En los últimos días fue presentado en la Cámara de Representantes un proyecto de ley que busca que los animales no autóctonos de los zoológicos del país sean devueltos a su hábitat o sean castrados.
El proyecto en realidad modifica un artículo de la Ley Nº 18.471, dedicada a la protección de los animales en su vida y bienestar.
Lleva la firma de tres diputados del Frente Amplio (Luis Fratti, Javier Umpiérrez y Martín Tierno) y uno del Partido Nacional (Juan Federico Ruiz) y fue divulgado esta semana por el diario El País.
La ley 18.471 dice en su artículo 6 que los circos, zoológicos, criaderos, refugios y otros centros que contienen animales deben mantenerlos en "condiciones que contemplen las necesidades básicas de asistencia sanitaria, espacio, medio ambiente, higiene y alimentación de la especie que corresponda".
Según el nuevo proyecto, que modifica este artículo, el veterinario de cada centro debe establecer en un plazo de seis meses "cuáles animales no autóctonos tienen la posibilidad de reinsertarse en su hábitat natural y ser liberados a la brevedad; de lo contrario, se les aplicará el método de castración quirúrgica". En otras palabras, se devuelve a su entorno natural o se castra para que no siga reproduciéndose.
En la exposición de motivos, los legisladores aseguran que el objetivo es terminar "con el concepto victoriano de los jardines zoológicos y la denigración y tortura que ello conlleva hacia los animales en cautiverio".
"No todos los animales que han sido expuestos a esta vida de cautiverio tienen la capacidad de reinserción a su hábitat natural", dicen los diputados, por lo que debe mejorarse las condiciones de los centros. "Lo que no es lógico es que estos animales continúen reproduciéndose dentro de los centros, ya que estarnos condenando también a sus crías a una penosa y ruin vida de cautiverio, angustia y soledad entre barrotes", argumentan.
Los animales, de acuerdo al proyecto, serán castrados para "dar por finalizada en nuestro país una etapa en la cual se expone a los animales a una vida de sufrimiento por el simple hecho de generar espacios de diversión y/o esparcimiento".
De buenas intenciones...
Sin embargo, el proyecto despertó críticas muy duras de especialistas en materia de conservación, que creen que puede tener el resultado opuesto al buscado.
Juan Villalba, que integra el grupo especializado en fauna en cautiverio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y que desde 46 años trabaja en el tema y forma parte de diversos organismos internacionales dedicados a la conservación y los zoológicos, dijo a Montevideo Portal que "más allá de las buenas intenciones de los legisladores", el proyecto adolece de fallas graves en materia legal y técnica, además de que es "prácticamente imposible" de llevar a cabo.
"Estoy de acuerdo en que los malos zoológicos sean clausurados y eliminados. Pero no porque haya malos se debe afectar al resto, porque hay sobrados argumentos a favor de los zoológicos en materia de conservación", señaló.
El proyecto "es un disparate", dijo también a Montevideo Portal Eduardo Tavares, director del Sistema Departamental de Zoológicos de Montevideo. "Una cosa es no querer zoológicos, pero, ¿cortar la reproducción de animales que pueden tener un valor increíble para la especie?", se preguntó.
Sobre el aspecto legal, Juan Villalba aclaró que Uruguay suscribió mediante ley en 1993 el Convenio sobre la Diversidad Biológica, tratado internacional jurídicamente vinculante donde se establece que "una de las herramientas en la diversidad biológica es la conservación ex situ de animales" (fuera de sus hábitats naturales). "Esto iría en contra del espíritu de un convenio internacional, ratificado por ley", dijo el especialista.
Tavares apunta al mismo sitio. "No tengo ni palabras, no sé cuál es el argumento detrás de esto. No sé si no puede tener incluso repercusiones a nivel internacional, como país que firmó convenios a favor de la conservación, porque esta es una medida contra la conservación. Estar castrando animales, en algunos casos el único recurso genético de la especie, es demencial", señaló.
A quien corresponda
En cuanto al aspecto técnico, Villalba detalló el proceso muy complejo que implica la reintroducción de un animal a su hábitat para que tenga posibilidades de supervivencia. "Es impensable que animales que nacieron en cautiverio, de los cuales muchas veces no se tiene la información genética del lugar de origen, puedan participar de un programa de reintroducción. Estos parten de poblaciones genéticamente identificadas. Es falsa la premisa de liberarlos", manifestó. "Yo no cuestiono lo filosófico pero se deben aplicar criterios técnicos", agregó el naturalista.
