro, los votantes de Rocinha, la mayor favela de Rio de Janeiro, solo tienen una preocupación en mente mientras esperan para votar este domingo: sus dificultades económicas.
Marciano Lopes Vieira, un mototaxista de 43 años, se gana la vida haciendo circular su vehículo de dos ruedas por las empinadas y estrechas calles de la favela carioca. Votará por el expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), favorito en los sondeos, debido al aumento del precio de la gasolina durante el mandato de Bolsonaro.
"Ha sido muy difícil. Tuve que beneficiarme por primera vez de un programa social, pero solo cubre el alquiler", dice a AFP en la cola para votar, al pie de la colina de la enorme barriada de más de 100.000 habitantes.
Rocinha, que puede verse desde la playa, se extiende por la ladera de una colina en el sur de la 'cidade maravilhosa', no muy lejos de los barrios elegantes de Sao Conrado y Gavea. A primera hora de la mañana, decenas de personas bajaron de la favela para esperar pacientemente la apertura de los colegios electorales, pisoteando miles de folletos dejados en el suelo después de la medianoche del sábado, último plazo para distribuir propaganda electoral.
Con un Brasil muy fracturado y las elecciones bajo tensión, pocos se animaban a llevar carteles que los identificaran como votantes de Lula o Bolsonaro, los grandes favoritos de los comicios: 50% contra 36% de los votos válidos, según la última encuesta de Datafolha divulgada el sábado. Sin embargo, el ambiente es de buen humor y todos votan con tranquilidad.
"No es perfecto"
"Voy a votar por Bolsonaro porque hizo (el programa social) Auxilio Brasil", asegura Rio da María Rodríguez, de 56 años, bastón en mano, sentada frente a una escuela que fue transformada en colegio electoral. "Gracias a estos subsidios puedo comprar mis medicinas, pero solo vivo gracias a la ayuda de mis hijos", agrega esta votante que tuvo que dejar de trabajar por un dolor de rodilla.
Fue Bolsonaro quien lanzó Auxilio Brasil, la nueva versión de Bolsa Familia, el programa social estrella del gobierno Lula y que ha pasado de 400 reales a 600 reales este año. "Bolsonaro aumentó Auxilio Brasil para ser reelegido", señala Luciana Mesquita, de 22 años. "Después de las elecciones, se acabará", predice esta gerente de restaurante para quien "todo, la salud, la educación, el empleo", era mejor con Lula.
Weksley Watson de Souza, de 35 años, es guardia de seguridad de una escuela y votará por Bolsonaro. "No estoy de acuerdo con su posición sobre las personas LGBT, no es perfecto, pero es la mejor opción", opina este hombre negro que hacía cola desde primera hora para votar.
"Ya no como carne"
En este país de 213 millones de habitantes con enormes desigualdades, más de 33 millones de personas pasan hambre, una cifra 73% superior a la de 2020, según un estudio publicado en junio por la Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria (Penssan).
Para aumentar el poder adquisitivo, Lula se compromete si gana las elecciones a lanzar una nueva Bolsa Familia: además de los 600 reales del Auxilio Brasil las familias recibirían 150 reales por cada hijo menor de seis años.
Estas promesas convencieron a Elezoda Belo Oliveira, de 57 años, quien se gana la vida planchando. "¡Ya no como huevos! Ya no como carne, los muslos de pollo son muy caros", exclama Oliveira, una de las pocas personas que llevaba una pegatina con la imagen de Lula. "Bolsonaro ha sido el peor presidente de la historia", dice esta mujer de ojos brillantes.
Rafaela, de 27 años, votará por Ciro Gomes, el candidato de centro-izquierda que cuenta con un respaldo del 5%, según el sondeo de Datafolha. Esta mujer negra trabajaba en un restaurante, pero perdió su empleo durante la pandemia. Hoy es peluquera a domicilio.
En caso de segunda vuelta, que se realizaría el 30 de octubre, votará por Lula. "Todo es demasiado caro con Bolsonaro y no está haciendo lo suficiente para ayudar a la gente", argumenta.
Eléonore Hughes para AFP