La solución, acotó, no son los santuarios. "Quedó demostrado que son negocios que mantienen también a los animales en cautiverio y persiguen un fin económico, camuflado en otras intenciones", dijo
Para Tavares, si bien algunos animales se podrían reintroducir (actualmente se hace tanto por parte de instituciones privadas como públicas), la posibilidad de hacerlo masivamente "es un trabajo impresionante, con costos muy grandes, sin ninguna garantía, muy complejo". Sí se pueden establecer planes de reproducción y reinserción, comentó, con animales dispuestos para ello, pero "se debe mantener un pool genético (en los zoológicos) para reintroducir".
Deje quieto eso ahí
Los animales que no están aptos para ser reinsertados a su hábitat serían castrados, según este proyecto. "Esa es la contradicción más grande con la idea de conservación", opinó Villalba, que consideró que la idea "no resiste el menor análisis desde el punto de vista técnico".
Para el naturalista, desde el punto de vista ético "es inaceptable castrar especies silvestres". "No sabemos si en el futuro esos animales pueden tener su rol y ser importantes genéticamente, algo muy distinto al animal doméstico. Está contraindicado salvo casos de superpoblaciones, que son especiales", dijo Villalba.
Tavares fue incluso más directo. "Con esto atentan contra la conservación. ¿Tenemos solo un 4 % de animales silvestres en el mundo y vamos a castrar para que haya menos? Es una postura que no tiene pies ni cabeza", remarcó.
Pero el proyecto, dijo Villalba, es aún más grave si se tienen en cuenta las poblaciones de animales en peligro de extinción que se crían en zoológicos, muchas veces en países alejados de su hábitat. "La diversidad biológica no reconoce fronteras políticas, si uno analiza esta distinción de animales autóctonos y exóticos", dijo, para poner luego dos ejemplos.
Uno de ellos es el del ciervo del padre David, que se extinguió en China a principios del siglo XX luego de una serie de enfrentamientos civiles en la región. Se rescataron entonces 18 ejemplares que fueron envidos a Europa. Allí fueron reproduciéndose y en 1985 se enviaron 30 a China que permitieron un repoblamiento que hoy en día supera los 2.000 ejemplares. "Con el criterio de estos legisladores, como no eran autóctonos se hubieran castrado y habrían desaparecido", ilustró.
Pero hay también un ejemplo nacional. El antílope Addax Nasomaculatus, originario del noreste africano, está prácticamente extinguido en su hábitat natural. Sin embargo, Uruguay tiene en el Parque Lecocq una de las poblaciones más importantes a nivel mundial. "Si aplicáramos esta legislación tal cual está contribuiríamos a la extinción de la especie, porque en el futuro podría reintroducirse y Uruguay tiene allí un rol fundamental", ilustró Villalba.
La filosofía es otra cosa
Para Villalba, otro aspecto crítico del texto es que deja la decisión de qué animales reinsertar o castrar en manos de la Cotryba (Comisión de Tenencia Responsable y Bienestar Animal) Cotryba) "en acuerdo con las asociaciones animalistas".
"Esto da la pista de que no se tiene en cuenta a los verdaderos organismos competentes", como las autoridades en materia de biodiversidad. "Se desconoce la realidad jurídica internacional y nacional. La Cotryba tiene un cometido colateral en temas de bienestar pero los temas técnicos están en la órbita de la Dinama", dijo.
"Las organizaciones animalistas no son las más indicadas para aconsejar. Ya tuvimos el triste ejemplo de la muerte del león de San Carlos. No las discuto filosóficamente sino técnicamente, y allí no tienen idoneidad para el manejo de la fauna silvestre. Las ONG animalistas no están capacitadas para la tarea de discernir la solución ideal; para eso están los biólogos y veterinarios formados por la universidad", señaló.
Por último, Villalba consideró que los legisladores "apuntaron mal", y que la legislación debería centrarse en expresar que el zoológico que no reúna condiciones adecuadas debe ser clausurado. "El problema de los buenos zoológicos son los malos zoológicos. Tener hoy animales en jaulas de cemento sin recintos naturales donde se contemplen las necesidades de las especies, por ejemplo, es inaceptable", concluyó.
Eduardo Tavares advirtió que hoy en día los esfuerzos por liberar animales sin criterio los conduce a la muerte. "Mientras la alternativa de la ‘libertad libertad' para animales en cautiverio sea la muerte, no dedico un minuto de tiempo en discutir si zoológico sí o zoológico no. Hoy por hoy esa libertad es muerte; están desapareciendo los ecosistemas y todos los días se extingue una especie. Liberarlos es matarlos hoy en día, porque los animales en su medio están desapareciendo", dijo Tavares, que llamó a concentrarse en "conservar las áreas naturales, establecer reservas, y que eso garantice la vida de los animales".
"Mientras no esté garantizado, es totalmente válido mantener animales en cautiverio y tener un pool genético, que es la única esperanza que tienen en muchos casos", concluyó.
Martín Otheguy
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